He estado viendo las noticias mientras desayunaba. El correr del día no las ha borrado aún, quizá el sueño lo haga en breve.
El líder del UKIP ha sido obligado a dimitir porque su novia escribió comentarios racistas contra la mujer del príncipe Harry. Que cosas. Puedes incendiar el país con xenofobia irresponsable durante meses, mas cuando se trata de seguir el hilo y aplicar la lógica sin atención a otras consideraciones, es inaceptable. Se trata de saber cuando hacer una excepción.
Los premios del cine británico verán a sus protagonistas vestir de negro por causa de los abusos y el acoso repetido durante años. Que cosas. Los mismos que conocían y no denunciaron, los que vieron como quienes lo hicieron en su momento sufrieran las consecuencias de su valentía sin cálculo, hoy agitan las antorchas primero.
Debe ser cierto que la hipocresía es el homenaje que el vicio tributa a la virtud; no obstante, puede que seamos animales de manada que reaccionamos a estímulos más simples de lo que deseamos creer. Del uso de la libertad, que a veces se usa para expresar nociones deplorables, se ha decidido que la virtud debe usarse para asegurar que nunca habrá errores y seremos más auténticamente libres, libres para elegir lo que nos conviene aunque no lo sepamos. De ello se sigue un discurso social que no vale por sí, sino por la presión tangible que impone. Lo bueno es lo propio de quien es bueno, en vez de ser considerado así quien lleva a cabo actos de bondad. Es confundir la causa y la consecuencia para consolar multitudes en el calor de la probidad compartida.
Es tan hermoso, la supresión del mal con un par de detalles cambiados, la ignorancia sobre las actitudes propias y la imposición de las ajenas en un conocimiento profundo que muchos aún no han recibido, la imposición de verdades oficiales, la supresión de la critica y la naturaleza poliédrica de ciertas verdades, el trafico de la buena conciencia.
Dundalk y yo acabamos leyendo, la iglesia de Inglaterra ha llegado a un acuerdo con el gobierno y compañías para usar sus torres y campanarios para que se pueda proveer conexión a Internet en zonas rurales. Las imágenes muestran la campiña desde una toma aérea, monótona y desvaída. Envidiamos esa dimensión plana de la vida y la sociedad, porque en su calma monocorde anida la posibilidad de la felicidad. Cuando los muertos despierten y enseñen la paz, la piedad y el perdón.
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