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miércoles, 27 de abril de 2022

Seguir. 27 de abril.

Yo no quise la bruma de soledad del Norte 

Ni ser la sombra errante de su blanca piel.

Pensaba que bastaría un guiño de la suerte

Y la fortuna y el amor acudirían como un cachorro fiel.


Deseaba un aura de paz y de alegría nuevas

Que retornasen en un hechizo al principio de todo

Hacia el presente mágico, despreocupado y libre,

Sin deseo ni miedo, un sueño silencioso.


No pude. La voz que en mi desasosiego

Cubre de ensueños imposibles la amargura del día

Aparece frente a mí, como un dragón furioso

Que se alimenta del fruto oscuro de mi melancolía. 




miércoles, 20 de abril de 2022

20 de abril. Diwani y la posibilidad de una isla.

Fuimos a ver una obra de teatro de la gran Agatha Christie, La ratonera. Lleva representándose sin ser interrumpida (salvo por la forzosa epidemia) desde el año 1952. La nuestra fue la representación 28,5...y algo, cerca de las veintinueve mil. En el libreto, mencionaban algo de Christie que no sabía; parece ser que durante diez días desapareció.  Fue encontrada sola y nunca quiso hablar de ello. Es difícil imaginar algo así hoy, en un mundo hiperconectado y ansioso. Casi tan difícil como imaginar que en un pequeño teatro miles de personas desfilan para contemplar la ingeniosa historia de un crimen imposible.

También acabé un librito de relatos maravillosos, El libro de la selva. La versión de Disney es diferente y similar. Sus relatos son sugestivos y evocadores, con el punto de colonialismo que se ha reprochado justamente a Kipling. Tenía un don especial de narrador puro y poderoso, y Auden le dedicó un elogio envenenado, 'la historia perdona a quienes escriben bien'. Es mejor quedarse con la sensación que sus historias provocan en el lector.

Me llamó la atención una parte en especial. Los monos de la jungla sufren de una locura que el resto de los animales, sujetos a la Ley, llaman diwani. Es la locura de quienes son incapaces de concentrarse en nada, de aquellos cuyo hoy contradice su ayer y corren en pos de la última novedad...acaso huyendo de sí. Me resultó interesante esa precisión. Hoy parecemos aquejados de una turbia forma del mismo mal, circundados por luces y estímulos que compiten por agrandar nuestro dominio de forma artificial mientras nos esclavizan. Diwani, locura. Locura de pretender que el tiempo es nuestro y el mundo desea ser ayuntado a nuestro destino. Insensatez de pensar que no necesitamos códigos. No despertaremos pronto.

Puede que haya la posibilidad de una isla. Un territorio ignoto y acogedor en el que podamos estar solos y tratar de ser plenos. Una azotada por terremotos espontáneos que impiden que la rutina fosilice y una voz antigua y profunda que engarce los cambios a un tenue hilo de sentido. La mar ruge a lo lejos y jirones de nubes se muestran en el horizonte, recortado por los edificios que duermen. Deseamos paz y dulzura, pero también pasión y riesgo. La vida camina entre la usanza y la aventura. Otro día se encamina hacia su noche, que será igual y distinta, como las existencias de los afortunados que despertaremos mañana, entre otra ratonera que acaricia el tiempo y la implacable ley de la jungla de cemento y cristal que alienta nuestra locura. 

jueves, 14 de abril de 2022

Jueves Santo, 2022.

Quienes somos, preguntas,

Pues hemos olvidado.

Por qué caminamos como sombras

Mientras la luz es nuestra,

Ajenos a los dones, que estremecen sonriendo,

ciegos al fiel prodigio cotidiano

Innecesario de ser en vez de ser la nada:

¿No hay voz que nos deslumbre

Ni fuego que nos prenda?


Acaso es cierto y somos hojas vueltas

Al embate de un azaroso viento,

Recogiendo pedazos sin poder volver

A aquel jardín tras los muros primero.

