Una élite intelectual y moral, el senado de la inteligencia, otorgó al hombre, cual prometeo hecho de su carne, los frutos de su titánico esfuerzo y su privilegiado intelecto. ¿Y qué ha hecho la masa con ellos? Aprender el apetito de la destrucción,que traen los proyectiles que surcan el aire, y embrutecerse con las manifestaciones del ego, que aplasta toda ironía y sentido de devoción a una causa por la que entregar todo aliento. No es este mundo del que un día habría de surgir, y no lo hará, una comunión de hombres libres, sino una colmena de numerosos miembros, cual órganos contingentes, una sola mente dirigida a los caprichos físicos insatisfechos y al ocio que permita y estimule el poder para sus fastos muníficos, sin su corazón que haya aprendido a alabar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario