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jueves, 27 de abril de 2023

Fracasa mejor.27 de abril, 2023.


El tema del día (en esta humilde morada):



Adoro a Giannis Antetokounmpo. Me parece un jugador fantástico, por descontado, y creo que es un gran tipo, aunque uno nunca puede aventurarse en ello. He leído que al finalizar el partido anterior sufrió un desvanecimiento en el vestuario. Y su reflexión me resulta muy interesante.

A mi entender, un problema del mundo hoy es que acabamos tomando discrepancias de grado por diferencias de principio, de raíz. Eso y que hay grandes conceptos a los que el uso y la costumbre hace imposibles de definir completamente. El fracaso, el éxito, son dos de ellos.

Entiendo el razonamiento... hasta cierto punto. Es verdad que hacer todo lo que puedes no debe ser un fracaso y que el fracaso deportivo es muy relativo...pero también es cierto que construimos una vida personal y colectiva ATERRADA por cualquier contratiempo o dolor y eso ni es bueno ni sirve para nada. El fracaso forma parte de la experiencia humana. No es malo reconocerlo. De hecho, si los clásicos estaban en lo cierto, la única salvación es no esperar ninguna y no escuchar cantos de sirenas.

Justo leía hoy algo que me parece relacionado. El libro, de una prodigiosa perspicacia, se titula Vivir con nuestros muertos, y en un párrafo, dice: "¿Qué es un sentimiento de pánico? Un sentimiento de abandono muy potente que reactiva algo que no te han contado sobre TU historia". No veo nada malo en ello, ni en el miedo y en el dolor, salvo la instintiva convicción de que no los quiero. Sé que llegarán y sé que deseo que sean los menos posibles. También sé que vivimos un mundo desquiciado que confunde el no llegar a cierta meta con la humillación, la burla, el grotesco espectáculo del resentimiento colectivo, pero no debiera ser así; el desencanto no debe añadir culpa siempre. El concepto desgastado y lánguido del fracaso heroico, de cantautor de ciudad de provincias gris, lluviosa y anodina, el fracaso como lenitivo a esa vida sin expectativas, casi una imitación de la vida es una perspectiva odiosa. Ya vemos, vivimos demasiadas veces con la inquietud de llevar algo a cabo o no por temor a no lograrlo y cómo nos afectará. Son ataques al mundo real, el de la vida, por el miedo perpetuo. Debo un respeto absoluto al sufrimiento, que abona un suelo sagrado, pero no lo quiero. Sagrado es, etimológicamente, lo que está aparte.  Y es por algo. Estamos aquí, pugnando para tratar de vencer sabiendo que perderemos a menudo. Fracasar a veces no es ser un fracasado o un perdedor, quizá los conceptos más odiosos que alguien pueda dirigir a otros.

¿Ha fracasado Giannis? No tengo ni idea y mi opinión no podría ser más irrelevante. Me va a seguir cayendo de maravilla igual.  En la ciudad de Luxemburgo hay un puente que puedes atravesar por debajo en un túnel, a gran altura. Hay varios cables entrelazados y en posición enrevesada para la seguridad. Pienso que de algún modo, el suicida debe tener cuidado para no matarse, como recuerdo, como apelación al instinto de no dejarse caer. Todos tratamos de aprender del miedo, pero no rendirnos. Para no rendirnos.

La ciudad tiene cicatrices, como todo tiempo. Un tenue velo de nubes cubre la tarde y las gaviotas juegan. Existe un mundo desquiciado en el que todo lo que no es esplendor y brillo es turbio. Pero no importa eso ahora. La tarde se eleva sobre las imposturas. La playa está sola y espera la noche. Un rumor de ambulancias y brisa recorre las conversaciones y los paseos. Quizá diga hoy, en un susurro grato, "no tengas miedo de fracasar, aunque duela, aunque agote. Sigue adelante. Fracasa mejor". Y esperando que llegue otra hora para un nuevo intento, vamos cayendo en el embrujo tranquilo de la luz de una tarde de abril.

lunes, 24 de abril de 2023

La ley del deseo. 24 de abril.



