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lunes, 10 de julio de 2023

Día de lluvia. Diez de julio.

Ha llovido todo el día. Generalmente suele ser una pátina fina que encubre y descubre lo que late detrás, como un velo de Maya que acaricia con parpadeo ligero de llovizna, pero hoy ha alternado con lluvia de tormenta de verano y chaparrón. A uno le parece que esas lluvias no son para la ciudad. Los edificios se agostan y la luz trémula los hace mas cansados y tristes. Los árboles quedan solos, se resalta su soledad. En realidad, se resalta un mundo engrandecido de cemento y acero que ha traspasado nuestra medida y no sabe mirar atrás.

Me gustaría estar en el pueblo de mis padres, viendo la tempestad y el viento en el corral, o por la ventana en la calle silente que va a las eras. La vida agradece que haya menos refugios pero más queridos para el corazón. El agua cayendo sobre las espigas verdes del campo, repicando en las acequias, sobre la espadaña cansada que es la espina dorsal de la aldea. En la habitación estoy seco y cálido, pero la lluvia no me despierta. Cuando volvía de la calle y me pilló debajo, solo era otra medida de un tiempo indiferente; cuando estoy en un lugar que siento mío, es un recordatorio amable de que el momento es único. En fin, quizá le dé demasiadas vueltas. Hoy ha llovido y me hubiera gustado estar en un sitio alejado para acercarme a mí.

Después de cada lluvia, el cielo muestra su mejor cara, intensa, diáfana, misteriosa. Pero sin petricor ni monte, ni ritos ni silencio, el cansancio de todo también vuelve. Mira la lluvia deslizarse por la ventana, y al fondo el río, más allá edificios y el contorno de colinas difusas. Mira las luces que hoy brillan contra la noche nublada. Mira la calle que queda desierta, descansada y libre. Mira las cicatrices del día que va a la oscuridad de una noche sin estrellas, en un firmamento lejano y en un tiempo confuso. Mira el alma del mundo, la turbia letanía de los días y descansa imaginando la vida que espera mas allá de la lluvia, más allá del velo, mientras suaves sonidos siguen llamando contra las ventanas y la extrañeza del cielo se posa sobre tus ojos abandonados.

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