Esta noche tuve un mal sueño. Caminaba por un parque en una tarde soleada, pero caminaba deprisa, miraba el reloj, algo parecía inquietarme. Un amigo me ha dicho, no servirá que corras, hay un asesino a tu espalda. Yo ya era consciente de estar soñando, pero justo en ese momento he oído una voz susurrándome, físicamente, sin entender que decía, era como el siseo de una serpiente. Y yo quería salir del sueño, pero no podía Intentaba abrir los ojos; estaban sellados. Trataba de darme la vuelta y ver que no había nadie en mi habitación (dormía de cara a la pared). Al final lo logré, y me tapé debajo de la manta.
Para compensar, decidí ver una película ligera. Elegí divergente, o convergente, o insurgente, detergente o como carajo las llamen. Que mala es, que divertido. Me encantan las pelis que se basan en la mala puntería de los malos, su tendencia a no usar su arma más que como bastón cutre cuando los buenos están desarmados y su renuencia a atacarlos en grupo sino de a uno para que los fostien mejor. Tiene cosas a mi parecer bastante irritantes por la emulación que suscitan: la flácida banalidad santurrona de presentar actos nobilísimos sin ninguna consecuencia en virtud de su propio sacrificio...que de esa manera queda cancelado. La mordacidad y la arrogancia de los "elegidos" en quienes cualquier espectador quiere identificarse, quizá por sus buenos deseos, por ser siempre salvados por campanas ridículas o porque ligan. No sé, me parece que el mundo debe estar lleno de mindundis y pimpines que se creen estas cosas y contagian de actitud chulesca sus reuniones, en el devastador mensaje que les han enseñado: Lo mereces todo y todo lo conseguirás si lo intentas. Luego, me temo, la realidad apunta mejor que un escuadrón de malvados alineados simplemente para la gestión de una trama horrenda. Y los golpes hieren. Al fin, la otra vía de escape que la peli muestra: son los otros quienes tienen la culpa. En fin. Puro poder blando con efectos especiales. Aurea mediocritas, carpe diem.
Dundalk ofrece su mejor cara a la primavera mientras la luz no encuentra a nadie cuando los escaparates cierran.
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