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martes, 28 de febrero de 2017

28 de febrero.

Hace unos días volvió el fabuloso podcast científico "Catástrofe Ultravioleta" en su segunda temporada. Su primer capítulo, "Leviatán", remite a ese Dios mortal terrorífico, hobbesiano y fatal, Huele a Melville y a salitre y su rumor te descubre maravillas desconocidas en el planeta más asombroso: el nuestro.

Lo podéis escuchar aquí. Sorprende, emociona, interesa. Aprenderéis gozosamente acerca de aquel animal que sirvió de marco blanco a la inmortal reflexión sobre la obsesión humana,

Todos los objetos visibles, hombre, son solamente máscaras de cartón piedra. Pero en cada acontecimiento (en el acto vivo, en lo que se hace sin dudar) alguna cosa desconocida, pero que sigue razonando, hace salir las formas de sus rasgos por detrás de la máscara que no razona. Si el hombre ha de golpear, ¡que golpee a través de la máscara! ¿Cómo puede el prisionero llegar fuera sino perforando a través de la pared? Para mí, la ballena blanca es esa pared, que se me ha puesto delante. A veces pienso que no hay nada detrás. Pero basta. Me ocupa, me abruma, la veo con fuerza insultante, fortalecida por una malicia insondable. Esa cosa inescrutable es lo que odio más que nada, y tanto si la ballena blanca es agente, como si es principal, quiero desahogar en ella este odio.

y escuchareis como la vida supera nuestras débiles asunciones acerca de su naturaleza.

Quisiera rescatar una pequeña historia. El cachalote depreda calamares gigantes y colosales, que viven en las profundidades. En su perpetua danza de necesidad y silencio, en profundidades que nosotros no vislumbraremos, han desarrollado armas para neutralizarse, desarrollando una carrera por la supervivencia que algunos han dado en llamar "carrera armamentista". Así , el cachalote emite ultrasonidos que localizan y quizá aturden a sus presas, mientras que el calamar gigante, que puede alcanzar los 20 metros y tiene tres corazones que bombean sangre azul, ha aprendido a ver la luz en medio de la impenetrable oscuridad.Por ello, la evolución ha desarrollado en él los ojos más grandes del reino animal. Con ellos ven los organismos bioluminiscentes que el cachalote mueve en su camino hacia la presa y pueden tratar de huir, al percibir un perfil amenazador que se acerca...

Mientras escribo estas curiosidades, Donald Trump anuncia el aumento del 9% del presupuesto militar de su país, la mayor potencia militar de la tierra. Aparentemente quiere "ganar guerras". No parece que haya país en su sano juicio que desease una guerra convencional contra los Estados Unidos. Pero saber la naturaleza de las guerras que luchas es algo que el hombre más poderoso de la tierra tiende a soslayar. Y los demás, frívolos o inconscientes nos sumergimos en otras carreras, guiados por fuerzas tan ciegas como la evolución, porque son parte de ella, y buscamos un abismo donde el Leviatán de Hobbes sea como el cachalote de la ciencia, sin poder omnipresente ni un capitán Achab que quiera golpear a través de la máscara los subproductos que su arrogancia demanda. Quizá solo nos quede desear que  el embrujo del abismo no nos fascine más que para, como otros seres hacen, saber captar la luz donde solo parece haber oscuridad y frío.

Dundalk se asoma a un abismo y tiembla, sabiendo que el abismo le sostiene la mirada y no será menor ni retrocederá mañana.







lunes, 27 de febrero de 2017

27 de febrero. La alfombra roja.

Hoy son los Oscar. Hubo un tiempo en el que les daba importancia. Trataba de ver las películas candidatas, me hacía opiniones que creía merecedoras de ser oídas, enmendaba la plana desde mi sofá a los realizadores que habían dado lo mejor de sí mismos en un oficio que dominan y yo desconocía y desconozco. He observado lo extendido de esta actitud y si no me privo de ofrecer puntos de vista (o visiones desde un punto, mejor o peor, el mío), trato de hacerlo desde la humildad de un profano la mayoría de las veces y siendo consciente de que si hay algo fácil de hacer en este mundo es verter una opinión más, Y lo fácil no libera nunca.

No creo en clasificaciones artísticas. Me parece que el arte es una forma distinta de comunicación que presupone una apertura del receptor y un uso consciente de símbolos compartidos. Como tampoco soy posmoderno, trato de encontrar motivos que establezcan distintos tipos de arte y por qué unos son más meritorios que otros. A partir de ahí, que cada uno haga el suyo y sea feliz con sus elecciones. No seguiré los Oscar y veré cual es la favorita de los votantes de la academia y el resto para hacerme una idea de si quiero ver alguna de esas películas en el futuro.

