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jueves, 30 de noviembre de 2023

Resquicios de la memoria. 30 de noviembre, 2023.

Alejandro, conquistador del mundo, no vio que su imperio eran cenizas apenas unos meses después de expirar. Quién podría haber convencido a Van Gogh o a Cervantes la reverencia que hoy disfrutan, cuando sufrían en el momento en el que todo podría haber cambiado. Así es con todo. Lectora, cuando creo que algo persistirá, pienso y qué más da. No solo el tiempo es una ilusión impuesta por nuestras limitaciones. Tengo por más real ciertos pasajes de ficción y personajes que habitan en ellos que otros con los que me cruzo a diario y otros a quienes traté y ya he olvidado, como ellos a mí.

La memoria no puede suplir el instante. Por eso existe, por lo que ya no tiene remedio. Es vertiginoso pensar que cada paso que acometemos es para siempre. Cada decisión cierra un océano de posibilidades imaginarias a cambio de unas pocas reales. Lo que recordamos es una huella que nos permita seguir llamando yo a un conjunto de experiencias sin ningún otro nexo, me parece. Siento que lo que he imaginado y lo que recuerdo son de la misma pasta leve, fina, frágil. Es abrumador.

Traídas por las olas de esa mar misteriosa, en ocasiones vuelven a mí memorias que no tienen gran significado propio, en principio. Es como si los resquicios del recuerdo dejaran escapar algunos sin valor, acaso para recordarme quien soy, sea lo que sea que signifique eso. Me rompí el brazo. Vi amanecer desde un pueblo de montaña. Caminé por la noche entre paredes de piedra y candiles mortecinos. Viajé a un lugar muy lejano. Fracasé en todo lo que me propuse.

La noche se abalanza hacia diciembre y yo hacia su oscuridad. Estoy a solas, tratando de recomponer los paisajes del espejo, recreando una vida cualquiera. Manana habrá rostros que semejarán máscaras, pasos rotundos fatigando la calle, el rumor de un tren abriendo los campos, las estrellas en su trono vacío. Pero todo eso ya también son recuerdos que al cabo se perderán y quizá, es improbable, regresen cualquier segundo del futuro que me quede para ofrecerme asombro y puede que una duda. No sé si tiene algún sentido. No sé al lugar donde voy y no me gusta el lugar del que vengo. Sólo queda recoger los pedazos y seguir tratando de resolver el enigma, esperando que un sol generoso pronto llene de luz sus heridas de plata y me haga saber que solo me pertenecerá aquello de lo que me desprenda. 



lunes, 27 de noviembre de 2023

La nada. 27 de noviembre.

 

Como no di nada al mundo
El mundo nada me ha dado,
Y vago por un tiempo indefinido
Con la mirada gris y el sabor amargo.

La extrañeza del cielo de penumbra
Consigo trae el alma adormecida
Y el eco de una voz ronca y antigua
Abre tierna en el pecho la fatal herida.

Yo sé que hay quienes dicen que no es tanto,
Y la tristeza es un busto de mármol en silencio
Mas esta noche las estrellas aquietan
Y no tiene paz ni luz el despertar del sueño.

Creí que podría ser otro; la máscara es mi rostro:
Cubre con serenidad esta agria espera,
Refulgente al sol tranquilo de la comodidad
Pero oscura y terrible como su corazón de fiera.

Los sueños se marchitan exangües
En la laguna quieta que mece la tiniebla,
El devenir se encoge y late en ritmos graves
Mientras la bruma pronuncia la terrible condena.

Pues si la luz es otra y baila en puntos leves
Donde fulgura con ansia su inasible corona
También sabe encender la sombra el aire
Con punzones de culpa que aparecen a solas.

Como no supe dar nada al mundo
El mundo nada me ha dado
Y este tiempo sin temblor ni dueño
Siembra las semillas de su inútil paso.

viernes, 24 de noviembre de 2023

La importancia del método. 24 de noviembre.

Una de las servidumbres obscenas de este tiempo es, en mi opinión, la espiral opinativa que ahoga el conocimiento robusto y el desprecio de éste que resulta de subyugar la utilidad a la moda. Resulta enervante y preocupa que la complejidad se reduzca a anécdotas, citas, interpretaciones dislocadas, consignas gastadas pero siempre efectivas. La ausencia de un método que los integre equivale a ignorar que saber que tornillo girar es miles de veces más relevante que girarlo. La ignorancia de cualquier técnica nos hace capaces de hacer casi cualquier cosa sin entender por qué la llevamos a cabo. Es difícil concebir deshumanización más grande.

