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lunes, 18 de diciembre de 2023

Diciembre/31/2023.Cualquier otro día.

Durante algún tiempo 

No he escrito ningún verso 

Me adentré en el color de los atardeceres

Y vi en la espontaneidad del instinto 

Los meandros del ser.

No sé lo que buscaba.


Ahora que todos los cielos de cobalto muestran

Guiños ansiosos mientras van pasando

Y nada hay inocente o libre de insidia venenosa

Acurruco lo vivido frente a lo por venir.


Y doy gracias, aunque sea en voz seca,

Una voz que se pierde en el crepúsculo,

Por haber podido contemplar la belleza, la paz

Y recontar el fluir del arroyo generoso

Con las manos aún vivas.

Porque no importa el año. Lo que importa

Es contemplar el final de cada día

Y contemplarlo en paz.


Aunque me canso en ocasiones de mí mismo

Y las alas baten contra el aire con el sonido

Agrio y efímero de una tos cansada

Aunque la soledad puebla mis días y los llena

De figuras de bruma que la luz destruye...

Pido que rueguen por nosotros y nos guíen 

Para volver a encontrar el sendero escondido

Y, allá en el horizonte, aquella luz desnuda.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Todo cambia. Once de diciembre, 2023.

Hay, supongo que pasa a todos, pequeñas tormentas que dejan marcas y van esculpiendo el alma en una dirección u otra. Las mareas que moldean cierto carácter, actitudes, pueden ser lentas y rumorosas, una suavidad constante a la que nos acostumbramos. No tienen por qué ser traumáticas o grandiosas. A menudo son sedimentos que acaban por derrumbar muros interiores. Así, de cuando en cuando, con la labor paciente de la hora, uno se va haciendo distinto y sabe reconocer los cambios del pasado. Mi hoy contradice mi ayer a menudo. No es por un cambio brusco, sino por toda la erosión, la usura de los días cobrándose préstamos de la inexperiencia, en ocasiones derivando la inocencia de antaño que hoy anhelo.

Todos esos son los pequeños cambios que van llevando de una persona a la siguiente. Imperceptibles, o apenas adoptados conscientemente, se convierten en nuevas rutinas. Ocurren sin remedio, mientras respiramos, acosados por el embate de las olas como un barco antiguo y que lucha por mantenerse a flote, y esas olas son interacciones con otros, lo que leemos, oímos, vemos, lo que miramos y lo que escapa al ojo y ya no vuelve, lo que sentimos como traído por una brisa suave de repente...todo lo que cruza las infinitas causas en el momento y el lugar que damos en ocupar en un momento dado. Y de esa forma, vamos muriendo y renaciendo en nosotros, unidos por la ilusión de la identidad y el recuerdo, deseando ilusiones pasadas o adoptando otras nuevas. En la Comedia Humana de Todos los Días.

Todo cambia, sí, todo permanece bajo la ilusión de su manto que nos está vedado ignorar. Cada decepción y cada alegría remota, cada remordimiento y cada orgullo siguen haciendo su trabajo incansable como el arroyuelo de la montaña en las laderas orgullosas, que parecen perennes y al final se desploman. Ese es nuestro camino, buscar, encontrar, perder, volver de nuevo. La noche trae ventisca y lluvia fina, mientras el silencio extiende nubes, luces y música callada hacia un alba remota que contemplará nuevos rostros.  

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Miseria del psicologismo. 06 de diciembre.

El otro día estuve viendo un documental trambólico, Creating Christ. La idea era más o menos que Jesucristo fue una creación del servicio secreto romano para sofocar a los judíos rebeldes y que el pueblo hiciera más caso al emperador. En fin. Risas mil. 

Los renuentes a la aceptación de la complejidad suelen recurrir al psicologismo, la creencia en una voluntad directora que destierra matices. Es tentador, claro. Cuando uno se enfrenta a una voluntad malvada, eleva cualquier valle y aplana cualquier montaña de su paisaje moral o intelectual. Para que recurrir a una trama de múltiples factores combinados cuando se puede simplificar. Buena o mala, parece que deber haber un ánimo superior que lo explica todo en términos sencillos. En fin, todo se simplifica cuando se aplica sobre cualquier realidad la violencia. 

Vivimos una era que se aburre en su confort inmenso y trata de encontrar cualquier solución a ese aburrimiento. Se crean contenidos (a menudo, una simple espiral opinativa o entretenedora que multiplica aún más la mediocridad) de forma constante y así se ofrece la realidad que el consumidor es más proclive a aceptar. La oferta es infinita. La mayor censura, la más eficaz, no ha sido callar a algunos o a muchos o a casi todos; la mejor censura ha sido ofrecer púlpitos y altavoz a todos. Sin mucha pose hay que constatarlo, claro. Como decían mis abuelos, a quien tiene cama y duerme en el suelo no hay que hacerle duelo. La sociedad del espectáculo degrada lo que conforta y ensalza lo que encadena porque debe ser su propio fin en sí misma, sin nada más allá, repitiéndose incesante.

El problema es que el aburrimiento suele desembocar en crueldad, una de las formas más baratas de excitación. Vean Calle Mayor y contemplen la miseria humana. Cierto, es una época de la historia española especialmente miserable. Pero aún así, refleja el peligro. Me temo que los contenidos de la aldea global no difieren mucho: tribalismo y espíritu gregario, una guerra constante. Y una afición rentable por la propia naturaleza binaria del público que solicitan: individuos de clase media acomodados, perpetúan el orden a la vez que lo degradan, con menos consecuencias personales para ellos que para otros. Con un revolucionario es posible una pugna con respeto. Con una víctima de la moda revolucionaria no puede ser. El desencanto se impone sobre la negación.

El viento ruge afuera y briznas de lluvia tratan de limpiarnos los ojos, antes de volver a la casa, a la cocina y a la cama, a seguir consumiendo la basura que necesitamos para avanzar, quizá, la cantidad de mentira que nos administramos antes de cerrar los ojos. Leo una cita de Kafka, supongo que auténtica, en cualquier caso incisiva y vibrante:

"No cedas; no bajes el tono, no trates de hacer lo lógico, no edites tu alma de acuerdo a la moda. Mejor, sigue sin piedad tus obsesiones más intensas"

Que así nos sea.

jueves, 30 de noviembre de 2023

Resquicios de la memoria. 30 de noviembre, 2023.

Alejandro, conquistador del mundo, no vio que su imperio eran cenizas apenas unos meses después de expirar. Quién podría haber convencido a Van Gogh o a Cervantes la reverencia que hoy disfrutan, cuando sufrían en el momento en el que todo podría haber cambiado. Así es con todo. Lectora, cuando creo que algo persistirá, pienso y qué más da. No solo el tiempo es una ilusión impuesta por nuestras limitaciones. Tengo por más real ciertos pasajes de ficción y personajes que habitan en ellos que otros con los que me cruzo a diario y otros a quienes traté y ya he olvidado, como ellos a mí.

La memoria no puede suplir el instante. Por eso existe, por lo que ya no tiene remedio. Es vertiginoso pensar que cada paso que acometemos es para siempre. Cada decisión cierra un océano de posibilidades imaginarias a cambio de unas pocas reales. Lo que recordamos es una huella que nos permita seguir llamando yo a un conjunto de experiencias sin ningún otro nexo, me parece. Siento que lo que he imaginado y lo que recuerdo son de la misma pasta leve, fina, frágil. Es abrumador.

Traídas por las olas de esa mar misteriosa, en ocasiones vuelven a mí memorias que no tienen gran significado propio, en principio. Es como si los resquicios del recuerdo dejaran escapar algunos sin valor, acaso para recordarme quien soy, sea lo que sea que signifique eso. Me rompí el brazo. Vi amanecer desde un pueblo de montaña. Caminé por la noche entre paredes de piedra y candiles mortecinos. Viajé a un lugar muy lejano. Fracasé en todo lo que me propuse.

La noche se abalanza hacia diciembre y yo hacia su oscuridad. Estoy a solas, tratando de recomponer los paisajes del espejo, recreando una vida cualquiera. Manana habrá rostros que semejarán máscaras, pasos rotundos fatigando la calle, el rumor de un tren abriendo los campos, las estrellas en su trono vacío. Pero todo eso ya también son recuerdos que al cabo se perderán y quizá, es improbable, regresen cualquier segundo del futuro que me quede para ofrecerme asombro y puede que una duda. No sé si tiene algún sentido. No sé al lugar donde voy y no me gusta el lugar del que vengo. Sólo queda recoger los pedazos y seguir tratando de resolver el enigma, esperando que un sol generoso pronto llene de luz sus heridas de plata y me haga saber que solo me pertenecerá aquello de lo que me desprenda. 



lunes, 27 de noviembre de 2023

La nada. 27 de noviembre.

 

Como no di nada al mundo
El mundo nada me ha dado,
Y vago por un tiempo indefinido
Con la mirada gris y el sabor amargo.

La extrañeza del cielo de penumbra
Consigo trae el alma adormecida
Y el eco de una voz ronca y antigua
Abre tierna en el pecho la fatal herida.

Yo sé que hay quienes dicen que no es tanto,
Y la tristeza es un busto de mármol en silencio
Mas esta noche las estrellas aquietan
Y no tiene paz ni luz el despertar del sueño.

Creí que podría ser otro; la máscara es mi rostro:
Cubre con serenidad esta agria espera,
Refulgente al sol tranquilo de la comodidad
Pero oscura y terrible como su corazón de fiera.

Los sueños se marchitan exangües
En la laguna quieta que mece la tiniebla,
El devenir se encoge y late en ritmos graves
Mientras la bruma pronuncia la terrible condena.

Pues si la luz es otra y baila en puntos leves
Donde fulgura con ansia su inasible corona
También sabe encender la sombra el aire
Con punzones de culpa que aparecen a solas.

Como no supe dar nada al mundo
El mundo nada me ha dado
Y este tiempo sin temblor ni dueño
Siembra las semillas de su inútil paso.

viernes, 24 de noviembre de 2023

La importancia del método. 24 de noviembre.