Hay, sin embargo, un símbolo que me fascina y asusta. La alfombra roja, o la sumisión consciente del arte (vida) al espectáculo (deseo). Esa alfombra separa dos mundos, y uno de ellos, que es sombra pero de donde sale la luz, ilumina el otro, que nos engaña. Bien pudiera ser infinita, y si tiene algún fin es el de la realidad, que nunca cesa de soñarla. Y en su devenir glamuroso y vacuo se diluyen las opiniones, los hechos y el principio de un mundo ordenado de manera implacable sobre la indiferencia, en el que sobreviven el deseo y la voluntad, que ayudan con su existencia a sobrellevar la frustración que despierta su fracaso inevitable. La rueda gira, y gente guapa recibirá unos premios de manos de gente que fue guapa y recibió premios ayer. El deseo que tienes, amigo lector, no moldea la realidad que te circunda. Y nada de eso importa, como todo.

Dundalk maquilla sus arrugas cada lunes para mostrarse a un sol esquivo que la acaricia lento.





domingo, 26 de febrero de 2017

26/02.

Las almas bellas son, según el malévolo Hegel, las de aquellos que renuncian a un compromiso en el mundo real por la decepción que les produce su lejanía con otro ideal que desean. Creía que los conocía; enfrascado en lecturas que alimentan poco más que dudas, he pasado los días tejiendo alegorías solo para mí, escribiendo proyectos que un día darían miel a cambio de la amargura de estos afanes, mientras otros seguirían alejados de la esencia por no mirar a la cara al mal nuestro de cada día. Yo conozco datos, historias, filosofías y he pensado mucho en ellas.A veces siento que solo me han arrancado de mi compromiso con la vida que pasa, subido a un almendro cuyas flores mienten y envenenan.

Tengo por más mías las desdichas de personajes de agua y tinta que los dramas que habitan tras cada pared. No creo ser diferente de aquellos que ven morir sin sentir que se muere. Camino de vuelta a casa arrastrando pasos que no me acercan a la médula de la realidad. Puedo identificar y zaherir a las almas bellas en disquisiciones teóricas, pero soy incapaz de salir de ese papel en mis días. Y es como si una extrañeza pesada filtrara mi relación con las cosas y los seres, lejanos éstos, esquivas aquellas bajo un cielo indiferente que nos ve pasar como si le importásemos. Y no logro encontrar calor que me sacuda de esta frialdad que me hace decaer en una sombra alargada.

El amo provisional del mundo da discursos como si de un nuevo Spengler se tratase; la patria, el obrero, el soldado que guarda la civilización (¿cual?). Me enfadan quienes minimizan este discurso autoritario porque del otro modo su ideal seguiría sin aparecer y me agotan los frívolos que ven en esta ocasión, como en las otras, un momento para posar y demostrar que son más inteligentes o mejores que los demás. Pero es todo literatura. Cuando lo veo y lo oigo, una cortina gruesa se coloca entre mis ojos y lo que trato de mirar, mis manos y lo que me curaría tocar y así avanzo, a tientas, imaginando castillos en el aire en el que no hay nadie más que yo, y que en su transparencia esconde sonrisas que se burlan de mí. Pobre alma bella, dónde creías que estabas.

Dundalk se va a la cama pronto y avanza sus desconchados muros contra las marismas y los parques desiertos..

miércoles, 22 de febrero de 2017

22 de febrero. Nocturno.

Desde muy niño, crecí con el futuro emplazado en el espacio exterior. Supongo que después de Julio Verne, la tierra se queda pequeña. Pensaba que en plena juventud, el año 2000 vendría con maravillas que nos harían contemplar una vida nueva. Yo era de una ciudad de provincias tranquila y alrededor la vida se movía rítmicamente al son del crédito, la apertura y los miedos algo menos temibles por conocidos. Tenía una revista, "Conocer", leía a Isaac Asimov y artículos divulgativos sobre los agujeros negros, la relatividad, las perspectivas del avance de la ciencia y las paradojas de la gran explosión.

Que pasó después, no lo sé. Me eché a perder, fui muy cómodo, elegí caminos fáciles, no pude sustraerme a las inseguridades que mi infancia me legó, en recreos asustados, en parques terribles. Yo fui malo también, y me averguenzo de recordarme en algunos momentos. Creo que nunca he podido ni podré reponerme de mi infancia maravillosa ni perdonarme mis caídas rastreras un poco más tarde, cuando aún creía que el tiempo era inabarcable y que podría dar la vuelta a mis yerros. Lo he intentado, y aún lo hago. Pero no hay forma de evitar un aroma de autodesprecio tranquilo en cada cosa que emprendo.

Podría ser peor, supongo. He tratado de devolver el mal que hice con bien, y agradecer que conmigo la vida se haya portado muchas veces mejor de lo que merecía. Estos breves apuntes a vuelapluma no son lugar de confesarse, me digo.También he recibido mal de quien traté bien. Pero no hay lugar al que volver cuando quemas lo que un día erigiste. Es hora de dormir, y mientras escribía, traídos por no sé que viento nocturno, han venido a verme los remordimientos, que son como perros apaleados que no tienen nada que perder y se echan a los pies de la cama.

Hoy la NASA ha anunciado que hay exoplanetas a 40 años luz en los que es posible la vida. Y yo, una humilde fracción de mota estelar, daría todo lo que soy y más por poder ir allí, contemplar las maravillas que ni el tiempo conoce y volver a pensar en cuando fui inocente, curioso y bueno y sonaba con ser astrónomo o físico, antes de que lo jodiera todo.

Dundalk me consuela con la sonrisa de su gente y yo le vuelvo la espalda para que no vea mis pedazos rotos.

martes, 21 de febrero de 2017

21/02/2017

El siglo pasado empezó a lomos de una idea extraña pero recurrente y atractiva a la naturaleza humana: La historia tiene sentido y final, y cada época es un escalón en una estructura llamada progreso. Después, la historia demostró ser caótica y gobernada por pasiones ciegas, y hubo quien quiso imaginar un futuro que decaía hacia la sombra. 1984, Soy Leyenda, Un mundo feliz, en parte El hombre en el castillo y Blade Runner, Fahrenheit 451, Soylent Green.La carretera...todas muestran un futuro en el que hemos perdido lo que creíamos nuestro.Algo terrible ha pasado, o está pasando. Y los hombres del futuro no saben que hacer.

Creo detectar un hilo de trama común que enhebra todas estas ficciones. Sus protagonistas son personajes sacados de nuestra época, comparten nuestro punto de vista sobre la vida y lo que significa ser humano, aunque el mundo haya avanzado en otra dirección. Lamentablemente la historia demuestra lo maleable de nuestra naturaleza cuando un poder quiere dirigirla. El miedo a la libertad y la búsqueda del calor de establo.La tendencia a creer en lo que queremos creer. El miedo atávico a la diferencia. Por supuesto, hay hombres excepcionales. Creo que la mayoría de ellos yacen sin que sepamos su historia, y los testimonios del pasado no sirven de nada.

Vivimos una época estupenda de maravilla tecnológica. Pero la técnica no libera. Quizá vivamos en un mar de novedades como quien recibe salpicaduras de un mar embravecido en el que no embarcaremos. El mal sordo se ha convertido en un ruido de fondo que tratamos de evitar mientras los signos de la distopía se acumulan. Y sin embargo, no es nada. La ficción ordena, la vida agita, y nosotros, simios levemente avanzados y moldeados por milenios de evolución, tratamos de conocernos antes de que anochezca.Supongo que el futuro será esto, Avances maravillosos y ritos atávicos bailando sobre una escalera que pierde escalones y se mueve hacia los lados mientras luces parpadeantes nos vuelven locos.

Lesser Ury pintó la Posdamer Platz en los años 20. Luces, noche, vida. Quizá sintiera que en esa noche cabía una época, y que la siguiente sería aún mejor




Dundalk no quiere reconocer sus cicatrices, embarcada en una travesía de silencio al olvido, como yo. Las luces languidecen, cálidas.

lunes, 20 de febrero de 2017

Veinte de febrero. Todos los pájaros estábamos mojados

Enfilados en la cuerda de tender. Fue la primera canción de un autor que aprecio mucho y que me ha acompañado muchos años. Lo vi el viernes, fue un gran concierto. Me gustan mucho sus imágenes, urbanas, cotidianas pero sin caer en el feísmo facilón ni la anécdota recurrente. Ésta fue la primera y una de las que más me gustan.

Y si creo que puede reflejarnos la imagen de pájaros posados en el tendido eléctrico en la tierra desierta y oscura mientras solo la tormenta ilumina los prados vacíos; ellos, los pájaros un día bravos siguen poblados por la ansiedad de un verdadero encuentro. La lluvia cae dura sobre ellos y los truenos rugen mientras el vendaval asuela silbando la tierra a su espalda que no ven.

Mienten las portadas y tiemblan los estadios, pero seguimos en fila, con las plumas mojadas, cansadas, embotadas. Siguiendo prejuicios, temores, rencor y duda para sentir el calor de los otros en lugar de volar hacia donde el rayo muestra sus embravecidas ramas. Hasta cuándo. Por qué no preferir caer en llamas desde la altura implacable que seguir soportando la tormenta. Por qué no nos rebelamos.



Dundalk bosteza mientras me tararea que nadie podrá con nosotros...pero estuvieron muy cerca ayer.

jueves, 16 de febrero de 2017

Dieciséis de febrero.

Es un tópico muy desgastado por las historias populares. El asombro y la fascinación por las ruinas desconocidas, en la espesura de las junglas, mientras sonidos sinuosos silban entre los ramajes espesos, la humedad acecha al ritmo del río que pasa tranquilo pero amenazante y la sombra baila al son de la brisa que agita las hojas.Qué mágico descubrir los relieves en la roca perdida bajo las plantas. Que asombroso imaginar la populosidad en lo que hoy es un silencio escabroso.

Y qué dirías tú, amigo lector, si tu vida fuera una ciudad destinada a perderse en umbrosas selvas de olvido.Caminarías un día entre muros de orgullo de los que apenas quedan piedras angulares desgastadas, pináculos de tristeza que no recuerdan su causa, avenidas desiertas cubiertas de nenúfares. Sería extraño, resquebrajaría el molde que la costumbre ha construido sobre nosotros.

Ese sentimiento lo han experimentado todos aquellos que han hecho de su afán algo perdurable. Y no debe ser fácil contemplar esas ruinas, que evocan algo que fue alto en tu vida, y darse cuenta de que cada muro derrumbado fue un castillo. Los artistas que trazan obras maestras, los deportistas que logran proezas, cada uno de nosotros cuando llega un milímetro más lejos de sí mismo, estamos empezando a ser los constructores de Imperios privados a la vez que los heraldos que suenan los clarines que darán comienzo a su destrucción.

Es la vida, supongo. Los peligros afilados de la alegría y la gloria, que no suelen ser disfrutados por la perspectiva que nos niegan al elevarnos. Y sin embargo, esa sed permanece,y la seguiremos tratando de saciar mañana.



Dundalk camina firme, convencido de que los días que le esperan serán largos, La erosión parece algo del pasado esta noche, y la marea se retira mientras la luna se esconde.

martes, 14 de febrero de 2017

Otoño. 14/02.

Cuando vuelvo del trabajo caminando me suelo cruzar con un anciano. Va con cuidado, con pasitos pequeños, su gorra, las gafas gruesas y una bufanda bien ceñida. Imagino que hay alguien que le cuida y le espera; yo así lo deseo. Una de las cosas que más detesto es la injusta soledad de los viejos. Reconozco que pueden ser exasperantes, que la soledad los hace pesados y la debilidad rencorosos. Pero cuando paso por los parques o los veo en los coches, con esa mirada ansiosa de capturar lo que se va, siento lastima, por ellos, por mi sentimiento no pocas veces hipócrita y por el mundo que hemos construido,de exiguos espacios de cuerpos tristes atravesando soledades inconcebibles a lo largo de los años.Me imagino a mí mismo allí, si llego, sentado y sin nada que hacer, con un recuerdo cada vez más difuso de aquel que fui y la mendicidad de un poco de cariño y calor de los míos. Si es que conservo a alguien.

Cada vez que me cruzo con ese señor, saludo y trato de sonreírle. Quizá nunca lo vea, quizá le importe un carajo. Yo solo puedo desearle y con él a todos, buenos días, pocas penalidades y afectos, y tratar de no olvidar que en esos cuerpos avejentados, como en los de los horteras que detestamos o los simples que ignoramos, hay un alma capaz de sufrir.

Hoy he descubierto una canción triste y hermosa que me sugiere una historia similar, una pareja que pasa la vida hasta que uno de los dos falta, y el otro solo espera volverla a ver de nuevo, sin olvidarla nunca. Os la dejo, espero que os guste, a pesar del nombre del grupo que la canta.





