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martes, 31 de octubre de 2023

Lo breve. 10.31.23.

 

El mundo es hoy distante y su mirada agria

Como un animal arisco y asustado.

Los pensamientos se tambalean en un vagar oscuro

Hacia los muelles que la lluvia azota en el lejano trópico.

 

Vamos viendo, vamos viviendo y al fin

La mirada descubre otra mañana

Y es la última

Mientras el barco zarpa de puerto bajo la misteriosa luz.

 

Y lo breve encadena el sabor de su rito

A la costumbre de no saber acostumbrarnos,

Mientras la lluvia desfigura los contornos

De los muelles que azota la tempestad altiva,

Desde hace tiempo solitarios y ajenos.





sábado, 28 de octubre de 2023

El miedo. 28 de octubre.

Hemos heredado del pasado reciente la convulsión del miedo. No del sentimiento universal que se retroalimenta con el odio, sino la experiencia del miedo como técnica. Esa forma estructurada y racional que desea evitar que la semilla de la libertad germine. Resultaría frívolo recontar todos aquellos que han vivido sin esperanza y acosados por el miedo, buenos sabedores de que las vidas pueden ser briznas de hierba en manos de ídolos confusos que conjuran la fuerza. Nos hemos acostumbrado a un ritual en el que la nobleza y el honor desaparecen en un segundo, sin dejar un fruto. Permitimos que el miedo a la fuerza bruta se vista de razones sensatas; la infamia demanda complicidades y el temor, grupos. Somos ahora una tribu global de animales: unos tratan de huir. Otros agreden. Todos están asustados. 

La humillación de la violencia es tan aterradora como la violencia misma. Aunque seamos meros accidentes de un azar irónico, deseamos alcanzar una comprensión profunda de nuestra experiencia, ser conciencia de la materia que nos forma. La fuerza contra nosotros nos exilia de ese destino deseado con crueldad. En esa búsqueda de sentido, sufrir violencia es algo embarazoso y repulsivo. Viene a ser una derrota definitiva, un llamado desde el abismo de la condición humana acerca de la pérdida y el desamparo. Sin respuesta, sin ganancia, sin nada que aprender, salvo a persistir a cualquier precio. Acaso sea mejor vivir con una cierta incomodidad que arriesgarse, nos decimos. No habrá ningún bardo que cante nuestras penas. No, no me gustaría irme así, víctima indefensa. No debería importarme lo que todos digan cuando me haya ido, pero hay un regusto amargo en imaginar que uno puede morir por el deseo de otros, un deseo más poderoso que nuestra capacidad de resistencia. Hay algo muy tenebroso en ello, en la construcción de herramientas que han hecho perderse el coraje y la dignidad de los cuerpos en un instante atroz, un botón, un gatillo.

Y a pesar de los pesares, del miedo a la libertad, de la amenaza de los tiranos, la perpetua busca de refugios, quizá haya un remedio, pobre y básico, pero enaltecedor. Vivir como si no existiera o, si no es posible, como si no importara. Cada día recibes tu dosis de palabras e imágenes que tratan de separarte de ti mismo en ese estado de pobreza de espíritu y agitación que llamamos angustia. Oyes y miras desgracia, desolación, ruina y profecías grandilocuentes. Qué tal vivir como si no importara, como si la única diferencia posible es la que estás dispuesto a marcar, con un poco de inconsciencia y levedad y mucho de voluntad de resistir cuando no tienes más que eso. Como si no tuvieras que obligarte a aceptar la cantidad abrumadora de ansiedad que el mundo ansioso desea compartir contigo.

La noche se desliza suave bajo los umbrales y ha conquistado las colinas y el mar sinuoso. Es solo oscuridad. Bajo su secreto, otra vida bulle. Aprende de ello lo que puedas y trata de aprender una de las lecciones de la vida, ni te dejes humillar a otros ni seas humillado. Todo lo demás se nos da por añadidura y no hay mayor desdoro que aceptar gritar Viva quien vence. El rumor de la noche se esparce sobre la ciudad y su murmullo aquietado ofrece paz a quienes están solos y preocupados por el mañana, acurrucados en torno a una duda, tratando de ofrecer su mejor rostro al futuro. Sólo eso sirve. Sólo eso salva.


martes, 24 de octubre de 2023

Plenitud. 24 de octubre.

Había salido a correr. Los días van declinando y hasta la luz, que es hermosísima, parece descender sin demasiado fuerza para no exaltarnos. Para no herirnos. Iba escuchando música, me ayuda a animarme a salir. Decidí ir en dirección a un faro no muy lejos de casa. Corría la brisa maliciosa, una llovizna suave templaba la cara y algunos sicomoros se mezclaban entre pinos formando arcos a los lados del camino de grava. Al lado, el marse desperezaba lejos de la orilla de los hombres, en la bajamar. Cuando fui acercándome al dique que lleva al faro rojo, las vi, jugando, a las olas lamiendo lentamente su parte de playa. Acaso estén ahora más cerca del muro que las contiene, cerca de la carretera y los comercios, allá donde se rompe su soberbia. Tampoco importa. Su vaivén se basta a sí mismo. Y, por un breve instante en su historia, que lo ha visto todo, me acompañaron adentrándome contento en el parque. El mundo mostraba una cara melancólica, pero estaba bien hecho. Yo seguía adelante sin presión ni exigencia.

Al volver, después de ver un ratito el mar y la entrada del puerto, he vuelto por el mismo camino. Y en un momento, lo he visto. Los pinos insignes inclinados creaban una ventana a la mar junto con los arbustos de helecho y de endrino. Un azar providencial quiso que escuchara una melodía hermosa, que parecía ser el propio viento agitando las ramas



 

Gotas de lluvia llenaron los ojos anhelantes. Oh, detente instante...eres tan hermoso. La cortina de la lluvia leve se convirtió en niebla que cubría y difuminaba el horizonte. El cielo fue una tela gris por la que breves manchas jugaban en rutas altas y la espuma de los días que mostraban las olas para mí y su rumor imaginado junto con la melodía formaron un momento de plenitud, solitario, breve, en el que se me concedió probar un sorbo de felicidad y abismo, pero no del turbio, uno del que manaba una luz muy cálida y muy honda. Y antes de que el hechizo se disolviera del todo, recomencé a volver a casa. Un camino de vuelta lleno de detalles, de percepción abierta y generosa. Un día ganado a la desgracia, sentí. Mañana será lo que Dios quiera.

jueves, 19 de octubre de 2023

La conspiración contra la felicidad.19/10.

Hay un verso irónico de Philip Larkin que siempre ha resonado con fuerza en mí, "Toda virtud es social". Creo que, como el, podría pasar tiempo solo en la noche, mirando como la luna muestra su filo entre estrellas diseminadas en la piel del tiempo. Y sin embargo, busco otras actividades más vacías. Unas son necesarias, otras no. En cualquier caso, necesito a los otros, como todos, y también me siento cada vez mejor solo. La muchedumbre me agota y tampoco me gusta ser parte de la muchedumbre de otros. Hoy vivimos un mundo asfixiante, por voluntad propia. No, no toda virtud es social ni la soledad es egoísta. No obstante, me parece que hay un cierto clima moral mayoritario que viene a ser, inadvertidamente, una conjura contra la aspiración a la alegría.

El instinto gregario, por más abyecto que sea, no deja de ser un instinto. Necesitamos atención, reconocimiento, alguien con quien hablar. Pero también necesitamos que nos dejen en paz y eso no es posible si existe una orden de monjes guerreros para cada ámbito de la vida. No admiten el silencio. Detestan lo que no sea robusto, pesado y grave. Creen que cualquier aspecto es más apropiado en la solemnidad que en la ligereza. Deciden que toda tendencia individual es frívola. Son la tasa, irremediable según se ve, que cualquier grupo humano debe tributar para ganar conciencia de sí mismo. Desean mandar en ti a través de tu miedo.

Los habéis visto y leído cada día: denunciando, atacando, zahiriendo, disputando, formando alianzas implícitas con los que escuchan. Hablando de nosotros y ellos. Pertinaces defensores de la bondad y perseguidores de la maldad y los malos, los otros. Visionarios de un mal que se oculta tras la máscara, como dijo Ahab, apóstoles del futuro y la perfección, impacientes de moldear el presente hacia su porvenir soñado. Lo único que necesitan para ello es que te despojes de tu alegría culpable y pongas el empeño en seguirlos a través de su senda alucinada. Pues estar contento es la mayor razón para evitar el rebaño. La felicidad es el punto preciso de intersección y plenitud entre las infinitas causas del mundo y un destino logrado, por temporal que sea. Ay, eso requiere de voluntad y libertad. Y nunca todos seremos felices al mismo tiempo.  