Es importante saber tratar los datos y distinguir lo importante de lo accesorio. La dificultad de comprenderlo está produciendo que el acceso inmediato a la información desarrolle analfabetos funcionales. No se trata de memorizar, sino de aprender el método que permite comprenderlos y relacionarlos. Lo demás es una cascada de datos que desemboca en una inundación de interpretaciones dislocadas. El aprendizaje de la técnica rebasa la acumulación de datos. Es necesaria por útil y recoge la forma profunda de mirar que organiza la complejidad en referencias compartidas y reconocibles. Por eso el historiador discute con los datos y los que no lo somos nos agarramos a anécdotas tantas veces. Por eso el experto, el técnico, sabe que el conocimiento que fluye debajo de lo que desarrolla es su utilidad más allá de su expresión concreta. Los clichés los podemos usar todos. 

La confusión entre el dato y lo que explica y enriquece el dato es la tragedia que da a la opinión primacía sobre lo opinado y priva al experto de su autoridad de mérito, disuelta en un magma de consignas excéntricas. Tiempos extraños, en suma, en los que la mayoría de los individuos desprecia lo que les cuida y anhelan lo que les daña; porque importa más la percepción propia que la comprensión de cualquier asunto. Porque cualquier asunto se pretende comprender con un brochazo grosero. Porque aspiramos a saber lo que sabe nuestro móvil sin desarrollar la disciplina para saber unas pocas cosas, pero de manera honda, sustancial, abiertos a la maravilla de la complejidad. Historia, Sociedad, Ciencia, Humanismo. La mayoría ha decidido que es una línea definida que une la moral y la fuerza. Todos lo pagaremos, mañana, y acaso con justicia.

La noche cae. Hoy acaso quemen más cosas, autómatas dirigidos por la ignorancia culpable y el resentimiento inducido. Afuera el río lame las heridas y las aves circundan la cúpula de un cielo lejano, mientras sus estrellas aparecen pálidas, mudas testigos de nuestra confusión, centinelas amables y puras de un reino al que no llegaremos.






martes, 21 de noviembre de 2023

Más luz. 11/21/23.

Ayer de madrugada, sonó la alarma. Había comenzado a dormirme y no fue hermoso. Me cagué en la puta. En fin, estaba un poco tenso. Uno se va aletargado, inclinándose más y más a la inconsciencia y de repente empieza a sonar la alarma en la calle, llegan los bomberos, la luz se va y los pasillos parecen de hospital de peli de terror y reflejos de las sirenas bailan en la pared. 

La luz también se fue. En la cama me daba igual todo, mientras cesara la puñetera alarma, pero recordé que hace tiempo leí lo inconcebible que nos resulta entender cuán oscura era la vida hasta hace unas cuantas décadas. La vida duraba de sol a sol y lo demás era peligro, lo desconocido. Las velas era muy caras. La electricidad empezó ayer. Sí, era una vida sin comodidad, oscura. Que fácil se va de lo peor a lo mejor y cuanto cuesta hacer el camino inverso. En fin, nos hemos hecho bastante quejicas, en la extraña idea de que cualquier protesta es admirable y noble. Es extravagante suponer que preservará mejor lo logrado quien no es consciente en absoluto del logro. Otro fruto más de la idiocracia, supongo: hemos olvidado la realidad implacable de la vida, que no requiere adhesiones ni las pide.

En cualquier caso, agradezco mi vida muelle (he aprendido esta expresión el otro día de Ana María Matute) siempre que sea consciente de ello y sepa arriesgar por lo que merece la pena de ello. Luz, calor, comunicación, cultura, salud, bienestar. La insatisfacción inducida para el dominio manso pretende hacer de cada época un riesgo mortal, mas el peligro está en la ausencia de coraje. La noche extiende su manto entre jirones de nubes negras y estrellas altivas adornan la noche, ancestral y primaria, mientras mamíferos duermen y sueñan, viviendo la utopía de sus antepasados. La luz ha vuelto aquí, y mañana el alba despertará una nueva promesa.




viernes, 17 de noviembre de 2023

Yo renuncio. 17.11.23.

