Paseando por las redes, me encuentro este mensaje,
Aparte del plagio descarado de la cita de Hunter S Thompson y la hipocresía recalcada, "sé rebelde, salvo en lo que me concierne personalmente y no te bajes música" hay otro signo más de una opinión que creo nociva. Afortunadamente para esto, somos cada vez más pobres porque hemos sustituido toda la riqueza de la experiencia y la pausa en una calderilla de opiniones volátiles. Esa idea es la de la rebeldía y la revolución como signos culturales deseables bajo cualquier circunstancia. La barricada como signo de adhesión a una virtud intemporal.
No hay nada de malo en rebelarse o hacer la revolución contra lo inicuo. El problema es otorgar a las palabras poderes taumatúrgicos y acaparar los réditos de sus intenciones a beneficio de inventario. Digámoslo claramente, tras esta rebeldía contra las normas comunes a todos se esconde el mensaje cultural con el que nos bombardean a diario los popes de la publicidad (y ahora de la política también), sabedores de que el del ego es el masaje más eficaz para convertir a un individuo en el hombre-masa, esto es, estupidizarlo. Eres mejor que los demás, tú lograrás lo que nadie antes pudo, sé un rebelde y compra mi ropa, mi perfume, mi libro. La idea de la revolución vende y a la vez inciensa de buena conciencia. Solo hay que renunciar a aceptar la complejidad de la vida y a ignorar los motivos de los otros. No parece caro, desde luego.
Qué queréis que os diga, a mí esa figura del rebelde entre los algodones más mullidos que la historia humana haya conocido no me recuerda a la figura del héroe, sino a la del listillo. Admito que un motero tatuado es más deseable que un mezquino de mirada estrecha, pero estas supuestas revoluciones personales que deben dar paso a una vida más plena raramente empiezan con una crítica personal sino con un elogio. Hay algo extraño ahí. Y es entonces cuando vemos a esforzados subversivos que incumplen las normas: insultan a quienes tienen una opinión contraria, se cuelan en los atascos o se dan a la mentira para conseguir sus objetivos, que son más importantes que los demás. En verdad, para ese viaje no hacían falta tantas alforjas; "desboca tu ego y no cedas antes nada para satisfacer tu impulso. Impón tu criterio. Y si te bajas mis canciones, te meto así".
En fin. Tiempos extraños. Cae la lluvia fina como retazos de algo que no supimos mirar cuando pasó por delante de nuestros ojos.
Bravo.
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