La indignación antes ponía cara de perro, ahora todo hay que vestirlo de sonrisa o lágrima y sobre todo, no aburrir al personal. Ya sabemos, a lo que pase hay que dedicarle una homilía o la canción del verano, Covid, vete de aquí, hermano. A veces los discursos necesitan música machacona y los bailes mensajes superficiales que se pretenden hondos.
Así que vamos, un dos, un dos, un movimiento sexy para salir al balcón a gritar al que pasea por la calle o que puede estar matándonos a todos. Un pasito pa' alante a aplaudir a los que luchan contra la epidemia, un pasito pa' atrás a pedir que si por favor se pueden mudar a un sitio donde no hagan a los demás tener que lidiar con ella por si acaso. La mano arriba, los que se dedican a publicar el bien que hacen con filtros de colorines, la mano abajo a contar el trabajo con burlas incluidas a pacientes y a clientes, si es que aún siguen existiendo diferencias en los términos.
Mueve tus caderas para criticar o defender las medidas sanitarias, económicas, políticas según quienes las adoptan y participa en la danza viscosa de la partitocracia para que te unas a la fiesta que organiza con mucha pasta y muy poca vergüenza.
Y mientras tanto, todo el mundo una mano en la cabeza, una mano en la cabeza para que te cuenten cada hora lo que ya sabe. Todos mienten, incumplen y son peligrosos menos usted, ciudadano y ciudadana ejemplar. Llévese las manos a la cabeza ante la deriva social de un comentario anónimo en una red social, una fiesta de doscientas personas en una ciudad de cuatro millones o la enésima polémica prefabricada para que usted pueda regurjitar sus comentarios que demuestren su probidad y el riesgo que corre, entre tantos malvados. El miedo une lo que indigna y lo que se desprecia.
Una mano en la cabeza, la media vuelta y la cabeza alta. Siempre habrá alguien a quien culpar que lo haga más llevadero. El sol declina sobre el agua y las nubes lucen amplias contra el azul diáfano. Por las calles, sigue paseando la gente, libre o atemorizada, y eso es todo lo que existe. Baile usted lo que quiera, pero por favor, el acontecer es demasiado corto y corre demasiado rápido: corte todos los hilos.
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