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domingo, 20 de marzo de 2016

19 de marzo. La sed mortal

Sus ojos cansados le dieron noticia de su esfuerzo. Nada se había prometido. De cualquier modo, hay lugares que despiertan vergüenza por haber sido hollados, y la incomodidad se instaló entre ambos.La vida les parecía un territorio hostil. En las vigilias, estiraban sus recuerdos hacia la noche, el olor, los crujidos. Fueron consumiéndose en la culpa abrumadora de haber sido afortunados donde otros cayeron. Recibieron la atención de sus semejantes el tiempo que tardaron en aburrirse de ellos. Duermen lejos del otro, ignorantes de sus destinos. No pasó un día en que la amargura no les forzase a disculparse ante los tristes rostros mudos de los caídos, apareciendo detrás de cada surco, espejo, duda. Pasaron los años; silenciosos, duros. Antes de volver al seno de la tierra, ambos preguntaron a Dios porque ese estigma incrustado en su alma, por qué esa ansiedad, por qué la sed. Yacen con sendas inscripciones asombrosas sobre su resistencia a los padecimientos y lo sobrevivido. Nunca lo lograron. Nadie ha salido nunca indemne de la culpa.






...Y empiezo a pedir así:
Por las cosas que siento y por aquellas que odio sentir,
por mi mala cabeza
porque mi calavera, ella no dejará de reír,
por las lunas nuevas,
por las cosas revueltas que dan vueltas dentro de mí.
..

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