Una de las servidumbres obscenas de este tiempo es, en mi opinión, la espiral opinativa que ahoga el conocimiento robusto y el desprecio de éste que resulta de subyugar la utilidad a la moda. Resulta enervante y preocupa que la complejidad se reduzca a anécdotas, citas, interpretaciones dislocadas, consignas gastadas pero siempre efectivas. La ausencia de un método que los integre equivale a ignorar que saber que tornillo girar es miles de veces más relevante que girarlo. La ignorancia de cualquier técnica nos hace capaces de hacer casi cualquier cosa sin entender por qué la llevamos a cabo. Es difícil concebir deshumanización más grande.

Es importante saber tratar los datos y distinguir lo importante de lo accesorio. La dificultad de comprenderlo está produciendo que el acceso inmediato a la información desarrolle analfabetos funcionales. No se trata de memorizar, sino de aprender el método que permite comprenderlos y relacionarlos. Lo demás es una cascada de datos que desemboca en una inundación de interpretaciones dislocadas. El aprendizaje de la técnica rebasa la acumulación de datos. Es necesaria por útil y recoge la forma profunda de mirar que organiza la complejidad en referencias compartidas y reconocibles. Por eso el historiador discute con los datos y los que no lo somos nos agarramos a anécdotas tantas veces. Por eso el experto, el técnico, sabe que el conocimiento que fluye debajo de lo que desarrolla es su utilidad más allá de su expresión concreta. Los clichés los podemos usar todos. 

La confusión entre el dato y lo que explica y enriquece el dato es la tragedia que da a la opinión primacía sobre lo opinado y priva al experto de su autoridad de mérito, disuelta en un magma de consignas excéntricas. Tiempos extraños, en suma, en los que la mayoría de los individuos desprecia lo que les cuida y anhelan lo que les daña; porque importa más la percepción propia que la comprensión de cualquier asunto. Porque cualquier asunto se pretende comprender con un brochazo grosero. Porque aspiramos a saber lo que sabe nuestro móvil sin desarrollar la disciplina para saber unas pocas cosas, pero de manera honda, sustancial, abiertos a la maravilla de la complejidad. Historia, Sociedad, Ciencia, Humanismo. La mayoría ha decidido que es una línea definida que une la moral y la fuerza. Todos lo pagaremos, mañana, y acaso con justicia.

La noche cae. Hoy acaso quemen más cosas, autómatas dirigidos por la ignorancia culpable y el resentimiento inducido. Afuera el río lame las heridas y las aves circundan la cúpula de un cielo lejano, mientras sus estrellas aparecen pálidas, mudas testigos de nuestra confusión, centinelas amables y puras de un reino al que no llegaremos.






martes, 21 de noviembre de 2023

Más luz. 11/21/23.

Ayer de madrugada, sonó la alarma. Había comenzado a dormirme y no fue hermoso. Me cagué en la puta. En fin, estaba un poco tenso. Uno se va aletargado, inclinándose más y más a la inconsciencia y de repente empieza a sonar la alarma en la calle, llegan los bomberos, la luz se va y los pasillos parecen de hospital de peli de terror y reflejos de las sirenas bailan en la pared. 

La luz también se fue. En la cama me daba igual todo, mientras cesara la puñetera alarma, pero recordé que hace tiempo leí lo inconcebible que nos resulta entender cuán oscura era la vida hasta hace unas cuantas décadas. La vida duraba de sol a sol y lo demás era peligro, lo desconocido. Las velas era muy caras. La electricidad empezó ayer. Sí, era una vida sin comodidad, oscura. Que fácil se va de lo peor a lo mejor y cuanto cuesta hacer el camino inverso. En fin, nos hemos hecho bastante quejicas, en la extraña idea de que cualquier protesta es admirable y noble. Es extravagante suponer que preservará mejor lo logrado quien no es consciente en absoluto del logro. Otro fruto más de la idiocracia, supongo: hemos olvidado la realidad implacable de la vida, que no requiere adhesiones ni las pide.

En cualquier caso, agradezco mi vida muelle (he aprendido esta expresión el otro día de Ana María Matute) siempre que sea consciente de ello y sepa arriesgar por lo que merece la pena de ello. Luz, calor, comunicación, cultura, salud, bienestar. La insatisfacción inducida para el dominio manso pretende hacer de cada época un riesgo mortal, mas el peligro está en la ausencia de coraje. La noche extiende su manto entre jirones de nubes negras y estrellas altivas adornan la noche, ancestral y primaria, mientras mamíferos duermen y sueñan, viviendo la utopía de sus antepasados. La luz ha vuelto aquí, y mañana el alba despertará una nueva promesa.




viernes, 17 de noviembre de 2023

Yo renuncio. 17.11.23.

Esto es simplemente impresionante. Cada vez más se ven encuestas en las que la gente, para poner su granito de arena, está dispuesta a renunciar a lo que no desea. Ante la Gran Catástrofe que se avecina, la generosidad se impone. Solo es necesario que otros no hagan lo que yo no deseaba que hicieran. Ya que estamos, pues habrá que aprovechar. Esta gente de hoy, memorable, concienciada, ejemplar, está dispuesta a que tengas que renunciar a la fuerza a cualquier cosa que se les ocurra, porque el planeta, la justicia, el mar lo piden. La tierra pertenece al viento. El universo no merece la lágrima de un niño. La felicidá ah ah ah aaah es lo que sentirás cuando nos hagas caso y renuncies a tus impulsos sesgados. Ellos saben mejor que tú lo que te conviene.

Como la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud un tiempo de virtud declarada apenas conmensurable exige una hipocresía abrumadora, completamente perceptible y manifiesta. Ah, pero la regla del juego es ir hacia adelante como si no existiera y fuera una expresión conmovedora de las almas bellas de este mundo. El autoritarismo moral y político que facilita este mapa de los deseos y que se consolida gracias a su ejercicio es obvio. En fin, es el de siempre, apenas modificado. Quienes toman decisiones en base a un bien difuso no arrostran ninguna consecuencia de sus actos. Y la receta para el desastre más rápido es despojar de la dignidad de la responsabilidad a personas y grupos. 

Nada de eso importa mucho: renunciemos a usar la primera persona del plural para usar la deseada, implícita segunda. No hay huevos. Debemos, debéis renunciar a lo que nos ha sido manifestado. Como en cualquier religión, lo peor de un Dios es quienes hablan en su nombre. En fin. Es la hostia. La noche cae, la lluvia arrecia, las luces son agresivas contra la noche y un ruido de tormenta adorna las nubes anaranjadas del ocaso. Renuncio a mi mansión de alta montaña en primera línea de playa con puerto interestelar y Scarlett Johansson (lo siento, querida) de esposa, con un salón para los videojuegos y una réplica a escala real de la Biblioteca de Alejandría. No es fácil, pero habrá que arrimar el hombro. Ya se sabe, la Ley es igual para todos menos para quienes las promulgan y es justo para el vulgo hablarle en necio para darle gusto. A partir de manana, me sacrifico. Por hoy, id empezando vosotros. Si eso.




domingo, 12 de noviembre de 2023

Todo lo que importa. Día doce

Hay ciertas intuiciones morales inducidas para el colectivo que parecen en buena forma hoy, tristemente: la tentación de la autenticidad en la forma prescrita por las élites culturales (con perdón para la palabra cultura) como forma de conformidad de la multitud. El señalamiento de lo que no es popular o festejado como mediocre. La mala fe de la cultura de la humillación como afianzamiento del grupo propio. La exaltación de lo grotesco como valioso en sí mismo por quienes desean imponerlo a los demás. El auge del feísmo, una filosofía que no trata acerca de aceptar lo feo como parte de la realidad sino de ensalzarlo como admirable y deseable. Como el poder duro y el blando que desean regularlo todo bajo su interés propio no pueden ofrecer al alma lo que la eleve, fingen no desear evitar lo que la degrada. Esa degradación ofrece muchos frutos. Quizá uno de los más primarios es la idea, en fin, de que no debes aspirar a conformar un marco mental diferente del patrocinado, aquel que reparte sus recompensas y su presión de grupo alternativamente.

La belleza importa. La necesitamos como necesitamos la verdad, para no perecer. No tiene porque ser prescrita y un estereotipo. La búsqueda personal es hermosa en sí misma. Acaso hay pocas cosas más crueles que negar la búsqueda de trascendencia en nombre de la apelación al materialismo que simplemente desea negar la individual en nombre de la colectiva...ay, dirigida por individuos concretos y abyectos. No hay mayor enemigo del desamparado que quien refuerza su desamparo para negar su voz, apropiándosela. Todo lo que importa es emanciparse del dominio inicuo. El enigma de la hermosura crea la luz que muestra el camino.

Thoreau se retiró a los bosques cercanos al lago Walden para encontrar la vida. También ideó la desobediencia civil negándose a pagar tributos a un poder que cometía abusos y declarando su disposición a cargar con su pena, por cierto. Llevo un tiempo pensando que un mundo cacofónico y estridente solo puede ofrecer una brizna de belleza en el silencio. En un tiempo en el que la libertad individual es incivil, egoísta y culpable, es necesario ser más radicalmente independiente que nunca; lo más extraño de la gente extraña es lo vulgar que es. Y en fin, que queréis que os diga, en un mundo que adora lo feo y destartalado, buscar cada día los momentos hermosos, los lugares, los seres y mantener fuera de la muerte del mundo ajeno la ternura del corazón. 

La noche se ha abalanzado sobre el domingo. El río pasa cauto y el silencio lo envuelve todo. Hace frío y en esta oscuridad del alma, contra paredes húmedas y desgastadas y en las que los callejones muestran sus entrañas y hierros como arpas de turbio brillo, ni un alma caminará excepto tú. Existe el alba, el crepúsculo,  los lagos y las cordilleras, las construcciones humanas que detienen al tiempo y se conforman en una forma peculiar del devenir humano, existe la música y la sonrisa. Hemos sido bendecidos para apreciar más de lo que nos nutre en el temblor de la belleza y a cambio tenemos la maldición de buscarla sin fin para al fin llegar a casa. Una luz distinta vendrá mañana para invitarte a renacer, a caminar contra el horizonte dorado y a que abras los brazos para anegar tu espíritu de grandeza. Da un paso adelante y sigue la sombra melancólica de tu deseo hacia donde ella viene en tu busca. Lo conseguirás...y será tan hermoso.




miércoles, 8 de noviembre de 2023

La tierra de los sueños.

