Anagnórisis
Del gr. ἀναγνώρισις anagnṓrisis 'acción de reconocer'.
1. f. Ret. Reencuentro y reconocimiento de dos personajes a los que el tiempo y las circunstancias han separado.2. f. Reconocimiento de la identidad de un personaje por otro u otros.
No resulta fácil encontrarse. En un mundo fragmentado y esquivo, somos tan impulsos como lo que nos agita, modifica y separa en pedazos. En el arte, la anagnórisis se extiende al punto de tensión dramático en el que uno de los personajes descubre algo acerca de sí mismo. Allí es donde se fragua un camino nuevo, rumbo a donde quiera que sea y al final al inevitable olvido. No sé quien soy y apenas quiero ser quien creo ser. La única esperanza es ir recogiendo los pedazos y seguir adelante, para ser capaz de cohesionarlos en plenitud o al menos una cierta armonía antes de que el destino me alcance. Quizá ese sea un momento dichoso, ser capaz de re-conocer, conocer de nuevo alguna verdad que en alguna parte he olvidado.
Apatía
1. f. Impasibilidad del ánimo.
2. f. Dejadez, indolencia, falta de vigor o energía.
La impasibilidad del ánimo puede conducir a la eudemonía, un estado de satisfacción serena, o a una desesperación elegante que parece ser la marca de la parte del mundo en que pacemos y que exportamos a otras. Una falta de energía vital que la malgasta en lenitivos, narcóticos espirituales y signos amables de decadencia. Es difícil que la vida otorgue segundas oportunidades, pero hemos olvidado que para aspirar al milagro es necesario conducirse que la llama santa irracional de los marginados. El miedo conduce a la apatía y la apatía devuelve más miedo, un temor que no tiene ningún sentido; lo que haya de ser, será pronto y no durará, ¿por qué no iba a arriesgar la moneda del yo para dejar una fisura mínima en el mundo? Pronto se perderá también, pero sería mía por siempre. Acaso sea esa forma que me trascendiese el espejo en el que pudiera verme de nuevo y aprender quien soy, en mí y en los otros, monedas acuñadas contra el valor de cada momento que nace para desear ser irrepetible.
Anhedonia
1. f. Med. Incapacidad para sentir placer.
Ah, el placer. Deseado y fresco, perverso y numinoso. Si no es la felicidad, es algo que se camufla bajo su prestigio. Reducido al éxtasis, a veces parecemos olvidar la plenitud, la calma o la alegría como manifestaciones nobles y sinceras de cualquier verdad manifestada en nosotros o ante nosotros. Los brillos del sol sobre el río, la brisa cálida de la noche, el encuentro amado, la sonrisa que hacemos aparecer en quienes apreciamos.
Llevo un tiempo sin capacidad para sentir calma, gozo o pasión por la vida. Puede que la tristeza me haya conjurado con sus ojos fríos y claros, acaso el cinismo me ha engañado haciéndome creer que el final me espera tan cerca que nada vale apenas. Puede ser que la cobardía me haya hecho impasible a los dones, sin satisfacción del alma, también puede que haya querido ser otro por tanto tiempo por no ser yo que ahora que desearía despojarme de la máscara está tan incrustada que no hay forma de apartarla. Tanto da. No deseo más que romperla para poder romper el embrujo y dar vigor a los días que vengan y saber quien soy y por qué camino voy, de nuevo. Eso, o dormir a las puertas de una esperanza como un perro cansado, esperando que las puertas algún día se abran, aunque hoy estén tapiadas y los signos de la ruina prosperen en su umbral. Cualquier cosa que me pueda salvar, lo que sea que me haga descansar de este círculo maldito. Anagnórisis, apatía, anhedonia, humildad, vigor y vuelo.
Las aves surcan los cielos de mi ventana contra un magma blanco de nubes. Tiene que haber alguna que ha atravesado ese manto y ahora ve otras cosas, temibles, familiares, hermosas o extrañas, deseo ir con él y en lo desconocido, encontrar lo nuevo para latir de nuevo con el corazón secreto de la vida que quizá me reconozca, como la noche conoce a todas sus estrellas.
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