Bien pudiera ser justo que el hamster que recorre con más entusiasmo su rueda perpetua mereciese una ración más amplia de sustento al final del día. Y es un éxito biológico. En el territorio de la revolución mundial de la ignorancia paniaguada y el miedo a la incertidumbre del futuro, "la imitación de Cristo" se ha convertido en la regla. Véncete a ti mismo. Humilla tu ser efímero. El paraíso o la pensión te esperan.
Cuando niño, imaginaba que mi habitación se había convertido en un camarote de submarino. Elevado por Julio Verne, buscaba salidas a una rutina confortable que me proporcionaban otros.También había fantasmas, seres de maldad indiferente. Todo era vencido por la voluntad y la imaginación.
Hoy, el éxito no parece depender de la imaginación inocente, sino de la fabulación astuta. Y ante esa perspectiva de éxito estrecha, ejércitos de ciegos pelean por su palmo de tierra. Yo, pregunto por la salida y vuelvo a sumergir mi escafandra bajo los lomos ondulantes de la mar océana.
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