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jueves, 23 de enero de 2014

El pecado

Leo un reportaje sobre el Papa. Se preguntan si es socialista, lo que puede desconcertar, de inicio. Luego especifican que en algunos lugares de EEUU hay gente que cree que el socialismo comienza con el alumbrado público. La verdad, uno está desconectado de las cosas de la santa madre Iglesia, fuera de la cual no hay salvación posible, pero no parece que sea para tanto. Es una institución de casi 2 milenios a la que no parece haberle ido mal y en todo caso, su peligro no radica en las redes sociales o los ataques de la prensa, sino en la crisis demográfica de los lugares donde pacen sus rebaños. Si mueve a sarcasmo una anécdota acerca de quienes se acercan a un centro de inmigrantes a ayudar a los desfavorecidos "porque el Papa Francisco dice que deberíamos hacer algo para ayudar a los pobres". Esto suena más a liderazgo carismático, ay, humano, demasiado humano, que a pasión evangélica. En cualquier caso, supongo que incluso siendo un moderno emperador romano (aun venido un poco a menos) uno no pierde la ocasión de dejarse acariciar por la moda del momento. Aunque sea a base de criticar la organización que tú podrías intentar cambiar para hacerla menos criticable.



Millares de hombres bajo tu pontificado, 
ante tus ojos, han vivido en establos y pocilgas. 

Lo sabías, pecar no significa hacer el mal: 
no hacer el bien, eso significa pecar. 
¡Cuánto bien pudiste hacer! Y no lo has hecho: 
no ha habido un pecador tan grande como tú. 




martes, 7 de enero de 2014

7 de enero.

Bertolt Brecht escribió algo así como que antes de que la tormenta llegara, el aire ya estaba contaminado. Lo único que se puede decir de España es que antes de que el aire estuviera contaminado, el consenso general consistía en pensar que habría ventiladores suficientemente fuertes antes de que fuera un problema. Ese pensamiento religioso, mágico, acerca de la política, la economía y el progreso, forjada en la ilusión de los fondos europeos y en la supuesta excepcionalidad de “lo nuestro”para bien o para mal, generaron esa ilusión llamada progreso como un estado natural y manso de las cosas, sin atención a la situación mundial ni a los libros de historia. Es muy fácil decir todo esto ahora, y quien esto escribe no es, con toda seguridad, ni un ápice más inocente que la inmensa mayoría.


Pero hoy sí se puede añadir algo, sin temor a ser acusado de vidente del ayer; antes que las infantas fueran acusadas, que los famosos se llevaran su dinero a paraísos sin fisco y que el viento acogiera a miles de personas que se marcharon a otros lugares, había, como hay, deshonestidad pública y privada. Dinero B. Pillería. Cinismo. Echamos de menos España, nuestro ambiente, el lugar donde crecimos. Y por haberlo querido tanto, hemos consentido, callado, nos hemos resignado Y aunque la lucha contra la injusticia enronquece la voz y agria el carácter, callar cuando pudimos gritar..nos ha hecho cobardes. Queda el camino difícil, no elegido, de cumplir cada uno con su deber, o el más fácil de sacar ese nervio moral que el español sólo parece encontrar cuando cree perder un Imperio o no puede pagar las letras de su coche.