Translate

sábado, 18 de julio de 2020

El antagonista. 18 de Julio de 2020.

Ha sido una semana de cambios. Llega otra luz desde el domingo, pero siempre es distinta. Ahora estoy en Dublín, donde ahora yago y trato de ganarme el pan. Acudo con ganas y temor, con nostalgia e ilusión a la cita ante el tribunal de cada día.

Por qué el cambio nos vivifica, no lo sé con certeza:supongo que es un combinado de varios sentimientos. Si tuviera que decidir uno ahora que me apela más hondamente, diría que es la emoción ante la posibilidad de ser uno el protagonista de su propia historia. Parece fácil, pero no lo es. En la ficción (y bien dice Galdós que do quiera que vamos, llevamos con nosotros nuestra propia novela), la figura del antagonista refulge oscura. No se trata de quien centra la trama, pero a veces la agita y siempre acecha como una amenaza a su buen desarrollo y final. Resulta claro que si el antagonista contase su versión, él sería el protagonista y si vence, él es quien cuenta la historia y arroja a las sombras a su otro yo. Porque la lucha que libro, que libramos todos, creo, es interna. En todos hay una aurora y una carcajada siniestra ante el ocaso, cada uno es un redentor que yace crucificado y un victimario que planea la destrucción.

Que deseo hacer de mí, es simple, no quiero convertirme en mi propio antagonista. No deseo validarme a través de mis virtudes y medir a los demás por ellas, saber ver donde puedo dar para merecer recibir lo que me falta. Tener una relación saludable, creo que es la palabra, con los caballos salvajes del dinero, el estatus, la competencia; pueden llevarte a suntuosos palacios o desbocarse en un abismo del que no quedará noticia. En realidad, releo y el propio concepto de "validar" a una persona ya suena agresivo. Como dijo Cervantes, nadie es más que otro si no hace más que otro. Saber llegar a es punto y saber que hay que pagar un precio, eso es todo. Supongo que como en casi todo, el veneno está en la dosis. Deseo pelear para buscar el equilibrio que me de paz y me deje disfrutar la espuma cosquilleante de los días.

En la fabulosa novela "Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra", varios personajes repiten las palabras de David Copperfield, de Dickens, "¿Seré yo el protagonista de mi propia historia o, en cambio, este papel le estará reservado a otro?, estas páginas lo mostrarán". 

Las páginas que vengan dirán si logro alcanzar quien deseo ser y, mal que bien, logro tomar las riendas de mi historia. El río corre festivo hacia la mar y nosotros somos ese río y aquel que se mira en su reflejo constante siempre y a la vez inmóvil.Las nubes circundan grúas y luces de construcción y el rumor de la vida se eriza con el viento como si nada estuviera aún perdido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario