La primera de las fuerzas que mueven al mundo es la mentira. Porque imaginamos realidades etéreas para organizarnos mejor,porque la necesitamos, porque tenemos miedo. No hay apenas un titular que no esconda con palabras una realidad más sucia. Tolstoi escribió que la gente se enamora porque se esfuerza en ver la mejor cara de quien se esfuerza por ofrecerla. Supongo que pedimos engaño para consolarnos a quien no puede ofrecernos la verdad porque en ella no hay oxígeno que respirar, después de tanto tiempo.
Vivo en un palacio de papel, con vigas de cartón, y los bichos lo roen. Algún día caerán sobre mí, livianas, inocentes, y se preguntarán porque la tinta que contienen camuflaba lo verdadero en nombre de lo deseado y desangraba la rosa sobre la cruz del tiempo. Quizá no quede mucho para eso. Mientras alrededor, los días y las personas pasan interpretando su papel y admiro a quienes se resisten a ponerse los ropajes de otro o a creer que el atrezzo les pertenece.Los poderosos expanden su aliento y embrujan las calles con promesas que no valen ni el olvido que seremos.
Dundalk se renueva de luz y filtra la lluvia en copos apenas sentidos.
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martes, 28 de marzo de 2017
martes, 7 de marzo de 2017
Siete de marzo. El zasca en toda la boca y el lamento de los esclavos.
La política es el arte de lo posible dijo alguien. Menudo idiota. La política es al arte de dar zasca. Hay que confirmar las creencias que uno ya tiene, atacar al otro con lugares comunes y levantar al respetable que comulga con nosotros un aplauso. 30-15, sirve la progresía, resta el facherío.
Es descorazonador. Somos supuestamente educados e instruidos, mas caemos ante la simplificación más burda y gozamos la discusión inane. Supongo que estamos aburridos; la discusión es drama, el drama entretiene y vende. Mientras tanto, nos hacemos la ilusión de que las cosas que nos pasan son culpa de los otros, No me excluyo, pero cada vez que entro en contacto con mi país, me sorprende su gigantesco miedo a la libertad, el pavor a buscar puntos de acuerdo a través de la discrepancia respetuosa. Todo es un cliché apenas amalgamado coherentemente que se refuerza por los rugidos execrables de minorías ruidosas. y nada se salva; la corrección política pasa a ser un término ubicuo que sirve tanto para impedir un debate adulto como el fantasma de quienes quieren introducir taimadamente discursos supremacistas. La memoria se convierte en un catálogo de ofensas selectivas y colectivas que todos deben compartir. La democracia una ficción, una trampa que de repente se ve amenazada porque vienen los bárbaros.
Revel escribió "El conocimiento inútil" hace casi 30 años. No me resisto a citar unas frases.
La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira. La civilización del siglo XX se ha basado, más que ninguna otra antes de ella, en la información, la enseñanza, la ciencia, la cultura; en una palabra, en el conocimiento, así como en el sistema de gobierno que, por vocación, da acceso a todos: la democracia.
[...]
Sin embargo, los que recogen la información parecen tener como preocupación dominante el falsificarla, y los que la reciben la de eludirla. Se invoca sin cesar en esas sociedades un deber de informar y un derecho a la información. Pero los profesionales se muestran tan solícitos en traicionar ese deber como sus clientes tan desinteresados en gozar de ese derecho. En la adulación mutua de los interlocutores de la comedia de la información, productores y consumidores fingen respetarse cuando no hacen más que temerse despreciándose. Sólo en las sociedades abiertas se puede observar y medir el auténtico celo de los hombres en decir la verdad y acogerla, puesto que su reinado no está obstaculizado por nadie más que por ellos mismos. Además, y esto no es lo menos intrigante, ¿cómo pueden actuar hasta tal punto contra su propio interés? Pues la democracia no puede vivir sin una cierta dosis de verdad. No puede sobrevivir si esa verdad queda por debajo de un nivel mínimo. Este régimen, basado en la libre determinación de las grandes opciones por la mayoría, se condena a sí mismo a muerte si los ciudadanos que efectúan tales opciones se pronuncian casi todos en la ignorancia de las realidades, la obcecación de una pasión o la ilusión de una impresión pasajera.
