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jueves, 3 de agosto de 2017
Ola k ase? Cumpleh el fair play financiero o k ase? 3 de Agosto.
Pues sí, yo también voy a hablar de Neymar. No de su incuestionable calidad deportiva (potenciada exponencialmente cuando se iba ganando 3-0 a Leganeses y Sportings de Gijón, con todos mis respetos para esos equipos) ni de su gusto por el dinero (no vino de Brasil a Barcelona porque sintiese la llamada del honor, joder). Lo que me ha fascinado más de todo lo que llevamos es el concepto, el conceto apasionante de "Fair Play financiero".
Veamos: el fútbol y sus clubes acumulan una deuda inmensa, exigen y consiguen rescates públicos, promueven competiciones con una desigualdad de ingresos y posibilidades bestiales, se demoran en sus obligaciones tributarias, maltratan a sus seguidores fieles que no tienen capacidad económica suficiente para seguir su ritmo enloquecido (esto es, a todos), se entregan en brazos de dudosos "inversores", conducen discursos públicos y privados que niegan cualquier esencia deportiva, manipulan a los aficionados, practican la contabilidad creativa y en definitiva son empresas de entretenimiento sostenidas por la pasión irracional que lleva a entregarse al dinero en cualquier forma que se presente. Y ahora vienen y nos hablan de que hay que cumplir "fair play financiero". Es de coña. Es como si en la Fórmula Uno pusieran a un coche de la guardia civil a correr con los monoplazas para ir poniendo multas por exceso de velocidad. Y por supuesto, se aplica solo entre clubes ultraricos que pueden permitirse operaciones disparatadas.
En el fondo, parece bueno para despertar de esta locura que ya dura demasiado tiempo, convirtiendo un juego de tahúres aficionados a lo ajeno a usar dinero turbio para ganar influencias en un espectáculo a primera vista esplendoroso y apasionado. No lo creo así; la capacidad de adaptación a la locura colectiva es asombrosa. No hay deporte sin superación, respeto para el vencido, ni aceptación. Hoy solo cuenta la victoria perpetua porque somos los mejores, esencialmente mejores, y cuantiosas ganancias derivadas de ese deseo masivo. Me pregunto que hará el poder cuando la mayoría se de cuenta de que vemos algo que en esencia no es real. Quizá ese día nunca llegue, y puede que sea mejor así. Todas esas críticas al deporte moderno se pueden trasponer sin dificultad a la vida que se nos enseña, y es demasiado incómodo aceptar vivir entre mentiras. Y además, a pesar de los pesares, el fútbol es otra tracción más de la infancia recuperada. Contra eso es difícil luchar, quizá no se deba.
Dundalk ha oído las cifras del fichaje de Ney, se ha puesto el chándal y ha salido a calentar, por si pilla algo. Cuando llegue, haré lo mismo y trataré de conseguir contactos. Neymar senior, si has leído esta entrada, por favor, Papa llama.
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