Las playas parameras, durmiendo al sol, los oteros y las vegas, los cerros y los campos ondulados de Castilla que nos consolaron de la falta de mar. Añado palabras a Cernuda porque sería ingrato y falso apropiarme de sus versos acerca de los caínes sempiternos que le dejaron el destierro o que un día ya libre de su mentira, será tarde para volver y decir, porque estará muerto.
Sí siento a veces, como hoy, que tu nombre envenena mis sueños. Hijo de gentes de pueblo que trabajaron duro para lograr prosperar, crecí como un niño hijo de pequeñoburgueses que veía a su alrededor esperanzas de prosperidad futura; imagino que era ciego a los problemas que la vida y el mundo coloca cada día entre nuestros afanes y nuestra felicidad posible. Luego, creces, coleccionas alegrías y fracasos y vas haciendo tu camino. En mi caso, después del largo camino, me gustaría encontrar un hogar como el que tuve. Hay veces que creo que será posible.
Hoy no es uno de esos días. Como ciudadano prescindible de una democracia liberal nacido en otra, socialdemócrata y de temperamento templado para ser conservador en ciertas cuestiones y abierto para ser partidario de avanzar en cuestiones sociales y morales hacia marcos más amplios, creo en la necesaria observancia de las leyes. Para ser libres, como dejó escrito Cicerón. Adicionalmente, detesto ese sentimiento que alimenta la natural frustración del ser humano con el propósito de poder reinvertirla políticamente que se denomina nacionalismo. Pero no puedo entender que se envíe a miles de policías para reprimir un movimiento que cuenta con amplio apoyo popular después de soslayar la aplicación de otras medidas que no hubieran exigido este nivel de violencia.
En fin, espero que los heridos se recuperen y que el lugar donde nací abandone este delirio colectivo de creer que problemas enquistados desde hace décadas se resolverán en unos días con victoria completa sobre el adversario. Pero así estamos. Más Cervantes y menos banderas. En cualquier caso, hoy es de esos pocos días en los que me siento avergonzado de lo que veo y la actuación del Gobierno de mi país. Y escribo estas líneas, colgado de la luna como un hombre que ha visto otro mundo y ahora busca ese calor que posiblemente no exista y ya no volverá. Espero volver a encontrar razones para volver a creer que hay algo más que corrupción, división y anhelos de destrucción del adversario en España, un lugar al que hoy no quisiera regresar.
Dundalk ha visto la pasión por la destrucción y el genio iracundo de otros hombres. Veo sus perfiles nocturnos como la cara de un hombre mayor, cansado, que susurra que cuando la antorcha llegue a otros, refulja con el brillo tenue mas cálido de la paz, la piedad y el perdón.
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