No somos inocentes, por supuestos. Seguimos empeñados en seguir la mentira agradable a la verdad desnuda. y nosotros sufriremos la resaca, malcriados que mueren sin llegar a saber que lo único peor que crecer es aspirar a ser toda la vida un niño.
Dundalk mira las ramas desnudas de los árboles, tristes como si estuvieran cansadas de soportar engaños.
Es descorazonador. Somos supuestamente educados e instruidos, mas caemos ante la simplificación más burda y gozamos la discusión inane. Supongo que estamos aburridos; la discusión es drama, el drama entretiene y vende. Mientras tanto, nos hacemos la ilusión de que las cosas que nos pasan son culpa de los otros, No me excluyo, pero cada vez que entro en contacto con mi país, me sorprende su gigantesco miedo a la libertad, el pavor a buscar puntos de acuerdo a través de la discrepancia respetuosa. Todo es un cliché apenas amalgamado coherentemente que se refuerza por los rugidos execrables de minorías ruidosas. y nada se salva; la corrección política pasa a ser un término ubicuo que sirve tanto para impedir un debate adulto como el fantasma de quienes quieren introducir taimadamente discursos supremacistas. La memoria se convierte en un catálogo de ofensas selectivas y colectivas que todos deben compartir. La democracia una ficción, una trampa que de repente se ve amenazada porque vienen los bárbaros.
Revel escribió "El conocimiento inútil" hace casi 30 años. No me resisto a citar unas frases.
La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira. La civilización del siglo XX se ha basado, más que ninguna otra antes de ella, en la información, la enseñanza, la ciencia, la cultura; en una palabra, en el conocimiento, así como en el sistema de gobierno que, por vocación, da acceso a todos: la democracia.
[...]
Sin embargo, los que recogen la información parecen tener como preocupación dominante el falsificarla, y los que la reciben la de eludirla. Se invoca sin cesar en esas sociedades un deber de informar y un derecho a la información. Pero los profesionales se muestran tan solícitos en traicionar ese deber como sus clientes tan desinteresados en gozar de ese derecho. En la adulación mutua de los interlocutores de la comedia de la información, productores y consumidores fingen respetarse cuando no hacen más que temerse despreciándose. Sólo en las sociedades abiertas se puede observar y medir el auténtico celo de los hombres en decir la verdad y acogerla, puesto que su reinado no está obstaculizado por nadie más que por ellos mismos. Además, y esto no es lo menos intrigante, ¿cómo pueden actuar hasta tal punto contra su propio interés? Pues la democracia no puede vivir sin una cierta dosis de verdad. No puede sobrevivir si esa verdad queda por debajo de un nivel mínimo. Este régimen, basado en la libre determinación de las grandes opciones por la mayoría, se condena a sí mismo a muerte si los ciudadanos que efectúan tales opciones se pronuncian casi todos en la ignorancia de las realidades, la obcecación de una pasión o la ilusión de una impresión pasajera.
No somos inocentes, por supuestos. Seguimos empeñados en seguir la mentira agradable a la verdad desnuda. y nosotros sufriremos la resaca, malcriados que mueren sin llegar a saber que lo único peor que crecer es aspirar a ser toda la vida un niño.
Dundalk mira las ramas desnudas de los árboles, tristes como si estuvieran cansadas de soportar engaños.
lunes, 6 de marzo de 2017
Seis de marzo. Fachas, chonis y paletos.
Maria Zambrano
No merece apenas comentario el video de la televisión pública vasca que se ha hecho tristemente popular por aventar una serie de tópicos acerca de España y los españoles. No creo que nadie que se exprese en términos de "ellos" y "nosotros" tenga esencialmente nada interesante que decir, salvo si esos grupos son identificables en base a elecciones vitales libres; desde luego no en atribuir características comunes en base a lo que alguien es porque no tiene más remedio que serlo. En otras palabras, las identidades obvias corren el peligro de acarrear otras impuestas y ahogar las únicas que merecen la pena, las libres.
