Pasan las horas rápidas, como cernada que el viento aleja de la lumbre y se consume mientras vuela. Cuando uno está sumergido en monotonía, el tiempo pasa espeso, y cuando se divierte, se escurre como el agua entre los dedos. Pero, tras un tiempo, el tiempo del aburrimiento queda como un inmenso vacío que se repliega sobre si mismo y queda en nada, y las horas amenas ganan peso y color. Así que todo sea por el recuerdo y el presente, efímero pero gozoso.
Lo sería más sin lesiones. Mis zapatillas son viejas, y un resbalón me ha hecho mucho daño en la rodilla. Cojeo, pero creo que no es nada. De todas formas, que poca cosa es a veces el espíritu con medio centímetro de ligamento, cartílago o músculo dañados. Seguimos al sol y su rito crudo y tan ansiado. Buscamos la paz en las terrazas nocturnas. Olvidamos los días furtivos de rutina. Y buscamos labores que trasciendan el paso de las horas y su sedimentación en rincones agradables de la memoria. En resumen, reímos, hablamos, jugamos, leemos y vivimos como si nada fuera a perderse. Viene bien, a veces, sentir esa inconsciencia tan poco lúcida y tan vitalista. Aún con crema solar, para mañana no arrepentirse.
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miércoles, 28 de agosto de 2013
jueves, 22 de agosto de 2013
22 de agosto de 2013
Elegir es más renunciar que ganar. Por eso, quizá todos debiéramos tener una maleta con lo que pensamos que el mañana requerirá. Ligeros de equipaje, como Machado, cada nuevo día sería más incómodo y dulce, con la levedad inconstante del espíritu y la certeza de que nada es cierto. Algo con lo que arreglarse, algo para las contingencias, indeseadas o gustosas que el destino depare y un hueco para aquello que olvidamos. Y que mañana traiga un nuevo afán. Los miedos a lo básico encadenan y nos convierten en poseídos de lo que poseemos. Sin llegar a ser un anacoreta, hay días que pasan iguales que otros en los que sólo echo en falta algo de riesgo y sentir los rayos del sol tumbado en la hierba del bosque. Aunque alguna noche aúllen los lobos.
lunes, 19 de agosto de 2013
De la democracia, la educación y los múltiples dioses.19 de agosto de 2013
Una mañana leyendo nunca es perdida, aunque las lecturas se amanceben en distinto orden y creen asociaciones mentales extrañas. El discurso de Pericles y la reinvención de la democracia cada tres días en un país que ha descubierto sus fallas institucionales cuando he encontrado la nevera vacía. Despensa y escuela. El "despensa y escuela" de Costa, confrontado a una ley que intenta ser promulgada bajo la égida de un ministro idiota (etimológicamente; un tal Wert que afirma que "no tiene ambiciones políticas" siendo ministro, lo que le hace un idiota o un canalla, o ambas cosas).
La masa adora el mínimo común múltiplo. Las repúblicas españolas fueron desastrosas porque a la oposición externa se sumo la ambición política de personajes de verdadera talla intelectual que creyeron que el pueblo puede ser educado políticamente en un breve espacio de tiempo. Y sin pan, y aún con él es difícil, eso no es posible. Azaña, Pi y Margall, Salmerón, Fernando de los Ríos, Castelar... intelectuales melancólicos que fracasaron al tratar de desentrañar el nudo gordiano español. La primera República trata incluso de crear un modelo federal...y acaba con la declaración de independencia de Cartagena. Siempre la brocha gorda imponiéndose al frágil trazo fino. Siempre el hastío («Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!», frase de Estanislao Figueras durante un consejo de ministros que presidía. Cuesta no imaginarse la situación y simpatizar con el hombre). Siempre la misma historia.
Por eso, supongo, Platón se opone a Pericles y señala la paradoja que acosa el ideal democrático: siendo las personas distintas en sensatez, cultura, inteligencia, bondad y capacidad de sacrificio, todas tienen el mismo peso teórico en la formación del demos, el cuerpo ciudadano. Esto puede parecer injusto y poco efectivo, por lo que un gobierno de reyes-sabios, o una aristocracia espiritual sería un ideal preferible, incluso asumiendo la corrupción, inevitable, pero preferible a un gobierno en el que el mérito queda sepultado por la estadística (por cierto: Sócrates había apoyado activamente a Critias y los Treinta Tiranos, bajo cuyo dominio se estableció un auténtico estado de terror y se persiguió con saña a los demócratas de Atenas. Y ese es el motivo real de su condena, aunque una amnistía prohibiera los juicios por los hechos realizados durante ese periodo).
¿Como equilibrar un orden justo y una participación igualitaria sobre la base de la desigualdad humana? Nadie ha encontrado mejor respuesta que la educación, el acto político por excelencia, aunque se presente como pura gestión administrativa y económica a cargo de políticos sin ambiciones políticas. En cuyo caso la educación deja de ser digna de tal nombre para convertirse en instrucción personal para la selva de lo real. Y probablemente acabe siendo una profecía autocumplida, y la polis se convertirá en una guerra de intereses privados donde las cadenas de la necesidad impedirán el ágora de las personas libres. Y el elogio de la democracia de un hombre con ambiciones políticas de hace 2500 años
Pues amamos la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie, y usamos la riqueza más como ocasión de obrar que como jactancia de palabra
será más funebre que nunca, pues la belleza estará marchita, la sabiduría será esquiva, y la riqueza un recuerdo amargo. Y quizá no queden mayores que inicien a los jóvenes en el estudio, y los maestros, hoy maltratados, sean un bien más escaso que el tráfico aéreo en Castellón.
Aquí, la República también va dando bandazos, o eso dicen. No estoy muy al tanto. Pero el estudio siempre aparece. Ayer se me ofreció la posibilidad de estudiar la Biblia..y convertirme al presbiterianismo. Habíamos entrado a mirar la Iglesia, su interior es completamente diferente de una iglesia católica. Y en 5 minutos estábamos con Bibias y santorales en las manos, siendo presentados al resto de la comunidad (no parece muy grande) y siendo invitados al siguiente servicio. Más o menos quedé con ellos para el próximo. Hacen barbacoas después, lo que es simpático. Pero, sinceramente, cambiar de dogma a mis años me parece un exceso. Y que pensarían mi familia y mis amigos, dejando mi religión por la primera que se me presenta. Pasar de ser un católico protegido por la virgen María y miríadas de santos y convertirme en un calvinista doctrinario y estricto. No sé si siguen persiguiendo brujas. De cualquier modo, yo sólo podía acordarme de la anécdota cien veces contada de ese vendedor de biblias en España que también trataba de convertir a la gente en su credo (luterano, me parece) y se encontró con un agricultor que le dijo, "mire usted, si yo no creo en nuestro Dios, que es el verdadero, ¿cómo quiere que crea en el suyo?"
Y es que Pericles y Calvinos aparte, afortunadamente no hay Werts ni madrequelosparió capaces de eliminar cierta gramática parda. Con ella no basta, pero sin ella no nos quedaría siquiera el ánimo para aguantarnos. Y dejar de estar hasta los cojones de nosotros mismos.