Por eso la critican, velada o abiertamente. Porque cualquier apertura y avance es sospechosa si no puede incluir a todos. Porque lo que uno siente conmovedor otro lo ve anodino. En fin, porque la complejidad de lo real tiende a un orden espontaneo que molesta a quien desea gobernar almas. Los demás y su bienestar son, claro, una excusa: se trata de la forma en la que el poder tutela y controla el avance libre, tomando rehenes para hablar en su nombre luego. En muchas ocasiones hay síndrome de Estocolmo con quienes se sienten desolados. Cómo el poder no les puede proveer de oportunidades, estimulan la satisfacción psicológica de su resentimiento inducido y buscan culpables grotescos. Al mantenerlos, nos, de esta forma tutelada, nos despojan de libertad y dignidad, no solo de felicidad. Hay una gran esperanza en tratar de ser dueño de tu destino y rechazar el calor confortable del establo. Pero somos frágiles y los cuerpos caen por cada embestida de la turba y las almas se agotan cuando se cuestiona permanentemente el motivo de cualquier modesto gozo. No les dejéis. Sed animosos. Aunque haya un movimiento mundial contra la aspiración a la alegría, disfrutad del segundo. El resto es ruido.

La tarde lluviosa se desploma y la luz huye a un punto de fuga inconcreto, donde el mar y la colina parecen fundirse tras una cortina suave de llovizna y niebla. Gotas en la ventana descienden por sus diversos surcos y una nube inmensa gris cubre las luces humanas y los pasos apresurados. La ciudad no es el mejor sitio para contemplar las estrellas, pero a veces es suficiente con saber que lejanas siguen su danza eterna y, temblando, nos miran.






domingo, 15 de octubre de 2023

Duerma usted sin bragas. 15.10.2023.

El mundo, que lugar. He leído el otro día que "expertos" (en ser expertos, en algo) recomiendan dormir sin bragas (a las mujeres, se entiende). Ni siquiera el cebo gigante llama ya la atención. En un mundo complejo, se ha acuñado ya una categoría de expertos de los que echar mano para un rato y un descosido. No hay tema que se resista ni interpretación novedosa que no se apuntale. El prestigio del charlatán es la celebridad que logra acumular. 

Lo que me llama la atención es el divorcio entre el experto y sus credenciales, la forma en la que se separa el consejo de su consecuencia y al experto de su experiencia. Sin desear ser (muy) malpensado, uno podría conjeturar que la masa ingente de papelajos en forma de títulos y diplomas en chorradas crea una oferta que necesita estimular su demanda. A continuación, el tema sale a la luz de una sociedad tediosa y en busca de cualquier novedad y finalmente el cambalache junta al burro y al gran profesor en la categoría del experto, sin dar más detalles, ni contexto, ni proceso racional que ayude a entender la conclusión. El argumento de autoridad debe servir para una población desinteresada. Lo de dormir con o sin ropa interior es solo una forma de ganar accesos a un enlace, claro. Lo sustancial es, a mi juicio, que una sociedad que delega el proceso deliberativo en manos de quienes lo acaparan para su propio beneficio de marca personal avanza un paso más hacia el autoritarismo. Hemos dejado ya de preguntarnos por qué y y tú cómo lo sabes. Ahora nos refugiamos en un el otro día oí, la radio ha dicho. El verdadero experto contrastado puede aportar su experiencia y razonamientos, su lucidez para elevarnos a todos. El impostor trata de invadir y asolar esferas de soberanía privada.

En fin, que no sé si hay que dormir de lado, de frente, con pijama o desnuda. Uno pensaría que depende y que como noticia no hay mucha historia en ello. Pero quien sabe. Las oleadas de gente que desea hacerse un sitio arreglándonos (cumplimentando) nuestra vida no cesan. Justa retribución a una ciudadanía que permite que piensen por ella. A la que nunca usó bragas las costuras le hacen llagas, dice el refrán. No obstante, quizá sea mejor una llaga de autonomía que muchas vendas de prescripciones basadas en cualquiera que se presenta en público como experto. Dios, cuanto odio. La noche cae temprana y el rumor de la vida se hace tenue mientras se acercan lentamente la soledad y el frío.  Duerma usted sin bragas. Duerma usted con ellas. Lea lo que quiera y decida lo que desee. Pero por Dios, hágalo usted. No deje que ningún experto en su materia porque su materia requiere de expertos le pille con la guardia baja, confuso, sin ganas ni motivos y en un lugar común, a estas alturas y en bragas.




martes, 10 de octubre de 2023

Sin título. 10/10.

En unos pocos años, todos seremos sombra

Saciada sin colmarse está sed de absoluto

La luz despertará otras vasijas frágiles

Hechas del mismo barro, rastrojos de difuntos.


El festival de color del parque en primavera

Dará las hojas tiernas en el altar del tiempo

Y una luz ocre y mansa temblará hechizada

Cuando el instante muera a manos del recuerdo.


Más no es a nosotros a quienes hace el día;

Es a las aves que llenan el momento de cielo

Es al agua que canta sin acabarse nunca

Es al árbol que hace de la memoria sueño.