Pessoa tiene un poema muy hermoso, "Tabaquería". Uno de sus versos declama que contiene en sí todos los sueños del mundo. Salvando la distancia monumental, yo también así lo siento. Me ayuda a vivir el alivio de poder ser otro. El viaje embriaga, el cambio engaña, ay, pero es tan dulce. La tierra de los sueños es una penumbra dorada que baña la ribera amena de un río amable y risueño, acogedor y rodeado de sauces y álamos. Es un lugar lleno de peligro. Invita a dormir y a liberarse de toda rutina, toda cadena y todo desamparo. A cambio, el murmullo de su corriente es un olvido de cualquier dificultad y riesgo que hacen la vida merecedora de ser vivida. Pero bajo la niebla es tentador desear tumbarse en la hierba fresca, cerrar los ojos y abandonarse al sueño, contener en uno mismo todos los sueños del mundo.

¿No vivo en la realidad? Puede ser. Cada día me sorprenden ensueños y fantasías de ser otro, vivir en otros lugares, llevar a cabo otros propósitos, ser yo pero mejor, conocer una porción mayor del misterio del mundo. Después, el hechizo desaparece y el condenado que soy se dirige a la vista del Tribunal de un nuevo día, allá donde no ocurre nada. La discrepancia entre el anhelo y la perspectiva cotidiana se convierte entonces en el fruto del mayor anhelo. Y todos los sueños del mundo se convierten en un muro helado que aísla mi esperanza de los objetivos de la vida.

En fin, toda vida es una espiral, supongo; no llegamos a los mismos puntos repetidos, pero recorremos su proximidad en idas y vueltas. Cada oportunidad perdida se desprende como hojas de otoño, pero no puedo evitar volver a verlas y pensar por qué rama me hubiera ido yo hacia otra vida. Son empeños nocivos, claro. Olvido la sobrecogedora fragilidad de todo y me refugio allá donde no hay cambio, ni dolor, ni pérdida. A cambio, descanso en una tierra baldía sin calor ni futuro. En la tierra de los sueños infinitos, poderosa, taimada, sinuosa, seductora y perversa. Y me temo que ya es muy tarde para cambiar algo y me he convertido en un huésped de sus sombras, en aquel mundo escondido en éste.

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo...

La noche es fría, una llovizna esparce gotas suaves que la brisa derrama. Las aves se han escondido. las luces se muestran agresivas, vibrantes. No hay apenas gente y su rumor es muy cansado. La mar parece lejana. El tedio es infinito. Escribo desde mi celda iluminada levemente contra el vendaval del olvido, deseando inútilmente que haya un rastro tras de mí cuando no esté aquí más, de algún modo. Es un afán inútil, pero en ocasiones son necesarios. El camino hacia ninguna parte sale y llega de todos los sitios.





sábado, 4 de noviembre de 2023

Recompensas y pesares. Cuatro de noviembre

No os miento si os digo que los premios me importaban. En pocas palabras, deseaba, acaso necesitaba, la validación de otros acerca de mis propias opiniones. Cuando imagino cómo  me despreciaría mi yo de ayer acudo a lo que recuerdo de él, y su dogmatismo recurrente y el modo de aferrarse a una opinión porque le daba más valor a su comodidad intelectual que la búsqueda de la verdad me reconcilian un poco con mi duda infinita presente. La realidad me parece poliédrica y elusiva en ocasiones, casi siempre en lo que importa...en fin, no aprecio mucho esos rasgos pasados de mi carácter y espero haberlos aliviado. Me incomodan quienes se abrazan a cualquiera de sus motivos para pasar por encima de los demás como un vendaval de ego y ceguera voluntaria.

¿Qué es mejor, qué peor en el arte? Resulta difícil aventurar respuestas universales. Acaso una de las pocas válidas es que es el conjunto de méritos que ningún jurado tiene en cuenta nunca cuando desea otorgar premios. Se martillea con la idea de que no importa tanto la realidad, sino el relato que se construye con ella. Esa miseria intelectual desborda la mentira, puesto que decide que verdad y mentira son categorías que no tienen sentido. Me preocupa esa idea obviamente autoritaria y también el espíritu de la época en el que el arte parece haber renunciado a ofrecer una representación del mundo, la ausencia de realidad sustituida por la exposición de baratijas de moda. Por problemática y resbaladiza que sea, deseamos vivir en una verdad, como en un témpano de hielo sobre la mar gélida. No me parece extraño que a fin de cuentas esta contradicción interna sea resuelva apelando a autoridades, jurados, premios. Una falta de jerarquías apuntala el poder hasta cierto punto, el punto en el que el poder debe apelar a una justificación propia para evitar su caída. ¿Pero por qué me importaba quien ganaba un Oscar, un Planeta, un Nobel? Hoy me parecen partes que se necesitan de la misma mentira: La sugestión de que hay un valor para tu vida que debe ser impuesto desde fuera, desde arriba, por tu propio bien. Y me asusta imaginarlo.

Detesto el clima moral de la época que habito. Veo que la mezquindad y no la nobleza recibe recompensa. Siento que la sensiblería impostada destierra la sensibilidad. En fin, contemplo que la fuerza bruta destruye con su estupidez cruel los destellos de inteligencia, como las voces del coro desean apagar cualquier voz individual, sin dudas, jovialmente. Deploro el gregarismo y temo la furia santa de la masa. Veo en ello lo que desearon que fuera, lo que tratan que seamos, lo que somos educados a ser: críticos a favor de corriente, adormecidos en una calma plácida que autoridades y dirigentes abonan con mentiras. Requeridos del calor del rebaño para no ser despojados. Incentivados en tomar el rumbo preciso, el que dirigen los que dan premios, validación, imagen, reputación, para recibir su aprobación y sus ventajas. Es abyecto, hipócrita, tenebroso. La necesidad de validación de la mayoría conduce a monstruos conocidos. Ser un tonto útil solo requiere ser tonto; la utilidad la encuentran otros. Me parece vivir en un tiempo en el que se ha vuelto heroico y arriesgado remar contra la corriente. Tener héroes es bueno, pero necesitarlos desesperadamente es dramático. No, no importan los premios, ni las opiniones, ni la crítica. Importa estar en el lugar y tratar de hacer una diferencia. Nunca seguir a una mayoría para hacer el mal. Lo demás no cuenta.

Ya atardece temprano y el ánimo se resiente, llevado entre las sombras de una ciudad que lleva el frío entre sus huesos de acero. Como tripulantes de un barco fantasma, avanzamos hacia la noche y nuestras canciones no saben apagar las luces que desde remotos lugares, otras almas singulares han dejado. Su recuerdo puede ser doloroso, pero ellas marcan el camino. Y entre las olas cansadas y tierras olvidadas y puras, entre el cansancio y la desmemoria, el dogmatismo y la duda, aún la nave va... 




martes, 31 de octubre de 2023

Lo breve. 10.31.23.

 

El mundo es hoy distante y su mirada agria

Como un animal arisco y asustado.

Los pensamientos se tambalean en un vagar oscuro

Hacia los muelles que la lluvia azota en el lejano trópico.

 

Vamos viendo, vamos viviendo y al fin

La mirada descubre otra mañana

Y es la última

Mientras el barco zarpa de puerto bajo la misteriosa luz.

 

Y lo breve encadena el sabor de su rito

A la costumbre de no saber acostumbrarnos,

Mientras la lluvia desfigura los contornos

De los muelles que azota la tempestad altiva,

Desde hace tiempo solitarios y ajenos.





sábado, 28 de octubre de 2023

El miedo. 28 de octubre.

Hemos heredado del pasado reciente la convulsión del miedo. No del sentimiento universal que se retroalimenta con el odio, sino la experiencia del miedo como técnica. Esa forma estructurada y racional que desea evitar que la semilla de la libertad germine. Resultaría frívolo recontar todos aquellos que han vivido sin esperanza y acosados por el miedo, buenos sabedores de que las vidas pueden ser briznas de hierba en manos de ídolos confusos que conjuran la fuerza. Nos hemos acostumbrado a un ritual en el que la nobleza y el honor desaparecen en un segundo, sin dejar un fruto. Permitimos que el miedo a la fuerza bruta se vista de razones sensatas; la infamia demanda complicidades y el temor, grupos. Somos ahora una tribu global de animales: unos tratan de huir. Otros agreden. Todos están asustados. 

La humillación de la violencia es tan aterradora como la violencia misma. Aunque seamos meros accidentes de un azar irónico, deseamos alcanzar una comprensión profunda de nuestra experiencia, ser conciencia de la materia que nos forma. La fuerza contra nosotros nos exilia de ese destino deseado con crueldad. En esa búsqueda de sentido, sufrir violencia es algo embarazoso y repulsivo. Viene a ser una derrota definitiva, un llamado desde el abismo de la condición humana acerca de la pérdida y el desamparo. Sin respuesta, sin ganancia, sin nada que aprender, salvo a persistir a cualquier precio. Acaso sea mejor vivir con una cierta incomodidad que arriesgarse, nos decimos. No habrá ningún bardo que cante nuestras penas. No, no me gustaría irme así, víctima indefensa. No debería importarme lo que todos digan cuando me haya ido, pero hay un regusto amargo en imaginar que uno puede morir por el deseo de otros, un deseo más poderoso que nuestra capacidad de resistencia. Hay algo muy tenebroso en ello, en la construcción de herramientas que han hecho perderse el coraje y la dignidad de los cuerpos en un instante atroz, un botón, un gatillo.

Y a pesar de los pesares, del miedo a la libertad, de la amenaza de los tiranos, la perpetua busca de refugios, quizá haya un remedio, pobre y básico, pero enaltecedor. Vivir como si no existiera o, si no es posible, como si no importara. Cada día recibes tu dosis de palabras e imágenes que tratan de separarte de ti mismo en ese estado de pobreza de espíritu y agitación que llamamos angustia. Oyes y miras desgracia, desolación, ruina y profecías grandilocuentes. Qué tal vivir como si no importara, como si la única diferencia posible es la que estás dispuesto a marcar, con un poco de inconsciencia y levedad y mucho de voluntad de resistir cuando no tienes más que eso. Como si no tuvieras que obligarte a aceptar la cantidad abrumadora de ansiedad que el mundo ansioso desea compartir contigo.

La noche se desliza suave bajo los umbrales y ha conquistado las colinas y el mar sinuoso. Es solo oscuridad. Bajo su secreto, otra vida bulle. Aprende de ello lo que puedas y trata de aprender una de las lecciones de la vida, ni te dejes humillar a otros ni seas humillado. Todo lo demás se nos da por añadidura y no hay mayor desdoro que aceptar gritar Viva quien vence. El rumor de la noche se esparce sobre la ciudad y su murmullo aquietado ofrece paz a quienes están solos y preocupados por el mañana, acurrucados en torno a una duda, tratando de ofrecer su mejor rostro al futuro. Sólo eso sirve. Sólo eso salva.


martes, 24 de octubre de 2023

Plenitud. 24 de octubre.

Había salido a correr. Los días van declinando y hasta la luz, que es hermosísima, parece descender sin demasiado fuerza para no exaltarnos. Para no herirnos. Iba escuchando música, me ayuda a animarme a salir. Decidí ir en dirección a un faro no muy lejos de casa. Corría la brisa maliciosa, una llovizna suave templaba la cara y algunos sicomoros se mezclaban entre pinos formando arcos a los lados del camino de grava. Al lado, el marse desperezaba lejos de la orilla de los hombres, en la bajamar. Cuando fui acercándome al dique que lleva al faro rojo, las vi, jugando, a las olas lamiendo lentamente su parte de playa. Acaso estén ahora más cerca del muro que las contiene, cerca de la carretera y los comercios, allá donde se rompe su soberbia. Tampoco importa. Su vaivén se basta a sí mismo. Y, por un breve instante en su historia, que lo ha visto todo, me acompañaron adentrándome contento en el parque. El mundo mostraba una cara melancólica, pero estaba bien hecho. Yo seguía adelante sin presión ni exigencia.

Al volver, después de ver un ratito el mar y la entrada del puerto, he vuelto por el mismo camino. Y en un momento, lo he visto. Los pinos insignes inclinados creaban una ventana a la mar junto con los arbustos de helecho y de endrino. Un azar providencial quiso que escuchara una melodía hermosa, que parecía ser el propio viento agitando las ramas



 

Gotas de lluvia llenaron los ojos anhelantes. Oh, detente instante...eres tan hermoso. La cortina de la lluvia leve se convirtió en niebla que cubría y difuminaba el horizonte. El cielo fue una tela gris por la que breves manchas jugaban en rutas altas y la espuma de los días que mostraban las olas para mí y su rumor imaginado junto con la melodía formaron un momento de plenitud, solitario, breve, en el que se me concedió probar un sorbo de felicidad y abismo, pero no del turbio, uno del que manaba una luz muy cálida y muy honda. Y antes de que el hechizo se disolviera del todo, recomencé a volver a casa. Un camino de vuelta lleno de detalles, de percepción abierta y generosa. Un día ganado a la desgracia, sentí. Mañana será lo que Dios quiera.

jueves, 19 de octubre de 2023

La conspiración contra la felicidad.19/10.

Hay un verso irónico de Philip Larkin que siempre ha resonado con fuerza en mí, "Toda virtud es social". Creo que, como el, podría pasar tiempo solo en la noche, mirando como la luna muestra su filo entre estrellas diseminadas en la piel del tiempo. Y sin embargo, busco otras actividades más vacías. Unas son necesarias, otras no. En cualquier caso, necesito a los otros, como todos, y también me siento cada vez mejor solo. La muchedumbre me agota y tampoco me gusta ser parte de la muchedumbre de otros. Hoy vivimos un mundo asfixiante, por voluntad propia. No, no toda virtud es social ni la soledad es egoísta. No obstante, me parece que hay un cierto clima moral mayoritario que viene a ser, inadvertidamente, una conjura contra la aspiración a la alegría.

El instinto gregario, por más abyecto que sea, no deja de ser un instinto. Necesitamos atención, reconocimiento, alguien con quien hablar. Pero también necesitamos que nos dejen en paz y eso no es posible si existe una orden de monjes guerreros para cada ámbito de la vida. No admiten el silencio. Detestan lo que no sea robusto, pesado y grave. Creen que cualquier aspecto es más apropiado en la solemnidad que en la ligereza. Deciden que toda tendencia individual es frívola. Son la tasa, irremediable según se ve, que cualquier grupo humano debe tributar para ganar conciencia de sí mismo. Desean mandar en ti a través de tu miedo.

Los habéis visto y leído cada día: denunciando, atacando, zahiriendo, disputando, formando alianzas implícitas con los que escuchan. Hablando de nosotros y ellos. Pertinaces defensores de la bondad y perseguidores de la maldad y los malos, los otros. Visionarios de un mal que se oculta tras la máscara, como dijo Ahab, apóstoles del futuro y la perfección, impacientes de moldear el presente hacia su porvenir soñado. Lo único que necesitan para ello es que te despojes de tu alegría culpable y pongas el empeño en seguirlos a través de su senda alucinada. Pues estar contento es la mayor razón para evitar el rebaño. La felicidad es el punto preciso de intersección y plenitud entre las infinitas causas del mundo y un destino logrado, por temporal que sea. Ay, eso requiere de voluntad y libertad. Y nunca todos seremos felices al mismo tiempo.  

Por eso la critican, velada o abiertamente. Porque cualquier apertura y avance es sospechosa si no puede incluir a todos. Porque lo que uno siente conmovedor otro lo ve anodino. En fin, porque la complejidad de lo real tiende a un orden espontaneo que molesta a quien desea gobernar almas. Los demás y su bienestar son, claro, una excusa: se trata de la forma en la que el poder tutela y controla el avance libre, tomando rehenes para hablar en su nombre luego. En muchas ocasiones hay síndrome de Estocolmo con quienes se sienten desolados. Cómo el poder no les puede proveer de oportunidades, estimulan la satisfacción psicológica de su resentimiento inducido y buscan culpables grotescos. Al mantenerlos, nos, de esta forma tutelada, nos despojan de libertad y dignidad, no solo de felicidad. Hay una gran esperanza en tratar de ser dueño de tu destino y rechazar el calor confortable del establo. Pero somos frágiles y los cuerpos caen por cada embestida de la turba y las almas se agotan cuando se cuestiona permanentemente el motivo de cualquier modesto gozo. No les dejéis. Sed animosos. Aunque haya un movimiento mundial contra la aspiración a la alegría, disfrutad del segundo. El resto es ruido.

La tarde lluviosa se desploma y la luz huye a un punto de fuga inconcreto, donde el mar y la colina parecen fundirse tras una cortina suave de llovizna y niebla. Gotas en la ventana descienden por sus diversos surcos y una nube inmensa gris cubre las luces humanas y los pasos apresurados. La ciudad no es el mejor sitio para contemplar las estrellas, pero a veces es suficiente con saber que lejanas siguen su danza eterna y, temblando, nos miran.






domingo, 15 de octubre de 2023

Duerma usted sin bragas. 15.10.2023.

El mundo, que lugar. He leído el otro día que "expertos" (en ser expertos, en algo) recomiendan dormir sin bragas (a las mujeres, se entiende). Ni siquiera el cebo gigante llama ya la atención. En un mundo complejo, se ha acuñado ya una categoría de expertos de los que echar mano para un rato y un descosido. No hay tema que se resista ni interpretación novedosa que no se apuntale. El prestigio del charlatán es la celebridad que logra acumular. 

Lo que me llama la atención es el divorcio entre el experto y sus credenciales, la forma en la que se separa el consejo de su consecuencia y al experto de su experiencia. Sin desear ser (muy) malpensado, uno podría conjeturar que la masa ingente de papelajos en forma de títulos y diplomas en chorradas crea una oferta que necesita estimular su demanda. A continuación, el tema sale a la luz de una sociedad tediosa y en busca de cualquier novedad y finalmente el cambalache junta al burro y al gran profesor en la categoría del experto, sin dar más detalles, ni contexto, ni proceso racional que ayude a entender la conclusión. El argumento de autoridad debe servir para una población desinteresada. Lo de dormir con o sin ropa interior es solo una forma de ganar accesos a un enlace, claro. Lo sustancial es, a mi juicio, que una sociedad que delega el proceso deliberativo en manos de quienes lo acaparan para su propio beneficio de marca personal avanza un paso más hacia el autoritarismo. Hemos dejado ya de preguntarnos por qué y y tú cómo lo sabes. Ahora nos refugiamos en un el otro día oí, la radio ha dicho. El verdadero experto contrastado puede aportar su experiencia y razonamientos, su lucidez para elevarnos a todos. El impostor trata de invadir y asolar esferas de soberanía privada.

En fin, que no sé si hay que dormir de lado, de frente, con pijama o desnuda. Uno pensaría que depende y que como noticia no hay mucha historia en ello. Pero quien sabe. Las oleadas de gente que desea hacerse un sitio arreglándonos (cumplimentando) nuestra vida no cesan. Justa retribución a una ciudadanía que permite que piensen por ella. A la que nunca usó bragas las costuras le hacen llagas, dice el refrán. No obstante, quizá sea mejor una llaga de autonomía que muchas vendas de prescripciones basadas en cualquiera que se presenta en público como experto. Dios, cuanto odio. La noche cae temprana y el rumor de la vida se hace tenue mientras se acercan lentamente la soledad y el frío.  Duerma usted sin bragas. Duerma usted con ellas. Lea lo que quiera y decida lo que desee. Pero por Dios, hágalo usted. No deje que ningún experto en su materia porque su materia requiere de expertos le pille con la guardia baja, confuso, sin ganas ni motivos y en un lugar común, a estas alturas y en bragas.




martes, 10 de octubre de 2023

Sin título. 10/10.

En unos pocos años, todos seremos sombra

Saciada sin colmarse está sed de absoluto

La luz despertará otras vasijas frágiles

Hechas del mismo barro, rastrojos de difuntos.


El festival de color del parque en primavera

Dará las hojas tiernas en el altar del tiempo

Y una luz ocre y mansa temblará hechizada

Cuando el instante muera a manos del recuerdo.


Más no es a nosotros a quienes hace el día;

Es a las aves que llenan el momento de cielo

Es al agua que canta sin acabarse nunca

Es al árbol que hace de la memoria sueño.


Tú sabes que el camino siempre estuvo cercado

De maleza y espino, pero amapolas frescas

Elevaron el ánimo y en los ojos gastados

Crearon un refugio de eternidad y promesa.


En unos pocos años puede que todo en vano

Continúe la rueda de la existencia ciega...

Más nada importa entonces. Solo hoy la mar alcanza

A acariciar al sol sobre las blancas cumbres de sus olas esbeltas.