La masa adora el mínimo común múltiplo. Las repúblicas españolas fueron desastrosas porque a la oposición externa se sumo la ambición política de personajes de verdadera talla intelectual que creyeron que el pueblo puede ser educado políticamente en un breve espacio de tiempo. Y sin pan, y aún con él es difícil, eso no es posible. Azaña, Pi y Margall, Salmerón, Fernando de los Ríos, Castelar... intelectuales melancólicos que fracasaron al tratar de desentrañar el nudo gordiano español. La primera República trata incluso de crear un modelo federal...y acaba con la declaración de independencia de Cartagena. Siempre la brocha gorda imponiéndose al frágil trazo fino. Siempre el hastío («Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!», frase de Estanislao Figueras durante un consejo de ministros que presidía. Cuesta no imaginarse la situación y simpatizar con el hombre). Siempre la misma historia.
Por eso, supongo, Platón se opone a Pericles y señala la paradoja que acosa el ideal democrático: siendo las personas distintas en sensatez, cultura, inteligencia, bondad y capacidad de sacrificio, todas tienen el mismo peso teórico en la formación del demos, el cuerpo ciudadano. Esto puede parecer injusto y poco efectivo, por lo que un gobierno de reyes-sabios, o una aristocracia espiritual sería un ideal preferible, incluso asumiendo la corrupción, inevitable, pero preferible a un gobierno en el que el mérito queda sepultado por la estadística (por cierto: Sócrates había apoyado activamente a Critias y los Treinta Tiranos, bajo cuyo dominio se estableció un auténtico estado de terror y se persiguió con saña a los demócratas de Atenas. Y ese es el motivo real de su condena, aunque una amnistía prohibiera los juicios por los hechos realizados durante ese periodo).
¿Como equilibrar un orden justo y una participación igualitaria sobre la base de la desigualdad humana? Nadie ha encontrado mejor respuesta que la educación, el acto político por excelencia, aunque se presente como pura gestión administrativa y económica a cargo de políticos sin ambiciones políticas. En cuyo caso la educación deja de ser digna de tal nombre para convertirse en instrucción personal para la selva de lo real. Y probablemente acabe siendo una profecía autocumplida, y la polis se convertirá en una guerra de intereses privados donde las cadenas de la necesidad impedirán el ágora de las personas libres. Y el elogio de la democracia de un hombre con ambiciones políticas de hace 2500 años
Pues amamos la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie, y usamos la riqueza más como ocasión de obrar que como jactancia de palabra
será más funebre que nunca, pues la belleza estará marchita, la sabiduría será esquiva, y la riqueza un recuerdo amargo. Y quizá no queden mayores que inicien a los jóvenes en el estudio, y los maestros, hoy maltratados, sean un bien más escaso que el tráfico aéreo en Castellón.
Aquí, la República también va dando bandazos, o eso dicen. No estoy muy al tanto. Pero el estudio siempre aparece. Ayer se me ofreció la posibilidad de estudiar la Biblia..y convertirme al presbiterianismo. Habíamos entrado a mirar la Iglesia, su interior es completamente diferente de una iglesia católica. Y en 5 minutos estábamos con Bibias y santorales en las manos, siendo presentados al resto de la comunidad (no parece muy grande) y siendo invitados al siguiente servicio. Más o menos quedé con ellos para el próximo. Hacen barbacoas después, lo que es simpático. Pero, sinceramente, cambiar de dogma a mis años me parece un exceso. Y que pensarían mi familia y mis amigos, dejando mi religión por la primera que se me presenta. Pasar de ser un católico protegido por la virgen María y miríadas de santos y convertirme en un calvinista doctrinario y estricto. No sé si siguen persiguiendo brujas. De cualquier modo, yo sólo podía acordarme de la anécdota cien veces contada de ese vendedor de biblias en España que también trataba de convertir a la gente en su credo (luterano, me parece) y se encontró con un agricultor que le dijo, "mire usted, si yo no creo en nuestro Dios, que es el verdadero, ¿cómo quiere que crea en el suyo?"
Y es que Pericles y Calvinos aparte, afortunadamente no hay Werts ni madrequelosparió capaces de eliminar cierta gramática parda. Con ella no basta, pero sin ella no nos quedaría siquiera el ánimo para aguantarnos. Y dejar de estar hasta los cojones de nosotros mismos.
sábado, 17 de agosto de 2013
El viaje definitivo (homenaje a JRJ).16 de agosto de 2013.
Original, y perdón por profanarlo
Y yo me iré.
Y se quedarán los cuervos
en su alto.
Y mi habitación, con sus velas gastadas
y los libros reposados.
Todas las tardes el cielo será gris y amargo,
y sonarán, como esta noche están sonando,
las campanas de san Patricio repicando.
Se morirán aquellos que por mi vida pasaron
y el pueblo será el mismo cada año
y en el rincón de aquel parque florido y olvidado
mi espíritu errará, nostálgico.
Y yo me iré. Y estaré solo, sin hogar ni barco
sin velas que me alumbren ni libros agotados,
sin cielo gris y amargo...
y seguirán los pájaros cantando
Y yo me iré.
Y se quedarán los cuervos
en su alto.
Y mi habitación, con sus velas gastadas
y los libros reposados.
Todas las tardes el cielo será gris y amargo,
y sonarán, como esta noche están sonando,
las campanas de san Patricio repicando.
Se morirán aquellos que por mi vida pasaron
y el pueblo será el mismo cada año
y en el rincón de aquel parque florido y olvidado
mi espíritu errará, nostálgico.
Y yo me iré. Y estaré solo, sin hogar ni barco
sin velas que me alumbren ni libros agotados,
sin cielo gris y amargo...
y seguirán los pájaros cantando
jueves, 15 de agosto de 2013
15 de agosto de 2013.
Acabo de ir a por un vaso de agua. Mientras acababa, inclinaba mi cabeza hacia atrás, y se ha presentado ante mí. Agazapado y fiero: malicioso. Ayer luchamos sin tregua. Y las noches que encadenan el ayer con los demás ayeres y que acaban en una llanura que ya no sé desandar con la memoria. Cuantas noches llevo buscando su guarida, para obligarlo a la última lucha final. Enfrentarme a mis miedos y, a cambio de derrotarlo, entregarlo todo.
Me conoce. Sabe como incitarme y escapar, mostrarse cuando no estoy preparado. Me hiere entre las sombras y desaparece. Flagela mi orgullo. Soy incapaz de sustraerme a su reto, y cuando creo que lo he vencido, allí está de nuevo, el mismo u otro igual. Me obsesiona. Me confronta a su astucia, y pierdo siempre.
