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miércoles, 31 de mayo de 2023

Lo nunca visto. 31/05/23.

 Por mucho que usted crea ser ajeno al vértigo del mundo, percibe todos los días el zumbido de ansiedad y el ansia de reconocimiento de todos a la vez. Cada día en los periódicos y la televisión aparecen cúmulos de sensaciones y opiniones rotundas que desean cuestionar el sedimento anterior. Hay innumerables delirios de grandeza para cada nimiedad. Hay obsesión por lo extraordinario. En el deporte, en la búsqueda de utopía, en el fragor del fin de los tiempos que los que tienen miedo al futuro no cesan de invocar. Parece que se necesita algo más potente, más impactante y fuerte para despertar un poco de nuestra atención dormida. Si no es algo increíble, no nos despertará.

Sinceramente, siento que el afán por alzarse de lo común usando como coartada cualquier tema es un gran error: no hemos aprendido a ser iguales y deseamos ser reconocidos como mejores. En esa justificación de millones de superioridades merecidas para cada Yo se esconde el veneno letal para la convivencia. Además, y esto es perverso, la desconfianza aumenta cuando el signo del tiempo es cuestionar verdades instintivas y relevantes para construir la vida y tratar sustituirlas por una moda cualquiera sin matices ni reflexión. El mayor signo de falta de crítica es la adoración inane al cambio mismo. 

El objetivo es vender, claro. La insatisfacción perpetua necesita ser alimentada con estímulos vacuos. Se trata de que logres ser el as que hizo lo que no se ha hecho antes, un héroe que conjure un destino magnífico mientras surge la aurora. Por eso solo sirve la victoria, el éxito, el triunfo indesmayable. Por eso la victoria, el éxito y el triunfo han dejado de existir. Cuando el cliché se apropia del concepto, lo destruye. La barahúnda sirve para oscurecer y más tarde en la oscuridad, será más fácil creer que los muros de lo real ya no existen. Hasta que llegan la epidemia, la guerra.

La luz mortecina del atardecer se derrama sobre cristales, acero, pavimento y neones. El emperador Marco Aurelio escribió que quien ve un día desde el alba al ocaso, los ha visto todos. No creo que sea cierto y sin embargo...sin embargo, en esta pugna vital por abrir los ojos audaces solo ante lo nunca visto nos estamos perdiendo la sombra del cedro, el pan y la sal y el correr de un arroyo tímido, pequeño y fresco en bosques cercanos. El silencio baja su manto sobre la mar oscura y el contorno lejano de una colina se difumina mientras la luna luce plena, cercana y triste.

domingo, 28 de mayo de 2023

Abstracciones y vida. 28 de mayo.

Hay un pasaje en Guerra y Paz que siempre me resulta especialmente estremecedor. Uno de los personajes ha acudido a batalla con ardor heroico y candidez. Siente el nerviosismo del inicio, el estruendo y la furia, pero parece ver todo desde fuera de sí mismo, como un personaje de Homero. Sin embargo, cuando ve al enemigo cargar contra su posición, el odio en los rostros enemigos lo conmociona: por qué me odian, si nunca he sido malo con nadie, mi familia me quiere, no he dado motivos... En ese momento, deja de ser un tercero que ve la perspectiva de la batalla desde un punto de vista superior y ajeno para desembocar en el terror, el pavor que lucha por la supervivencia contra aquellos que no conoce y que posiblemente no deban morir pero que deben ser odiados y odiar.

Me parece que vivimos una época de abstracciones y desprecios, que en el azar humano vienen a ser lo mismo: simplificar la realidad es mentira y odiar es ignorar la parte que cualquiera tiene de estimable. Nos convencemos de que somos herramientas para un fin superior y perfecto, y esa idea pervierte a quienes la abrazan, me parece. Hemos heredado cosmologías sin reciclar, empequeñeciendo la realidad para que sea asumible por ideas deformadas moldeadas bastamente sobre pensamiento sutil acerca de realidades pasadas.  A mi entender, no hay vuelta atrás cuando la realidad es una caricatura para mentirse uno. El problema, obviamente, es que la mentira trata de convencer de que la verdad y la mentira han dejado de ser.

La tarde es dulce y clara, sin nubes. La brisa es cálida y un mar que parece infinito ha modelado la tierra de formas escarpadas y olvido. La historia debiera ser hermosa por lo que borra, dejando tras de sí solo recodos de lo inolvidable. Y el criterio de la verdad debiera ser la vida, no la concordancia lógica (esto es de Unamuno; me parece admirable). El silencio alimenta en esta hora. Unos pasos fatigan el camino entre la tierra salvaje y el sol se esconde lentamente contra un mar iluminado.


jueves, 25 de mayo de 2023

El orden del día. 25 de mayo de 2023

Hay que ver. Todo lo que es bueno y justo acaba siendo su propia farsa poco después en España, me temo. Es estremecedor pensar cuán fáciles somos de mover, manipular y dirigir. Aún es peor pensar que esa predictibilidad está basada en la vanidad humana. Es fácil revisar el orden del día: negación, sobreactuación, olvido.

