Me recreaba en los fulgores del alba
Sobre el arroyo risueño del bosque
Porque no alcanzaba a liberarme
Para besar las perlas de la noche.
Soñaba conquistar como un héroe las olas
De la vida ansiosa que voraz nos quema...
Mientras me sentaba sobre mis fracasos
Y el temor y el silencio forjaban mi cadena.
Quise volar contra un sol sin crepúsculo
Construí mis alas de espuma sin lamento.
Audaz y enrabietado, quise ascender sin pausa
Y he caído en un escorzo desatado y funesto.
Lo intenté, aún persisto; hago de la hora
Un campo de esperanza para cultivar mi sueño
Y como el púnico veo, cuando arriba el ocaso
Figuras sin piedad sembrando sal y fuego.
He olvidado quien soy, mientras fatigo calles
Y repito la rutina que da erosión al tiempo.
Los árboles se mecen contra la lluvia oscura
Y una tormenta interna me arrastra sin esfuerzo.
No fui capaz. Hay un espejo amargo
Que cada noche interroga mis días;
De mis deseos fieros de asaltar los cielos
Solo muestro ante él mis alas decaídas.
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