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viernes, 26 de julio de 2024

Colega, ¿dónde está mi acuario? . 26 de julio de 2024.

El amor nos salvará


He puesto este título con gancho; otros que podrían valer serían Dos colgaos muy ahogaos, Flipando con Flipper o El experimento que me tocó el invento.

He escuchado la historia esta mañana en el estupendo podcast Por el amor de Higgs , y combina drogas, alta especulación científica, uso creativo del presupuesto, tragedia, sexo manipulativo y una casa sumergida.

En síntesis (podéis leer de ello en internet ampliamente) es que la NASA quería investigar como podría ser una eventual comunicación con los extraterrestres. Obviamente, nadie sabe muy bien como afrontar un desafío así, pero una propuesta bien acogida fue tratar de establecer una comunicación profunda con animales. Personalmente encuentro muy aguda la observación de Wittgenstein, "si los animales pudieran hablar...no los entenderíamos". Un lenguaje se construye como un bosque de símbolos que presuponen una percepción común en lo esencial y unos signos que exigen cierta cosmovisión compartida o que puede llegar a compartirse. Pero supongo que esto nos lleva a abismos de teorías lingüísticas y reflexiones sobre nuestra relación con los animales y la naturaleza de su existencia misma, y hoy hemos venido a lo divertido.

Pues eso. Que un científico. John Lilly, quería enseñar inglés a un delfín y lo puso en una experiencia doblemente inmersiva con una colaboradora (y se supone, amante de los animales), Margaret Howe Lovatt. La pareja se fue a vivir a una casa bajo el agua, como en Gran Hermano y el experimento comenzó. No debían haber pensado mucho en los detalles ni se curaron en salud: habían elegido a un delfín macho con supuestas potencialidades y un instinto más fuerte aún: estaba cachondo como una perra. O como un delfín. Total, que el experimento no era fácil: Peter, el delfín, que después fue uno de los que caracterizaron a Flipper en la película, buscaba a la hembra, se rozaba, se ponía violento...así que para avanzar con las pruebas, Margaret tenía que tocarlo. Ampliamente. Afortunadamente no ha habido pedagogías que se hayan inspirado en el evento, pero tenían que masturbar a Peter antes de que se centrara en lo que se tenía que centrar. Bueno, él pensaba otra cosa, claro. Pajas por experimentos. No suena muy prometedor para un experimento de toda una NASA. Pones gente en la luna y un delfín en órbita. Bueno, todo acaba encajando como un puzzle sideral. 


Dame lo mío y lo de mi primo


Total, que la rutina de masturbación, experimento fallido y el delfín que vuelve a por más y no son ejercicios, a John se le ocurre que puede motivar e incrementar las aptitudes del delfín con un poco más de imaginación y le empieza a dar LSD (eran los 60...). Peter ya lo flipa del todo, vive la vida padre, pero a la NASA le parece excesivo y sin resultados (aunque al principio científicos como Carl Sagan, pillín, miraban con mucho interés la propuesta) así que decide dejar de financiar la aventura. Los investigadores salen de la casa, no hay más pajas intrahumanodelfinas y los investigadores se van a investigar otras cosas. El delfín acusó el golpe, y a pesar de ser Flipper por unos meses, no recupera su antigua ilusión. Se dejará morir como hacen estos animales, yéndose al fondo de la piscina y no saliendo para respirar. Se suicidó. 



Siempre nos quedará el AquaPark



Y así se escribe la historia, con triunfos grandiosos y aventuras grotescas. El intento de comunicarnos con otras especies quedó obstaculizado por un instinto invencible. Espero que hayamos aprendido, mayormente para no tener que hacer una paja a cada marciano que llegue en el OVNI que ve el profesor Cigala a las 4 de la mañana saliendo del restaurante de copas de la carretera. Si eso ocurriera, no queda sino batirse, y la comunicación será primaria. Amigos, amigos, pero el burro por la linde. Es curioso. Cuando hay un periodo de sofisticación excesiva, una pizca de sabiduría popular recupera el camino. Que una hostia te pone a andar, vamos. Adiós, John, adiós Margaret, adiós Peter. Gracias por vuestra historia de amor. Lo que un experimento absurdo en una casa submarina con un animal más caliente que el palo de un churrero unió, que no lo separe más la falta de presupuesto.


 

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