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sábado, 30 de diciembre de 2017

Una historia de terror. 30/12/2017.

Un temblor perpetuo acompañará esta entrada, gobernándolo como la voluntad que aprisionó la mía.

Era mi cumpleaños hace dos días. Llegué al avión, mal que bien, sin grandes percances. Allí tuvo lugar una de las grandes experiencias de mi vida, pude estar dentro de una nube el mismo día de mi aniversario. Ay, allí acabó lo gozoso. Dentro de esa nube, cual regalo envenenado, las turbulencias se sucedían y una imagen oscura se cernió sobre la ventanilla. Luego supe que era una mancha azul de ala de Ryanair, pero el daño ya estaba hecho. Lloré lágrimas de rabia, creyendo que iba a morir con diez días de vacaciones por delante. Hubiera llorado igual, pero la rabia la añadió el detalle vacacional. Después, todo pasó como en un sueño y deidades del abismo se aparecieron ante mí en forma de carros de sorteos para organizaciones de caridad y una voz se identificó a si misma como "supervisor del vuelo". pensé que vivía en un mundo donde la creatividad para asignarse cargos había convertido a la tierra en una bola ardiente de azufre y fuego. Y después los trenes salían todos más tarde de lo que decían los horarios.

Sé que he aterrizado en un mundo aparentemente igual, pero distinto, en el que las personas han sido suplantadas por entes autómatas de maldad perpetua. He visto mucha gente con chandals del Madrid. Espero no ser descubierto, para lo cuel publicar esto aquí no parece lo más inteligente. pero si algún miembro de la resistencia me lee, que me lo haga saber. Debemos iniciar el contraataque pronto.

Dundalk, mientras tanto,se prepara a recibir una tormenta llamada Dylan, ¿hay algo más hermoso?

martes, 26 de diciembre de 2017

Navidad.2017.

I

Hoy, dicen algunos, han venido nuevas.
La ciudad no las sabe. Cercada por la bruma
Peina sus tejados, se encoge y vibra, estrecha
Al son de algo inaudible, arañando los goznes.
Hoy la vida se apuesta. La luz la trae un fuego
Que se consume y no calienta. Hoy se cierne la noche
Entre nostalgia de olas blancas y de montes lejanos.
Hoy es todo mentira, como ayer. Hoy las torres son de barro.
Y pienso entre la lluvia, no es tan extraordinario, ese Señor que vuelve
A su casa, en donde fuimos invitados. Nunca supe por qué;
Y él reclama lo suyo desde el umbral, sin asomarse.
Lo verdaderamente asombroso es resistir su ausencia,
Arañando cada día el surco de su hacienda por un simple pedazo
De esperanza dura como el pan del recuerdo. Lo arduo es ir tirando.
Hoy caen crueles los rayos y los truenos desbocan
Los corceles serenos en los que galopábamos.

Hoy dicen algunos, se ha desplegado un manto
Que nos protege del absurdo, el frío, el desamparo. Pero el señor
Sigue ausente, parece reacio y no se ve debajo de ese hato
Más que un silencio espeso, que nos alcanza a todos
Y en el cual, como en un lago plácido, 
Uno siente que no estaría mal vivir bajo esas ondas
Delgadas que lo mecen y convivir con la sombra.
Y cuando pase el tiempo y el señor entre
Y pregunte como hicimos para adornar su casa
Al fin suene una música que todos oigamos prístina
Y las habitaciones se iluminen por su presencia viva.
Hasta entonces, roturamos sus tierras, anhelando
Vivir en ese fondo rumoroso y celeste. 
Somos polvo de días y faenas
y al polvo volveremos, desgastados y breves.
Atados como Ulises a un mástil de extrañeza
Para evitar el extravío de nuevo en la tormenta.


II

Algo quiere nacer, aterido y breve.
Otros dioses mueren en paraísos desolados
Y desarbolados los hombres, por su mal hostigados
Se pierden entre los anchos hombros de la nieve.

¿Buscan una respuesta, o buscan evitarlas?
Quién sabe. El destino es diverso y mordaz
Y las encrucijadas son caminos de mar
No habrá una sola que te conduzca a casa.

Así que haz de los caminos arenosos tu fiebre
El huerto donde surcar tu arado de jornadas
Y que el breve resplandor de la mañana
Te haga recordar el mundo del que vienes

No volverá, pero quizá esté ya en ti
Y eres todos aquellos con los que te has cruzado
El hijo del niño que fuiste, el deseado
Hombre completo que emerge cierto al fin

Algo acaba de soplar y ya ha venido.
Una conciencia, un modo, un acertijo
Una forma de arrostrar las cadenas del tiempo
Arrastrando sus cadenas esclavas gimiendo
Horas vacías y largas. Y a pesar de ello…
Cantando entre su viento con ellas la esperanza.


III

No te engañe el silencio espeso con su rama desnuda
Ni el llamar con el pico de la lluvia suave
El rumor de este día empuja y pinta el aire
Con el acre agridulce de la duda.

Nada sabemos. La carne que nos forma
Busca en el temblor de la mañana
Las respuestas a las ansiosas inquietudes
Que siembra en nuestra paz la noche vana
Que pérfida se aúpa, crece, asoma, negra
Como el ayer de nuestro descontento.
Pero esta luz es distinta y en vez de bajar, sube
Hacia una estrella y su rastro de luces
Iluminando el camino de armonía temprana
Empuñando dulce la antorcha de la magia.

Nada se sabe. Las nubes, tu ventana.
El futuro que aguarda con su blanco manuscrito.
Ni te angusties, ni pares, ni cedas a la amarga
Quietud por un temblor. El arte es breve, mas la vida es larga.

Quizá mañana sea mejor. 
Nada está escrito.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Breve. 24 de diciembre de 2017

He terminado "Me case con un comunista", el último libro que me quedaba de la trilogía de Philip Roth en la que usa el alter ego Nathan Zuckerman. Me parecen tres libros soberbios, una trilogía de la destrucción del ser humano por las fuerzas incontenibles de la vida: el poder, el azar, el absurdo. En éste, que me ha resultado en su tramo central algo más pesado que los otros dos, un idealista busca una vida propia que piensa que le ha sido negada.

Una idea oscura me hace escribir estas líneas a vuelapluma, para cuando el azar me traiga de nuevo a ellas y pueda recordarlo: hay grandes conceptos nobles tan luminosos como la luna de agosto y tan letales como el brillo afilado de su daga. Permiten exhibir una virtud superior para llevar a cabo conductas perversas. Esos conceptos, más delicuescentes cuanto más altos, extravían de la vida y alejan de los otros. Crean un remolino estático que trata de imitar fútilmente el desorden creador y destructor de la vida. Quizá ella no sea más que preguntarte por qué hago lo que hago, y soportarte por no poder saberlo. Y no hay otra forma, porque encauzar esa corriente en el estanque de la pureza, la esencial mentira de la rectitud, solo engendra vapores mefíticos.

Aparte de todo esto, las oficinas abren y los estadios tiemblan. Dundalk se prepara para un día de reuniones que nos haga soñar con vivir algún día el verdadero encuentro.


jueves, 21 de diciembre de 2017

Contra la abstracción. 21/12.

Dos grandes lecciones me dejo "La peste" de mi ídolo perpetuo Albert Camus: el secreto del fútbol está en el mediocentro y el ser humano no es una abstracción.

Esta última idea parece obvia, pero no lo es en absoluto, peligrosamente. La realidad hoy no se impone porque interpretaciones abstractas y etéreas de la misma la constriñen y en ocasiones, la niegan. Claro, no es gratis; el precio a pagar es la eliminación de la complejidad de la vida y las personas, usando unos pocos datos y parámetros que nos sirvan de guía y nos encaminen por la senda que nos dicen adecuada. Ese es el miedo a la libertad, la sumisión a una disonancia cognitiva que nos alivie de un mundo sin verdad ni espíritu pero a cambio poblado de conceptos impuestos y un subtexto social que controla con una sonrisa y colores vivos. La duda, el valor de poner un pie en el vacío más allá de lo enseñado y asumido, tirita en el otro lado de la calle, entre los charcos. Pero cuando se vive ardientemente una verdad, o se consagra el tiempo que nos ha sido concedido a mirar la realidad y tolerar la incertidumbre, el premio es inmenso. Apreciar la complejidad y al mismo tiempo, conocer sus límites. Es como probar el sabor de la fruta tras meses de travesía con la garganta seca.

Paso mis días esperando ese momento de súbita comprensión, y tratando de evadirme de los mensajes de moda. Intentando disfrutar cada momento y acción, el deporte, la lectura, el cine, el sol, el humor, el silencio, el declinar del día. No soy quien para hacerlo, pero aconsejo intentarlo. Olvidar los mensajes épicos que necesitan simplificar las causas, los azares, en muecas colectivas, y correr el riesgo de no darle importancia, por poco que uno sea contra la marea de la importancia, más peligrosa cuanto más estúpida. Y saber que probablemente, no servirá de nada.

Dundalk esconde sus cicatrices y sabe que la mayor parte de las historias no son como se cuentan.



domingo, 17 de diciembre de 2017

Toda una vida. 17 de diciembre.

Como todos los seres humanos, a lo largo de su vida había abrigado en su interior ilusiones y sueños. Algunos los había cumplido por sí mismo, otros le habían sido regalados. Muchos habían permanecido inalcanzables, o se los habían arrebatado cuando apenas los había logrado. Pero él seguía ahí.



Es este un libro maravilloso, minimalista, delicado y contenido. Como la narración épica, en la modesta opinión de uno, se ha convertido en una sucesión cruenta de violencia vacía a la que nadie resulta inmune, se agradece. Trata sobre aquello que esa épica invocada para dar vuelo a lo que el talento no logra hacer volar, ignora: nada se olvida. Las cicatrices de cada golpe moral y físico, la tregua del cariño, la soledad y la incomprensión, la armonía que el hombre moderno dice haber perdido. Todo hace surco o ilumina, y eso queda con nosotros. Quizá antes lo entendían mejor. Sé que idealizamos épocas sin anestesia, más rudas, pero hay algo que creo que sí hemos perdido en los avances de la vida: nuestra actitud ante ella. Hay tres elementos de la novela y su personaje Andreas Egger, al que ya quiero, que me hacen admirarlo: sabe que la vida es incomparablemente más vasta que lo que nos va pasando, presta atención a lo que hace cuando lo está haciendo y es consciente de que la vida debe ser su propia respuesta. Trata de mejorarla, pero sabe cuando no es posible; es frugal y realista.

La naturaleza actúa como decorado y personaje, inclemente. Hoy, como lo creemos dominado, el entorno no opera en nosotros los cambios vitales. En la epopeya intimista de Andreas, su moral adusta, su silencio agradecido y su sensibilidad parca, advierto el intento de encontrar una novela de cada uno, la que escribimos cada día.  Logre, supliqué, amé, perdí, ví...todo lo que nos quedará para dejarnos un día, antes de que el invierno se cierna sobre el valle. Quizá estaría bien que a una edad, todos trataramos de escribir un breve manojo de páginas acerca de cada insustituible camino.




La práctica totalidad de los seres humanos que han transitado por este mundo desde el inicio de los tiempos apenas han dejado huella alguna en los anales de la Historia. Sin embargo, hasta la persona más opaca e insignificante acumula en su existencia una suma casi infinita de vivencias estrictamente personales, instantes únicos que conforman una experiencia tan plena como la del más ilustre de los personajes.

Así es. En estos tiempos de exhibición y angustia ante la nada, quizá esta espiritualidad silente y tan ambiciosa como siempre debe serlo, ofrezca una reflexión sobre la vida entre la tierra que alguna nieve cubre en alguna parte, mientras debajo, pacientes, los bulbos tratan de abrirse en el subterráneo. Estos pequeños relatos milagrosos obran un efecto similar; el de examinar con una luz más pura el devenir propio.

Dundalk ha visto los inviernos y las gentes pasar, y ofrece sus espinas romas al vaivén suave de los que aún la habitamos.

jueves, 14 de diciembre de 2017

La guarra de las galaxias. Hasta luego Luke. 14/12.

¿Y el maaaaddddriaaiiiaiiiid,qué, otra vez campeón de Europa?


Ese que va, ese fistroo que vaaa por la galaxia y viene de bonanza y luego recibe una perturbación en la fuerza porque las empanadillas haciendo la mili en Móstoles se le están quemando. Ese jedi con arte peleando con un sith que está borrassho, safumaonpooorrrrro y le dice, pues el tema de la fuerza nació, un día de mucho arte y le dije a Yoda, aplástate ahí, que voy a gustísimo.

No me esperaba mucho de la nueva de Star wars, para ser sincero. Pero esperaba algo. Han convertido una historia binaria y simple casi infantil en una peli de superhéroes macarras de bolera, explosiones, frases de duro de plexiglás, un panteón lleno de deus ex machina (explicación aquí) y personajes sin carisma que hacen sospechar que los antiguos personajes de la saga iban dopados. No soy un fan de la antigua serie, pero me parece el puto padrino comparado con este engendro.

¡Y entonces coge el sable laser y es de los Templarios!!

Hace no mucho leí que el cine actual tiene directores visualmente estupendos, pero carece de guionistas, que se han ido a la tele. Hoy me resulta imposible discrepar. Solo quiero agarrar al director como hace Michael Corleone con su hermano, plantarle un beso en la boca y decirle "rompiste mi corazón".

Que se le va a hacer. El mercado manda y hay que seguir la fórmula para que llegue a todos, sin ningún cambio real después de 150 minutos de peleas y salvación en el último minuto. Las vidas que debemos tener todos para que deseemos tan fervientemente estos cuentos de hadas. La virgen.

En fin. Volvía a casa riéndome solo. Al principio de la trama y algunas escenas, que pensaba tan tontas. Luego, de mí, a ver si el tonto voy a haber sido yo por pagar por esto. Y en esas estamos. Esperando que la fuerza se cobre su venganza contra quienes yo me sé...santa fuercita, madre del guión, ruega por nosotros, espectadores, ahora y en la hora de nuestra decepción.


 ¿Te la hemos clavao bien, eh?

Dundalk mira la noche y yo doy todo mi reino por un sable láser para cortar cabezas.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

El gran Gatsby y las burbujas del baile. Trece de diciembre.

Tal y como lo recuerdo, “El gran Gatsby” versa sobre el veneno lento de la peor nostalgia posible; la que se lanza hacia el futuro. Los personajes aceptan su insatisfacción presente en nombre de unos días venideros donde los fragmentos rotos de su espejo interior encajarán, bruñidos de las impurezas del viento de lo que les pasa cotidianamente y distrae. Repiten así el círculo del pasado, incapaces de zafarse de él si no es soñando. Son personajes mezquinos, retratados por un narrador que recibió el consejo de su padre de no juzgar nunca a los demás y no lo hace en público, sino para nosotros. Nos envuelve así en su sonrisa perversa, que domina la novela, deliciosamente distribuida como un cocktail.  Fitzgerald retrata los años veinte como una época de valores sociales y morales devaluados, de vacua búsqueda del placer instantáneo, donde la codicia y el cinismo corroen las relaciones humanas y oxidan valores más nobles. Cuanto hemos cambiado, verdad...

Su envoltura es brillante, fiestas, vestidos dorados, jazz sincopado y elegancia, el sabor del dinero y los elegidos. A medida que avanzamos en la lectura, la costra va cayendo, y mientras bailan, desean lo que no tendrán, beben y buscan que el tiempo avance hasta su día de suerte, sonríen y no soportan ver en que se van convirtiendo. Se traicionan, se hacen daño y bailan juntos, se niegan a si mismos lo que ya sabían antes de que los conociéramos; no encontrarán lo que andan buscando. Es un libro sobre la felicidad perdida, o la que nunca llegó. Es una canción triste con una melodía festiva. Leanlo.

Hace unos días, acudí a una fiesta de Navidad inspirada en esta novela. No puedo por menos que felicitar al muñidor de la idea por su excelente sentido de la ironía. Dios le bendiga.

Dundalk mira la luz esquiva pidiendo que le haga recordar tiempos mejores pasados o futuros por compasión.



martes, 12 de diciembre de 2017

12/12/17. Kavafis y la Quimera.

Has salido al balcón. La noche es suave, y en su calidez ves figuras gráciles que parecen desvanecerse entre las calles desiertas. Puede ser Alejandría, y sus mármoles reflejando el fuego lejano del faro, y el rumor del mar temblando en tus oídos. Puede ser tu vida, que dice adiós a algunas quimeras que fueron corpóreas una vez, hoy parece que hace tanto tiempo. Fanfarrias delicadas llenan la brisa nocturna. Una comitiva invisible aprieta el paso y las calles iluminan rincones que se irán perdiendo en un recuerdo que los deformará.

Qué harás ahora y mañana, no lo sabes. Quieres partir digno, con tus errores, tus fracasos, tus jirones de vida como trofeos de tu lucha hermosa. Que más da perder si lo diste todo. Quieres convencerte de que fuiste digno de esa Alejandría que pierdes para siempre. Entras de nuevo en la sala de palacio, hoy fría y mustia, solitaria, esparciendo luces y figuras, iluminándola con tu recuerdo fértil. A tu espalda, las notas bailando en soledad sus últimos compases. Te detienes, y contemplas en derredor, emocionado. No deseas que el instante pase nunca. Es tan hermoso. Solo quedará pasado, incertidumbre, caos. Quieres pensar que mereció la pena y fuiste digno de ello.

No digas que fue un sueño.

martes, 5 de diciembre de 2017

05/12/2017.Confesión

Trato de mantener la cortesía siempre. Nunca sé que otras circunstancias estarán pasando otros y dado que me siento incapaz de comprender que su existencia tiene la misma textura de la mía, me esfuerzo en comprender.

No siempre es fácil. Cuando me asomo a lo que hago, otros pueden pensar y las intenciones, solo veo una pelea sorda en una manada que se mantiene unida por el miedo a lo que se mueve en la maleza, afuera. Un contexto cultural, ampliamente diluido y envenenado que combina la protección cultural de la masa que invoca una diversidad homogénea con la llamada a la satisfacción primordial de la personalidad y sus cadenas.  La vida es una broma cruel que alguien me ha gastado, escribió Tolstoi en la cima de su éxito. Usualmente se considera una boutade. Yo, sintiendo tantas veces algo parecido, no puedo hacerlo, salvando las distancias de fama y talento.

Aún quedan cosas buenas, amistad, tiempo compartido y charla cuando los escudos de la pretensión deben caer. El cazador de cerebros, un programa estupendo que nos muestra las cortinas del futuro y su luz esquiva. En su última edición, afirma que nadie tendrá un trabajo para toda la vida. Suena realista y quizá pueda parecer promisorio; un futuro pleno de oportunidades y movilidad. Yo tiendo a verlo como la confirmación de la radical superfluidad en que nos balanceamos. Todo es sustituible y poco habrá que quede de nuestro recuerdo. Nunca fue tan hermosa la basura, siempre presta a un reciclaje tras el que brillará luminosa, antes de perderse de nuevo. No creo que sea mejor así, pero quizá ya es hora de vivir con ello y retirar la guardia.

Dundalk recibe las visitas de viajantes que se desvanecen tras sus puertas.