Las vacaciones trajeron periódicos y articulistas en su pedestal. Sorprende la chapucería con que los más escriben sus artículos, miniaturas de presunto ingenio que derraman nimiedades sobre un gesto, una foto, un instante anecdótico, aderezadas de su gusto ideológico oficialista, según el medio del que traten. Y cansa que mientras las noticias y los sucesos interesantes (a plena luz del día se está desvalijando la plaza pública y a este paso quedará convertirla en un solar) abundan, la prensa oficial se decante por el juego partitocrático y pague analistas de baratillo. Luego, uno recuerda que uno de ellos ha llegado a ser ministro y bendice blogs, foros y "metaprensa" donde, entre otras cosas, se analizan las relaciones furtivas entre las ramas del poder. Y uno se explica que no es que se siga a Julio Camba que decía que para el articulista, todo se acababa ajustando a la medida de un artículo en el periódico de mañana, sino que para ocultar lo importante, es mejor señalar y poner mil focos sobre lo momentáneamente impactante.
Hace casi una semana volví de unas vacaciones. Hola.