Es una idea bastante recurrente: el afán crematístico de quienes desean vender otro mundo posible. Abunda la idea de que el idealismo disuelve el dinero y el dinero pudre el idealismo. Hace poco leí un libro que ingeniosamente argüía que el arte, el mundo del espíritu se ha convertido al mercado y el poder financiero se abraza a rebeliones que parecen atacar los cimientos del sistema.

La verdad es que me cuesta entender esta idea. No se trata de acumular posesiones. Se trata del afán del deseo y, consecuentemente, del dominio de quien posee lo que otro quiere sobre quien lo anhela. En cierto modo, lo que Wilde escribió, todos matan lo que aman, los cobardes con un beso y los valientes con la espada. Puedes desear un poder rígido o fluido, pero la voluntad de poder, de imponer el anhelo propio parece todo lo que existe. 

El noble y el fanático pueden ser  versiones de un mismo rostro, igual que el traidor y el afable; las permutaciones del ser son infinitas. Entre los reflejos, innumerables sólo logro distinguir algunos patrones: Siempre existirán aquellos a quienes el deseo ajeno atemoriza o simplemente lo denuncian por constituirse obstáculo en la persecución obsesiva del suyo. El afán del individuo de ser aceptado y de diferenciarse. El deseo de ser diferente alimenta el consumo. Y en esa diferencia que los agota, pretenden ser intérpretes que eligen la realidad de los demás. Explican sus sesgos, zahieren su confianza, censuran su alegría. Tratan de dominar el miedo y el resentimiento. Los más apegados al mundo tal cual es imaginan su ideal y sacrifican éste. No es la impugnación del deseo, es su hipertrofia. Nada interpela mejor que la hipocresía inocente.

La tarde se alarga entre brisa amable y luz fuerte. Pasan las nubes y el rumor de conversaciones, vehículos, música y un misterio que vuelve a nacer hoy marca su impronta única. Mañana será parecido, pero no igual. Por debajo de las aguas y detrás del alma, el monstruo del deseo aguarda para devorar lo que adula. Y en ese círculo inexorable de causas e impulsos ciegos seguiremos corriendo.

martes, 18 de abril de 2023

Franco y flores. Dieciocho de abril.

Hay demasiada gente que ha vivido de frivolizar el sufrimiento que se cuida bien de padecer. España es difícil de vivir, pero su frivolidad es muy conveniente para los canallas que se hacen portavoces de una masa que no merece mucho más; no se trata de que proliferen los que desean influir, sino que preocupa que haya tantos más que deseen ser influidos.

Nada se salva. La paz, la hora presente, la convivencia, la historia, todo es un magma fluido en el que todo sirve para medrar, todo salvo la convicción robusta, todo salvo la búsqueda de un sentido que haga de los líderes lo que son, charlatanes sin honor. El corrosivo suspiro de un sarcasmo incesante se riega de dinero (público, a menudo) para asegurar que quien puede ser alabado lo sea y quien deba ser odiado lo sea. Sobre todo, para dar escarmiento y mostrar la actitud deseada en la parroquia asustadiza. En esta atmósfera moral, los verdaderos monstruos se agitan a conveniencia hasta que terminan siendo fantoches para que cualquier fantoche pueda ser revestido de monstruo luego. Lo hemos visto con Franco y el fútbol español. Y bueno. Hoy, como ayer, sabemos que estamos rodeados de mediocridades con delirios de grandeza que derramarían sangre (ajena) ante la perspectiva arrebolada de imaginarse en las estatuas futuras.

Para que relamerse con grandilocuencia: es un insulto a las víctimas de la dictadura discutir acerca de las preferencias deportivas de un régimen autoritario. Lo dice muy bien Umberto Eco, las dictaduras crean consenso. Pretender que una autocracia que murió de vieja en la cama no iba a controlar manifestaciones sociales y espectáculos de masas solo puede ser concebido por quienes han tragado quintales de propaganda de resistencias heroicas contadas por quienes nunca las llevaron a cabo pero sacaron réditos de su exhibición postrera. Las inmensa mayoría de las víctimas decayeron, perdieron y se pudrieron a manos de una crueldad infinita. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, escribió Cernuda. Pero siempre se recuerda lo equivocado. 