Dundalk es un nido de gente donde los ejércitos ignorantes de los fantasmas del recuerdo y la ilusión batallan cada noche.

lunes, 13 de febrero de 2017

Pre San Valentín, 2017. I love Joaquín

Sabina me lleva acompañando mucho tiempo. Yo estaba en Séptimo de EGB y a mis padres les grabaron dos cassettes, "Canto a lo humano" de Víctor Jara (un mártir en mi panteón) y "Física y Química", de Joaquín Sabina. Bebí cada verso y busque más, crónica urbana, chulería canalla, canto desgarrado, humor airado, ganas de besar. Desde joven soñé con besos con sal, gatos aullando su soledad en los tejados, baladas en los trenes y Tirso de Molina, Sol, Gran Vía y Tribunal, entre tantas otras. Es parte de mí, ni podría ni quiero evitarlo.

Me angustia el tono de las dos canciones de adelanto de su último disco. Me encantan, pero suenan a despedida, cansancio, amor a la oscuridad. Imagino que todo pesa, y cuando los meses pasan y tú pasas por ello, nunca quedas indemne. Yo lo empiezo a intuir, desde el valle de mis 36 (aunque quizá veinte y diez digan que aparento). Siento el afán de los días, llenos de polvo sudor y hierro, como el Cid y los suyos bajo el sol de castilla. Y la herrumbre se pega a los huesos.La vida aquí no es tan mía y a pesar de saber mi suerte, a veces uno se ve como quien sería un buen vasallo si tuviese un buen señor, pero se ha convertido en un soldado sin esperanza de sus pequeñas posesiones. No me avergüenza verlo así, porque veo a los demás así. Cargando un pesado escudo que heraldos negros atacan. La desdicha, la ambición, la culpa, lo mellan y embota un brazo que no quiere embestir los otros enemigos cuando suelta su rodela porque solo desea descansar. Y así vamos, con el consuelo de una canción, una duda, una fruta del árbol de la vida.

Sabina canta en mi habitación que salga a defender el pan y la alegría, y lo haré mañana. Leo sus últimos versos,


Con la imaginación, cuando se atreve,
sigo mordiendo manzanas amargas
pero el futuro es cada vez más breve
y la resaca, larga.


Nos quedan muchas resacas aún, y aunque la guerra estalle en el cine y no sepamos quien es el malo mientras la ciudad se llena de árboles que arden y el cielo aprenda a envejecer...esta boca es mía. Esta boca es nuestra. Este es el tiempo que nos ha sido concedido. Y algún día serán vistos embates masivos contra lo que nos enronquece la voz, cuando los vencidos despertemos. Nunca nos cansaremos de celebrarlo.

Dundalk sonríe mientras las canciones se mezclan girando con su viento.

13 de febrero

Dicen que se conoce a una persona en la adversidad. Que es muy fácil sonreír cuando las cosas van bien, pero que ya veremos como será alguien cuando las cosas se pongan difíciles. Dicen que, en definitiva, la medida de una persona es la que muestra en sus peores momentos.

Yo no sé de donde viene esa idea, quizá sea una mala herencia del cristianismo cultural, como si el dolor mostrase una verdad más honda que la alegría.Al final, lo feo y mezquino nos parece natural y lo hermoso mentira. Creo que la mayoría somos capaces de distinguir un mal día de la esencia de alguien, al igual que sabemos hacerlo con la euforia de un buen momento. Y también merece más respeto la indulgencia consciente que el juicio ingrato; revela mejor carácter tratar de igualar a los demás elevándolos hacia una dignidad no exenta de fallas que rebajándolos hasta una tara innata que los incapacite para lo alto. A veces, al igual que los idealistas que quisieran ser héroes y deben estirar la realidad que vive hasta extremos que lleguen hasta donde su virtud no puede, hay quienes parecen creer que deben manipular la condición humana para resaltar su propia valía.

No sé donde nos llevará esto. En un mundo tan indiferente no cabe ser muy optimista en el gran escenario. Supongo que sin embargo, si se pueden hacer cosas en las pequeñas esferas de realidad que tocamos. Ser amables, ser honrados, cuidar del otro... Todo lo que nos enseñan cada día como débil, decadente, perdedor. Amar la trama de cada día y elevar al ser humano por lo que suscita de admiración y no por lo que merece desprecio. No porque debamos llegar a ser mejores por ello, sino porque reconocemos su substancia en nosotros y la nuestra en ellos. Y a la vez, sin llegar a compromisos obscenos con aquello que degrade nuestra naturaleza. Pues, como escribió Thomas Mann, el secreto de la humanidad es el respeto al secreto del hombre.



When you wake up in the morning, tell yourself: the people I deal with today will be meddling, ungrateful, arrogant, dishonest, jealous and surly. They are like this because they can't tell good from evil. But I have seen the beauty of good, and the ugliness of evil, and have recognized that the wrongdoer has a nature related to my own - not of the same blood and birth, but the same mind, and possessing a share of the divine. And so none of them can hurt me. No one can implicate me in ugliness. Nor can I feel angry at my relative, or hate him. We were born to work together like feet, hands and eyes, like the two rows of teeth, upper and lower. To obstruct each other is unnatural. To feel anger at someone, to turn your back on him: these are unnatural.


Dundalk ruge ventiscas mientras los ateridos corren, buscando techos y calor.

jueves, 9 de febrero de 2017

9 de febrero. Delirios de grandeza.

Sentir como las horas van cayendo, pensaba E mientras veía las cañerías desaplomadas goteando en el callejón porque pasaba.El tiempo apremiaba, escurriéndose Por las manecillas del reloj, mientras se apresuraba a la cita.

Ver que se aproxima ya el momento largo tiempo ansiado suele revelar angustias. A veces, deseaba que algo surgiera, que hubiese una tormenta, que al fin, algo le permitiera tomar un camino más corto hacia el fracaso. Pero otra parte, la más perdurable, buscaba ese momento De cumplir al fin una ilusión.

Tu fuiste un olvidado de la suerte,
rezaba el cartel publicitario que se recortaba en neones amarillos contra la noche. Así lo sentía a veces, así nos hacen sentir para que creamos que merecemos más y que lo merecido aguarda tras mamparas y carteles. Es más fácil convencer al desesperado que cree ser Un gran cero a la izquierda sin opción que a quien sereno sabe que no importa demasiado. Por qué pienso esto, por qué filosofo cuando voy a llegar a enfrentarme con aquello que llevaba tanto tiempo deseando. Hoy la vida va a corresponderte, musitaba, hoy vas a estar con ella, y sera el inicio de algo. Caminaba bajo la lluvia, mientras los toldos  cubrían a cada vez más gente y las radios ensartaban melodías entre los coches.
Aquí estoy para cantarlo, sonaba una de ellas, con un ritmo sincopado y festivo. E se encontraba de buen humor; con mi voz le diré que me siento bien cuando pienso en ella, le contaré como soy y sabré escucharla.

Y allí estaba, para Llenar de pajaritos la cabeza con su sonrisa, y él sintió de repente el deseo que siempre le prendía,  Vas a ser mejor que los demás, la trtarás tan bien y se sentirá tan bien contigo que nunca querrá irse. Fue un desastre. Se tiró el café por encima, se le cayó la vuelta del camarero y pisó cada charco. Quién en sus delirios de grandeza no hubiera imaginado noche tan memorable, cambiando cada torpeza por elegancia y seductora armonía Dime quién te ha mirado mal, rió de repente ella, y en esa risa cristalina cabía todo un universo, que se contraía y revoloteaba alrededor de dos puntos aleatorios del universo. Lector, tú los ves ahora. Dime si E.  no ha imaginado ser un as, y lo ha sido, ahora que los nervios se han roto por el hechizo mágico de la sonrisa.

Andar pisando el suelo con firmeza se le hizo extraño las siguientes ocasiones. A veces sentía  Tocar el firmamento y los planetas, embarcado en una nave que lo sostenía sobre la torrmenta, inerme pero invulnerable.
Notar que se están haciendo realidad los sueños, sin embargo, tiene su lado oscuro. Miedos, aprensiones, malentendidos, preguntas oscuras, el habitante interior que no soporta tu gozo.
Tus delirios de grandeza han sufrido E, cuando la llama ha vuelto a un estado más humilde, tenue, pero que calienta más. Como la naturaleza cuando nos atrapa el diluvio, o cuando nos sentimos aferrados a una roca resbaladiza en un islote Cuando se desata un vendaval. Quien lo probó lo sabe.

Qué es preciso delirar para asaltar las prisiones, y es preciso saltar hacia el lago desconocido, buscando su arrullo,Para bien o para mal. Es preciso soñar, pero nunca mucho con lo que vendrá, y enfrentarle nuestros brazos llenos de futuro. Y por eso E ahora imagina al que era cuando corría por el callejón, y lo ve con cariño, porque ya es otro. Y aunque no sepamos que pasará, ojalá los días los bendigan y coman muchas perdices.

Delirios de grandeza que se hacen realidad


Bueno, esto era un juego basado en una canción que tiene un sentido distinto, que me encanta y comparto. Aquí la tenéis.



Dundalk baila pasodobles mientras sueña que lo mejor aún vendrá.




miércoles, 8 de febrero de 2017

08/02/2017. Moti.

Supongo que todos escribimos porque encontramos una manera de escapar a ciertas prisiones, como otros bailan, leen revistas o juegan videojuegos. Creo que es cierto que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo; Hay una masa sin forma definida de añoranzas y pesares, sueños y ritos a las que uno va dando forma de la manera que puede.

En los mejores momentos, imagina uno que habrá quien lo lea con atención. Pero es mejor no darse importancia; toda afectación es mala. Uno comenta el día, sus salones tapiados, sus patios de naranjos que vemos mientras el sol y los pájaros cantando lo inundan, y del que sabemos que nuestro paso estará vedado.La tormenta en el mar de las dudas, con los gritos de los compañeros en la cubierta y los rayos hiriendo.Las escaleras que ciñen una torre que en lo alto se demuestra que no existe, mientras seguimos hacia arriba, sostenidos en la magia. Las paladas de remo monótonas de la rutina atravesando lagunas en cuyo fondo duermen las ondas y a cuyos lados los héroes juegan. Convocar lo que se es capaz de imaginar en el caldero de lo que se es capaz de sentir, a través de fonemas que han viajado los siglos para darnos sus sentidos ambiguos.

Sin embargo, todo esto es nada; no mejor que el corredor de bolsa que come su sándwich triste, no mejor que el atleta que cruza como un chispazo la sombra, no mejor que el solitario que toca su melodía en el espejo roto de la inocencia, no mejor que quienquiera que hace sus juegos de manos con el destino para sobrevivir, como todos. Por eso uno escribe. Para encontrar, tras siglos de oscuridad y lejanía, una unión definitiva con los otros y consigo mismo. Porque ejércitos de recuerdos y amargura se enfrentan en las playas de la noche sin cesar su acoso. Para escalar más fuerte. Para alcanzar más lejos.

Dundalk camina tiesa de hombros mientras algunas ventanas iluminadas ofrecen sosiego y buena compañía.



martes, 7 de febrero de 2017

Siete de febrero.

Los trenes pasaban cuando era niño. Las vacas se quedaban mirándolo, estólidas y todos pensábamos que era estúpido dejar de imaginar, anhelar un destino en vez de apegarse a la raíz. Queríamos conocer y el mundo se abría junto con la vida.

Hoy he decidido dejar pasar un tren. Ardía en deseos de cogerlo, pero no hubiera sido racional. He intentad desenmarañar por qué deseaba esto, por qué me siento angustiado ante la oportunidad perdida. Creo que tiene que ver con obsesión con el estatus, deseo de reivindicación y frustración rumiada. Intentaré estar atento a ello y ser más consciente y sereno. Pero no puedo evitar pensar en otra vida, en ser otro, expulsar la imagen de lo que hago y la búsqueda del reino que creí que me esperaba Supongo que ser valiente es resistir sin hacer menciones de ello.Y quizá algún día haya merecido lo esencial por haber sobrellevado . Pero supongo que la vida no va de eso, y tampoco importa. Quizá haya otro lugar mejor, y allá  no habrá angustia ni lejanía ni remordimiento, ni fuego dentro que consume y solo crea páginas como éstas que nadie leerá, ni nostalgia de todo lo creado y lo no creado.

Dundalk me sonríe, comprensiva, como si fuera mi ama y yo me dirigiera otro día más al tribunal del Hoy.

lunes, 6 de febrero de 2017

6 de febrero. La lentitud

Sorprende como pasan los días, y como pasamos por ellos. La velocidad de los días, las opiniones, las novedades. Todo corre como coches robados hacia un muro del que hacemos esfuerzos por ignorar, la realidad. El tiempo, la rutina. Sucede que hemos sido educados en esa impaciencia y en el deseo de que nuestro deseo sustituya lo que los acontecimientos imponen. Y en cierta manera, está pasando, pintando ese muro de colores para fingir que es otro. Pero no estoy seguro de si esto solo trae ansiedad y tristeza. Quizá si con la ambición vienen la humildad y la alegría, esta velocidad pueda expandir el horizonte. Por el momento, creo, solo desencadena nuestro impulso de nuestra cercanía, y por eso hace cada vez más frío.

Dundalk se derrama en lluvia mientras los coches pasean.

viernes, 3 de febrero de 2017

03/02/2017. Con los oídos tapados.

Estoy viviendo una experiencia extrasensorial. Tengo los oídos taponados, o una magia maléfica ha puesto un muro de rumor sordo entre mí y la vida, o quizá están hartos de la misma música. A saber. El caso es que es como posar la oreja en una caracola, pero en estridente  y sincopado, lo único que me podría hacer recordar al mar de esto son los juramentos violentos de estibadores en el puerto de Rotterdam, o la populosidad del puerto de Nankín en el siglo XV, con los barcos del arroz extendiendo sus velas hacia el horizonte. Me siento como Heimdall, que desde el Valhalla puede oir crecer la hierba. Me siento como Demian, el de Herman Hesse, sintiendo el estigma de caín, una marca maldita que hace que la gente mire con temor y temblor, y haga que su ira invente historias para que ese estigma revela algo terrible y falso. Esto lo digo porque acabo de venir del supermercado y la gente se me quedaba mirando raro, como si tuviera un mono o un pene pintado en la frente. Que panorama joder, estamos como queremos.

Mientras volvía, pensaba en Goya, su ensimismamiento, la negrura que trajo su sordera, y estaba a punto de llamar a un cura para pedir la extremaunción cuando he pasado por un anuncio, "Padraig's radio. ALONE. Supporting older people to age at home". Y ambos pensamientos se han unido, agradeciendo que en la tierra donde vivo haya quien piense en la terrible soledad de los viejos, la carga más injusta, He sonreído y he buscado un espejo para cerciorarme de que ningún leprechaun me ha dibujado nada en la frente luego. Ahora tecleo mientras en mis oídos suena el melódico afán con que las radios antiguas sonaban cuando no lograban sintonizar ninguna estación. Hay que joderse.

Dundalk me da la espalda, piensa que no escribo más que gilipolleces y que antes molaba. Pero se va a enterar.

jueves, 2 de febrero de 2017

2 de febrero de 2017. La fe.

Vivimos tiempos interesantes. Hemos apartado la fe en los seres sobrehumanos y la hemos colocado en todo lo demás, intercambiando la confianza que riega las relaciones sociales por un pensamiento mágico que cuestiona todo salvo su propia eficacia. La realidad se ha deconstruido, la verdad despedazado, el relato ha sustituido furtivo al acontecimiento. Huérfanos de visión, sustituimos el hecho por el sentimiento y la realidad por la sensación psicológica que nos provoca. Las identidades fracturadas de Kafka, de Picasso, se han hecho millones de piezas aisladas en busca de un rompecabezas que las encaje. Por eso nadamos como gráciles peces en mares de mediocridad y queja. Y por eso hemos creado las religiones: la ideología, el estilo de vida saludable, el animismo moderno. Todas son complejas, y se extienden para ensamblar las contradicciones que su extensión provoca; tratamos de remediar la ancestral disonancia cognitiva que padecemos con lenitivos posmodernos. No es un gran drama para una pequeña porción del mundo, en la burbuja del bienestar material más alto de la historia. Pero fuera cabalgan realidades atroces y muy tangibles a las que nos resistimos con dificultad porque hemos perdido las armas que oponerle; moral, fuerza, honor, dignidad. Las palabras parecen hoy vacías de contenido y cruzan por el mercado de las ideas flacas y con los ojos cansados.

Soy parte de un mundo que dejó de creer en Dios por la misma razón por la que decidió creer: porque no le importaba.Desde entonces, hay quien decidió creer que la historia avanza según un sentido dado, que la sonrisa cura, que es más meritoria la obra de un iluminado perteneciente a una minoría oprimida en el pasado que la de Kant, que un deportista nos refuerza la identidad y el orgullo o que el turismo enseña algo. Las experiencias preceden a las conciencias. La vida no vale nada y el ego devasta tantos posibles encuentros. Y es dura, muy dura, la lluvia que va a caer.

Dundalk cierra sus puertas a aquellos que no aceptan que su viento los hienda.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Uno de febrero. Las consecuencias

Las consecuencias son...inevitables, cantaba Bunbury. Yo conducía por una carretera soleada y curva, viendo el mar y las estribaciones de la costa, subiendo y bajando entre pinos, salitre, azul y voces lejanas. Hacía no mucho que vivía en el sur, en una vida lenta y de vermú, plaza encalada del pueblo y secretos ardientes nunca pronunciados. Amaba el sol, la tierra seca, la calma de los viejos. El retrovisor empapaba de luz y llegué a casa, las señoras conversaban a la puerta. Las consecuencias son inevitables, y si el deseo del sur no lo hubiese evitado habría apagado el sol, almacenado los pinos, resuelto el olor de salitre y azahar y cabalgado hacia un futuro frío como el niño que galopa su caballo de cartón  y al que el viento despoja en el apogeo de su carrera de cuartos, lomo, crin y relincho en sus asombradas manos.





Dundalk baila lento al ritmo de los meses que se escapan de las nuestras.