Esto es simplemente impresionante. Cada vez más se ven encuestas en las que la gente, para poner su granito de arena, está dispuesta a renunciar a lo que no desea. Ante la Gran Catástrofe que se avecina, la generosidad se impone. Solo es necesario que otros no hagan lo que yo no deseaba que hicieran. Ya que estamos, pues habrá que aprovechar. Esta gente de hoy, memorable, concienciada, ejemplar, está dispuesta a que tengas que renunciar a la fuerza a cualquier cosa que se les ocurra, porque el planeta, la justicia, el mar lo piden. La tierra pertenece al viento. El universo no merece la lágrima de un niño. La felicidá ah ah ah aaah es lo que sentirás cuando nos hagas caso y renuncies a tus impulsos sesgados. Ellos saben mejor que tú lo que te conviene.

Como la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud un tiempo de virtud declarada apenas conmensurable exige una hipocresía abrumadora, completamente perceptible y manifiesta. Ah, pero la regla del juego es ir hacia adelante como si no existiera y fuera una expresión conmovedora de las almas bellas de este mundo. El autoritarismo moral y político que facilita este mapa de los deseos y que se consolida gracias a su ejercicio es obvio. En fin, es el de siempre, apenas modificado. Quienes toman decisiones en base a un bien difuso no arrostran ninguna consecuencia de sus actos. Y la receta para el desastre más rápido es despojar de la dignidad de la responsabilidad a personas y grupos. 

Nada de eso importa mucho: renunciemos a usar la primera persona del plural para usar la deseada, implícita segunda. No hay huevos. Debemos, debéis renunciar a lo que nos ha sido manifestado. Como en cualquier religión, lo peor de un Dios es quienes hablan en su nombre. En fin. Es la hostia. La noche cae, la lluvia arrecia, las luces son agresivas contra la noche y un ruido de tormenta adorna las nubes anaranjadas del ocaso. Renuncio a mi mansión de alta montaña en primera línea de playa con puerto interestelar y Scarlett Johansson (lo siento, querida) de esposa, con un salón para los videojuegos y una réplica a escala real de la Biblioteca de Alejandría. No es fácil, pero habrá que arrimar el hombro. Ya se sabe, la Ley es igual para todos menos para quienes las promulgan y es justo para el vulgo hablarle en necio para darle gusto. A partir de manana, me sacrifico. Por hoy, id empezando vosotros. Si eso.




domingo, 12 de noviembre de 2023

Todo lo que importa. Día doce

Hay ciertas intuiciones morales inducidas para el colectivo que parecen en buena forma hoy, tristemente: la tentación de la autenticidad en la forma prescrita por las élites culturales (con perdón para la palabra cultura) como forma de conformidad de la multitud. El señalamiento de lo que no es popular o festejado como mediocre. La mala fe de la cultura de la humillación como afianzamiento del grupo propio. La exaltación de lo grotesco como valioso en sí mismo por quienes desean imponerlo a los demás. El auge del feísmo, una filosofía que no trata acerca de aceptar lo feo como parte de la realidad sino de ensalzarlo como admirable y deseable. Como el poder duro y el blando que desean regularlo todo bajo su interés propio no pueden ofrecer al alma lo que la eleve, fingen no desear evitar lo que la degrada. Esa degradación ofrece muchos frutos. Quizá uno de los más primarios es la idea, en fin, de que no debes aspirar a conformar un marco mental diferente del patrocinado, aquel que reparte sus recompensas y su presión de grupo alternativamente.

La belleza importa. La necesitamos como necesitamos la verdad, para no perecer. No tiene porque ser prescrita y un estereotipo. La búsqueda personal es hermosa en sí misma. Acaso hay pocas cosas más crueles que negar la búsqueda de trascendencia en nombre de la apelación al materialismo que simplemente desea negar la individual en nombre de la colectiva...ay, dirigida por individuos concretos y abyectos. No hay mayor enemigo del desamparado que quien refuerza su desamparo para negar su voz, apropiándosela. Todo lo que importa es emanciparse del dominio inicuo. El enigma de la hermosura crea la luz que muestra el camino.

