He empezado hace unos días a avanzar en la serie "The crown". La verdad, no tenía grandes expectativas. Una serie sobre una monarca en el siglo XX no parece ser el contexto más apasionante. Y sin embargo, a lomos de sus decorados munificentes y el talento interpretativo de su reparto, la serie aborda cuestiones pertinentes y afiladas: el papel de la monarquía en un mundo como el actual, por ende la pervivencia del símbolo en la literalidad de estos días, la relevancia de valores asociados a lo femenino en un mundo de hombres, la libertad y el arrepentimiento, el liderazgo robusto y el dominio cotidiano implacable, la frustración y el decoro. Sobre todas, plantea la cuestión de la naturaleza elusiva del poder; personas decentes y venales, arrogantes y modestas, talentosas y mezquinas se ven arrastradas al pedestal del ejemplo y su devenir desafía su propia existencia para convertirse en iconos. Y bajo esos iconos la vida pura de la voluntad de la supremacía se agita, de la Iglesia al gobierno, del Gobierno a la Corona, de la Corona al pueblo multiforme como el mar y que no lo sabe, del pueblo a sus ficciones consoladoras para no pensar en la decadencia y la finitud. El amor, la culpa, la pérdida y el olvido no parecen resistir al fulgor insomne del poder, que fascina y destruye a quien no lo codifica, esto es, oculta con delicadeza. De ahí el peso de la corona: ocultar una servidumbre voluntaria y el impulso insensible de Leviatán, el Estado, con manos dulces y consoladoras.
Creo que hay otra razón por la que me gusta tanto; el uso y el poder de la palabra desnuda es atroz y suave al tiempo. Quizá al no ser mi lengua, me impresiona más. Pero ver como los personajes miden sus palabras y silencios, se baten en esgrima verbal y esparcen sus motivos, amenazas, desprecio y afecto en una trama distinguida y arriesgada es un placer. Uno siente que devuelve al lenguaje a uno de sus más altos propósitos: ocultarnos de los demás.
Dundalk no siente mucha simpatía por la Monarquía del Reino Unido, pero ye lo digo que ni falta que le hace y luego esperamos juntos la nieve que ha de venir esta noche.