I
Tú, novia inmutable de la quietud.
Tú, adoptada hija del silencio y del tiempo pausado,
perspicaz estudiosa, que desvelas la historia
en cuentos floridos que la rima no sueña...
¿Qué leyenda de hojas de laurel ciñe tu forma
de deidades y mortales, entreverados
allá en Tempe o en las cañadas de Arcadia?
¿Qué hombres o dioses contienes? ¿Qué doncellas reacias?
¿Qué loco afán? ¿Qué pugna por huir más lejos?
¿Qué caramillos e instrumentos? Ah, muestras un indomable éxtasis ...
II
Las melodías inaudibles saben mas dulces que las reconocidas.
Por tanto, suaves flautas, tocad;
mas no para el oído sensible, sino con afecto
tocad para el espíritu sin tono las suaves canciones.
Hermosa juventud, debajo de los árboles las escucharás
bajo esos árboles que quedarán también bajo tu hechizo;
atrevido amante, nunca llegará ese beso,
aunque el triunfo está a un paso de los labios... pero no te lamentes,
ella no se desvanecerá, aunque hoy no tengas tu deleite,
¡por siempre la amarás, por siempre será bella!
III
Alegres ramas que no podéis despojaros aún
de vuestras hojas, ni despediros de la primavera;
oíd al feliz músico, infatigable,
siempre tocando canciones siempre nuevas
¡Amor feliz! ¡Feliz, feliz amor!
Siempre cálido y aún por gozar más,
siempre anhelante, siempre joven:
Inspirando muy por encima de la pasión humana,
que al fin deja el corazón triste y reseco,
la frente en surcos y la lengua agostada.
IV
¿Quiénes se acercan al sacrificio?
Al verde altar un misterioso sacerdote,
lleva una vaquilla que muge al cielo,
con sus sedosos costados adornados de guirnaldas
¿Qué pueblecillo junto al río o la mar,
contra la montaña, de ciudadela tranquila,
se ha quedado vacío esta piadosa mañana?
Hermoso pueblecillo, tus calles para siempre
estarán en silencio y ni un alma que pudiera decir
por qué estás hoy desierto podría regresar.
V
Oh, hermosa forma ática ¡Bella y pura!
Marmóreos hombres y doncellas en relieve presentas
entre ramas de bosques de ensueño con su hierba hollada.
Tú, forma de silencio, nos tientas a la mirada más pura,
bajo el punto de vista de la eternidad, fría y dulce.
Y así, cuando el tiempo desvanezca nuestra aventura terrena,
tú seguirás alzándote sobre el dolor,
que será de otros, como hoy es el nuestro,
y, amiga del hombre, repetirás lo que hoy nos revelas:
"la belleza es la verdad, la verdad es belleza; esto es todo
lo que sabes del mundo, y todo lo que es preciso que sepas".
"la belleza es la verdad, la verdad es belleza; esto es todo
lo que sabes del mundo, y todo lo que es preciso que sepas".
Gracias Míchel. Estos días no me ha dado la vida para leer y responder adecuadamente a muchos mensajes en los que parece que, de alguna manera, los que nos aprecian a mi familia y a mí, nos tienen en sus pensamientos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a ti. Un abrazo enorme.
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