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viernes, 18 de agosto de 2023

Nuevas tormentas en más vasos de agua. 18.08.

Me desorino. No es para ello, ciertamente: aunque la relevancia de un tema hoy en la discusión pública es inversamente proporcional a su importancia, eso indica la falta de atención a los asuntos acuciantes. Pero ya lo escribió Kierkegaard, el fin del mundo se producirá entre carcajadas de gente que no entenderá que está pasando. Y tampoco creo que estemos en esas, por fortuna. Pero podríamos, visto lo visto.

Es la leche el espectáculo de la impostura perpetua. No se puede discutir nada cuando el tema del debate son los debatientes. Cada discusión pública y privada parece estar enfocada en la satisfacción psicológica de los que otorgan su voz a su propio ego para resaltar su bondad, su agudeza, su probidad. Cada pecado lleva su penitencia, empero: el toreo de salón de la grandilocuencia es la fórmula perfecta para que nada cambie. La disidencia controlada, la tolerancia represiva, el conservadurismo inherente de la pasividad culposa. En fin, está ya todo escrito.

Siempre me sorprenderá, creo, la afición a estas nimiedades, mientras en nuestra senda arrostramos la pérdida, el desconsuelo y el dolor. También la incapacidad o renuencia a afrontar el riesgo y refugiar las ansias de algo mejor en fantasías y autoengaño. Discutimos la novedad más reciente y el cambio de rumbo más sutil de espaldas a la realidad. Puede que tenga sentido. Cuando uno sabe que no sabe cambiar nada, se evade. Pero al menos un poco de honestidad consigo mismo nos ayudaría; ya que no puedes mejorar la marcha del Universo...mejórate a ti mismo. 

La mayoría de la gente tiene alguna forma de colmar el abismo entre su percepción y la realidad; la mía es la soledad irremediable, el aislamiento para no recordar que de todo que recibí he hecho nada. Al menos, espero no desgañitarme por inanidades. Turbio, inútil consuelo. Mas nadie me dijo que debiera esperar uno mejor.

La tarde colma de lluvia las ventanas y las calles brillan como si fuera una nueva manana capaz de cambiarlo todo. No lo hará, pero es agradable mirarlo. Los pájaros pelean contra el viento y un manto lechoso de nubes nos envuelve, como dentro de un sueño. El mundo no es un vaso de agua. Por eso aún hay esperanza.




  

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