Tú sabes que el camino siempre estuvo cercado

De maleza y espino, pero amapolas frescas

Elevaron el ánimo y en los ojos gastados

Crearon un refugio de eternidad y promesa.


En unos pocos años puede que todo en vano

Continúe la rueda de la existencia ciega...

Más nada importa entonces. Solo hoy la mar alcanza

A acariciar al sol sobre las blancas cumbres de sus olas esbeltas.


Así fue, es, así sea.Porque el agua no sabe y las aves no entienden

Porque el árbol no sufre y nuestras almas dudan

Bajo el cielo estrellado, gemas de luz y asombro

Siluetas en la noche vamos, contra su paz desnuda.


Y que el sol mañana al despertar al mundo

Sepa encontrar la espuma del rumor que fuimos

Y teja el rosal paciente aquel retoño nuevo 

Que renueve al alba este oscuro prodigio,

Recordando al ocaso su inmarcesible olvido

En la tiniebla fresca que precede al sueño.


sábado, 7 de octubre de 2023

El crepúsculo dorado. Siete de Octubre.

El bien que hacen los hombres es solitario y su perversión colectiva. En pocas ocasiones veréis una reunión de tres o más personas que no entrañen conspiraciones mínimas, insidias contra otras. Supongo que nadie puede elevarse de su naturaleza pero aunque seamos seres hipersociales la banalidad y el tedio lo inundan todo...en el mejor de los casos. En otras ocasiones, la simple maldad se reivindica bajo ropajes de autenticidad. El círculo vicioso es la unanimidad y la competencia por ser el más puro de los defensores de cualquier causa, los más cómodos acurrucados en el calor del establo.

En los parajes fríos, allá donde moran la soledad y la duda, quienes no saben acercarse a los otros y notan su corazón echándose a perder tratan de hacer de su esfuerzo un regalo para toda la sociedad, la humanidad sin rostro. En el crepúsculo de esos lugares solitarios e inhóspitos, pasajes del alma que pueden darse en medio de las populosas ciudades, brilla lo que acaso salva. O a los recipientes que lo ignoran o a los donantes que los sufren.

Y eso es todo. Ejércitos de la noche enfrentándose en la tiniebla, refugiados de sí mismos, a la vista de un crepúsculo dorado que sabe que son breves y que no tienen importancia. En medio del espectáculo de sangre, rencor, carcajadas y odio, solo la visión de las olas borrando las huellas puede dar un exiguo consuelo. Consuelo, al cabo, mientras el caminante se dirige hacia donde muere la luz, cansado, ni envidiado ni envidioso.




lunes, 2 de octubre de 2023

Aurea mediocritas, carpe diem. Dos de octubre.

Vivimos en la desmesura. Hemos olvidado la vieja sabiduría, la del conócete y nada en exceso a un vértigo de ojos que escudriñan y espíritus que se exhiben. Hay un cierto afán por demostrarse diferente a (es decir, mejor que) los demás. Todo lo que no sea extravagante, artificioso se considera mediocre. Y en esa lucha perpetua por la apariencia llego a vivir fuera de mí. No sirve de mucho recordar la aurea mediocritas de los clásicos, un justo medio que evita la alienación y hace posible el sereno examen de los días. Supongo que el énfasis en ello se debe a que es un arduo combate en contra de la voluntad que tiraniza la condición humana. Nos venimos arriba y somos unos primates con pinta de sofisticados.

El destino solía castigar a quien traspasaba los límites, Hybris que pretendía hacer de nuestro ser algo equiparable a un Dios. Tarde o temprano, Némesis restablecía el equilibrio. Pues es fácil olvidar la aterradora fragilidad que nos forma. Todo hiere y el instante de plenitud es la recompensa de sentirse inmortal antes de saber que nunca lo seremos. La vida eterna se ha convertido en las infinitas pantallas donde todo ha quedado recogido hasta después de que hayamos muerto. Y hay algo siniestro en esa captura impune por cualquiera del mundo, como si el alma muriese en la imagen para siempre. Es el precio a pagar por no sentirse mediocre, insignificante, aislado. Y es la hubris desafiando el límite antes de ser castigado por la retribución providencial, esa némesis indiferente al anhelo para restaurar la frontera. 

La noche llega pronto. Las luces son brillantes y los edificios reflejan su temblor. Uno debiera sentir un miedo más profundo que aquel al fracaso: el temor de tener éxito en aquello que no importa, y saberlo demasiado tarde. Es agradable tener luz y calor. Vi el otro día otra vez Soul. Que estupenda es. Su última parte resuena de nuevo, como cada vez. En realidad, no sé que voy a hacer con mi vida...pero hay algo que sé: voy a vivir cada minuto.