Fui ayer por la noche a ver "Bridge of Spies". La historia narra el tema central de Spielberg: un hombre ordinario enfrentado súbitamente a situaciones extraordinarias que descubre dentro de si coraje y pundonor de los que creía carecer. Es curioso, es un tema muy prolijo en las narraciones, perdida la fe en héroes de destino marcado. Los llamados al sacrificio, la lucha, la búsqueda. Poco de eso queda. El ciudadano occidental aspira a ser entretenido, no a ser requerido y pasa sus días recibiendo el mensaje de que sus limitaciones son demasiado agudas y, de todas maneras, el mundo está tan mal que no merece la pena hacer nada.Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Si hay algo que no puede decirse del Poder es que no sepa envolver sus amargas píldoras en relucientes envoltorios.
Sin embargo, la negación y denegación del heroísmo en nuestra época fracasará porque es un intento de modelar una naturaleza humana ingobernable. La que aspira a la justicia, el honor y la fraternidad. Se agradece salir del cine pensando y sintiendo que aunque el cinismo que exhala el tiempo que nos gobierna parece tan denso como la pez, no prosperará. Y que, cuando el destino nos alcance, habremos tenido y ojalá aprovechado la oportunidad, a nuestra pequeña escala, por un día, por un solo minuto, de ser verdaderos héroes de nuestra propia historia.
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