Hay muchos otros mundos que viven en el que habitamos. Laten tras los rincones y se despegan de nuestra vista en los parpadeos, la furia, las decepciones. Otro año más para compartir una lista de ciertos títulos que han hecho del año un lugar más amable.
Enero
De noche bajo el Puente de Piedra, Leo Perutz
Fabuloso fresco inventado de una sociedad y un mundo pasados, nada envidiables salvo por el rastro consciente de la magia y la benéfica influencia para los individuos que creían en ella. Para leer en ocasos incendiados frente a puentes modestos.
En el otoño de 1589, un año en que la muerte hizo grandes
estragos entre los niños del barrio judío de Praga, dos pobres cómicos, de
cabello ya encanecido, que se ganaban el sustento haciendo reír a los invitados
en las bodas, caminaban por la calle de Beleles, la que lleva desde la plaza de
San Nicolás al cementerio judío. Empezaba a oscurecer y estaban desfallecidos,
pues desde hacía un par de días no habían comido más que algunos bocados de
pan. Corrían malos tiempos para los cómicos. La ira de Dios había caído sobre
los inocentes niños y no se celebraban más bodas ni festejos en el barrio
judío.
Febrero
Klara y el sol, Kazuo ishiguro.
Que Ishiguro es un maestro es algo que no precisa más líneas. En su ultima novela ha especulado con las nuevas formas de humanidad, tan lejanas parecen las antiguas, tristemente. Como suele, el trasfondo de una realidad acostumbradamente atroz ofrece el perfecto contraste a sus delicados personajes. Para leer al amanecer, con los primeros rayos del sol.
"Klara, eres bastante notable", dijo el director, manteniendo su voz suave para no molestar a Rosa y los demás. "Te das cuenta y absorbes mucho". Ella negó con la cabeza con sorpresa. Luego dijo: 'Lo que debes entender es que somos una tienda muy especial. Hay muchos niños que desearían poder elegirlos a ustedes, elegir a Rosa, cualquiera de ustedes aquí. Pero eso no es posible para ellos. Estás fuera de su alcance. Por eso vienen a la ventana a soñar con tenerte. Pero luego se ponen tristes.
“Gerente, un niño así. ¿Un niño así tendría FA en casa?".
"Tal vez no. Definitivamente no uno como tú. Así que si a veces un niño te mira de una manera extraña, con amargura o tristeza, dice algo desagradable a través del cristal, no lo pienses … Solo recuerda. Un niño así probablemente esté frustrado".
Marzo
Las especias. Historia de una tentación, Jack Turner
Monumental y ameno repaso a la historia de las sustancias místicas, misteriosas, eróticas, deliciosas, prohibidas e incitantes que han moldeado ciertas coronas de nuestro vivir. Para leer en mañanas cuando la brisa juguetea dulcemente con las nubes.
Un día, en la escuela primaria de Aldgate, después de los dinosaurios y las pirámides, estudiamos la era de los descubrimientos. La maestra sacó un enorme mapa ilustrado con los grandes arcos de las rutas que Colón y demás pioneros trazaron a través del globo a bordo de corvos galeones, por mares donde hacían cabriolas los narvales, las ballenas arrojaban chorros de agua y fofas cabezas de querubines soplaban nubes algodonosas. Los loros volaban mientras gallardos caballeros con armadura negociaban en las playas de las tierras recién descubiertas y preguntaban a los nativos si querían convertirse al cristianismo y si, por casualidad, tenían alguna especia. A los diez años ninguna de esas peticiones nos pareció muy razonable, éramos un hatajo de paganos devoradores de pizza. En cuanto a las especias, la maestra nos explicó que la comida de los europeos de la Edad Media era horrible, por lo que eran necesarias cantidades ingentes de pimienta, jengibre y canela para disimular el sabor a sal de la carne vieja y podrida que engullían porque eran medievales. ¿Y quiénes éramos nosotros para discutirlo?
Abril
El asesinato de Roger Acroyd, Agatha Christie.
Agatha Christie arrastra una fama ambivalente. Es imposible no reconocer su caudaloso talento pero... siempre hay peros, porque no aplica a la novela Negra las preceptivas trescientasmil paginas que aporten una luz sociológica (e idiota) a los hechos narrados. Seguro que le da igual. Vale mas que cien imitadores y cien millones de lectores motivadísimos. Para leer antes de dormir y dormirse con el placer perverso de la caza del misterio y el criminal.
