Han cantado al entrenador del Betis, "Víctor, vete ya". "Vete ya" es mucho más enfático que "vete". El ya expresa hastío, hartura. Así como nadie sabe responder a Bécquer donde va el amor cuando se olvida, nadie sabe de las pizarras, jugadas ensayadas y vídeos motivacionales que dejan los entrenadores despedidos. Algún día todos esos entrenadores que son fichados para encubrir malas planificaciones ajenas vivirán en una tierra menos atormentada, arando su tierra, viendo la luz de lentos atardeceres y en paz. Bromas aparte, uno se pregunta que tipo de aficionados somos o nos hacen; la victoria es una droga que no sacia y envenena. En fin, tampoco me voy a poner tan dramático, esos profesionales cobran más en un mes de lo que yo haré en mi vida, joder.
En otro orden de cosas, un diputado bebe una Coca Cola. Bueno, una zero. Bueno, dos. No parece que sea para parar las rotativas. Pero cuando tu grupo ha declarado que para apoyar en un conflicto a sus trabajadores vetarás la consumición de un producto y tus compañeros piden su prohibición en el Congreso...joder, es esperpéntico. La nueva política tiene méritos indudables. Pero su santidad laica es un lastre en el mundo real. cada vez aprecio menos la gente que no es sensible a la complejidad. El símbolo puede expresar un compromiso o una idea de forma tajante, de acuerdo, Pero cuando el símbolo sustituye al compromiso o a la idea, solo hay vacuidad. Y en esas estamos. Aficionados o ciudadanos que anhelamos la victoria de nuestro punto de vista, permanente e indiscutido. El contrario y la realidad también juegan. Por eso la vida es más difícil.
Dundalk aun no me dice que me vaya ya. Pero sospecho que entre las gaviotas que acechan su ría, se lo está pensando.
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