Como Teseo, intento no perder la razón en el laberinto de sus iniquidades. Como Ahab, me siento enfebrecer cuando aparece, para terminar frustrado y poseído por un apetito de destrucción. Pero cuando vuelve a aparecer, a atacarme, cuando intenta acabar conmigo, me siento altivo, poderoso, un guerrero. Aunque después acabe malherido en el risco tras la batalla cruenta. Entonces, más lúcido, sé que está guerra no acabará con mi muerte, y que muchos otros tendrán que seguir la tarea que hoy me consume, para su desgracia y pesadumbre.
Puto mosquito.
Me conoce. Sabe como incitarme y escapar, mostrarse cuando no estoy preparado. Me hiere entre las sombras y desaparece. Flagela mi orgullo. Soy incapaz de sustraerme a su reto, y cuando creo que lo he vencido, allí está de nuevo, el mismo u otro igual. Me obsesiona. Me confronta a su astucia, y pierdo siempre.
Como Teseo, intento no perder la razón en el laberinto de sus iniquidades. Como Ahab, me siento enfebrecer cuando aparece, para terminar frustrado y poseído por un apetito de destrucción. Pero cuando vuelve a aparecer, a atacarme, cuando intenta acabar conmigo, me siento altivo, poderoso, un guerrero. Aunque después acabe malherido en el risco tras la batalla cruenta. Entonces, más lúcido, sé que está guerra no acabará con mi muerte, y que muchos otros tendrán que seguir la tarea que hoy me consume, para su desgracia y pesadumbre.
Puto mosquito.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Viva el sindicato. 14 de agosto de 2013
El proletariado no tiene patria. Yo no soy proletario y me siento de lejos. No creo en la lucha de clases y sus derivaciones materialistas e históricas. Deploro el "comunismo realmente existente". Me da miedo oir la palabra "Kolymá" (honestamente, no entra demasiado en mis conversaciones).
Pero cuando uno ve la marcha del mundo, la libertad feliz para que los lobos entren en los corrales a los que la desregulación llevó la puerta, tal el soplo de la modernidad del lobo feroz en la casa de los anticuados cerditos o la fantasía amable de la dialéctica resumida en la sonrisa macabra del poder, quiero asaltar el palacios de invierno.
La jornada fue larga. Cadenas de tareas enlazadas por jefes cuyos jefes tienen otros jefes que son exigidos por otros jefes hasta que se llega al gran jefe, que posiblemente no exista, y sea una multitud de accionistas que creen o hacen creer que el crecimiento perpetuo es posible y sencillo. Y que la pirámide de jerarquías debe ascender en potestades pero descender en responsabilidades. Y esa superposición de las pirámides invertidas (poder-responsabilidad) balanceándose peligrosamente entre sí es a lo que se ha llamado nuevo capitalismo (o capitalismo de escala, no me acuerdo). No me puedo quejar, no estoy en la base. Pero, honestamente, en un mundo tan inestable como el actual, que un pensamiento mágico tan delirante prospere en un mundo tan cansado me parece inconcebible.
Yo propongo la responsabilidad en el dolor del otro, la búsqueda conjunta, y la solidaridad. Las huelgas. El rechazo al miedo, el caminar por la alegría. La tierra. Y los avances firmes, no las aventuras privadas que acaban en pérdidas públicas. Y sin soma, gracias.
Pero cuando uno ve la marcha del mundo, la libertad feliz para que los lobos entren en los corrales a los que la desregulación llevó la puerta, tal el soplo de la modernidad del lobo feroz en la casa de los anticuados cerditos o la fantasía amable de la dialéctica resumida en la sonrisa macabra del poder, quiero asaltar el palacios de invierno.
La jornada fue larga. Cadenas de tareas enlazadas por jefes cuyos jefes tienen otros jefes que son exigidos por otros jefes hasta que se llega al gran jefe, que posiblemente no exista, y sea una multitud de accionistas que creen o hacen creer que el crecimiento perpetuo es posible y sencillo. Y que la pirámide de jerarquías debe ascender en potestades pero descender en responsabilidades. Y esa superposición de las pirámides invertidas (poder-responsabilidad) balanceándose peligrosamente entre sí es a lo que se ha llamado nuevo capitalismo (o capitalismo de escala, no me acuerdo). No me puedo quejar, no estoy en la base. Pero, honestamente, en un mundo tan inestable como el actual, que un pensamiento mágico tan delirante prospere en un mundo tan cansado me parece inconcebible.
Yo propongo la responsabilidad en el dolor del otro, la búsqueda conjunta, y la solidaridad. Las huelgas. El rechazo al miedo, el caminar por la alegría. La tierra. Y los avances firmes, no las aventuras privadas que acaban en pérdidas públicas. Y sin soma, gracias.
martes, 13 de agosto de 2013
Bibliotecas, fútbol. 13 de agosto de 2013
El día pasó lento y productivo (como están enseñándome a odiar esa palabra, por cierto). Querría haber sacado algunas películas de la biblioteca para esta semana, pero al final me pudo la pereza. La perreza. Me encantan las bibliotecas. Fuera de la codicia, la ambición, el egoismo, la maldad y la barbarie, el imperio de la brutalidad que en una forma un otra siempre acaban experimentando los humanos, una biblioteca es una frontera, un lugar donde dejar a la entrada la lucha por la vida, guardar silencio, aprender y disfrutar. Es uno de los sitios del ágora, que debería ser lo público sin ser oficial. Eso que es más cómodo para el poder erradicar que conservar, para mantener las vidas de la muchedumbre encauzadas a través del caudal que diseña. Leía a mi siempre admirado José Luis Pardo,
Ya he señalado en otra ocasión la importancia de la observación de Zygmunt Bauman en este sentido: ahora la duración de la vida humana se ha convertido en la referencia última y en la medida de todas las demás cosas humanas, pues ninguna de ellas tiene ya garantizada una permanencia superior. Ni los matrimonios ni las empresas, ni los ministerios ni las profesiones, ni los Gobiernos ni las familias, ni los edificios ni las herramientas, ni las iglesias ni los vestidos, ni los bancos ni los Estados tienen ahora por qué durar más de lo que dura, como media, una vida humana, y lo más frecuente es que, a lo largo de esas vidas, los mortales vayan viendo erosionarse y caer sus matrimonios, sus empresas, sus ministerios, sus profesiones, sus Gobiernos, sus familias, sus edificios, sus herramientas, sus iglesias, sus bancos y sus Estados, mientras lo único que permanece en pie es esa vida suya, en otro tiempo considerada tan frágil y tan miserablemente corta.
Ha llegado, para muchos miles de personas, ese día en el cual, al no contar con otra referencia de estabilidad que no sea su continuidad biológica, y al no poder ya esperar ninguna continuidad social o política por parte de las instituciones públicas o privadas, se ven obligadas a convertirse en empresarias de sí mismas, en gerentes de su propia vida a título puramente individual. Si la revolución industrial terminó con el Libro y esta revolución posindustrial ha de terminar con los libros, ¿quién contará el sufrimiento de estas vidas estranguladas en la contradicción de su condena al reciclaje permanente y su enfrentamiento a su condición mortal y, por tanto, esencialmente no-reciclable? Necesitamos urgentemente nuevos órganos de escucha.