No creo que Carolina sintiera nunca compasión por la señora Ferrars mientras vivía; pero ahora que se ha ido allí donde, probablemente, no se llevan vestidos de París, estaba dispuesta a permitirse las suaves emociones de la lástima y la comprensión. Le dije con firmeza que su teoría era una solemne tontería. Me mostré tanto más firme, cuanto que secretamente estaba de acuerdo con buena parte de lo que había dicho; pero no podía ser eso de que Carolina llegase hasta la verdad, adivinándola. No iba yo a alentarla. Daría la vuelta al pueblo divulgando sus opiniones y todos pensarían que lo hacía basándose sobre datos médicos que yo le había procurado. La vida a veces resulta muy difícil.
Mayo
Los peligros de la moralidad. Por que la moral es una amenaza para las sociedades del siglo XXI, Pablo Malo.
Sugestivo y convincente ensayo que muestra como el afán por desembarazarse de culpa para ser aceptados en la Sociedad, como quien se incorpora a un culto secreto, esta minando la salud personal de los ciudadanos y social de occidente. Muy recomendables sus paginas acerca de la moralización del Covid para gran fiesta de buitres. Para leer después de desayunar y tratar de no romper ninguna taza.
En última instancia, podríamos decir que la moral consiste en sujetar al individuo por medio de normas para que pueda funcionar el grupo, es decir, en poner la colectividad por encima del individuo. En los animales que no son sociales la moralidad no tiene ningún sentido porque los individuos no entran en conflicto con otros individuos de la especie ni con los intereses del grupo. Por decirlo con un símil tomado de las tecnologías actuales, las estructuras frontales que hemos comentado serían la aplicación (app) que la selección natural ha ido desarrollando para que los intereses del individuo se ajusten a los intereses del grupo. Esa aplicación puede no funcionar de forma adecuada. Por último, merece la pena añadir otra característica de nuestro cerebro moral que es muy relevante para todos los fenómenos que trataremos en el libro: castigar activa los circuitos de recompensa del cerebro, es decir, castigar nos resulta placentero. Conviene recordarlo cuando hablemos de los linchamientos en las redes sociales y otras circunstancias en las que la gente es tan aficionada a atacar y castigar a quienes consideran que han infringido los códigos morales.
Junio
Vida y destino, Vasili Grossman.
Sin mas, una de las mejores novelas que he leído nunca. Abrasadora y dulces, monumental y detallada, erige con pulso épico las vidas de varios individuos, tan reales como tu y yo en la abrumadora batalla de Stalingrado y la constante pugna del individuo libre por escapar de las garras del Estado, el rencor de la mayoría hecho filo, en sus peores formas. Para leer siempre, en cualquier lugar y momento.
La niebla cubría la tierra. La luz de los faros de los automóviles reverberaba sobre la línea de alta tensión que bordeaba la carretera.
No había llovido, pero al amanecer la humedad había calado en la tierra y, cuando el semáforo indicó prohibido, una vaga mancha rojiza apareció sobre el asfalto mojado. El aliento del campo de concentración se percibía a muchos kilómetros de distancia: los cables del tendido eléctrico, las carreteras, las vías férreas, todo confluía en dirección a él, cada vez con mayor densidad. Era un espacio repleto de líneas rectas; un espacio de rectángulos y paralelogramos que resquebrajaba el cielo otoñal, la tierra, la niebla.
Unas sirenas lejanas lanzaron un aullido suave y prolongado. La carretera discurría junto a la vía, y una columna de camiones cargados de sacos de cemento circuló durante un rato casi a la misma velocidad que el interminable tren de mercancías. Los chóferes de los camiones, enfundados en sus capotes militares, no miraban los vagones que corrían a su lado, ni las caras borrosas y pálidas que viajaban en su interior.
De la niebla emergió el recinto del campo: filas de alambradas tendidas entre postes de hormigón armado. Los barracones alineados formaban calles largas y rectilíneas. Aquella uniformidad expresaba el carácter inhumano del campo.
Entre millones de isbas rusas no hay ni habrá nunca dos exactamente iguales. Todo lo que vive es irrepetible. Es inconcebible que dos seres humanos, dos arbustos de rosas silvestres sean idénticos... La vida se extingue allí donde existe el empeño de borrar las diferencias y las particularidades por la vía de la violencia.
Julio
Y. The last man, Brian K. Vaughan.
Divertido comic que conjetura las consecuencias de un futuro sin hombres (seres humanos masculinos) y la supervivencia de dos especímenes en un mundo quebrado en dos y confuso...como lo es ahora. Para leer a la hora de la siesta, cuando el alma se entrega a cavilaciones sorprendentes.
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