Polvo de estrellas
Estira ante tus ojos el segundo.
Vibra con furia la espina dorsal
Del cosmos. Sé un vagabundo
Estelar, entre jardines de luz de luna.
Desgasta las formas en acrobacias de ironía.
Recoge el fruto incierto de la espuma
Sumérgete al fondo de la melancolía.
Abre las capillas del remordimiento
Y deja que el aire fresco remueva sus papeles
Besa a tus días y suplica al viento
Que su inexacto rumbo florezca tus pinceles.
No apures el vaso injusto de la culpa
ni cedas a la vergüenza, ni afrentes, ni te yergas;
El cruel no sabe que la sangrienta fruta
del odio consume a quien la prueba.
Guarda silencio ante la espina altiva
Que esconde su savia de amargura y ocaso
No mires atrás. Crece en cualquier esquina
Un santuario de roca frente al desamparo.
Cabalga la galerna de algún recuerdo amargo
Y domeña en las alturas al dragón de la belleza.
Franquea cordilleras bajo un cielo cobalto
Y honra el mausoleo en quietud de la tristeza.
No pierdas el rostro a lo mezquino y bajo
Y ofrece tu espada para luchar sin miedo
Surca con brío y audacia el río oscuro y bravo.
Nunca confundas lo cierto con lo verdadero.
Entre las ondas del lago, oye el susurro de la magia
Invierte las horas en descubrir lo oculto
Viaja a mercados de especias y fragancias
Sabe recordar cuando solo quede humo.
Y al fin, escala un día al escarpado risco
Que será tu fin; Contempla tu obra
Suspira por todo lo que se fue o no vino;
No dejes que las lágrimas recorran
Surcos de rabia. Como el mercader avezado
Sabe esperar entre reveses a tu suerte
Y no pierdas de vista que este escueto paso
Es una intermitencia grata entre dos muertes.
Aprende a alabar con decisión. Despeja la ira.
Mira las nubes. Siéntate bajo un olmo. Olvida.
Abraza a quien se busca. Madura con la espiga.
Asciende, acepta, huye, llora, ama. Respira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario