Me angustia el tono de las dos canciones de adelanto de su último disco. Me encantan, pero suenan a despedida, cansancio, amor a la oscuridad. Imagino que todo pesa, y cuando los meses pasan y tú pasas por ello, nunca quedas indemne. Yo lo empiezo a intuir, desde el valle de mis 36 (aunque quizá veinte y diez digan que aparento). Siento el afán de los días, llenos de polvo sudor y hierro, como el Cid y los suyos bajo el sol de castilla. Y la herrumbre se pega a los huesos.La vida aquí no es tan mía y a pesar de saber mi suerte, a veces uno se ve como quien sería un buen vasallo si tuviese un buen señor, pero se ha convertido en un soldado sin esperanza de sus pequeñas posesiones. No me avergüenza verlo así, porque veo a los demás así. Cargando un pesado escudo que heraldos negros atacan. La desdicha, la ambición, la culpa, lo mellan y embota un brazo que no quiere embestir los otros enemigos cuando suelta su rodela porque solo desea descansar. Y así vamos, con el consuelo de una canción, una duda, una fruta del árbol de la vida.
Sabina canta en mi habitación que salga a defender el pan y la alegría, y lo haré mañana. Leo sus últimos versos,
Con la imaginación, cuando se atreve,
sigo mordiendo manzanas amargas
pero el futuro es cada vez más breve
y la resaca, larga.
Nos quedan muchas resacas aún, y aunque la guerra estalle en el cine y no sepamos quien es el malo mientras la ciudad se llena de árboles que arden y el cielo aprenda a envejecer...esta boca es mía. Esta boca es nuestra. Este es el tiempo que nos ha sido concedido. Y algún día serán vistos embates masivos contra lo que nos enronquece la voz, cuando los vencidos despertemos. Nunca nos cansaremos de celebrarlo.
Dundalk sonríe mientras las canciones se mezclan girando con su viento.
Sabina power! Si es despedida, eso que nos hemos llevado hasta ahora! Y sí, aparentas veinte y diez ;)
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