Thoreau se retiró a los bosques cercanos al lago Walden para encontrar la vida. También ideó la desobediencia civil negándose a pagar tributos a un poder que cometía abusos y declarando su disposición a cargar con su pena, por cierto. Llevo un tiempo pensando que un mundo cacofónico y estridente solo puede ofrecer una brizna de belleza en el silencio. En un tiempo en el que la libertad individual es incivil, egoísta y culpable, es necesario ser más radicalmente independiente que nunca; lo más extraño de la gente extraña es lo vulgar que es. Y en fin, que queréis que os diga, en un mundo que adora lo feo y destartalado, buscar cada día los momentos hermosos, los lugares, los seres y mantener fuera de la muerte del mundo ajeno la ternura del corazón. 

La noche se ha abalanzado sobre el domingo. El río pasa cauto y el silencio lo envuelve todo. Hace frío y en esta oscuridad del alma, contra paredes húmedas y desgastadas y en las que los callejones muestran sus entrañas y hierros como arpas de turbio brillo, ni un alma caminará excepto tú. Existe el alba, el crepúsculo,  los lagos y las cordilleras, las construcciones humanas que detienen al tiempo y se conforman en una forma peculiar del devenir humano, existe la música y la sonrisa. Hemos sido bendecidos para apreciar más de lo que nos nutre en el temblor de la belleza y a cambio tenemos la maldición de buscarla sin fin para al fin llegar a casa. Una luz distinta vendrá mañana para invitarte a renacer, a caminar contra el horizonte dorado y a que abras los brazos para anegar tu espíritu de grandeza. Da un paso adelante y sigue la sombra melancólica de tu deseo hacia donde ella viene en tu busca. Lo conseguirás...y será tan hermoso.




miércoles, 8 de noviembre de 2023

La tierra de los sueños.

Pessoa tiene un poema muy hermoso, "Tabaquería". Uno de sus versos declama que contiene en sí todos los sueños del mundo. Salvando la distancia monumental, yo también así lo siento. Me ayuda a vivir el alivio de poder ser otro. El viaje embriaga, el cambio engaña, ay, pero es tan dulce. La tierra de los sueños es una penumbra dorada que baña la ribera amena de un río amable y risueño, acogedor y rodeado de sauces y álamos. Es un lugar lleno de peligro. Invita a dormir y a liberarse de toda rutina, toda cadena y todo desamparo. A cambio, el murmullo de su corriente es un olvido de cualquier dificultad y riesgo que hacen la vida merecedora de ser vivida. Pero bajo la niebla es tentador desear tumbarse en la hierba fresca, cerrar los ojos y abandonarse al sueño, contener en uno mismo todos los sueños del mundo.

¿No vivo en la realidad? Puede ser. Cada día me sorprenden ensueños y fantasías de ser otro, vivir en otros lugares, llevar a cabo otros propósitos, ser yo pero mejor, conocer una porción mayor del misterio del mundo. Después, el hechizo desaparece y el condenado que soy se dirige a la vista del Tribunal de un nuevo día, allá donde no ocurre nada. La discrepancia entre el anhelo y la perspectiva cotidiana se convierte entonces en el fruto del mayor anhelo. Y todos los sueños del mundo se convierten en un muro helado que aísla mi esperanza de los objetivos de la vida.

En fin, toda vida es una espiral, supongo; no llegamos a los mismos puntos repetidos, pero recorremos su proximidad en idas y vueltas. Cada oportunidad perdida se desprende como hojas de otoño, pero no puedo evitar volver a verlas y pensar por qué rama me hubiera ido yo hacia otra vida. Son empeños nocivos, claro. Olvido la sobrecogedora fragilidad de todo y me refugio allá donde no hay cambio, ni dolor, ni pérdida. A cambio, descanso en una tierra baldía sin calor ni futuro. En la tierra de los sueños infinitos, poderosa, taimada, sinuosa, seductora y perversa. Y me temo que ya es muy tarde para cambiar algo y me he convertido en un huésped de sus sombras, en aquel mundo escondido en éste.

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo...