No creo que debiese ofender, por dos motivos. Primero, no ofende quien quiere. Segundo, creo que cualquiera podría encontrar ejemplos de convecinos suyos acudiendo al tópico hiriente y la chanza para zaherir a ciudadanos de otras regiones. Corremos el peligro a menudo de identificar por pereza intelectual las opiniones más altisonantes con las más representativas Tercero, creo que fue Schopenhauer quien escribió que son quienes no tienen méritos individuales de los que sentirse orgullosos delegan ese orgullo en entes que están por encima de ellos, para creer que así vuelan más alto. Lástima a quien lástima merece. Dicho esto, no hay que transigir con el ánimo de ser cruel ni con la xenofobia, así que espero que alguien piense en que punto está la situación de un lugar en el que el dinero público financia el odio, 800 cadáveres después.
Dejo a los protagonistas del famoso programa, "La imaginación de los peores villanos de Shakespeare se detenía ante la contemplación de unos pocos cadáveres" según Solzhenitsyn. "Porque no tenían ideología". Produce tristeza ver los lagos de sangre en los que muchos se mueven sin darse cuenta de la viscosidad mojada que muerde sus tobillos. Porque la identidad es la disonancia cognitiva más poderosa que ha existido, y no habrá paz para quien la cuestione. Pero para tratar de curarse, no solo basta con denunciarlo en los otros, por necesario que sea. Hay que combatirlo en nosotros mismos, para tratar de hallar un encuentro con la inmensa mayoría buena. Y por supuesto, como dijo Séneca "un imbécil hace más daño que un saco de ladrillos. Huye de ellos echando hostias, Pero no les hagas publicidad, ni les des importancia ni boicotees las películas en las que aparezca. Hay tontos en tós laos"
Dundalk me manda esta cita de Amartya Sen por el aire
«Me defino como un asiático, ciudadano indio, bengalí, de Bangladesh, ciudadano británico, hombre feminista… Tengo, pues, numerosas identidades, siempre en conflicto, pero a veces, según el contexto, una resulta más pertinente. Ante la crisis reciente estoy a favor del estado-providencia y veo argumentos fuertes a favor de la intervención socialista. Pero cuando veo el hambre en Ucrania, o en Corea del Norte, mi identidad es la de querer la libertad contra la opresión. No es una cuestión de identidad, sino de razonamiento. Cuando existe un conflicto, la cuestión que se debe plantear es: ¿qué tengo más razones para hacer? Mi libro [La idea de justicia] está consagrado a la razón, al razonamiento privado y al razonamiento público. Porque, al cabo, es el hecho de razonar, y de razonar con los otros, lo que debe determinar nuestras prioridades.»
y su sol me invita a salir y a buscar la alegría.
domingo, 5 de marzo de 2017
05/03. Elogio del profesor.
Tuve la suerte de ser educado en la escuela, y de que mis padres no se opusieran a ello, considerándolo una intromisión; en otras palabras, considerándome un fruto exclusivo de sus afanes y no un hijo de la necesidad, el azar y el tiempo, como todos.
No me refiero solo a la escuela, formé parte de equipos, rabié con los otros, tuve breves glorias y a veces me dieron mi merecido. La vida me enseñó con palos, porque no le importamos, y mis educadores me lo mostraron y me protegieron de ello mientras iba creciendo en fuerza y (supuestamente) conocimiento para protegerme yo mismo.
Sé que es un tópico, pero no reconozco ese mundo que me crió. Hoy todo parece ser una miríada de solipsismos intersubjetivos, construyendo alrededor una burbuja, una jaula que se quiere confundir con el mundo particular de cada uno. La cultura de la queja solo es comparable con el ánimo de ofender (también llamado crueldad) y perdemos energías considerable ante cada novedad/gilipollez, reaccionando exageradamente ante todo, algo así como burgueses de sombrero de copa muy alta y bigotillo recién peinado.Reproducimos así relaciones de domino ancestrales y arrebatadas, en las que la queja de ayer justifica la ofensa de hoy.
