Las vi pasar contra un cielo muy limpio. Súbitamente, emprendieron una formación que parecería de naves en ataque, como si fuera una flecha. Se movían con los mismos impulsos, cambiando de dirección de manera perfecta. Nosotros, que no podemos vivir cerca del cielo, quizá demos una impresión de orden espontáneo vistos desde arriba. La verdad, dudo que sea así. Nos tropezamos, cambiamos de rumbo, nos invade la duda.
Uno de los dones más ignorados de nuestra vida es la de la admiración serena de las aves. No es una contemplación siempre limpia, porque nos gustaría sentir lo que ellas sienten. Debe ser una experiencia de plenitud sentirse como quizá las aves sienten, mientras despegan los cisnes en sus lagos de ondas plácidas o nadan los patos después de llegar del cielo. Veo mientras escribo a palomas surcando el espacio que ofrece mi ventana, su aleteo tranquilo y el más intenso antes de posarse de nuevo. Sí, sin duda, mecidas entre el aire cabe toda una existencia distinta, donde todo cabe, desde la vida a la muerte y desde el instinto que no reflexiona sobre su razón hasta el disfrute que exige negarla. Leo lo siguiente "Encontramos que las aves individuales se adaptan a la pérdida de un compañero de bandada al aumentar no sólo el número sino también la estrechez de sus relaciones sociales con los demás, así como su conexión global dentro de la red social de individuos restantes" y pienso que, orgullosos de nuestra lógica y nuestro razonamiento, quizá sublimamos instintos que otros muchos seres tienen y que nosotros, simplemente, no sabemos ver.
Así es, supongo que así somos. Nos enorgullecemos de nuestra capacidad de cooperación que denominamos inteligencia e ignoramos el instinto del tigre, el aroma de las flores y el volar de quienes pueden. De todas las maravillas, las que no están escondidas son las más enigmáticas. Veo los cisnes en el canal, las gaviotas ruidosas en el cielo, las palomas en cualquier calle y los patos formando flechas hacia un lugar que yo no alcanzo a ver y pienso que quizá haya otra vida más allá de esta en la que nos será dado saber, experimentar, gozar, de lo que la vida despliega sin que nos molestemos mucho a mirar. Puede ser que la vida solo sea pelea y esté limitada a las armas que uno tiene. En cualquier sentido, la imaginación es el arte bendito de combinar nuestros recuerdos, y agradezco a la mañana azul que haya prodigado uno simple y hermoso.
La ciudad, para los que no pueden verla desde el cielo, es un remanso vacío donde solo corre el viento y los coches. El río es un espejo del cielo y en él, otros seres también vuelan y tratan de sobrevivir. Un domingo de cansancio, como tantos, y de esperanza, como todos, donde un misterio se abre para los creyentes y los innumerables dones se prodigan para todos. Las aves reinan en el cielo y parecen jugar, con majestad, sobre las aguas. Es difícil no sentir un escalofrío de conciencia, como el que uno espera al vislumbrar a las reinas de la creación. Mas, al cabo, volar es solo otro prodigio más y tenemos que aprender a sentirlos mejor. Las plantas se yerguen hacia una luz que está en todos los sitios y un rumor de tiempo arrulla la melodía del recuerdo, para que aún sepamos que hay algo por lo que luchar.
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