No habrá poder sobre esta tierra
Que diluya lo que viviste en aire.
El vino de la experiencia es agrio algunas veces
Pero posa indeleble la flor de aquella sangre.
Sal y busca en la noche la estrella que más tiembla,
Para que su reflejo titile sobre el agua
De lo que elige el sueño, solo escoge el destello,
Su fulgor desatado hecho de tiempo y magia.
No habrá poder que deshaga el conjuro inasible
Del laurel y la espina inscritos en la piel
En cicatrices, sonrisas, suspiros y abandono,
En la memoria robusta de desengaño y placer.
El libro del pasado escribe la memoria
En palabras cansadas que olvidan lo que nombran,
Enmarca sus trazos ciertos con la herida del alma
Para que no se oscurezcan entre un mar de sombras.
Y al fin, camina hacia lo incierto con coraje,
Muerde las manzanas de los jardines de sol,
Guarda en el corazón la plata del ocaso
Y anuda tu mirada al alba de tu amor.
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