Así fue, es, así sea.Porque el agua no sabe y las aves no entienden

Porque el árbol no sufre y nuestras almas dudan

Bajo el cielo estrellado, gemas de luz y asombro

Siluetas en la noche vamos, contra su paz desnuda.


Y que el sol mañana al despertar al mundo

Sepa encontrar la espuma del rumor que fuimos

Y teja el rosal paciente aquel retoño nuevo 

Que renueve al alba este oscuro prodigio,

Recordando al ocaso su inmarcesible olvido

En la tiniebla fresca que precede al sueño.


sábado, 7 de octubre de 2023

El crepúsculo dorado. Siete de Octubre.

El bien que hacen los hombres es solitario y su perversión colectiva. En pocas ocasiones veréis una reunión de tres o más personas que no entrañen conspiraciones mínimas, insidias contra otras. Supongo que nadie puede elevarse de su naturaleza pero aunque seamos seres hipersociales la banalidad y el tedio lo inundan todo...en el mejor de los casos. En otras ocasiones, la simple maldad se reivindica bajo ropajes de autenticidad. El círculo vicioso es la unanimidad y la competencia por ser el más puro de los defensores de cualquier causa, los más cómodos acurrucados en el calor del establo.

En los parajes fríos, allá donde moran la soledad y la duda, quienes no saben acercarse a los otros y notan su corazón echándose a perder tratan de hacer de su esfuerzo un regalo para toda la sociedad, la humanidad sin rostro. En el crepúsculo de esos lugares solitarios e inhóspitos, pasajes del alma que pueden darse en medio de las populosas ciudades, brilla lo que acaso salva. O a los recipientes que lo ignoran o a los donantes que los sufren.

Y eso es todo. Ejércitos de la noche enfrentándose en la tiniebla, refugiados de sí mismos, a la vista de un crepúsculo dorado que sabe que son breves y que no tienen importancia. En medio del espectáculo de sangre, rencor, carcajadas y odio, solo la visión de las olas borrando las huellas puede dar un exiguo consuelo. Consuelo, al cabo, mientras el caminante se dirige hacia donde muere la luz, cansado, ni envidiado ni envidioso.




lunes, 2 de octubre de 2023

Aurea mediocritas, carpe diem. Dos de octubre.

Vivimos en la desmesura. Hemos olvidado la vieja sabiduría, la del conócete y nada en exceso a un vértigo de ojos que escudriñan y espíritus que se exhiben. Hay un cierto afán por demostrarse diferente a (es decir, mejor que) los demás. Todo lo que no sea extravagante, artificioso se considera mediocre. Y en esa lucha perpetua por la apariencia llego a vivir fuera de mí. No sirve de mucho recordar la aurea mediocritas de los clásicos, un justo medio que evita la alienación y hace posible el sereno examen de los días. Supongo que el énfasis en ello se debe a que es un arduo combate en contra de la voluntad que tiraniza la condición humana. Nos venimos arriba y somos unos primates con pinta de sofisticados.

El destino solía castigar a quien traspasaba los límites, Hybris que pretendía hacer de nuestro ser algo equiparable a un Dios. Tarde o temprano, Némesis restablecía el equilibrio. Pues es fácil olvidar la aterradora fragilidad que nos forma. Todo hiere y el instante de plenitud es la recompensa de sentirse inmortal antes de saber que nunca lo seremos. La vida eterna se ha convertido en las infinitas pantallas donde todo ha quedado recogido hasta después de que hayamos muerto. Y hay algo siniestro en esa captura impune por cualquiera del mundo, como si el alma muriese en la imagen para siempre. Es el precio a pagar por no sentirse mediocre, insignificante, aislado. Y es la hubris desafiando el límite antes de ser castigado por la retribución providencial, esa némesis indiferente al anhelo para restaurar la frontera. 

La noche llega pronto. Las luces son brillantes y los edificios reflejan su temblor. Uno debiera sentir un miedo más profundo que aquel al fracaso: el temor de tener éxito en aquello que no importa, y saberlo demasiado tarde. Es agradable tener luz y calor. Vi el otro día otra vez Soul. Que estupenda es. Su última parte resuena de nuevo, como cada vez. En realidad, no sé que voy a hacer con mi vida...pero hay algo que sé: voy a vivir cada minuto.



 

jueves, 28 de septiembre de 2023

Los ricos también lloran. 09.28.

Es un género propio, bastante popular: la oda a las dificultades de los ricos buenos: deportistas, gentes del espectáculo, aquellos cuyo talento o suerte la sociedad perdona, vaya. Aquí hay que perder, o ganar pidiendo perdón, si no queda más remedio.

Hemos visto cosas que otros no creerían: sociedades quebradas por la recesión enervadas por la suplencia de un portero. Por algún fracaso profesional o personal de cantantes, actores, cocineros. No es que no sea comprensible. La evasión es necesaria. Lo que sorprende es la tendencia a la sensiblería en situaciones particulares de celebridades y la ceguera con dramas sociales. Supongo que el perverso tío Joe Stalin era perspicaz cuando comentó que el asesinato de uno es una tragedia y el de miles una estadística. Testimonia además el poder abrumador de la cultura, que hace creer que la realidad tras las pantallas es más real que aquella tras los ojos. Hay muchedumbres que obtienen su percepción de la realidad en ese embrujo colectivo. Me temo que por eso sienten su propio amor desperdiciado, su dolor invisible, sus vidas nada flotando en un vendaval de olvido. Y adoptan las inconveniencias de otros para poder sentir su propio dolor en ellas y ser escuchados.

Yo no vivo en un lecho de rosas, pero tampoco debiera quejarme mucho y, ay, lo hago también. Aún así, sigo repudiando los reportajes de las penurias de los famosos, presentes o pasadas. Es cierto que se puede aprender de la caída, pues el fracaso y la dificultad pueden inspirar. Sin embargo, temo que una concepción malsana del éxito arrastra una perversa interpretación del fracaso; un oráculo abstruso cuya superación te hará triunfar. La confusión entre el sesgo del superviviente y la contemplación del héroe. En fin, la madeja tenebrosa y lúdica de la fortuna. Sólo pido, con paciencia, que la pobreza no sea romántica, la dureza la exigencia del ganador y la competición en todo el envés de la trama del lloriqueo insensato por los privilegiados de la vida. Tú también sufres y dudas, y haces las cosas lo mejor que puedes. Pensamos que es un escollo y en realidad es la vida. 

La lluvia cae pertinaz sobre el mundo, otra tarde más que muere joven. Las luces parpadean borrosas y un manto de frío y soledad hermosa cubre el mundo absorto.




domingo, 24 de septiembre de 2023

Man of constant sorrow. 24 de septiembre.

Pensaba que eras otro, el grito de una cólera.

Un brazo sin corazón.

Sentado en tu escudo, viendo caer las flores

De las vidas mortales, bajo los romos aceros

A los pies de Ilión

Aburrido y distante.


Buscador de gloria entre sangre inocente

Te regocijabas abriendo muertes atónitas

en la arena indiferente.

Eras un guerrero cruel y miserable.


Ahora he crecido y concedí derrotas,

Mis brazos se cansan de la amarga donación,

la vista no distingue los navíos en que el futuro nos aborda

y en los lúgubres pasillos el eco atruena cruel del yo...

Y ahora comprendo tu soledad y tu carga,

hijo de Peleo, condenado siempre a la batalla,

como un Sísifo en una cárcel interminable de agua

y memoria inútil.


He aprendido del miedo, como tú: nada se agota.

La daga de los días, con su filo de noche

no ha mellado tu fuerza ni templado tu furia,

Ligero, apasionado, confuso y de alma bronca.

Aunque vislumbras el fin que no conoces, desdichado,

En tu escudo contienes las estrellas,

y has entrevisto los confines graves

que el mundo inferior muestra, taimado.

Fuiste condenado a ser tan grande...


Hombre de pena inacabable, tu muestras el camino.

Pero quizá todo nos llegue. Apenas lo has sentido

Abrazado en la niebla

para evitar de los troyanos la huida

El golpe te pierde en la tiniebla.

La ciudad a tus pies yace bajo el cielo herido.

El aire tiembla.

Y se clava en tu piel tu maldición antigua

Mientras arrecia la tormenta. Troya era ya flor marchita

mientras caías en el tronar del fuego

y la noche envolvía a los fugitivos.


El guerrero insomne. El hombre atormentado,

Vencedor de tantos, como todos fuiste al fin vencido

Por tu eco estremecido y la maldición de tu hado

Aquiles el ligero, te bendigo.







martes, 19 de septiembre de 2023

Sur. 19.09.23.

La inocencia es el mejor antídoto contra el resentimiento. Vivimos tiempos aterrados donde los que temen ser señalados dedican sus días a señalar. En esta melancolía de la virtud uno necesita y añora entonces el sol de la infancia, para curarse. Sí, anhelo el sol de la infancia, la aridez de los campos solitarios, los pedregosos caminos solitarios donde existe una clara simulación de unidad del infinito y el instante: el silencio al sol.

Es un silencio relativo. Pleno del frenesí de grillos y cigarras sobre la tierra donde amarillea el rastrojo. Allá donde la soledad forma una perpendicular contra el horizonte inmenso y alza una línea para los equilibristas, entre colinas peladas, encinas y olivos retorcidos contra sí y el azul puro, inabarcable. La pureza de lo que se despoja para buscarse. Un mar invertido sobre los campos dorados.

La inocencia resplandece sobre los trigales, el ajenjo furtivo y la explosión de las buganvillas, mientras la luz refuerza su presencia y elimina matices. Entonces el caminante bajo un sol mas amable, más allá del mediodía, siente el rumor de la brisa ardiente y un palpitar del corazón de la tierra. El peso del sol es más ligero cuando llega la tarde y su luz indagadora revela otra cara de la tierra materna. La ingenuidad cruel, bruta, de la tierra. No molesta porque no sabe que lo es y serena porque detiene el tiempo en una eternidad breve. Es entonces, cuando los minutos no cuentan, que existe en la tarde tibia un presente con esperanza; la luminosa creencia en la liberación. 