La noche es fría, una llovizna esparce gotas suaves que la brisa derrama. Las aves se han escondido. las luces se muestran agresivas, vibrantes. No hay apenas gente y su rumor es muy cansado. La mar parece lejana. El tedio es infinito. Escribo desde mi celda iluminada levemente contra el vendaval del olvido, deseando inútilmente que haya un rastro tras de mí cuando no esté aquí más, de algún modo. Es un afán inútil, pero en ocasiones son necesarios. El camino hacia ninguna parte sale y llega de todos los sitios.





sábado, 4 de noviembre de 2023

Recompensas y pesares. Cuatro de noviembre

No os miento si os digo que los premios me importaban. En pocas palabras, deseaba, acaso necesitaba, la validación de otros acerca de mis propias opiniones. Cuando imagino cómo  me despreciaría mi yo de ayer acudo a lo que recuerdo de él, y su dogmatismo recurrente y el modo de aferrarse a una opinión porque le daba más valor a su comodidad intelectual que la búsqueda de la verdad me reconcilian un poco con mi duda infinita presente. La realidad me parece poliédrica y elusiva en ocasiones, casi siempre en lo que importa...en fin, no aprecio mucho esos rasgos pasados de mi carácter y espero haberlos aliviado. Me incomodan quienes se abrazan a cualquiera de sus motivos para pasar por encima de los demás como un vendaval de ego y ceguera voluntaria.

¿Qué es mejor, qué peor en el arte? Resulta difícil aventurar respuestas universales. Acaso una de las pocas válidas es que es el conjunto de méritos que ningún jurado tiene en cuenta nunca cuando desea otorgar premios. Se martillea con la idea de que no importa tanto la realidad, sino el relato que se construye con ella. Esa miseria intelectual desborda la mentira, puesto que decide que verdad y mentira son categorías que no tienen sentido. Me preocupa esa idea obviamente autoritaria y también el espíritu de la época en el que el arte parece haber renunciado a ofrecer una representación del mundo, la ausencia de realidad sustituida por la exposición de baratijas de moda. Por problemática y resbaladiza que sea, deseamos vivir en una verdad, como en un témpano de hielo sobre la mar gélida. No me parece extraño que a fin de cuentas esta contradicción interna sea resuelva apelando a autoridades, jurados, premios. Una falta de jerarquías apuntala el poder hasta cierto punto, el punto en el que el poder debe apelar a una justificación propia para evitar su caída. ¿Pero por qué me importaba quien ganaba un Oscar, un Planeta, un Nobel? Hoy me parecen partes que se necesitan de la misma mentira: La sugestión de que hay un valor para tu vida que debe ser impuesto desde fuera, desde arriba, por tu propio bien. Y me asusta imaginarlo.

Detesto el clima moral de la época que habito. Veo que la mezquindad y no la nobleza recibe recompensa. Siento que la sensiblería impostada destierra la sensibilidad. En fin, contemplo que la fuerza bruta destruye con su estupidez cruel los destellos de inteligencia, como las voces del coro desean apagar cualquier voz individual, sin dudas, jovialmente. Deploro el gregarismo y temo la furia santa de la masa. Veo en ello lo que desearon que fuera, lo que tratan que seamos, lo que somos educados a ser: críticos a favor de corriente, adormecidos en una calma plácida que autoridades y dirigentes abonan con mentiras. Requeridos del calor del rebaño para no ser despojados. Incentivados en tomar el rumbo preciso, el que dirigen los que dan premios, validación, imagen, reputación, para recibir su aprobación y sus ventajas. Es abyecto, hipócrita, tenebroso. La necesidad de validación de la mayoría conduce a monstruos conocidos. Ser un tonto útil solo requiere ser tonto; la utilidad la encuentran otros. Me parece vivir en un tiempo en el que se ha vuelto heroico y arriesgado remar contra la corriente. Tener héroes es bueno, pero necesitarlos desesperadamente es dramático. No, no importan los premios, ni las opiniones, ni la crítica. Importa estar en el lugar y tratar de hacer una diferencia. Nunca seguir a una mayoría para hacer el mal. Lo demás no cuenta.

Ya atardece temprano y el ánimo se resiente, llevado entre las sombras de una ciudad que lleva el frío entre sus huesos de acero. Como tripulantes de un barco fantasma, avanzamos hacia la noche y nuestras canciones no saben apagar las luces que desde remotos lugares, otras almas singulares han dejado. Su recuerdo puede ser doloroso, pero ellas marcan el camino. Y entre las olas cansadas y tierras olvidadas y puras, entre el cansancio y la desmemoria, el dogmatismo y la duda, aún la nave va...