Translate

martes, 24 de septiembre de 2013

24 de septiembre de 2013

Está escrito que si las puertas de la percepción se abrieran, todas las cosas nos aparecerían tal cual son: infinitas. Podría añadirse que, a veces, es conveniente mantener esa percepción semiinconsciente para no intensificar lo que puede ser infinito, pero nunca será inmortal.


domingo, 15 de septiembre de 2013

La edad del porvenir

"Nos llevan raudos hacia un mañana...que se nos borra, que se me escapa"

Recuerdo esa época adolescente, confusa. Los raíles del futuro parecían firmes y estables, aunque aburridos e injustos. Los estudios, el trabajo, la familia...

Y de repente, llegó el futuro, y como en la maldición china, empezamos a vivir tiempos interesantes.


El mundo de ayer no era tan distinto. La breve porción de mundo qe viví. Una generación que creció en libertad, en la ilusión de prosperidad y con una noción de "progreso" incuestionable. Mis abuelos, mis padres habían crecido con los cambios, y se habían acostumbrado a ellos. Quizá temerosos de la incertidumbre, quizá deseando dar a sus hijos lo que ellos no habían podido disfrutar, nos acostumbraron a un bienestar acogedor pero su letargo nos hizo más vulnerables. Y el porvenir se ha acabado dibujando como un lugar en el que nos tendremos que acostumbrar a que nunca nos acostumbraremos. Y el horizonte del porvenir se nos ha acabado dibujando, seguramente con falta de perspectiva histórica, como una línea más cercana y en la que la longitud de una vida humana es más lejana que cualquier proyecto trascendente al que aspiremos. El sol parece cada vez más lejos. Y cada nuevo día llega a citarnos frente al Tribunal del hoy, sin raíces ni fruto.

Pero yo solo quería hablar de esta canción, de que este disco fue muy hermoso y que escucharlo hoy transmite una sensación repetida y agridulce. Somos la edad del porvenir.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

11/09/2013

Eran alrededor de las ocho y el cielo se sumergía en una inmensa nube oscura que amasaba viento frío. Era apacible y triste. En uno de sus jirones, una luz rosada se apagaba. Ahora, que perdura en el hilo frágil de la memoria, quiero verla de nuevo. Recordar como disfrutar el momento. Saber que, pase lo que pase fuera, en este mundo ingrato, aún hay una luz que pervive, como llama que tiembla cuando en mí se pone el sol. Y ahí estoy, como Nacho y Antonio, en la ardiente oscuridad. Y siento paz.



domingo, 8 de septiembre de 2013

09/09/2013

Una de las características más arraigadas en los españoles es el sentimiento de excepcionalidad. Ya Ganivet dijo algo muy moderno. Que el ideal de todo español sería llevar una carta foral en el bolsillo con un artículo único que dijese este español está autorizado para hacer lo que le dé la gana. En nuestros momentos patrioteros pensamos que ofreciendo un café con leche a aristócratas del COI con negocios de toda clase que se medirán en cientos de millones de dólares los vamos a extasiar. En los momentos masoquistas pensamos que cada corruptela, cada problema y cada cutrez quitan el sueño a los habitantes de Nueva York, Calcuta y Ciudad del Cabo. En el extranjero no saben vivir, pero no hay corrupción. Su comida es malísima, pero son todos educados. Pinceladas.Tópicos. Pensaba en ello a raíz de lo de los Juegos, el péndulo entre somos los mejores y no valemos nada.  El olvido de que los políticos son un reflejo de la sociedad que los produce y elige. Y que afrontamos pruebas más duras que unos JJOO, y necesitaremos lo mejor de nosotros.

El día fue relaxing, a pesar de 10 horas de trabajo. Hoy, que se cerró una puerta que ilusionaba y repelía, como siempre pasa con las españas, se abren otras, bajo el cielo encapotado que ya parece que se quedará unos buenos meses por aquí. Botella, joder. Era el sol. EL SOL (aunque compitiendo con Turquía igual quedaba algo prepotente). De todas maneras no se preocupe. Usted no iba a convencer a nadie.  Solo confirmó a quienes recordasen al viejo Plutarco que, cuando el destino alza a una persona sin valor por encima de su situación, sólo revela su vacuidad. Y esta persona, sin pasar por las urnas, es la alcaldesa de la capital del país una ciudad de cuatro millones de personas.

Bien pensado, sí que tenemos cosas rarísimas.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

4 de septiembre de 2013

El rey dona dinero a sus hijas para que arreglen los cuartos de baño. Yo trato de darme crema en la espalda para aliviar mi dolor de espalda (me está matando). Esto de dar millonadas para alicatar baños suntuosos tiene parte de cuento de hadas, parte de situación prerrevolucionaria. Las hijas de un rey, caprichosas, buscaban un príncipe azul (otro que se fue ya hace rato) y mientras tanto, decoraban sus palacios y subían a las almenas y los torreones a derramar sus cabelleras al viento. Mientras tanto, traspapelado de otro cuento, aparecía un lobo vestido de obrero (la dialéctica está aún más lejos en el tiempo) cuyos soplidos podrían derribar los muros. Falta saber si los jueces y el público prefieren las dulces fantasías infantiles o el lado oscuro de los relatos populares, aliñados con atrocidades disfrazadas.

Y mientras todo eso pasa y ese cuarto de baño pasa a ser una fantasía escatológica y un buen resumen de la situación, la espalda reivindica su importancia, y me postra, subrayando lo dificil que es abrazarse a uno mismo, aún con intenciones terapéuticas. Mañana será igual. Y ya ni siquiera sabe uno quien es cuando su cuerpo lo rechaza, o su jefe de estado lo humilla. Y espera que todavía haya algo que esperar, mientras las luces decaen y el viento se mete entre las calles, furtivo y sin piedad.