Carruaje hacia la eternidad (Diarios volantines)
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domingo, 14 de abril de 2024
Infancia. Catorce de abril.
martes, 9 de abril de 2024
Una historia de fantasmas. Nueve de abril, 24.
jueves, 4 de abril de 2024
Las inmensas preguntas. Cuatro de abril.
martes, 26 de marzo de 2024
Dignidad. 26 de marzo.
Me he acostumbrado a no ver las noticias. Oigo las deportivas en programas nocturnos, porque suelen tratar de éxitos y sucesos que despiertan admiración, si uno trata de abstraerse de su entorno. Las redes sociales en ocasiones expanden algunas, también. No es frecuente, pero entre todas las tareas urgentes no es la menor aprender a rechazar la basura. En fin, que esta entrada la iba a escribir el pasado diciembre después de ver "Que bello es vivir" en la tele; esos días Arabia Saudí seguía presumiendo de músculo de poder blando pagando cantidades enormes a deportistas.
Una de las cosas que mas me gusta de la película es su carga crítica a la codicia. Hoy, ayer, siempre, el dinero se sobrepone a cualquier jerarquía para demolerla y que nada más valga. No creo que deba ser impedido más que en el ejercicio de la libertad personal de cada uno. Es cierto que vivimos en un capitalismo absoluto y hay asuntos que deben trascender el dominio de los más afortunados. Personalmente, me resulta deplorable. No obstante, se me ocurre que la dignidad es un remedio más decisivo y honorable que la queja sempiterna de las almas bellas: se dice de aquellas que participan del mundo tal cual es, se quejan de su inocuidad y renuncian a participar en cualquier mejora provisional para mantener su ideal a salvo sin mancharse las manos.
Es muy fácil escribir en un blog que no lee apenas nadie, pero creo que existe una falta de dignidad global descorazonadora. Se ve en los relatos y en las noticias, en los héroes absurdos adoptados por la cultura popular contemporánea. Temerosos, víctimas de sí mismos, soñando venganzas imposibles y dedicando a su propósito una versión enamorada de su propia importancia. Es humano, demasiado humano...pero no es admirable. La hipocresía inversa de la hora requiere victimizarse para poder ser irresponsable, para sujetar el frío de la libertad a la pasión triste del resentimiento. Aquí hay que perder, o fingir que se pierde, exhibir la pobreza, la ofensa, el padecimiento, la lágrima y todo será perdonado.
Creo que la dignidad, la conciencia del valor propio, erige una jerarquía impasible. no pide ventajas ni las concede. Nada puede vencerla. Se impone al relato interesado. No busca la venganza de la memoria desquiciada, le basta su propio instante de triunfo. El mundo no comienza con nosotros. Como hay avances evidentes, también recibimos de los días de ayer servidumbres heredadas. Luchar contra ellas es noble. La pelea contra lo que nos quiere herir y contra lo que nos quiere comprar sirve para elevar el momento a lo mejor de toda una vida. Y, en cualquier caso, lo contrario es entregarse a quienes quieren usar su protección para afianzar su dominio sobre conciencias inermes. Lo bueno de la integridad es que nunca puede ser compartida al abyecto impulso que llaman gregario.
La noche se desploma sobre la luz de la primavera. Todo pudiera ser nuevo, hay mucho bueno y no es la menor de las delicias de la vida alzarse sobre los escombros de los días y sentir la hermosura de decir un no que es un sí a todo lo que merece la pena.
domingo, 24 de marzo de 2024
Ecos de pasado. 24 de marzo, 24.
jueves, 21 de marzo de 2024
La sociedad indecente. 21.03.24.
Cada pocos días se vuelve a descubrir con escándalo que en este Casino se juega. Es un espectáculo grotesco en el que se representa la indignación inane de las almas bellas. Un teatrillo barato que concita furia, exigencia y razones fingidas para desarrollar una catarsis fingida. Y hasta la próxima. La última, de momento, es la de la federación del furgol. Años de comisiones, informaciones, mangoneo, orgías, venalidad, estómagos agradecidos y permisividad en el uso y disfruto de dinero público y el nombre del país han desembocado en el enésimo escándalo insoportable que se arrinconará cuando llegue el siguiente.
