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martes, 18 de octubre de 2016

Dylan y las sagas nórdicas

Borges se resignó a que la Academia sueca vetase su nobel achacándolo a una vieja saga escandinava. En el fondo, como él mismo explicó inigualablemente, hay pocas historias que contar; una de ellas es la de la injusticia cometida, y el efecto sobre el castigado.

Adoro a Dylan. Coincido con Jimmy Hendrix, quien dijo que contenía todas las tristezas y gozos de la vida, y con Marguerite Yourcenar. Soy consciente de que hay muchos otros, cuyo criterio vale tanto o más que el mio, a quienes les parece deplorable o sobrevalorado (debo hacer un inciso; detesto ese concepto. Sobrevalorado suele significar "lo que piensa la gente no es cierto y lo que opino yo, sí).

Asi que basicamente, creo que un gran poeta ha ganado un premio...que yo no hubiese concedido, si dependiera de mí. Dependemos de lo que elegimos amar, y mimar nuestros gustos nos empobrece en cuanto atraviesa la linea del disfrute inocente. Dylan no necesita el Nobel para una obra que vivirá tras nosotros. Magníficos literatos hubieran podido ser más leídos, conocidos, amados por nuevos lectores a raíz de un premio de trascendencia mundial.

Pero no voy a protestar. Imaginaré a Homero tarareando melodías para su punto de partida de la literatura occidental (y que empieza, en su Iliada, con la palabra "canta...") mientras camina en el atardecer de alguna playa jonia, a labradores desafinando algún pasaje del cantar de Mio Cid, a juglares que conmovieron a reyes con un pellizco de inspiración, a San Juan desesperado por no encontrar la armonía precisa para la perfección de su cántico espiritual...y a Bob en un café tratando de atrapar las musas, trayéndonos estos versos por los que siento especial devoción.


Then take me disappearin' through the smoke rings of my mind
Down the foggy ruins of time, far past the frozen leaves
The haunted, frightened trees, out to the windy beach
Far from the twisted reach of crazy sorrow
Yes, to dance beneath the diamond sky with one hand waving free
Silhouetted by the sea, circled by the circus sands
With all memory and fate driven deep beneath the waves
Let me forget about today until tomorrow.

Es extraordinario. Gracias y enhorabuena, Bob. Aquí en Dundalk, desolation row se llena de marinos que juegan al parchís entre terrazas ocupadas de gaviotas.



lunes, 3 de octubre de 2016

Johnny cogió su fusil. 03/10/2016

No hay nada peor que la ira. Envejece tu cuerpo con un fulgor inútil y esparce su eco venenoso entre todas las rendijas, también las inocentes; no hay batallas, grandes o pequeñas, de las que uno salga indemne. El alma busca ávida extender su malestar, y recibe indiferencia y noticias de un futuro más gris. Y mañana es un día nublado, un muro ante cuyas sucesivas puertas hay apostados guardianes temibles, Más vale que te acostumbres, chico.

No hay nada peor que la frustración. Agota tu alma en un pantano sombrío que levanta punzadas de indiferencia mientras picotea con gorjeos de agua sucia; empapan tu mente de pasado, lo que no puede cambiarse, y se burlan de tus planes imposibles. Y hoy es un día de sol de invierno, blanco y lejano, y hay nubes que forman animales más consistentes que tu esperanza.

No hay nada bueno que salga de ello. Pero Johnny cogió su fusil, y aún no sabe que hará. ¿Acaso importa?  Ha perdido los brazos de buscar, las piernas para seguir de pie, y aún no se dió cuenta de que ya no tiene lengua para decir más nada.

Dundalk se mece con el viento ajeno a estas agonías y sus cuervos caminan los tejados y alzan sus picos curvos a contraluz de las nubes sin forma.