Para calmar pesares,

Ordenando los sueños

Trabajosamente ordenando

Los restos de un naufragio anterior

Que ya no recordamos

Diseminados en la blanda arena.


Y sin embargo, basta el súbito roce 

Con otra sombra fugaz por la brisa mecida

De carne de nube y vestida de ausencia

Basta un trino de azar que niegue la intemperie,

Para que el alma aliente de nuevo primaveras,

La luz refulja intacta, los dones se derramen

Y los pedazos del espejo roto devuelvan

El resplandor intacto y misterioso

Donde somos eternos.

domingo, 10 de abril de 2022

Words, words, words... Diez de abril.

Paréceseme (siempre deseé empezar una entrada así) que vivimos un tiempo de palabrería incesante. Siempre he sostenido con pasión la idea de que los límites del lenguaje son los límites de nuestro mundo, así que debería ser una buena noticia. No lo es. La inflación de palabras huecas revela el enflaquecimiento de las ideas y el perverso intento de oscurecer la verdad en perífrasis y trucos verbales. La realidad es poliédrica y sus múltiples fenómenos admiten aun más interpretaciones.  En un mundo que acepta todas como verdaderas, como todas las tradiciones igualmente interesantes y todos los dioses igualmente falsos, las palabras son el disolvente de la visión común del mundo, en vez de su fundamento. Para ello, hay que ampliar los significados de cada voz a conveniencia y oscurecer la realidad en una tormenta de palabras que no construyen nada, apenas ocurrencias como mieses de las eras.

Diría que el 'hablar claro' tiene peligros obvios, la demagogia, la simpleza, la agresividad. En su mejor forma, la mirada clara del lenguaje que no desea ambigüedades ni malicias es un aliado natural de la decencia. En muchas ocasiones hay que elegir entre conducirse decentemente o con habilidad; las dos cosas no pueden ser.

La inflación y siguiente devaluación de las palabras ocurre en los asertos inocentes, este, esto, aquello son lo mejor del mundo o en las piruetas que tratan de desviar el pensamiento de su carril ocultándolo en la cháchara de los hombres huecos. esa gente sin imaginación ni sensibilidad que desvía con farfolla su ausencia. Todos los que deciden que su falta de verdad con cualquier intolerancia vestida de palabras, palabras, palabras que hacen perder la cabeza y en nombre del amor defienden el asesinato y en nombre de la pasión, la sumisión. 

Uno quiere ser optimista y cree, porque creer es querer creer, que existe aún la fuerza de lo bello, lo justo y lo bueno. En sus mejores formas, está más allá de las palabras, pero las palabras pueden vivificarlos en otros y compartir su hechizo.  También entiendo que es espinoso denunciar inflación de palabras y falta de ideas escribiendo entradas de aficionado en un portal personal cada pocos días. Pero allá otros. Si consiento en el error, será contra mi intención y un error no es peor que la maldad.

En eso estamos, desde una habitación que mira un cielo sin nubes y un edificio gris, y un resplandor fugaz y un río que muere en la entrada de un puerto hacia un mundo preñado de futuro. Las gaviotas graznan y los paseantes se encogen bajo un viento que empieza a llevar gotas de lluvia fina, una lluvia que no limpiará el alma pero puede refrescar las mentes que vagan cansadas. Somos más que palabras, en los mejores momentos: somos la encarnación de un espíritu del mundo que nos traspasa y nos alza de nuestra condición. Una vez que nos acerca a la verdad, sabemos, conocemos y tras la comprensión, seguimos adelante con una nueva fortaleza y asombro y de esa autenticidad nace la savia que da a las palabras vida. Palabras, palabras, palabras...mientras el mundo gira y la ciudad se vence contra su costado, mientras la vida baila y nosotros seguimos buscando.





domingo, 3 de abril de 2022

'Un enemigo del pueblo' y la evolución de las cosas. Tres de abril, 2022.