Ya sé que los espíritus han discutido mucho sobre el alma; ay, tantas veces el alma significa el miedo al cuerpo en lo que tiene de inocente y sagrado, porque se va venciendo, porque su declive da amargura. Esa amargura vale más que un sacrificio ritual, porque acepta el ahora sin pedir créditos imposibles al futuro. En la sensualidad del sol, el calor, el agua, la brisa caliente y la sombra caben muchos absurdos de la existencia y  proveen de un pacífico olvido a la angustia de vivir. El desapego logra percibir vivamente la presencia, la sangre acarrea la vida a un cuerpo lento y consciente y la vida sucede sobre la piel. Cálida, agradecida. Inocencia, gratitud, alegría. El círculo que tan fácilmente desvaría y se quiebra. Para reconstruirlo, lector, sé todo ello y espera ser afortunado o elegido.

Me gusta pensar que no muy lejos de aquí, en pastos y en olas, a través del camino del sol y la confianza quebradiza de las estrellas, el alma maduró para desterrar la culpa. Que hay una furtiva inocencia primera en el silencio bajo el sol. No es un silencio plácido, pues espera una explosión inminente. Y sin embargo su hechizo duro, exigente, mueve a la armonía con mayor vehemencia que otras tierras de penumbra y nubosas, allá donde el sol es pálido en un cielo glauco y perezoso.  Sí, así es, sin duda: la armonía es la forma de mover a los seres a su destino con aceptación y profundidad. Otro don, acaso.

La tarde es nublada y amenaza la lluvia. La luz muere antes cada día y la brisa lleva los afanes del día sobre su manto de bruma para que desemboquen en una noche suave. Sueño con un mundo más inocente y un lugar bajo el sol, en cierto sur, allá donde luzca la esperanza y sepa detenerse el tiempo.




jueves, 14 de septiembre de 2023

Prueba de fe. 14 de septiembre.

¿Por qué será que cualquier muchacho robusto y saludable, que tenga dentro de sí un espíritu robusto y saludable, en un momento dado se enloquece por darse a la mar? ¿Por qué será que, durante el primer viaje que hicieron ustedes como pasajeros, sintieron un estremecimiento místico al enterarse de que ni el buque ni ustedes ya no podían ser vistos desde tierra? ¿Por qué será que los antiguos persas consideraban sagrado al mar? ¿Por qué será que los griegos le destinaron una deidad especial, un hermano de Jove? Sin duda, todo eso no carece de sentido. Y es aún más profundo el significado del mito de Narciso que, al no poder ceñir la imagen exquisita y atormentadora que veía en la fuente, se arrojó a ella y se ahogó. Pero todos nosotros vemos esa misma imagen en nuestros ríos y en nuestros océanos. Es la imagen del inasible fantasma de la vida. Y esta es la clave de todo.

Moby Dick.

Pues no lo sé, señor Melville, pero ocurre. He leído antes que casi el 100% de los encuestados en una oficina dejarían de inmediato su puesto si se les ofreciera un viaje al Antártico en una gran navío de madera. Qué puedo decir. Yo lo haría. Cuando el corazón es un húmedo septiembre que mira al septiembre húmedo, cuando el sol empalidece y se diluye entre nubes porosas de neblina, la única forma de no perder la cabeza parece ser el movimiento hacia la incertidumbre. La Cólquide, la Atlántida, cualquier isla misteriosa, cualquier lugar, pero en camino.

Pero aquí sigo, mirando tras la ventana la tarde triste, las gotas resbalando por la ventana y el tiempo curvándose tras los sauces. La ciudad se encoge de frío y soledad y el mar es esta tarde un punto tan lejano que parece un espejismo, como una prueba de fe contra "el inasible fantasma de la vida". Las aves callan y los pensativos edificios son fríos y azules, contra el atardecer inmenso, la lluvia desatada y el corazón cautivo.






viernes, 1 de septiembre de 2023

Superluna. Primero de septiembre, 2023.

La vi el otro día regresando a casa. Refulgía turbia tras jirones de oscuridad, misteriosa y extensa. Ya sé que no hay imágenes para definir el enigma: reflejo de soledad, espejo de agonías...y sin embargo la luz que, prestada del sol, titilaba en el río de camino al corazón de una inmensa negrura atraía como un hechizo antiguo.

Desde entonces, no mucho ha habido; más nubes, más acero y neón, cristal y cemento para achicar el horizonte. No sé si cambia todo que haya visto esa luna unos minutos, caminando deprisa, si entrever la noche con estrellas alivia de la falta de cielo, cubierto de nubes, de angustia, de paisajes de ciudad que alejan de uno mismo, acaso.

El rumor hoy es leve. Quizá sea mejor así. El tiempo transcurre lentamente, las aves se han escondido, el mar no existe y las luces en las ventanas son mortecinas como el hambre de los que tienen hijos. Luna, desde tu trono vacío, sigue haciendo de nuestra maldición una pregunta y de nuestra tristeza un éxtasis de esperanza derruida. Y después, que reine el silencio.




sábado, 26 de agosto de 2023

La edad de oro. 26 de agosto.

Siempre hay momentos en los que uno sufre recaídas de la enfermedad infantil por qué las cosas ya no pueden ser como antes. No se trata de cómo fueran, claro, la memoria elige y adorna lo que era en una edad de oro más reluciente y abstracta.

En mi caso, la mente divaga hacia un país que acaso no existe, ese lugar del pasado cuando no todo estaba en venta. No es el poder del dinero, es la sensación sobrecogedora de que ha demolido todas las jerarquías y sigue erosionándolas hasta que las destruya. Quizá fue así desde siempre y fantaseamos con un tiempo en que ser y tener eran diferentes. Cuando había diques.

La atmósfera incandescente de la competición implacable debe exigir su peaje en la lucha cotidiana. Cada día es una llamada a un nuevo juicio entre tinieblas, de lo que eres, sabes, has logrado. Y es frecuente sentir que sólo tienes arena en los bolsillos. Es normal sentir que tienes demasiado en la mente, que estás agotado, que hay un sitio que te está esperando en el que serás dichoso pero el mapa para llegar a él se difumina en la memoria. La salud del alma se resiente cuando uno aprende que todo lo que tiene valor lo ha perdido porque el tesoro lo es todo. Entonces, una tristeza difusa conquista la vida como las nubes se apoderan de la tarde.

En ocasiones es un círculo siniestro. El pesar tiende a fijarse más en el fracaso y la miseria que en la grandeza. Entiendo que la pelea contra lo imperfecto es necesaria, pero también lo es apreciar lo bello y justo, la alegría. Para llegar a la alegría hacen falta refugios. Se requiere saber que hay algo que persistirá, un muro que no se derrumbará, lo que quedará en pie tras la tormenta. Hay una peli magnífica y terrible, El lobo de Wall Street, que sabe mostrar la falta de alegría, sustituida por carcajadas desesperadas, en un mundo en el que lo cierto y lo justo no importan. Solo vale lo que puedes, lo que el dinero, el status te concede. Y, esto es lo terrible, no ocurre solo con el villano. Al decente y honesto también lo vacían el arduo pelear inútil, la falta de re-conocimiento de sí, del mundo de ayer y en lo que se ha convertido, la incertidumbre. Queda la esperanza de que aunque llueva igual sobre el justo y el inicuo, el primero haya construido un techo firme y pueda resistir. Quizá esos techos, esos muros, sean un amable recordatorio de la ciudad de oro hoy perdida que existió y dio felicidad a su gente. Si no, es igual hermoso pensarlo.

La ciudad dormita entre luz mortecina que filtran las nubes, con le belleza quieta que reluce después de la lluvia. Una suave brisa acaricia el puerto y hacia el centro se encamina un rumor vacío.





miércoles, 23 de agosto de 2023

Silencio. 23.08.23.

Me recreaba en los fulgores del alba

Sobre el arroyo risueño del bosque

Porque no alcanzaba a liberarme

Para besar las perlas de la noche.


Soñaba conquistar como un héroe las olas

De la vida ansiosa que voraz nos quema...

Mientras me sentaba sobre mis fracasos

Y el temor y el silencio forjaban mi cadena.


Quise volar contra un sol sin crepúsculo 

Construí mis alas de espuma sin lamento.

Audaz y enrabietado, quise ascender sin pausa

Y he caído en un escorzo desatado y funesto.


Lo intenté, aún persisto; hago de la hora

Un campo de esperanza para cultivar mi sueño

Y como el púnico veo, cuando arriba el ocaso

Figuras sin piedad sembrando sal y fuego.


He olvidado quien soy, mientras fatigo calles

Y repito la rutina que da erosión al tiempo.

Los árboles se mecen contra la lluvia oscura

Y una tormenta interna me arrastra sin esfuerzo.


No fui capaz. Hay un espejo amargo

Que cada noche interroga mis días;

De mis deseos fieros de asaltar los cielos

Solo muestro ante él mis alas decaídas.





viernes, 18 de agosto de 2023

Nuevas tormentas en más vasos de agua. 18.08.

Me desorino. No es para ello, ciertamente: aunque la relevancia de un tema hoy en la discusión pública es inversamente proporcional a su importancia, eso indica la falta de atención a los asuntos acuciantes. Pero ya lo escribió Kierkegaard, el fin del mundo se producirá entre carcajadas de gente que no entenderá que está pasando. Y tampoco creo que estemos en esas, por fortuna. Pero podríamos, visto lo visto.

Es la leche el espectáculo de la impostura perpetua. No se puede discutir nada cuando el tema del debate son los debatientes. Cada discusión pública y privada parece estar enfocada en la satisfacción psicológica de los que otorgan su voz a su propio ego para resaltar su bondad, su agudeza, su probidad. Cada pecado lleva su penitencia, empero: el toreo de salón de la grandilocuencia es la fórmula perfecta para que nada cambie. La disidencia controlada, la tolerancia represiva, el conservadurismo inherente de la pasividad culposa. En fin, está ya todo escrito.

Siempre me sorprenderá, creo, la afición a estas nimiedades, mientras en nuestra senda arrostramos la pérdida, el desconsuelo y el dolor. También la incapacidad o renuencia a afrontar el riesgo y refugiar las ansias de algo mejor en fantasías y autoengaño. Discutimos la novedad más reciente y el cambio de rumbo más sutil de espaldas a la realidad. Puede que tenga sentido. Cuando uno sabe que no sabe cambiar nada, se evade. Pero al menos un poco de honestidad consigo mismo nos ayudaría; ya que no puedes mejorar la marcha del Universo...mejórate a ti mismo. 