Y comparaba sus palabras con las de una alcaldesa de algún concejo canario en la que se quejaba de que las bibliotecas requiriesen dinero público sin ser rentables. Esa mentalidad mezquina que mide las vidas humanas como medios y que convertiría el mundo, si pudiera en un lugar regido por el mero cálculo monetario. Un mundo tan pobre en el que no valdría la pena vivir.
Por la tarde jugué al fútbol. perdimos, pero fue un esfuerzo estimable. Construir un equipo armónico es casi tan difícil como buscar una sociedad justa. Al final, el compromiso colectivo, la forma de afrontar los sacrificios y los retos y la asunción de las limitaciones propias y de tus compañeros o conciudadanos se basa en un equilibrio entre la gestión del egoísmo y el estímulo del altruismo. Y compartir la pelota. Confiar en el otro. Aunque el balón se rebele o haya gente ruin. O la suerte sea esquiva y venga Abreu.
Ya he señalado en otra ocasión la importancia de la observación de Zygmunt Bauman en este sentido: ahora la duración de la vida humana se ha convertido en la referencia última y en la medida de todas las demás cosas humanas, pues ninguna de ellas tiene ya garantizada una permanencia superior. Ni los matrimonios ni las empresas, ni los ministerios ni las profesiones, ni los Gobiernos ni las familias, ni los edificios ni las herramientas, ni las iglesias ni los vestidos, ni los bancos ni los Estados tienen ahora por qué durar más de lo que dura, como media, una vida humana, y lo más frecuente es que, a lo largo de esas vidas, los mortales vayan viendo erosionarse y caer sus matrimonios, sus empresas, sus ministerios, sus profesiones, sus Gobiernos, sus familias, sus edificios, sus herramientas, sus iglesias, sus bancos y sus Estados, mientras lo único que permanece en pie es esa vida suya, en otro tiempo considerada tan frágil y tan miserablemente corta.
Ha llegado, para muchos miles de personas, ese día en el cual, al no contar con otra referencia de estabilidad que no sea su continuidad biológica, y al no poder ya esperar ninguna continuidad social o política por parte de las instituciones públicas o privadas, se ven obligadas a convertirse en empresarias de sí mismas, en gerentes de su propia vida a título puramente individual. Si la revolución industrial terminó con el Libro y esta revolución posindustrial ha de terminar con los libros, ¿quién contará el sufrimiento de estas vidas estranguladas en la contradicción de su condena al reciclaje permanente y su enfrentamiento a su condición mortal y, por tanto, esencialmente no-reciclable? Necesitamos urgentemente nuevos órganos de escucha.
Y comparaba sus palabras con las de una alcaldesa de algún concejo canario en la que se quejaba de que las bibliotecas requiriesen dinero público sin ser rentables. Esa mentalidad mezquina que mide las vidas humanas como medios y que convertiría el mundo, si pudiera en un lugar regido por el mero cálculo monetario. Un mundo tan pobre en el que no valdría la pena vivir.
Por la tarde jugué al fútbol. perdimos, pero fue un esfuerzo estimable. Construir un equipo armónico es casi tan difícil como buscar una sociedad justa. Al final, el compromiso colectivo, la forma de afrontar los sacrificios y los retos y la asunción de las limitaciones propias y de tus compañeros o conciudadanos se basa en un equilibrio entre la gestión del egoísmo y el estímulo del altruismo. Y compartir la pelota. Confiar en el otro. Aunque el balón se rebele o haya gente ruin. O la suerte sea esquiva y venga Abreu.
No hacer nada excepto existir. 12 de agosto de 2013
Cuando no coincide ya la imagen que tienes de ti
con la que realmente es
Se comienza a detectar un proceso mecanico en tu comportamiento
y las tristezas que superan la alegria de vivir
con los disgustos que comporta la existencia
te entran ganas de viajar a espacios que no has visto
para entrenar así a tu mente
a un nuevo estadio de conciencia...
Fui a Dublín. Volviendo en autobús, leyendo el hermoso libro, "religión para ateos", de Alain de Bottom. Cuenta en el pasaje que leía mientras la oscuridad envolvía suavemente la carretera, su meditación budista, el orden del cuerpo, el bienestar, la doctrina de la liberación del ego. Pensaba en volver a ser dueños de nosotros, cuerpos, espíritus, mentes, almas. Pienso (y no escribiré nada más, porque requiere pensarlo bien) en una de sus frases: we recognize the extraordinary challenge posed by sittin quietly in a room and doing nothing other than existing. Puede que sea cierto (the draconian grip which the priorities and projects of our egos have on us).
Así que como cuando uno no tiene nada interesante que añadir, es mejor callarse, me voy a la cama dejando esas frases. Por si sirvieran de algo (yo creo que sí), como esos revoltijos de cachivaches de los que uno nunca sabe si podrá sacar algo valioso.
lunes, 12 de agosto de 2013
11 de agosto de 2013
Siempre piensa uno que pequeños cambios graduales son la verdadera esperanza, porque dotan de sentido y sustancia el cambio. Los apologistas de la innovación perpetua adoptan un mantra engañoso porque confunden el medio con el objetivo. O quizá lo saben perfectamente pero necesitan que la rueda gire, simplemente. Del dinero, del poder, del masaje del ego colectivo y su insatisfacción al mismo tiempo. Marx sostuvo, con más razón que un santo (perdon, herr Karl), que el capitalismo era revolucionario. Inestable y voraz, destruye las pautas sociales y desteje las relaciones humanas en un bosque de intereses del homo oeconomicus que cercenan otras dimensiones, improductivas pero necesarias del ser humano. La libertad suprema sólo podría darse en un entorno de un punto de partida perfectamente igualitario. Los mecanismos que trata(¿ba?)n de garantizar esa igualdad no coartan la libertad, intentan potenciarla.
De repente nos hemos vuelto pobres, o sentimos el temor a serlo y, pese a las protestas y a millones de párrafos similares al arriba presentado...es difícil luchar por reformar el capitalismo, no digamos ya por una "revolución" sin renunciar a la tecnología de última generación. Sólo queda saber más, ser más conscientes. Aprender que el crecimiento perpetuo es un cuento peligroso, el progreso (la finalidad) de la historia una mentira colosal y que nadie escapará solo. así que hoy me he propuesto aprender... como construir una nave espacial que me saque de este planeta. O entrar en una secta, que las tienen ya hechas.
De repente nos hemos vuelto pobres, o sentimos el temor a serlo y, pese a las protestas y a millones de párrafos similares al arriba presentado...es difícil luchar por reformar el capitalismo, no digamos ya por una "revolución" sin renunciar a la tecnología de última generación. Sólo queda saber más, ser más conscientes. Aprender que el crecimiento perpetuo es un cuento peligroso, el progreso (la finalidad) de la historia una mentira colosal y que nadie escapará solo. así que hoy me he propuesto aprender... como construir una nave espacial que me saque de este planeta. O entrar en una secta, que las tienen ya hechas.
domingo, 11 de agosto de 2013
10 de agosto de 2013
Se diría a veces que las relaciones humanas son como conjuntos hilados de azar, y en ocasiones una vibración de uno, afecta a varios. Y esos afectos creados o truncados tienen un peso específico mucho mayor que el panorama tranquilo de un océano de tiempo, como si viéramos un lejano mar embravecido desde un acantilado y sus olas resultasen a nuestra vista tranquilas sábanas de espuma.