Hay un malentendido recurrente en el arte, específicamente la literatura. Las obras pasadas que presentan temáticas o tratamientos actuales tienden a ser consideradas más profundas que aquellas más arraigadas a su tiempo. Quizá nos conforta pensar que nuestras turbaciones no son ni siquiera originales y que la angustia es una forma de exageración. Para mi, esto es un error. Lo que resalta la humanidad es el sustrato que permanece más allá de las modas, los giros propios de la época y el espíritu del tiempo. Me parece que esto es más relevante en las obras que muestran usos y costumbres pasados con naturalidad.

Hay otra razón para la sospecha, además: lo que nos confirma no es saber lo que nos repite, sino lo que nos engarza a momentos distintos pero que despierta una misma llama humana de coraje, compasión, sufrimiento y aprendizaje. Cada generación tiene sus retos y ninguno es fácil. No se trata de especular con ello, sino de encontrar la mejor forma de afrontarlos y usar nuestro tiempo para mejorarnos y dejar un rastro amable al futuro. En fin, esto son vaguedades. Vosotros sabéis por lo que pasa cada uno, y nosotros juntos.

En fin, he leído esta semana Un enemigo del pueblo. La trama es directa, eficaz: los intereses de la mayoría chocan con la verdad revelada por un hombre honesto. Hay un aliento que me recuerda a Brecht (posterior, pero llegué a él antes que a Ibsen), de grandes declaraciones y aliento desmesurado en la denuncia apasionada. Me gusta. Me resulta casi siempre inspiradora la apelación a la nobleza de espíritu. No obstante, me parece que hay una confusión elemental mas peligrosa entre la madurez y la conformidad. Reivindicar la minoría olímpica y la altura moral del hombre solo no ha dejado de estar vigente en los últimos siglos. La mediocridad de la masa, la verdadera vida que está ausente, el dinero sin moral ni memoria, el rencor contra las almas grandes, todo está reivindicado en la obra de una forma literariamente bella pero éticamente peligrosa, quizá. No necesitamos más impostura ni inventarnos situaciones escogidas para ofrecernos bajo la luz más favorecedora. Necesitamos la honestidad que se devana en la oscuridad por alcanzar un poco de luz, sin aspiraciones de mesianismo ni trinchera, me parece. Ya hay demasiados que se han perdido en sus propias ensoñaciones: simples que viven como si vivir fuera demostrar a los otros su superioridad. Almas huecas que preferirían hacer al mundo arder antes que sentir la frustración personal de no dirigirlo. Los que desean embarcar involuntariamente a los demás en las hazañas que muestren su grandeza en lugar de ser modestamente útiles y buenos con los que tienen más cerca.

Un enemigo del pueblo es una obra de teatro maravillosa que cuenta muy bien la tragedia de la soledad contra la injusticia. No creo que sea menos vigente que su tema principal el secundario, la purificación, aquel empeño santo de formar sociedades a imagen y semejanza de sus poderosos, que pretenden ser todos. La libertad molesta a quienes creen merecer una justicia distinta.

La noche ya cayó y un resplandor azulado nace de los edificios adormecidos. Llegará una nueva semana y seguiremos iguales con algo distinto que ofrecer. El viento barrerá algunos enigmas y traerá otros, las aves seguirán cambiantes y fijas contra un presente eterno y las manos invisibles que nos gobiernan agitarán sus causas para vernos bailar. Hay enemigos del pueblo con buenos motivos y hay canallas. Hay mayorías abyectas y las hay sensatas. Es hora de combatir contra nosotros mismos para encontrar una luz que muestre el comienzo de camino a casa, sin odio, sin arrogancia, sin victimismo y sin mentira. Después, la soledad será nuestra guía y acaparando sus pedazos, acaso logremos merecer un día un instante de  fuerza y verdad que luzca contra las tardes gratas de la primavera. Sabremos ver. Sabremos continuar.