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viernes, 31 de diciembre de 2021

El grifo. 31 de diciembre.

Ayer no hubo agua corriente en mi edificio un rato por la noche. Nos dimos cuenta de que los grifos tosían esforzadamente sin derramar agua cuando íbamos a hervir para el té. Sabíamos que pronto estaría de vuelta y ese es el pensamiento mas extraño. Durante la escasa hora antes de que volviera, he sido feliz de pensar en los dones tan comunes que ya ni requieren una imaginación activa para maravillarme. Una nimia dificultad suele ayudar a cultivar la gratitud por el modo en el que todo lo que nos ha sido dado habita junto a nosotros, privilegiados. Lo deseo decir sin falsas modestias ni subrayados. La gratitud es una de las formas mas altas de saborear y poner en valor la libertad. Y la libertad es el modo en el que la singularidad del mundo se encarna para elevarse de su condición por un breve tiempo auspicioso hacia un futuro sin miedo.

Este año fue parido con angustia y así morirá. El dolor, siempre al acecho, entró en las casas como una amenaza común. Nadie puede ser una isla; las desgracias lo demuestran mejor. La falta de perspectiva histórica nos lastra, me parece. La hinchazón del segundo en opiniones sin fin, deseo voraz insatisfecho y ego perpetuo nos muestran eriales en territorios feraces. No son edenes, sino tierras de gente dispuestas a pelear el dia. En pocos años quizás miremos con mas justicia, esto es, sin manipularlos, a los que se perdieron. También sabremos mirar con la admiración que merecen a la mayoría que dió una conmovedora respuesta, vacunaciones, resiliencia, la esperanza sin fin. Pues la sombra es transitoria y la esperanza deja reposar un filo brillante incluso en los tiempos mas oscuros y no será vencida hasta que los últimos ojos se apaguen.

Sé que soy un niño mimado por la vida, lo quiera o no. Por donde nací, por las oportunidades que mis errores no cercenaron, por la salud y el postre, la luz y la sal. No lo digo con orgullo, pero no quiero avergonzarme. Recibí este papel y trato de hacerlo lo mejor que sé. Allá la codicia, las repeticiones gastadas de aquellos que siguen teniendo espíritus burlones y almas quietas, el resentimiento gregario, la voluntad de imponer a los demás sus puntos de vista para apaciguar su frustración. Para ellos también feliz año nuevo y que venga pleno de instantes que sepamos disfrutar y reconocer como regalos. 

El agua vuelve a correr por las tuberías y el milagro del agua fresca y saludable se extiende por mi ciudad. De nada sirve recordarlo si no aprendemos a mirar de nuevo. El río que nos provee refleja los cerros y las catedrales de oro, los puentes tranquilos y las nubes plácidas. Hace calor y un rumor de vida pasa bajo mi ventana. La luz sigue ocupando las cosas como un don inefable y allá lejos hay muchos que lo perciben, sienten y piensan, mientras la arena rebosa el reloj en la cuenta atrás hacia un tiempo nuevo. No sufras; nada está escrito. Hasta en un humilde grifo, siempre dispuesto, se cifra la maravilla cotidiana de sentir y estar vivos. Para ti se abrirá mañana el cosquilleo del sol y la caricia de la brisa, el estupor ante lo bello y la alegría ante lo alto. Un pájaro se posa en la terraza y contempla desde allí el próximo lugar al que las alas le llevaran en brazos del viento. Dubitativo, grácil, jovial. No tan distinto a nosotros.  La vida es un milagro.

 



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