Podría decirse que hay una pirámide y estamos en la base. Hay que ascender, por ella, sin que haya una razón aparente más que su propia evidencia que queda cuestionada con una simple duda. Hay quien se decide a jugar y a tomar su posición como la medida de su lugar en el mundo. Hay quienes no pueden o no quieren pasar. Los pasillos se acumulan de gente que descansa, de quien sube y de quien baja. En ciertos lugares hay ciudades, bibliotecas, salas de sabiduría, acerca de la propia pirámide, quien la creó, sus méritos, nuestra vinculación a ella.
Hay quien piensa que sus principios y fundamentos deben ser los que rijan su vida y actos. Opinan que podrán hacer de ella algo mejor, y con su puesto en la jerarquía mostrarán al resto su pasión consumada y su orgullo
Otros opinan que quien sube más alto es porque es más leve.
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