La manera más eficaz de silenciar todas las voces individuales es erigir púlpitos para todos. Compitiendo en la cacofonía estruendosa, cada uno se enamora de su propia voz, pero no puede conversar, siquiera oír otra. La discusión deviene en una espantosa superioridad del sujeto opinante sobre el objeto opinado, que queda apartado en la irrelevancia comparado con el debate real: quien es mejor que quien. Entonces el narcisismo moral se eleva sobre la verdad y la asfixia.

Sé que no soy quien, pero este es un espacio modesto, una cocina antigua en cuya esquina resplandece un poco de lumbre y nos podemos sentar unos pocos. Así que lo diré, en confianza, aquí, perdón si suena arrogante, lectora: el espacio público está repleto de patanes que se creen sutiles: los reconoceréis fácilmente, invariablemente se colocan por encima del tema tratado, asignando culpas y creyendo que la opinión de quien vive de opinar, ellos, merece consideración. En fin, acaso así sea. La gente parece disfrutar el drama vacuo de la sobreactuación moral y las declaraciones sin riesgo. Ah, lengua sin brazo, como osas hablar, que escribió el clásico. No es eso lo grave, por supuesto. Donde empieza lo malo es en el coñazo de quienes organizan la vida en torno a los significados de la experiencia en lugar de su disfrute puro, de quienes tejen discursos acerca de sí mismos en lugar de leer su conciencia. Una vez allí, desde la atalaya que levanta su ego, no pueden oír el rumor de la realidad (y cuanto tiempo, cuanta tinta gastada con quienes son incapaces de ver lo real tal cual es). Luego, pretenden decidir que a sus pies deben reunirse los otros. Es cansado, agitador, enervante. Es un eco incesante, previsible y sordo. Sorpresa, contagio, laberinto de opiniones, declive rápido porque despunta una sorpresa nueva. El orden de todos los días. La viralidad del afán de dominio de quien no arriesga para construir y habla, habla, habla... En el fondo de esa tensión abyecta, late el asunto que más temo y odio: el impulso de quienes desean definir la realidad de otros y con ello, un dominio. 

Nada más. Es necesario salir del esquema mental que hace de todo una parodia a fuerza de seriedad impostada. La soledad del momento es un buen antídoto, supongo. Cada fenómeno del mundo se presenta ante nosotros como un hecho y no como una oportunidad para exhibirnos con la comprensión profunda de sus subproductos o con el intento recurrente de traficar con la culpa de los otros. Nubes esponjosas que cubren la ciudad. Rumor de río y batir de alas. Brisa de primavera. Luces lejanas que parpadean. Es lo que hay ahora aquí. Una esperanza de que mañana sea otro día para desear lo que queramos y no ahogarnos en el deseo ajeno de hacer de nosotros súbditos de los puntos marcados en cualquier orden del día por cualquier opinador congestionado. Seguir adelante con honradez y conciencia, y que el tiempo pase sobre nosotros, inocente y extraño. 




lunes, 22 de mayo de 2023

Miseria y auge de la primavera. 22.05.

Quizá sea el color del aire, la calidez de la brisa o las horas de luz. El caso es que cuando las brumas del invierno se van despejando y las nubes están pintadas con un trazo de luz más fina, un estremecimiento íntimo desborda el corazón. Tiendo a pensar que lo asocio a las horas felices de estudiante despreocupado, cuando las tareas parecían acabar y el verano y la libertad de no hacer más asomaba.

Me encantaba ir al pueblo, o eso creo. Según acumulo más recuerdos, me doy cuenta de como me mienten, o no ellos; la sensación que me causan no es la que me provocaban, me parece. En cualquier lugar, aún siendo de una ciudad mediana, el monte, las eras, los huertos, la ermita, los otros pueblitos cercanos, acabaron formando una educación sentimental tan cálida e incomprensible como otra cualquiera.

El mapa no es el territorio. Cada día de sol, cada caricia del viento y cada luz del crepúsculo son una intersección única con cada uno y cada sensación de uno. Las permutaciones son infinitas: a veces duele no poder sentirlo todo, perder tanto cada noche que llega, como un buhonero que fuera arrastrando un carromato vacío después de una travesía aciaga en un camino escarpado bajo la tormenta. Al fin, qué es la vida si no eso.

