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domingo, 19 de marzo de 2023

Descansos. 19 de marzo.

Nada atestigua de forma más vehemente el poder de la cultura que la necesidad de encontrar narrativas. Nueva York, imagen real y ficcionada en unas vacaciones, que son un descanso para el alma que sueña otras vidas que ha vislumbrado en duermevelas cansadas. Uno comprende que la viva es corta, limitada, pero alivia saber que existe lo que trasciende, en el tiempo y el espacio, la imaginación de otros que nos une a una trama en la que podemos tratar de ampliarnos. Viajamos para descansar, cierto. Pero acaso los mejores momentos de descanso son aquellos en los que te olvidas un poco de ti.

Los iconos estilizan y simplifican; no hay nada fuera que no aparezca como tú eres, supongo. Al tiempo, cuando uno ve lo que ha imaginado ya, la superposición de lo visto y lo recordado en sueños pasados crea una imagen personal y atesorada. Es ahí, en el territorio entre lo real robusto y lo real difuso, donde uno puede elegir vivir en sus momentos más felices, cuando la amenaza de lo inaplazable no acucia a concentrarse en sus mandatos ni su esperanza permite olvidar las quimeras para renovarlas.

Llegué a la ciudad desde donde vivo hoy. Las luces ascienden alturas vertiginosas y un burbujeo humano estimula y agota. Cada calle es un mundo, cada esquina ha visto lo que todas las otras, pero estaba lejana y decidimos aceptar que son potencialmente alephs, como aquel otro en el que Borges vio todo lo creado desde Buenos Aires. Hermanadas por la desgracia y la oportunidad, separadas por el fiero anhelo de yo de imponerse sobre todo lo que existe, las ciudades llevan todas sus historias hacia un olvido reparador. Un avión surca la noche como si el mundo no hubiera nacido todavía, mientras la oscuridad y la luz bailan y se abrazan, los cuerpos de pasajeros, como los paseantes, santos, enardecidos, cautivos y buscadores se mueven pesadamante llevando en el alma su nueva esperanza. Nos movemos en espirales, buscando nuestro camino entre bosques de sombras. Todos buscamos la luz, en pedazo de paraíso en el que prosperar y descansar bajo luces amables. Los descansos despiertan también el alma cuando se llenan de tiempo gozoso. Todos peleamos, anhelamos, guardamos y olvidamos, buscando la alegría...y todos estamos intentando hacerlo lo mejor que podemos. 



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