En la biblioteca nacional de Dublín hay una exposición permanente dedicada a Yeats, y un poema escrito a máquina lo explica bien, en un segundo todo cambió...y todo envejeció de repente, cambió de lugar y se perdió. Pero quizá no para siempre. Y si envejeció fue porque era radiante, y hay muchos afectos que lo siguen siendo, y sus tramas urden el futuro. Es curioso lo que necesitamos a los demás, y lo que cuesta estar solo. Uno se acostumbra a la compañía, y le acaba costando pasar una noche pensando, mirando la luna y olvidando todo lo que está fuera y que no es la verdad de uno mismo, la verdad de su alma y sus tripas. "En el hombre interior habita la verdad". Dónde estará ese ser humano feliz, reposado y alegre que se prepara para encontrar el misterio de la vida antes de ponerse en paz con Dios. Supongo que aprendí muchas cosas que eran mentira, y he construido una búsqueda que debe ser rehecha. La felicidad es la lucha de estar vivo por ella, no un estado estático e inmutable que conquistar para siempre. La soledad es a veces el precio de la conciencia intranquila, que también puede ser un don. Pese a eso, cualquier amistad que se distancia por causas que no sabrías encontrar deja un regusto amargo, una esperanza y una certeza: todo lo bueno que queda, quedará para siempre. Y no tiene sentido valorar más lo que falta que lo que se tiene.
El día ha acabado pleno de buena gente, amigos y diversión. Supongo que algún día saldré de aquí e iré a buscarme, y estos momentos persistirán. Y como la noche en Dundalk, la placidez es mucho más lúcida con la conciencia de que la tormenta puede desatarse en cualquier momento.
En la biblioteca nacional de Dublín hay una exposición permanente dedicada a Yeats, y un poema escrito a máquina lo explica bien, en un segundo todo cambió...y todo envejeció de repente, cambió de lugar y se perdió. Pero quizá no para siempre. Y si envejeció fue porque era radiante, y hay muchos afectos que lo siguen siendo, y sus tramas urden el futuro. Es curioso lo que necesitamos a los demás, y lo que cuesta estar solo. Uno se acostumbra a la compañía, y le acaba costando pasar una noche pensando, mirando la luna y olvidando todo lo que está fuera y que no es la verdad de uno mismo, la verdad de su alma y sus tripas. "En el hombre interior habita la verdad". Dónde estará ese ser humano feliz, reposado y alegre que se prepara para encontrar el misterio de la vida antes de ponerse en paz con Dios. Supongo que aprendí muchas cosas que eran mentira, y he construido una búsqueda que debe ser rehecha. La felicidad es la lucha de estar vivo por ella, no un estado estático e inmutable que conquistar para siempre. La soledad es a veces el precio de la conciencia intranquila, que también puede ser un don. Pese a eso, cualquier amistad que se distancia por causas que no sabrías encontrar deja un regusto amargo, una esperanza y una certeza: todo lo bueno que queda, quedará para siempre. Y no tiene sentido valorar más lo que falta que lo que se tiene.
El día ha acabado pleno de buena gente, amigos y diversión. Supongo que algún día saldré de aquí e iré a buscarme, y estos momentos persistirán. Y como la noche en Dundalk, la placidez es mucho más lúcida con la conciencia de que la tormenta puede desatarse en cualquier momento.
sábado, 10 de agosto de 2013
Parábola. 09 de agosto de 2013
Podría decirse que hay una pirámide y estamos en la base. Hay que ascender, por ella, sin que haya una razón aparente más que su propia evidencia que queda cuestionada con una simple duda. Hay quien se decide a jugar y a tomar su posición como la medida de su lugar en el mundo. Hay quienes no pueden o no quieren pasar. Los pasillos se acumulan de gente que descansa, de quien sube y de quien baja. En ciertos lugares hay ciudades, bibliotecas, salas de sabiduría, acerca de la propia pirámide, quien la creó, sus méritos, nuestra vinculación a ella.
Hay quien piensa que sus principios y fundamentos deben ser los que rijan su vida y actos. Opinan que podrán hacer de ella algo mejor, y con su puesto en la jerarquía mostrarán al resto su pasión consumada y su orgullo
Otros opinan que quien sube más alto es porque es más leve.
Hay quien piensa que sus principios y fundamentos deben ser los que rijan su vida y actos. Opinan que podrán hacer de ella algo mejor, y con su puesto en la jerarquía mostrarán al resto su pasión consumada y su orgullo
Otros opinan que quien sube más alto es porque es más leve.
jueves, 8 de agosto de 2013
Fortaleced, oh muchachos, vuestros músculos. 08 de agosto de 2013
La acción tiene el misterioso poder de compendiar una larga vida en la explosión de un fuego de artificio. Se tiende a honrar a quien ha dedicado toda su vida a una única empresa, lo cual es justo, pero quien quema toda su vida en un fuego de artificio, que dura un instante, testimonia con mayor precisión y pureza los valores auténticos de la vida humana.
Yukio Mishima
Fue un día extraño. Al principio insólitamente variado en el trabajo, lo que me agrada, aunque luego fue hundiéndose en el marasmo habitual. Bueno, es un trabajo de oficina. Que casa más desolada. Aunque me repito que no tengo derecho a quejarme, eso no deja de ser una queja. Y que, si me gusta mirar el cielo, y el techo de chapa deja pequeñas ranuras insuficientes. El trabajo terminó y me fui al gimnasio de la empresa.
Dios, que sufrimiento, que despojo soy. 45 minutos de una clase de..algo, posiblemente técnicas de tortura para tus peores enemigos, o los de tu patria, que según leo con esto de Gibraltar vuelve a palpitar con poderío. El caso es que probar tus límites, aunque sean los de un decadente, te da una cierta relajación y limpia tu mente de otros asuntos, necesita concentrarse en cada microsegundo de dolor lacerante para que no te pierdas nada. Y después, una ducha reparadora y un paseo con paso errante y desvalido, y la piedad en la cara de los transeúntes que te cruzas. Y ay de las agujetas, si aparecen. El deporte es una gran cosa, joder. Canaliza la agresividad personal en violencia social, hace perseguir un canon inalcanzable, promociona valores que desecha luego y frustra a un inmenso porcentaje de sus participantes. Y bueno, sobre todo, es la máxima bendita expresión de la igualdad y la desigualdad humana.
El alma tiene muchos partidarios, pero el cuerpo, su apogeo y su fragilidad ofrecen lecciones muy estimables. Se me ocurre, el cerebro nublado por el cansancio, que una de ellas podría ser que ninguna felicidad vale la destrucción de otro. Que su espacio es sagrado, y ninguna utopía ajena debe disponer de él.