En fin, quizá es todo el mundo alrededor. Recuerdo haberme impresionado con la cantidad de selfies joviales en la visita en Auschwitz. Todo se construye alrededor del olvido. La noche cae y mientras el silencio corona lo que merecía ser recordado, la mentira grita para recaudar los intereses de su exhibición sentimental. La melancolía de no haber sido héroes y desear ser admirados. Deseo de flores y reconocimiento sobre la tierra que cubre a los muertos. La noche cae sobre un rumor suave y la brisa acaricia el lomo de un mundo que esconde cicatrices y dudas.



martes, 11 de abril de 2023

Recoger el fruto. 11/04/2023.

 La noche ha caído ya sobre la ciudad inerme, azotada por el viento. Del hormigón y el acero, formas grandilocuentes de ingenuidad humana, surgen figuras que se apresuran bajo las nubes. La llovizna los acompaña, ateridos, iluminados por neones cansados, escoltados por la luz de los charcos, presurosos, altivos. El río se desliza incesante al mismo final, que es oscuridad y al tiempo corazón vivo y promesa. El viento sopla donde quiere, en su jugueteo agita las latas derribadas vacías y trozos ciertos de papel y plástico. Las aves blancas forman puntos lejanos en la altura que consuelan de la falta de estrellas. Un planeta errante, un baile desesperado en el vacío como el de los ahorcados, luz que declina: las tardes mueren lentamente cuando no se puede ser feliz y el mundo es una fruta de la que solo queda amargura. 

Por todas partes, la gente espera a un mesías, y el aire está cargado de las promesas de profetas grandes o menores... todos compartimos la misma suerte: llevamos dentro más amor, y sobre todo más anhelo, de lo que la sociedad actual puede colmar. Todos hemos madurado para algo, y no hay nadie que recoja el fruto... escribió Karl Mannheim hace ahora un siglo. Entre silbidos que pasan bajo el umbral y hacen temblar las ventanas, el eco de su palabra parece reverberar con la misma angustia. ¿cuánto tiempo me queda? Y el anhelo de que la noche se extienda más allá del ocaso y el alba en una magia redentora que aplaque el cansancio, que extienda su manto dulce sobre el reino del tiempo para despertar cuando sea propicio es demasiado dulce y por eso es demasiado siniestro. Una noche de mil años, eso deseo ahora. Y que el amanecer inocente me sorprenda de nuevo. Hoy es pesado y turbio, como la fé cuando se tambalea.

Mañana será otro pelear. Has llegado a la ciudad con las manos sucias de dormir al raso y emplearte en trabajos breves para llevarte algo a la boca. Has conocido la frustración y el miedo. La agitación te dará la bienvenida de nuevo, allá donde se esconde la vida, tras la esquina misteriosa en la calle soleada, allá donde espera el milagro.




miércoles, 5 de abril de 2023

Balada de nieve. Cinco de abril.


Siempre el invierno se muere lentamente
Pasando lentas las páginas de su drama antiguo.
En sus recodos blancos aletean los mirlos
Y el arroyo agitado lame la blanca nieve.

Un gran sol tras las nubes da un aroma de hoguera
Y las casas humean el embrujo del pan,
En el bosque alertan los rugidos de fieras
Donde van los recuerdos de lo que no volverá.

Las ventanas se empañan contra las caracolas
De la inquieta brisa envuelta en perlas blancas
El azadón, la criba, el carro, las carlancas
Duermen en el corral su breve sueño a solas.

Nadie recorrerá silente la pedregosa calle
Ni verá la espadaña contra el cielo nocturno
La despensa olerá a avena y aire húmedo
Se rezarán rosarios por aquellos que falten.

Ya el eco de las tardes pesadas
Declinó lentamente contra la tapia gris
Y el silbido del viento contra la campana
Me lleva a aquella tierra en la que yo nací.

Allí los viejos se reunirán, a sus cartas
Y su memoria sabia a veces los traicionará.
Con sus ojos cansados del goteo de albas
Ya no esperan aquello que no sirve esperar.