Sin embargo, el hechizo, más leve, más breve, persiste. Veo a las aves surcar juguetonas la tarde desde mi ventana, el río calmo que lleva al puerto una nueva forma que se hará otra en el mar, casi infinito bajo la aurora. Los edificios parecen ahora menos grises, antes de convertirse en formas rotundas contra la sombra, cuando caiga el sol. Un rumor de cierto optimismo y alegría desciende sobre la calle y las formas se mueven más inquietas, vivarachas y ruidosas. La gente pasa, como pasaremos, pero mientras eso ocurre, seguimos bajo el hechizo de otra promesa, el auge de la primavera y lo que siento, recuerdo y anhelo forman una mirada que se lanza contra la cruz del tiempo. Y en los parques cansados, los bancos esperan vacíos las almas que los ocupen y ver el nuevo ciclo incesante que las haga renacer de nuevo a ellas y sentirse más vivos, ellos.

martes, 16 de mayo de 2023

El explorador en el acantilado. 16 de mayo.

Hace casi quince años, empecé a lanzar una botella al mar, con mensajes apresurados, largos, ensimismados. Es curioso observar la personalidad a través de la gramática. En fin. Me figuraba ser un explorador entre jungla que filtraba la poderosa luz del sol, buscando ruinas de  ciudades antiguas, rumores antiguos, ecos de una magia que permanece. 

Todas las cosas pasan; creí llegar a un claro escarpado tras el que el mar reinaba, reluciendo en sus gotas ardientes mensajes de una promesa. A veces releo mis entradas y pienso que en el peor de los casos, algo quedará ahí. Hoy, atrás la selva y el misterio de sus órdenes, sigo bajo las estrellas una carroza mágica hacia el fin de la noche mientras suena una música inaudible a todos los otros seres.

 No sé por qué ha salido esto hoy. Uno se cansa a veces, siente frío dentro de su casa y soledad fuera y las palabras a veces construyen un refugio. La noche está hoy cubierta y el viento lleva todas las historias del día a un amparo secreto, para que no se pierdan. Hogueras refulgen atrás, más allá del mar. La vida late oculta bajo los grandes árboles y en el cielo un cometa sobre el mundo se desvanece para quedarse siempre en unos ojos deslumbrados y lejanos.




lunes, 1 de mayo de 2023

Mediocridad artificial. Primero de mayo, 2023.

El futuro ya está aquí, se empeñan en vender todos aquellos que pretenden vivir de él, fingiendo ignorar que el presente se ha vuelto vertiginoso. En la modernidad líquida, el futuro se ha convertido en un bien más de consumo para olvidar pronto. En fin, siempre hay avispados tratando de ser portavoces y gurús de lo inexistente, llevando la predicción hacia lo incomprobable y lo inalcanzable. Aún peor, a veces, hacia lo ya sabido.

Todo esto viene a raíz de la contemplación de un espectáculo inocuo pero desagradable de impostura. Veréis, se ha jugado el campeonato de ajedrez. Soy un jugador terrible y tampoco sé apenas de Inteligencia Artificial. De lo poco que sé es que el el ajedrez ha sido un buen banco de pruebas y que ahora cualquier pequeño módulo calcula variantes con una profundidad inmensamente mayor que el mejor humano. Entonces, para sorpresa de nadie, una legión de jugadores mediocres con ganas de seguidores en su canal de entretenimiento se han puesto a criticar el pobre nivel de los aspirantes al título con un ordenador que les muestra las mejores jugadas a ellos y evalúa la posición del tablero con una profundidad que ni podrían soñar. Huelga decir que ni siquiera aspirarían a encontrar las jugadas de los seres humanos que critican con alegría, pretendiendo ser los genios, los maestros que están tan lejos de ser. 

Vi un vídeo de Miguel Illescas, Gran Maestro, muy ilustrativo sobre el tema, si alguien quiere echarle un vistazo. En resumen, es cierto que algunos aspectos del futuro comienzan a asomar la pata, uno de ellos la epidemia de mediocridad reluciente apoyada en la tecnología que viene. La pobreza de experiencia vital suplida con una autoridad fría que será usada como fin y no como medio. El constante desprecio al experto y a la inteligencia que combina conocimientos bajo una luz no usada, lo que ahondará más en la crisis de confianza que hace tan dificultosa la construcción de una sociedad decente. Sé muy poco de la AI. Del ser humano sé lo suficiente para predecir que desea mentirse a sí mismo. Quizá es mejor así. Aquí, cuando alguien destaca, ha de mostrar todos sus fallos para hacerse perdonar su talento.

En fin. La maquina crea ansiedad y furia, pero una buena manera de atemperar la rabia es no competir contra ella y no hacerse pasar por ella como un subproducto de su memoria inacabable. También ayudará llamar charlatán a los que ahora cobran por enseñar sus especulaciones como muros inexorables que marcan el futuro y con ello nos angustian. La mediocridad solo tiene la fuerza del número: el mérito avanza a trompicones en solitario. La luz cae lente sobre una tarde fría. El azul pinta todo. Breves luceros empiezan a asomarse entre jirones de nubes y seguimos esperando una melodía, un influjo, que traiga la paz a esta tierra atormentada y no se consuma en su brevedad, como un susurro que deje un eco amable, para darnos una nueva luz mañana y para recordar quienes fuimos, de verdad, sin cuentos ni sueños artificiales.