No lo sé. Yo creo que vivir en sociedad requiere unas formas derivadas de que no tengo derecho a esperar que todo el mundo contemple mi espacio vital sin rozarlo; aceptar que solo serás especial si haces algo especial. Respetar a los demás, que son tu espejo y la única manera de llegar a saber quien eres. Ser honesto, sincero y actuar de buena fe. Y no transigir con el mal, con quien goza avergonzando o hiriendo.
Creo que fue Cervantes quien dijo que nada hecho con buena intención puede ofenderme. El pueblo ha acuñado que no ofende quien quiere sino quien puede. ¿Por qué lo olvidamos tan pronto? Es mejor que la ofensa cruel merezca desprecio y no ofensa de vuelta (legítima seguramente, pero que no te dará nada). Hay ya en todos los sitios batallones buscando ofensas reales o supuestas para convencerse de que su rencor tiene motivos. Nosotros, que detestamos el victimismo, aceptamos las injusticias que se nos cometen porque sabemos que nosotros también las cometemos y porque encontramos alegría en sabernos valientes.
Vuelvo a mi escuela. Recuerdo un profesor que detenía las clases para enseñarnos como son las cosas afuera. Recuerdo sus breves charlas cuando necesitábamos ser educados: porque un alumno había llamado a otro maricón (así conocí el destino de García Lorca), porque alguien había despreciado a una persona por ser barrendero, porque no respetábamos a un compañero. Recuerdo una de sus palabras más queridas: contención. Ha llegado a ser también una de las mías, con los años. Contención en la forma de hablar de otros, de valorar opiniones ajenas y propias, contención incluso en la indignación para despreciar lo que no merece mas que desprecio.Y a esa filosofía estoica, nada brillante mas sustanciosa, trato de apegarme.Leyendo redes sociales, medios y a los poderosos de este mundo, creo que mis buenos profesores están perdiendo la batalla. ¿Y qué hago yo tratando de moderarme si veo la queja, el exabrupto, el tono de voz iracundo y el que hay de lo mío recompensadas? A veces pienso que nada, pero es ya tarde para cambiar. En mis mejores momentos, creo que solo un chispazo de orgullo que morirá conmigo...y sin embargo, es suficiente para mantenerlo.
Llueve una cortina dulce de agua y Dundalk mira con sus ojos torvos las nubes que completan el horizonte.
jueves, 2 de marzo de 2017
Dos de marzo del diecisiete. Sueño.
Quizá algún día nos atrapen y juzguen. Oíremos lagrimas de lluvia desde las cañerías gastadas. En lóbregos pasillos cuerpos sin rostro deambularán marcando nuestros pasos tibios.Puede que haya un poniente marcado por un sol naranja en el que la metralla surja, las balas silben y el aire se estremezca, detenido con la lucidez postrera que otorga la presencia de la muerte. Nosotros veremos pasar puertas en corredores que conducen a salones oscuros con presencias aladas. Puede ser que los coros de heraldos negros nos despojen de ascuas y de ganas.Quizá nuestros cuerpos cansados se hundirán en el río del olvido, del que no hay que beber hasta llegar a la otra ribera.Puede que el silencio nos desfigure el rostro.
Pero también pudiera ser que con el furor sagrado de la burla demente que no pide ni concede treguas al absurdo que nos muerde ni a la estupidez abrumadora del mundo de la que formamos parte, lo desafiemos. Quizá lo logremos, ascender hacia la cumbre. Allí el esclavo se ve libre de su amo, y el deseo no nos agita como la hoja rota que el árbol de la ciencia posó en alas del viento.Quizá no nos atraparon, después de todo. Luchando cada lágrima, puede que conquistemos un aroma, entre el fragor de los días haya una fruta vibrante que desprenda un jugo semejante al de eso que la gente entiende, abajo en su valle, por felicidad. El fragor de los días conquistará nuestras heridas y con ellas, una flecha contra el cielo incendiado, la felicidad conquistada y el descanso de su altura.