Hoy dormiré bien, espero. Desde mi desordenada habitación, miro la luz de farolas distantes e imagino barcos fantasmas que vienen a buscarme para que me enrole en una travesía hacia los estremecedores límites de la imaginación misma...si mis brazos son capaces de arriar una vela. Lo dudo. Aunque sigo oyendo esa sirena fantasma entre la bruma y las luces insinuantes. Ay, el ejercicio...
Yukio Mishima
Fue un día extraño. Al principio insólitamente variado en el trabajo, lo que me agrada, aunque luego fue hundiéndose en el marasmo habitual. Bueno, es un trabajo de oficina. Que casa más desolada. Aunque me repito que no tengo derecho a quejarme, eso no deja de ser una queja. Y que, si me gusta mirar el cielo, y el techo de chapa deja pequeñas ranuras insuficientes. El trabajo terminó y me fui al gimnasio de la empresa.
Dios, que sufrimiento, que despojo soy. 45 minutos de una clase de..algo, posiblemente técnicas de tortura para tus peores enemigos, o los de tu patria, que según leo con esto de Gibraltar vuelve a palpitar con poderío. El caso es que probar tus límites, aunque sean los de un decadente, te da una cierta relajación y limpia tu mente de otros asuntos, necesita concentrarse en cada microsegundo de dolor lacerante para que no te pierdas nada. Y después, una ducha reparadora y un paseo con paso errante y desvalido, y la piedad en la cara de los transeúntes que te cruzas. Y ay de las agujetas, si aparecen. El deporte es una gran cosa, joder. Canaliza la agresividad personal en violencia social, hace perseguir un canon inalcanzable, promociona valores que desecha luego y frustra a un inmenso porcentaje de sus participantes. Y bueno, sobre todo, es la máxima bendita expresión de la igualdad y la desigualdad humana.
El alma tiene muchos partidarios, pero el cuerpo, su apogeo y su fragilidad ofrecen lecciones muy estimables. Se me ocurre, el cerebro nublado por el cansancio, que una de ellas podría ser que ninguna felicidad vale la destrucción de otro. Que su espacio es sagrado, y ninguna utopía ajena debe disponer de él.
Hoy dormiré bien, espero. Desde mi desordenada habitación, miro la luz de farolas distantes e imagino barcos fantasmas que vienen a buscarme para que me enrole en una travesía hacia los estremecedores límites de la imaginación misma...si mis brazos son capaces de arriar una vela. Lo dudo. Aunque sigo oyendo esa sirena fantasma entre la bruma y las luces insinuantes. Ay, el ejercicio...
miércoles, 7 de agosto de 2013
07 de agosto de 2013
Contra lo que pudiera parecer, Dundalk, tal vez todo el condado de Louth, quizá toda Irlanda, está repleto de luz. No siempre es grata; en verano, puede despertarme un furtivo rayo antes de las 6 de la mañana y llevarme a otro lugar distinto en el que estaba, mucho más cansado y confuso que en las vibraciones inestables de los sueños. Pessoa decía eso tan maravilloso de que se despertaba con alegría y pena, pena de perder lo que soñaba y alegría de volver a la realidad donde está aquello con lo que soñaba. Yo soy más modesto, y en miércoles, primer día de mi turno semanal, me conformaría con que los rayos se detuvieran frente a mi ventana e iluminaran el jardín, que está un poco triste, con la hierba asilvestrada y los arbolillos enclenques. Pero la luz, como el espíritu, sopla donde quiere, y nunca sabe donde posarse hasta que te anuncia que empieza otro día.
O que acaba. La luz arrebolada del atardecer es maravillosa, cayendo y ampliando su gama con los minutos, retorciéndose en las nubes y pintándolas como burbujas frágiles, mientras el cielo azul se oscurece. Quizá para ver una puesta de sol sólo se necesita un lugar sin edificios altos y estar triste. Dundalk es un pueblo como todos, sus lugares encantadores y sus zonas olvidables. En fin, la gran literatura, el gran arte y la gran vida se hace de humanizar lo cotidiano y alumbrar lo que a primera vista es anodino, y no adornar con exageraciones heroicas e inhumanas (no asolar el complejo bosque de la experiencia con simplificaciones pueriles) lo que no tiene tanta sustancia, pues aunque los libros no sean la vida, aspiran a ser un espejo fiable. Y ya dijo algún clásico que cuando el destino eleva a alguien por encima de su categoría, desarma su insustancialidad y lo aventa. Ser marginado tiene ventajas, reza el título de un libro que leo a ratos. Quizá tiene la ventaja de evitar las actuaciones, cansa ser un personaje, y la máscara se acaba pegando a la piel. Y además, bajo todas las diferencias folclóricas, occidente ya es la aldea global habitada por personas cortadas por el mismo patrón. Quizá estamos mejor así. Como dijo el sabio*, desde que un ser humano conoció a otro con distinto idioma y forma de pensar, la humanidad ha tenido un sueño: matar al otro, para no tener que aprender su idioma ni su manera de pensar. Puede ser verdad. Mientras tanto, el sol sigue saliendo sobre los justos y los injustos. Y nosotros tratamos de merecer un lugar bajo su manto.
Zapp Branigan, capitán de navío interestelar. Si no os suena, googlear.
O que acaba. La luz arrebolada del atardecer es maravillosa, cayendo y ampliando su gama con los minutos, retorciéndose en las nubes y pintándolas como burbujas frágiles, mientras el cielo azul se oscurece. Quizá para ver una puesta de sol sólo se necesita un lugar sin edificios altos y estar triste. Dundalk es un pueblo como todos, sus lugares encantadores y sus zonas olvidables. En fin, la gran literatura, el gran arte y la gran vida se hace de humanizar lo cotidiano y alumbrar lo que a primera vista es anodino, y no adornar con exageraciones heroicas e inhumanas (no asolar el complejo bosque de la experiencia con simplificaciones pueriles) lo que no tiene tanta sustancia, pues aunque los libros no sean la vida, aspiran a ser un espejo fiable. Y ya dijo algún clásico que cuando el destino eleva a alguien por encima de su categoría, desarma su insustancialidad y lo aventa. Ser marginado tiene ventajas, reza el título de un libro que leo a ratos. Quizá tiene la ventaja de evitar las actuaciones, cansa ser un personaje, y la máscara se acaba pegando a la piel. Y además, bajo todas las diferencias folclóricas, occidente ya es la aldea global habitada por personas cortadas por el mismo patrón. Quizá estamos mejor así. Como dijo el sabio*, desde que un ser humano conoció a otro con distinto idioma y forma de pensar, la humanidad ha tenido un sueño: matar al otro, para no tener que aprender su idioma ni su manera de pensar. Puede ser verdad. Mientras tanto, el sol sigue saliendo sobre los justos y los injustos. Y nosotros tratamos de merecer un lugar bajo su manto.
