Las facturas y los inconvenientes. Las molestias físicas. Las personas que agotan la paciencia. Las flores del mal en nuestros mundos asépticos. Todos son resquicios azulados tras los que brilla la gema más brillante, gozar de ese infravalorado estado del ánimo llamado existencia.
Hoy hace frío, y esto tiene muchos años.Hoy uno quisiera haber sabido descansar más, haber avanzado en sus propósitos y otorgar un sentido a la rueda invariable de la fortuna. No lo he hecho. No obstante, tras cada factura, inconveniente, caída y decepción, late la vida secreta de las cosas, el flujo inagotable de la amistad, la lucha constante contra el tiempo.
Hay una magia oscura recurrente en nuestros días. Gozar del recuerdo y la ilusión en otro tiempo y lugar para acabar añorando el tiempo pasado cuando los consigues. De esa manera, estás allí cuando tu cuerpo esta aquí y aquí vuelves cuando llegas al allí que buscabas. Trato de despojarme de esa cadena que mi mente levanta con entusiasmo inútil. He preparado la comida, he puesto la lavadora y he jugado al bádminton con una amiga. No creo que pudiera desear mejor tarde de jueves, y no quiero que cuando el tiempo pase, estas experiencias se vacíen como el vino del que no cuido su vid. Porque ese tiempo que pasa deprisa algún día crecerá fermentado y el que pasa lento, como un buitre taimado, se vacía en el futuro y quedara como un punto irrelevante en una blanca nada ubicua.
Así que si algún día me veis con las sienes blancas y los ojos distantes y si siento que la aurora no podrá romper las cadenas de la mañana que penetra los musgos; o si camino lejos hacia quimeras de bruma y me pierdo en valles sombríos; si la desilusión construye un fuerte y el desamparo encrespa sus olas con furor renovado o la codicia y el hambre parecen ser todo lo que existe, no os ceguéis al embrujo consciente. Pensaba que avanzaba por tierras en penumbra o estaba triste y lo único que pasaba no era el pesar; era la vida.
Dundalk se acurruca mientras aprieta el frío y los cuervos se encogen contra las siluetas lejanas de montañas azules.
Este sendero a veces es invadido por la espesa niebla de un invierno tardío que llega sin avisar o, de noches cansadas de repetirse que auguran un naufragio en el que se perderá la carga. Pero a veces y, cuando el camino se empina de forma imposible, aparece la belleza en alguna de sus formas, en elegantes palabras como estas. Gracias por ese mensaje de optimismo que llega como un soplo de aire fresco.
ResponderEliminar