Así es en todo el país, diría. Creo que en España todo está corrompido y hemos consentido en respirar ese ambiente viciado...desde que tengo memoria. De hecho, me parece que el asunto va más allá de la corrupción: el problema es que es, que somos, una sociedad indecente. Tomo el término usado en el sentido de que una sociedad decente es aquella que las instituciones no degradan al ciudadano ni ellos se humillan entre sí. Aquella que entrega el exceso de poder en impersonalidades y ritos para desvanecer su abuso en la medida en que la condición humana lo permite. Allá, no: basta ser conserje de una biblioteca voluntaria, delegado del club de lectores o tener una placa, una tarjeta, una llave o un papel y esperar a que las puertas del paraíso se abran en la medida de lo posible. Puede ser dinero, o no llegar. Puede ser el abuso de poder, o no llegar. Lo que es, y aquí está el asunto, la oportunidad perpetuamente aprovechada de afianzar un dominio ilegítimo saltando más allá del legítimo. Una atmósfera de humillación constante en cuanto uno percibe una nimia posición más elevada.
Se trata de aprovechar el momento de acaparar, porque, y esa es otra clave, si no lo haces tú, lo harán otros. ¿Cómo puede prosperar un país con esa cantidad de desconfianza en todo y todos? Y después, si llega, aguantar el chaparrón y resistir un poco. En esta etapa no se trata de la tentación y la ingenuidad tratando de llegar a acuerdos, sino del tono constante de disculpa del tramposo, el dopado, el ladrón y el corrupto encubriéndolo con declaraciones altisonantes. La disonancia entre lo que se declara y lo que ocurre es insoportable. Uno solo puede pensar que convive con un número alarmante de personas que han decidido rechazar la realidad y otro aún mayor que es incapaz de reconocerla, sumidos en delirios. Todos hemos visto a los corazones más turbios de nuestra generación consumidos por la codicia. Nos da igual o no podemos hacer nada. No importa tanto. La conclusión amarga tiende a ser la misma: Nunca vuelvas allí. No cedas a la multitud. Deplora a los que debilitan con su protección mientras declaman su protección a los débiles. Teme al Estado. Pierde la esperanza con aquel país soleado y terrible...
Las nubes ciernen oscuridad lluviosa y frío. Anhelo el sopor de la calidez y el abrazo de la primavera. Pero es mejor estar triste tras la ventana que ser un esclavo de pasiones tristes en aquella tierra que envenena los sueños.
lunes, 18 de marzo de 2024
La penitencia. Hace mucho tiempo en un lugar al que volveré...
Huyo del aroma escabroso de la culpa y espero que tú hagas lo mismo. No hay penitencia más ardua ni excruciante que la consecuencia de la falta, macerada en tiempo y la repetición que provee el recuerdo. Pero sé que en los puertos cercanos al Pirineo, la conciencia intensa de la vulgaridad invencible hiede tras voluntariosas, inanes muestras de sofisticación pretendida. Pescado muerto podrido. La soledad se cierne sobre cualquier Gólgota y las cruces no dan paz, sino soledad y abandono. Esfuerzo inútil de evitar ser quien es, cadena perpetua. Allá en el sur, la hipocresía no conforta de la correcta baja estima propia, En fin. Gusanos que solo saben alimentarse de sus propias excrecencias. Nada importan. Sí, sí, acabarán muy pronto.
Los demás, que aspiramos a no perseguir a nadie porque no tenemos que compensar el fastidio de existir, seguimos adelante. Con penitencias más o menos arduas, pero nunca rotos. Solo importa la inocencia, y la inocencia es un espejo prodigioso que borra cualquier falta si advierte la pureza. Por eso el mundo de hoy es difícil de vivir. El cinismo y la codicia parecen ser lo único que existe.
El día torna a la noche pausadamente y la estupidez lejana no puede tocarme. la llovizna eleva un clamor a la ciudad vacía y la vuelve distante.