Zapp Branigan, capitán de navío interestelar. Si no os suena, googlear.
Pausa dramática. 6 de agosto de 2013
Me da vértigo el punto muerto. Algunas horas nocturnas he subido hasta imaginar las ardientes estrellas que derraman una luz de otros días hacia infinitos que no les importan, y en uno de ellos, amaneceré con frío mañana, sintiéndome como Sísifo, con el peso insoportable de los días que se escapan, sintiendo que las horas del trabajo podría dedicarlas a la ardua tarea de la armonía. Que lago habría que calmara esa sed, este delirio como de capitán Achab acariciándose su pierna que no existe, de Roy Batty sabiendo que tiene que morir y se desvanecerá en la lluvia, o la de cualquier alma capaz de sufrir que en el trasiego de los días, ignoramos. Supongo que mucha gente se siente así, no lo sé. Yo me siento así.
He tratado de estudiar, leído, pensado demasiado (como ahora), jugado al billar y al fútbol, oído música. Pero no he asaltado cuarteles de invierno, visto el amanecer dorado, encontrado ese riesgo en el que crece lo que persistirá al final de todo, vislumbrado un alma, sentido el delirio de la metamorfosis , cortado una raíz fecunda de mandrágora ni oído la voz de las sirenas. Y el insaciable fausto caprichoso y egoísta que vive en mí requiere que lo quiera todo, para ser para siempre. Y el viejo sensato que a veces asoma le da la razón, pero añade que no hay destino que no se venza con el desprecio, por peligroso que sea despreciar y secarse y echarse a perder, como los sarmientos raídos por el viento que se arrancan de cuajo. Que triste es ver arrancar lo que una vez dio fruto de la sementera. Y que inevitable. Estoy harto de mis pensamientos, de mí, quiero vacaciones de mi cara, mi pensamiento, mi cuerpo, mi visión de las cosas. Quiero, si no hay más remedio, recorrer el mundo con mi hato en una bolsa atada a un báculo que llevara al hombro. Y ver cosas singulares.
He tratado de estudiar, leído, pensado demasiado (como ahora), jugado al billar y al fútbol, oído música. Pero no he asaltado cuarteles de invierno, visto el amanecer dorado, encontrado ese riesgo en el que crece lo que persistirá al final de todo, vislumbrado un alma, sentido el delirio de la metamorfosis , cortado una raíz fecunda de mandrágora ni oído la voz de las sirenas. Y el insaciable fausto caprichoso y egoísta que vive en mí requiere que lo quiera todo, para ser para siempre. Y el viejo sensato que a veces asoma le da la razón, pero añade que no hay destino que no se venza con el desprecio, por peligroso que sea despreciar y secarse y echarse a perder, como los sarmientos raídos por el viento que se arrancan de cuajo. Que triste es ver arrancar lo que una vez dio fruto de la sementera. Y que inevitable. Estoy harto de mis pensamientos, de mí, quiero vacaciones de mi cara, mi pensamiento, mi cuerpo, mi visión de las cosas. Quiero, si no hay más remedio, recorrer el mundo con mi hato en una bolsa atada a un báculo que llevara al hombro. Y ver cosas singulares.
- Ve y atrapa una estrella errante,
Ve, ya fecundada, en busca de una raíz de mandrágora,
Dime, dónde están los años que se fueron,
O quién quebró las patas del diablo,
O enséñame a escuchar las canciones de las sirenas,
O evitar que nos hiera la envidia,
Y encuentra
Qué viento
Ayuda a que prospere una mente honrada.
Si sabes tolerar las miradas extrañas,
Ver las cosas invisibles,
Cabalga diez mil días y sus noches,
Hasta que la edad convierta en blanca nieve tus cabellos,
Y, ya marchita, cuando vuelvas, me contarás
Todas las extrañas maravillas que te sucedieron,
Y jurarás
Que en parte alguna
Vive una mujer hermosa y fiel.
Si encontraras alguna, házmelo saber,
Dulce me sería ese peregrinar;
Pero no, yo no iría,
Aunque en la puerta contigua pudiéramos hallarla...
Y que no os engañe..¡al loro! no ha sido un mal día. Pero hoy, estas humildes hojas de plasma necesitaban entrañas. Solo es que lo quiero todo. Lo quiero ahora. Y no vendrá.
Este monólogo está patrocinado por tres pintas de McArdles, su cerveza genuina de Dundalk.
martes, 6 de agosto de 2013
No pasarán. 5 de agosto de 2013
Salí a beber unas cervezas y me lié. Nunca una frase tantas veces usada fue tan cierta, y poquísimas veces tan gozosas. He bailado, reído, aprendido y disfrutado un montón una noche tropical y nórdica, he atravesado lagos y colinas verdes, estado en una guerra, oído historias tristes de vidas truncadas y en las alas de las canciones, he disfrutado de uno de los mejores conciertos en un pub que haya podido vivir en mi corta experiencia. He comprobado que en este diminuto mundo que vaga sin rumbo en una noche abrumadora, con su peso como de cabeza de alfiler mellado, donde cabe tanta depravación, espanto y sufrimiento, aún quedan lugares donde el ánimo, la compañía y la fortuna pueden hacer olvidar la muerte y sus heraldos negros, aunque el hechizo solo dure unas horas. Bendito sea. No pasarán, al menos esta noche. Las nubes pasarán veloces por la tiniebla y devolverán un día cansado que habrá dejado el poso de un día vivido de verdad. Y sólo queda acabarlo, recordando al buen Cervantes, Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala. Así que, sin adornarlo más de lo necesario, porque no lo necesita, dejemos que el silencio siga a la canción, que hoy dedicaron a España (con cosas así, como no la va a acabar queriendo uno) y un descanso reparador prometa un mañana prometedor.
lunes, 5 de agosto de 2013
Frases
Para conocer a una persona, aprende que hace de su tiempo libre
La valía de una persona es inversamente proporcional a la importancia que se concede cuando recibe un (en)cargo, distinción o título
No hay mayor enemiga de la verdad que la veracidad puntillosa.
El entusiasmo entusiasma, la pasión apasiona, y nadie que quiera enseñar o saber debiera olvidarlo: aprender es querer hacerlo
Tratar de mejorar la vida de los demás para amueblar mejor la tuya; el egoismo que debiera practicar la gente consciente.
*****
La valía de una persona es inversamente proporcional a la importancia que se concede cuando recibe un (en)cargo, distinción o título
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No hay mayor enemiga de la verdad que la veracidad puntillosa.
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El entusiasmo entusiasma, la pasión apasiona, y nadie que quiera enseñar o saber debiera olvidarlo: aprender es querer hacerlo
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Tratar de mejorar la vida de los demás para amueblar mejor la tuya; el egoismo que debiera practicar la gente consciente.
domingo, 4 de agosto de 2013
Volver a casa. 3 de agosto de 2013.
