Este clima moral de competición incesante precisa de justificadores y apologistas; de las víctimas necesarias, del mérito del que vence, de la sonrisa de los bienhechores. Desde siempre la mentira ha gobernado el mundo.
Supongo que antes la pelea se restringía a los poderosos de verdad y los demás sabían la posición que les había tocado. Para bien o mal, hoy todos crees ser merecedores del trono y se alistan para ser quienes lleven la Historia a un nuevo estadio. Para los demás, nos queda la angustia de saber si algo quedará de nosotros. Admito sentirla a veces, cuando la corriente de lo que me pasa me supera; Cuando los muros de la prisión se hacen visibles y el mundo es un eterno noviembre de desamparo y frío; cuando estoy solo y descanso de ser yo mientras percibo que los demás se agitan en la misma oscuridad y no me quedan fuerzas. Al fin, cuando comprendo que la mentira también atraviesa mi vida e impulsa mis brazos y me da miedo quedarme en el escollo rocoso e incómodo de la verdad. Porque la verdad me asusta, y si no puedo sostenerme en sus exigentes salientes rocosos, me quedará para siempre en la sombra. La mentira ofrece una noticia, una fe de vida que da cuerpo a las injusticias que se nos han hecho y niega las que cometemos.
Nos movemos rápido, pero nunca tanto como el olvido. Algunos tendréis fastuosos monumentos que recordarán la maldad que tuvisteis que padecer. Otros habitaréis un simple, modesto recuerdo que congregará a unos pocos de cuando en cuando, antes de que también se olvide. La mayor parte habitaréis la sombra y la Historia, como un ángel terrible, volará rauda hacia adelante y siempre sonriendo. Y siempre seguirá existiendo el monte sobrecogedor y ampuloso hacia al cual la mayoría desearemos ascender y hacer cumbre; desde allí, contaremos la Historia. No muy lejos, en un mar desapacible, la verdad ofrecerá sus escollos y su brutal desnudez. Desde allí, los que logren sostenerse durante un instante breve, gritarán con todas sus fuerzas sin voz, antes de caer.
Dundalk se hace noche entre ladridos y luces que parpadean. No puede saber que quedará de nosotros pero, durante hoy, nos sigue viendo.