Un día habrá un recodo. Elegiremos el camino menos transitado. Entonces, no será fácil. Caeremos desde nuestra altura, mientras la nuca se inclina hacia la tierra exigente. Caeremos, sufriremos...y en el último momento, encontraremos todas las respuestas.
Dundalk me presta oráculos que trato de desentrañar con mis cansadas manos.
Pero también pudiera ser que con el furor sagrado de la burla demente que no pide ni concede treguas al absurdo que nos muerde ni a la estupidez abrumadora del mundo de la que formamos parte, lo desafiemos. Quizá lo logremos, ascender hacia la cumbre. Allí el esclavo se ve libre de su amo, y el deseo no nos agita como la hoja rota que el árbol de la ciencia posó en alas del viento.Quizá no nos atraparon, después de todo. Luchando cada lágrima, puede que conquistemos un aroma, entre el fragor de los días haya una fruta vibrante que desprenda un jugo semejante al de eso que la gente entiende, abajo en su valle, por felicidad. El fragor de los días conquistará nuestras heridas y con ellas, una flecha contra el cielo incendiado, la felicidad conquistada y el descanso de su altura.
Un día habrá un recodo. Elegiremos el camino menos transitado. Entonces, no será fácil. Caeremos desde nuestra altura, mientras la nuca se inclina hacia la tierra exigente. Caeremos, sufriremos...y en el último momento, encontraremos todas las respuestas.
Dundalk me presta oráculos que trato de desentrañar con mis cansadas manos.
miércoles, 1 de marzo de 2017
Uno de marzo. El insuperable don de ser útil
Me gusta Antonio Escohotado, principalmente porque no muchas veces estoy de acuerdo con él pero me obliga a pensar en por qué. Y porque su lucha contra el miedo me parece estimable en esta época que ansía esclavitud. Las drogas, el mercado, el individuo. Tabúes que cumplen el requisito que las religiones y los reyes han usado desde tiempos inmemoriales para hacer de la incertidumbre un frío letal que demanda el calor de la seguridad precaria para sobrevivir. Es mentira, claro. O una media verdad. No hay verdadera seguridad sin libertad. Sí, las oportunidades migran, pero igual que perdemos algunas, en el seno del tiempo hoy se incuban nuevas oportunidades que se nos presentarán mañana. Y el individuo sólo debe aceptar que la moneda de lo incierto gira contra la silueta del porvenir sin ofrecer remedios fáciles y caminar.
Un aspecto me gusta mucho en su obra "Los enemigos del comercio": el elogio del profesional. Esa persona que hace su oficio, trata de llevarlo a cabo de la mejor forma posible, no debe a nadie nada y siente la incomparable experiencia de saberse útil para otros. El ser humano no es un instrumento, pero cuando se da a los otros se acerca a lo mejor de lo que es capaz. Se me antoja que esta disciplina seca y adusta, hacer lo que hagas lo mejor que puedas sin excusas ni abandono, podría construir una sociedad mejor, y que al poder le es muy conveniente ofrecer salidas fáciles para atraparnos, usando nuestro natural miedo a nosotros mismos. Pero llega un momento en el que el miedo es culpable, y a la divisa de Kant "atrévete a pensar" habría que añadir "atrévete a liberarte del miedo". Porque la libertad es más poderosa que el temor. Aunque nunca sea fácil. Gracias por el ánimo y la transgresión, señor Escohotado.
Detesto el victimismo y pago sin vacilaciones el peaje de la independencia. Pero sé que no es fácil pagar, y a veces caigo. Intentando no volver a caer. En eso estamos.
Dundalk anuncia en sus calles que mañana sera incierto y el final siempre esta cerca. Y aunque tiene razón, por una vez no me importa.
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