La mayoría de la gente tiene alguna forma de colmar el abismo entre su percepción y la realidad; la mía es la soledad irremediable, el aislamiento para no recordar que de todo que recibí he hecho nada. Al menos, espero no desgañitarme por inanidades. Turbio, inútil consuelo. Mas nadie me dijo que debiera esperar uno mejor.

La tarde colma de lluvia las ventanas y las calles brillan como si fuera una nueva manana capaz de cambiarlo todo. No lo hará, pero es agradable mirarlo. Los pájaros pelean contra el viento y un manto lechoso de nubes nos envuelve, como dentro de un sueño. El mundo no es un vaso de agua. Por eso aún hay esperanza.




  

lunes, 14 de agosto de 2023

Sin título. 14.8.

Por qué me devano y desgasto

El instante precioso con palabras,

Podría ser audaz como un halcón furioso,

Quizá más ambicioso como la fría escarcha.


¿Por qué levanto de su aurora al día

Tratando de buscar la magia de lo oculto?

Podría llenar el espíritu de piedras

Y azotar los cristales como un santo oscuro.


¿Por qué pasa tan breve la noche que en su rito

Conjuga lo hermoso y el misterio?

Podría yacer herido, ignorando, la grieta

Que el año dispone en cada cuerpo


Por qué es tan rico el mar, de gemas refulgentes

Y yo tan turbio soy en mi forma de alumbrarlo,

Podría sumergirme hasta su alba yacente

Y nunca más volver para contarlo


¿Por qué el ruido y el humo sobreviven crueles

Y luego el aullido procaz de la oficina?

Podría arrojar la lanza de tristeza

Sobre esos lagos quietos de piedad dormida.


Por qué me devano, por qué desgasto

Este instante ya moribundo con palabras...

Podría cerrar esta lúgubre cancela 

Y mis ojos, apenas si pudiera.

martes, 8 de agosto de 2023

La guerra contra el cliché. Ocho de agosto.

Tomo el título para la entrada de un ensayo de crítica literaria Martin Amis. No recuerdo haber disfrutado mucho su lectura, pero su título, propósito y espíritu me resultaron encomiables. Como acostumbraba son directos, honestos y robustos. 

Y es que vivimos tiempos de cliché y vaciedad. Los hombres huecos, anhelantes de la unanimidad y enfermos de gregarismo son cajas de resonancia de argumentarios ajenos, hechos para la masa y la prisa. Otros muestran su impostura con opiniones de lujo, aquellas que no les comprometen a nada a ellos pero si a otros sin altavoz, mientras siguen el discurso más dominante y aceptado en cada momento. Y si el viento cambia, ellos también. Por supuesto los fanáticos hablan repitiendo clichés y lugares comunes, sin voces propias, también huecos si el rencor no los consumiera. 

Cada discurso público y privado se ve invadido de banalidades, una ansiedad declarativa que no pretende hallar luz en el tema opinado sino sobre la probidad del opinante. Las conclusiones están insertas en las premisas de cada discurso, haciendo del razonamiento circular el orden del día cada día. Al final, se trata en esencia de exhibir el alma a una multitud que no mira porque está ocupada exhibiéndose a otros. De esta cacofonía asciende la consigna, los eslóganes sucios que no se pueden negar. Sería fácil, claro, pero no va de eso. Va de que la mentira es la gran fuerza que mueve y domina al mundo, y de la indignidad de que sea así. La prensa da sesgo para que el lector lo confirme y mantenerlo bajo el yugo de su prejuicio. Las instituciones abroncan al ciudadano. Existe una guerra de angustia y dolor por un futuro que nunca fue tan brillante y nunca ha sido tan despojado. Es otro cliché que el otro es una amenaza. Mas ya veis, es el tema central de nuestra época.

Por qué no queremos ser libres, no lo sé. El gregarismo me enerva y derrota. Ya no se trata de que haya líderes,  los influencers, los portavoces que nadie requiere no son el gran problema siquiera; el problema es la mayoría ansiando ser parte de una mayoría, aunque sea relativa, aunque haya que seguir a cualquiera antes que enfrentarse al camino sin nadie al lado. Como creen aislada su tradición y su anhelo, rechazan ambas. Pero la única forma de apreciar la grandeza requiere generosidad y distancia. 

Leí el otro día que uno de estos famosos por ser famosos destruyó una estatua de antigüedad considerable. Porque creen que pueden y que hacerlo los coloca por encima del resto. Porque su obsesión por la jerarquía es la de la era de hoy, estimulando millones de voluntades a la guerra perpetua y al desprecio de lo que se oponga al deseo del instante. La lluvia rueda por la ventana y la noche es un manto oscuro que solo algunos destellos desbrozan hacia mañana. Los rumores del día duermen y otros seguirán, en un camino tortuoso y difuso que nos encontrará tratando de ser nosotros, un día más, antes de que suba la marea. Sí, la guerra contra el cliché es ardua y nunca se vence completamente. Pero necesitamos librarla cada día.


martes, 1 de agosto de 2023

Oda a una urna griega. Uno de agosto.

Hoy ha habido malas noticias. Dejo esta adaptación libérrima, quizá innecesaria, para alguien querido que acaso nunca lo leerá Supongo que es porque me evoca una victoria de la belleza sobre el tiempo. Oda a una urna griega, de John Keats.


I

Tú, novia inmutable de la quietud.
Tú, adoptada hija del silencio y del tiempo pausado,
perspicaz estudiosa, que desvelas la historia
en cuentos floridos que la rima no sueña...
¿Qué leyenda de hojas de laurel ciñe  tu forma
de deidades y mortales, entreverados
allá en Tempe o en las cañadas de Arcadia?
¿Qué hombres o dioses contienes? ¿Qué doncellas reacias?
¿Qué loco afán? ¿Qué pugna por huir más lejos?
¿Qué caramillos e instrumentos? Ah, muestras un indomable éxtasis ...


II

Las melodías inaudibles saben mas dulces que las reconocidas.
Por tanto, suaves flautas, tocad;
mas no para el oído sensible, sino con afecto
tocad para el espíritu sin tono las suaves canciones.
Hermosa juventud, debajo de los árboles las escucharás 
bajo esos árboles que quedarán también bajo tu hechizo;
atrevido amante, nunca llegará ese beso,
aunque el triunfo está a un paso de los labios... pero no te lamentes,
ella no se desvanecerá, aunque hoy no tengas tu deleite,
¡por siempre la amarás, por siempre será bella!


III

Alegres ramas que no podéis despojaros aún
de vuestras hojas, ni despediros de la primavera;
oíd al feliz músico, infatigable,
siempre tocando canciones siempre nuevas
¡Amor feliz! ¡Feliz, feliz amor!
Siempre cálido y aún por gozar más,
siempre anhelante, siempre joven:
Inspirando muy por encima de la pasión humana,
que al fin deja el corazón triste y reseco,
la frente en surcos y la lengua agostada.


IV

¿Quiénes se acercan al sacrificio?
Al verde altar un misterioso sacerdote,
lleva una vaquilla que muge al cielo,
con sus sedosos costados adornados de guirnaldas 
¿Qué pueblecillo junto al río o la mar,
contra la montaña, de ciudadela tranquila,
se ha quedado vacío esta piadosa mañana?
Hermoso pueblecillo, tus calles para siempre
estarán en silencio y ni un alma que pudiera decir
por qué estás hoy desierto podría regresar.


V

Oh, hermosa forma ática ¡Bella y pura! 
Marmóreos hombres y doncellas en relieve presentas
entre ramas de bosques de ensueño con su hierba hollada.
Tú, forma de silencio, nos tientas a la mirada más pura,
bajo el punto de vista de la eternidad, fría y dulce.
Y así, cuando el tiempo desvanezca nuestra aventura terrena,
tú seguirás alzándote sobre el dolor,
que será de otros, como hoy es el nuestro,
y, amiga del hombre, repetirás lo que hoy nos revelas:
"la belleza es la verdad, la verdad es belleza; esto es todo
lo que sabes del mundo, y todo lo que es preciso que sepas".





miércoles, 26 de julio de 2023

El cansancio. 26 de julio.

Érase una vez, en el tiempo de los antiguos héroes y sabios, largo tiempo idos, cuando existió un caballero que tras luchar contra muchos males y empuñar la espada por la justicia se perdió como el eco en el vendaval. Nada se sabe de su nombre, como él hubiera querido, cómo si hubiera escrito las palabras de su linaje en la corriente del arroyo. Las gentes han contado su historia desde tiempos remotos como consejo y advertencia a los nuevos nacidos. Poco más se sabe y poco más se puede saber. Fue tras la victoria en la Pradera del Sol. Las crónicas hablan con atención del bravo caballero que después se perdió en la sombra.

La alegría de los audaces llenaba los campamentos. Las antorchas sonreían a los estandartes victoriosos. Pero la alegría había huido de su rostro. Dejó atrás los abyectos festines de la conquista porque la muerte se había aparecido frente a él a lomos de un caballo bruno para arrastrar a unos y otros a su abismo.  Partió una noche de alegría y hogueras, sin que apenas nadie reparase en él, taciturno, envuelto en presagios y lleno de remordimiento.

Se adentró en la tierra vacía, desolada, aquella tan turbia y triste que ni siquiera los poderosos reclamaban. Quizá buscaba dragones, o un alivio para su tormento. Porque había visto su sombra solitaria y la soledad infinita inconsolable de los que habían caído tras haber cabalgado a su lado. Vio los rostros de los que él había despojado de vida y sintió vértigo y desolación, fríos como la espada que portaba y le pesaba como un mundo. 

Recordó su casa con agonía. Lo que amaba se había desvanecido mientras su camino lo alejaba pérfidamente de su goce y los que amaba, engañado por su propia soberbia. Había envejecido tomando lo que la mañana le ofrecía y devolviéndolo a la noche, sin quedarse con nada. Entonces sintió la conmoción y fue como si la tierra se agrietara y le abrumó la cúpula del cielo. Tenues lágrimas surcaron sus mejillas resecas. Las nubes negras se cerraban tras su paso y formaban una ominosa bóveda que se agrandaba en el poniente.

Y sintió el vacío de sus días, y el frío de la soledad irremediable y la amargura habló en su corazón para que despreciase su pasado y abandonase la esperanza. El yermo extendió sus ojos y en la lejanía un fragor de tormenta resonaba sobre las cumbres. El camino era pedregoso y serpenteaba sobre riscos oscuros, contra el atardecer inmenso.