Desde las 7.20 de la mañana hasta hace unos 10 minutos, 11.30, han sido unas 16 horas fuera de casa, en el trabajo, en una fiesta de cocktails (el plural está bien colocado, eran dos, Margarita y Woo-woo, uno del que nunca oí hablar) organizada por la empresa, saliendo de casa y volviendo a ella. Aunque el clima no lo aconseje, me gusta andar, relaja, simula un ejercicio que hecho en falta, ayuda a pensar bien, o a no pensar en nada y dejarse ir, como la gota que baja por el cristal tras aterrizar allá desde la lluvia. Quien sabe que rumbo tomaremos cada vez que salimos.
Cada persona, o al menos yo me vi y veo así, se ve forzada a salir de casa cuando es pequeña y tiene que aprender a buscar su propio re-conocimiento y su culpa propia. Durante ese camino soñamos con la gloria y el yo, y esa aventura es gozosa a veces, pero siempre sientes la morriña. La pregunta de por qué las cosas no pueden ser como antes, quien te cerró las puertas de la felicidad perdida y siempre recordada para tu pena. Quien lograra no tener que salir al mundo sería condenado por un coro de portavoces, pero feliz.
Pero todos vamos en busca de nosotros, no sé a dónde y cerramos esa puerta. Y de cuando en cuando hay libros, canciones, personas y palabras que te abren las puertas de esa imitación del paraíso, como hacía el viejo de la montaña con los seguidores hasashin, "los consumidores de hachís" , y como ellos, te sientes reconfortado en el calor de una ilusión que sabe a chocolate caliente en los labios de un niño rodeado de su familia que ve caer la lluvia afuera. Hoy no faltó, durante tres o cuatro veces cayeron chaparrones de 10 minutos. X dice que es difícil mantener cierta cordura con esa inestabilidad. Lejos del clima habitual, lejos de mis costumbres, sigo caminando, buscando formar algo parecido a otro hogar, aunque nunca será lo mismo. Enrededado en la duda, sigo caminando, intentando encontrar lo que busco, y que lo que busco sea mostrado.
Cada persona, o al menos yo me vi y veo así, se ve forzada a salir de casa cuando es pequeña y tiene que aprender a buscar su propio re-conocimiento y su culpa propia. Durante ese camino soñamos con la gloria y el yo, y esa aventura es gozosa a veces, pero siempre sientes la morriña. La pregunta de por qué las cosas no pueden ser como antes, quien te cerró las puertas de la felicidad perdida y siempre recordada para tu pena. Quien lograra no tener que salir al mundo sería condenado por un coro de portavoces, pero feliz.
Pero todos vamos en busca de nosotros, no sé a dónde y cerramos esa puerta. Y de cuando en cuando hay libros, canciones, personas y palabras que te abren las puertas de esa imitación del paraíso, como hacía el viejo de la montaña con los seguidores hasashin, "los consumidores de hachís" , y como ellos, te sientes reconfortado en el calor de una ilusión que sabe a chocolate caliente en los labios de un niño rodeado de su familia que ve caer la lluvia afuera. Hoy no faltó, durante tres o cuatro veces cayeron chaparrones de 10 minutos. X dice que es difícil mantener cierta cordura con esa inestabilidad. Lejos del clima habitual, lejos de mis costumbres, sigo caminando, buscando formar algo parecido a otro hogar, aunque nunca será lo mismo. Enrededado en la duda, sigo caminando, intentando encontrar lo que busco, y que lo que busco sea mostrado.
viernes, 2 de agosto de 2013
2 de agosto de 2013.
Hemos ido al fútbol. Hace no mucho escuché que cada español ( o cada persona, en realidad, no hace falta localizarlo) tiene dentro un Quevedo y un Cervantes, el sarcasmo despiadado y la ironía compasiva, en el mejor sentido de la compasión. Quevedo diría que unos esforzados atletas se afanaban por romper a golpes una pelota ante una audiencia entusiasmada por saber que después de la cerveza del principio habría una en el descanso y muchas después del final. Cervantes matizaría que el entusiasmo es saludable a veces, especialmente si la locura se contagia durante dos horas a una grada feliz y no durante 365 días al año a palcos turbios.
En cualquier caso, queda la alegría y su misterio. Parece que la felicidad exige una serie de circunstancias lejanas e inestables, y ser alegre es una cuestión de voluntad. Al menos en gran parte. Y esa voluntad de descubrir la regla del juego, sabiendo que formularla lo varía, es a lo que se llama paz. Algún día la encontraremos y sabremos algunas de las respuestas.
Come on, Dundalk. Por cierto, ganamos a Shamrock Rovers 3-1, y peleamos por la Liga. Chúpate esa, Gareth Bale.
En cualquier caso, queda la alegría y su misterio. Parece que la felicidad exige una serie de circunstancias lejanas e inestables, y ser alegre es una cuestión de voluntad. Al menos en gran parte. Y esa voluntad de descubrir la regla del juego, sabiendo que formularla lo varía, es a lo que se llama paz. Algún día la encontraremos y sabremos algunas de las respuestas.
Come on, Dundalk. Por cierto, ganamos a Shamrock Rovers 3-1, y peleamos por la Liga. Chúpate esa, Gareth Bale.
jueves, 1 de agosto de 2013
1 de agosto de 2013. Lecturas.
La imagen es tan banal como simbólica. La venganza de la oveja negra contra el niño repelente de la familia, a bote pronto. El morbo irrefrenable. O simplemente, la visibilidad que necesita como el pasto la persona que ha sentido y gozado el peso de la púrpura. Uno imagina al tal ex-yerno leyendo medio libro ensayando el aire distraido para que todo el mundo (o todo el mundo interesado en esas hierbas) pueda saber lo que hacía. Y luego se pregunta que puede contener un libro así que ese lector absorto ignore, para quien se escribe esa clase de libros, que clase de libros lee un lector así..
Ni siquiera la supuesta aristocracia es lo que pretendía ser. Aunque nunca lo fuera, o por ello mismo, creo que el rito se cultivaba, las formas trataban de figurar un microclima social sofisticado. Ahora, el espejo de la modernidad contagia a los reyes, o uno sospecha que los desenmascara, no resulta difícil imaginar ciertas educaciones y modos de vida que hacen de cualquiera a cierta edad un anciano dominado por las bajas pasiones rodeado de turbiedad. Ser decadente no es ser macabro. Ni ser noble es tener porte y contactos con trileros momentáneamente en la parte luminosa de la calle. Lo peor es el espejo de nosotros mismos que nos devuelve esa mirada colectiva y ansiosa, que nace del tedio de la vida, y como la miseria moral moldea a quienes les es dado, por cierto tiempo, la ausencia de noción de límite.
Que alejado todo de los excéntricos que querían hacer perdurar su nombre en la arena, frente a la espuma de los años. Pero ya no hay gatopardos que aspiren a lo terrible, solo tigresas que buscan la gloria efímera de la inmensa alcoba televisiva y chacales que nunca aprendieron que la única grandeza del rico y la única riqueza del pobre es la honestidad consigo y con los otros, el orgullo de saber cada mañana quien serás cuando el día se recoja en su ocaso.
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