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martes, 10 de enero de 2023

La misma lluvia. 10/01.

Lloviznea, y las suaves gotas tejen una cortina, más allá de la cual está la tierra de los sueños. El ritmo de la vida decrece y la oscuridad se arrebuja, dejando algunos resplandores mágicos en algunas esquinas del ocaso, para que el secreto nos llame más poderosa, vehementemente.

La cuenta atrás se acabó, ya dije. Su rumor se fue diluyendo en instantes y reflejos, la deliciosa forma de ver llegar el deseo mientras lo demás se aleja. Hoy ya viene un tiempo nuevo, pues me figuro que esa es toda vida: recomenzar. Y con la lluvia es una pasta de irrealidad y fantasía. Me gusta ver así.

Yo no sé si es algo mío, pero me malicio que debe ocurrirle a muchos: creer que la ficción entraña una realidad más honda y que la realidad es en parte un decorado de ficciones me ha ayudado a sobrellevar la existencia. Como si vivir en la duermevela constante fuese preferible a la frialdad del mundo y la aridez del deseo perpetuo, he imbricado mis sueños a lo que me ocurría, y aunque he perdido energía en mis propósitos, todo lo que perdí lo he recuperado en anhelos inocentes que me han aligerado la carga de no poder no ser yo.

'Eres lo que falta a todo. Eres lo que falta a cada cosa para poder amarla siempre', escribió Pessoa, 'y si acaso hablo con alguien lejano y si, hoy nube de lo posible, mañana cayeras, lluvia de lo real sobre la tierra, nunca olvides la divinidad original de mi sueño'. Humildemente, persigo lo mismo. Proteger la divinidad original de mi sueño de lluvia dulce contra la calima ardiente, sofocante,de lo que existe para estar incompleta mientras devora lo que busca. Ese deseo incoherente y seductor que ha arrastrado a tantas mentes al delirio.

El crepúsculo ha desaparecido, después de un guiño breve de luz, acidulado por el ritmo lento de la lluvia.  La misma lluvia, el mismo día, buscando que busquemos el detalle que los hace únicos, para siempre. Tras la ventana las luces, las gentes, las aves, la bruma, las olas del río hacia el mar pasan. El tiempo se acumula en instantes que se rompen en el espejo de la percepción para que cada uno escoja el que desee y haga brillar sus lunas quebradas con la luz que pueda. El cielo es un techo cercano, y si más allá de todos los techos hay algo más, le pido que para poder soñar, siga soñándome.






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