Y el cansancio se apoderó de él y una voz ronca se apoderó de su espíritu, hablando el lenguaje de la culpa, cayendo como la lluvia implacable sobre su armadura gris y gastada. Allí supo la voz de sus armas, que lo odiaban pues habían sido despojadas de dulces caballeros a los que él había arrebatado la vida cuando apenas habían florecido. Supo el penar de sus seres amados, que habían languidecido en su ausencia y murmurado su nombre en las noches de invierno. Supo el monótono repicar de las campanas en la noche que sonaban por las ausencias que nunca serían repuestas. 

Y una voz en su interior preguntó con oscuridad y temblor, vosotras, que habéis sido arrebatadas con sangre de vuestros dueños, ¿beberéis mi sangre? y otra voz rugiente desde su pecho contestó airada, sí, pues has dado muerte a nuestras alegrías que nos forjaron con amor y llevado la ruina a sus casas, nosotros los vengaremos. Deprisa te daremos muerte.

Y el caballero se encamino a la entrada de una gruta y dejó a su caballo huir antes de adentrarse en las frescas tinieblas para oír por una vez más la voz de su amor que había dejado olvidada. 



El día es gris y pertinaz la lluvia. Las oscuras nubes son una cúpula de silencio y el tiempo pasa, implacable, sobre las calles vacías y sobre nuestros huesos.



viernes, 21 de julio de 2023

La espada que mató a Arquímedes.

La leyenda dice que las ultimas palabras de Arquímedes, genio universal, al soldado que atravesó con su espada su pecho fue no me borres los cálculos, que estaba dibujando en la arena y que el legionario romano estaba destruyendo. Sea verdad o no, es un buen contraste entre la fuerza definitiva y el conocimiento provisional que mejora los días concedidos sobre la tierra.

Una de las consignas del encierro por la epidemia fue que los pesares acarreados nos mejorarían. No hemos salido mejores. Uno no sale mejor o peor de nada, uno ha de probarse cada hora. Los miedos nunca se desvanecen del todo, la esperanza sigue brillando y el cambio nos pone a prueba. El dolor no suele mejorarnos, es necesaria una lucha interior denodada. Eso creo, vamos.

La fragilidad asusta. Los dones de la vida han de amarse por sí mismos ahora y en cada ahora. No pueden darse en trueque para obtener algo más o algo mejor sin que pierdan su brillo. Pero, ay, cuanto más dichosa resulta nuestra vida más nos aflige la imaginación de lo que nos falta y más nos atormenta la velocidad del cambio, el tiempo fluyendo veloz hacia su mar. La fragilidad de la existencia nos estremece, mas el poder de ser jueces del destino de otros es un reflejo del poder más abrumador que existe y su idea misma posa una sombra en el corazón, y es veneno y caudal maligno. La fatiga de vivir no sé alivia porque hemos decidido no dejar nada a una llama breve de esperanza. La rabia de los asesinos, el odio frío de los tiranos, se sostienen porque hay un poder aparente que se impone a todo, la destrucción. 

No obstante, en los momentos más optimistas me atrevo a conjeturar que esa percepción es errada y su perspectiva falsa. Existe otra luz más alta, refulgiendo con cada acción libre y creciendo en la incertidumbre. Sólo ella pervive en el tiempo; la muerte desgarra los frutos del futuro, pero la vida los forma y una vez creados, el eco pervive mucho más allá de lo que el permanente cambio deja entrever. Sí, somos frágiles hasta el absurdo de nuestra condición, pero la fuerza que entraña la posibilidad siempre presta reverdece las riberas del río que nunca se agota. Podemos fatigarnos de la vida, pero la vida nunca se fatiga de abrir senderos nuevos e imaginar otros. El olvido es la menor parte de la huella que cada existencia imprime, aunque pocos sepan su origen. Y tampoco importa que sea desconocido. Hay una esperanza que nos reclama y llega más allá de nuestros días. Somos parte de ella.

Arquímedes vive para siempre en la tarde soleada de Siracusa, momentos antes del fin. Todos sus proyectos y anhelos, pesares y temores se han perdido. Pero su legado brilla mucho más que el filo que segó su alma, largo tiempo mellado, cubierto de óxido y olvido. Soñamos con la vida perdurable en la que escapar del fin de la alegría, y el cambio permanente es el heraldo de ese fin inexorable.  El deterioro no encuentra consuelo en el poder o el arte si el yo no ha sido previamente domeñado. Y esa guerra entablada contra sí causa destrucción interior aunque se venza. Pero de las ruinas también nacen flores y hay estrellas tras las nubes de la noche.

La luz cae ahora diáfana y poderosa en el comienzo de la tarde. Acaso en el mundo del poder y la pugna la agonía anuncie un fin cada jornada. Hay otros mundos que llegan al prodigio aparente después de tiempos de progreso lentos, deshojando las posibilidades con tesón y audacia. Hoy el sol luce poderoso tras lomas de rastrojos y pedregosos senderos y las casas diseminadas en medio de la tierra árida y sufrida tienen una majestad extraña, la que dan la soledad y el silencio. Los pájaros renuevan su canto y la hora alumbra un mundo transparente y pausado.




jueves, 13 de julio de 2023

Tres ideas de Kundera. Trece de Julio.

Se murió, pero ya se había ido mucho antes. Tuve la suerte de descubrir y disfrutar sus libros en la mejor edad para ello, para todo, cuando la experiencia aún no comete la bajeza de compararlo todo porque no se ha cansado.

Hay algunas ideas que le debo. No tiene demasiado sentido repetirlas, él las cuenta infinitamente mejor, claro. Sin embargo, esto es un lugar aislado al que acudimos pocos y si a alguien le apetece visitarlas en su mejor versión, eso que ganará.  

Primera, la bondad más pura solo se puede evaluar en nuestra relación con aquellos con los que no entablamos una relación de poder: los animales. Creo que es cierto, siempre creo que quien acaricia a un animal tiene un fondo justo. También creo al tiempo que las mascotas pueden llegar a ser un artefacto de manipulación de la realidad; no te confrontan, no aspiran a ser lo que tú no deseas y no sabes qué son. Caben infinitos matices y la bondad y la maldad son conceptos en ocasiones demasiado elusivos. En fin, el propio Kundera en el estupendo ensayo breve La desprestigiada herencia de Cervantes arguye que la novela permite mirar el mundo desde diferentes puntos de vista.

Su segunda idea me trae una imagen, la de un personaje femenino que acude a un funeral con unas gafas de sol. No para que no se vea que llora sino para que todos lo sepan. En ese punto el autor traza un bosquejo de la figura del Homo sentimentalis, aquel que hace del sentimiento, de cualquiera, un valor en sí mismo. 

Tres, la imagología. El declinar de las ideas viene de la mano de su transformación en imágenes y consignas, para simplificar cualquier conjunto de ideas, siempre problemáticas, nunca formadas del todo en una serie de referentes a los cuales tomamos como la propia idea, una voz vacía que solo nos consuela de la complejidad en un refugio cálido.

En fin, muchas otras que no recuerdo o recuerdo poco: La de que el verdadero amor es querer dormir con alguien, uno puede desear a muchas personas sin más, la de la asunción de la culpa individual en la indecencia colectiva: tendemos a perdonarnos y a soslayar la responsabilidad. No obstante, Edipo.no sabía y cuando supo quien era, se dejó ciego. No podremos saber si porque se sentía culpable o porque proclamaba su inocencia.

Todas esas ideas me resultan pertinentes para entender el fragmentado mundo de hoy. Tampoco deseo ser rotundo. Miro el mundo como otros, él entre ellos me ha enseñado. Miramos las cosas no como son, sino como somos. En fin, agradezco su maestría y su literatura. Me ha dado pena, pero ya era mayor y ha llevado una vida plena, espero. Al menos como autor, debe haberla sido. Uno de sus personajes acuña el epitafio que luego lo resumirá: Después de tanto andar, el regreso. Si no recuerdo mal. Pues eso. Que la tierra le sea leve.

La tarde se resiste a morir y aún muestra su azul eléctrico que las siluetas de los edificios y las formas de las aves completan.




lunes, 10 de julio de 2023

Día de lluvia. Diez de julio.

Ha llovido todo el día. Generalmente suele ser una pátina fina que encubre y descubre lo que late detrás, como un velo de Maya que acaricia con parpadeo ligero de llovizna, pero hoy ha alternado con lluvia de tormenta de verano y chaparrón. A uno le parece que esas lluvias no son para la ciudad. Los edificios se agostan y la luz trémula los hace mas cansados y tristes. Los árboles quedan solos, se resalta su soledad. En realidad, se resalta un mundo engrandecido de cemento y acero que ha traspasado nuestra medida y no sabe mirar atrás.

Me gustaría estar en el pueblo de mis padres, viendo la tempestad y el viento en el corral, o por la ventana en la calle silente que va a las eras. La vida agradece que haya menos refugios pero más queridos para el corazón. El agua cayendo sobre las espigas verdes del campo, repicando en las acequias, sobre la espadaña cansada que es la espina dorsal de la aldea. En la habitación estoy seco y cálido, pero la lluvia no me despierta. Cuando volvía de la calle y me pilló debajo, solo era otra medida de un tiempo indiferente; cuando estoy en un lugar que siento mío, es un recordatorio amable de que el momento es único. En fin, quizá le dé demasiadas vueltas. Hoy ha llovido y me hubiera gustado estar en un sitio alejado para acercarme a mí.

Después de cada lluvia, el cielo muestra su mejor cara, intensa, diáfana, misteriosa. Pero sin petricor ni monte, ni ritos ni silencio, el cansancio de todo también vuelve. Mira la lluvia deslizarse por la ventana, y al fondo el río, más allá edificios y el contorno de colinas difusas. Mira las luces que hoy brillan contra la noche nublada. Mira la calle que queda desierta, descansada y libre. Mira las cicatrices del día que va a la oscuridad de una noche sin estrellas, en un firmamento lejano y en un tiempo confuso. Mira el alma del mundo, la turbia letanía de los días y descansa imaginando la vida que espera mas allá de la lluvia, más allá del velo, mientras suaves sonidos siguen llamando contra las ventanas y la extrañeza del cielo se posa sobre tus ojos abandonados.