Nec spe nec metu es un lema que usaron los clásicos; parece ser que Cicerón gustaba especialmente de él. De clara inspiración estoica, refleja la paz de quien mira el horizonte con asombro y deseo de libertad. Sin las pasiones que roban el presente en pos de lo que está por venir. Así que quise poner unas lineas de texto sobre el tema y lanzarlas en una botella al océano.
Que da luz a tormentas, amanecer y al fuego.
La vida nunca es fácil mas es pródiga en dones;
Pasos en la suave arena que alivian de su acecho.
La gravedad del ser es leve a pleno sol
Por caminos de soledad pedregosos y libres.
El recodo sencillo refugia los anhelos
Y las encinas dan sombra a aquellos que están tristes.
Las cenizas de ayer en los muros caídos
Dan hogar a la vida, la que resiste y medra,
Mensaje fiel del temblor de quien pelea herido
Reflejo de la luna que danza en la marea.
La habitación duerme más allá de un mar
Donde yacen olvidos, silencios y añoranza
Más valdría sentir en los labios una luz dispersa
Para que alumbraran con su fulgor espadas.
Porque el presente arde hoy con un brillo sereno
y la brisa juega grácil con las hojas y el río
no hay nada que pueda turbar el brillo del momento
ni fiebre ni dolor que sacie esta sed de estar vivo.
La aurora, espejo del alma, aún no ha despuntado
Y la nostalgia del porvenir susurrando llama
Luego el atardecer rosado girando me sorprende
Libre y en paz al fin, sin miedo ni esperanza.
Y la nostalgia del porvenir susurrando llama
Luego el atardecer rosado girando me sorprende
Libre y en paz al fin, sin miedo ni esperanza.
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