Me he levantado pronto, y he consultado mi teléfono para saber quien había ganado las elecciones. Sorprendido, he ido a trabajar a una oficina confortable. He recibido memes de Trump, y he reenviado algunos. He escuchado la radio, algunos podcasts, mientras trabajaba casos. He vuelto a casa y he visto la tele, leído un poco, navegado por internet. Ahora escribo esto.
En todo el día, apenas he sido consciente de mi suerte. Y ahora pienso en aquellos que sienten que no sirven, los olvidados, los que han perdido un trabajo, aquellos a quienes les han envenenado las mentes junto con el futuro. Y quizá, he comprendido. Puede que sea así, porque junto con ello, he comprendido que no servirá de nada. Otro se sentará en mi mesa, hará mi trabajo, pagará mis impuestos. Otros sentirán rabia y yo podría comprenderla, o rechazar las promesas de utopías absurdas.Sentiré que no cuentan conmigo, como lo siento esta noche solitaria. El mundo gira deprisa al son de melodías antiguas tocadas a un ritmo desconocido, y Dundalk se encoge de frío y lanza sus cuervos a vigilar las sombras.
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