Translate

miércoles, 29 de marzo de 2023

Luz que agoniza. 29.03.

Nunca tuvo buena prensa el tedio. Uno entiende que la espesura del tiempo lento añade inquietud a la espera por el mundo excitante y ubicuo que al parecer espera tras la esquina. Hoy, todo debe exaltarnos.

Contra la abulia, diversión perpetua. Pero la diversión es también la acción de desviar o distraer la atención. Temo que perdemos, bueno, pierdo (para qué generalizar) la consideración de los momentos que no estimulan en una bruma molesta. Hay reflexiones que ayudan a mostrar más luz. Nos lo puede mostrar el arte, que en su forma más pura es una comunicación, una forma de mirar. 

Tendemos a creer en el talento como el portador de un mensaje espiritual grandioso. Cada vez pienso más que se trata de un ser humano con un don inexplicable trasladando una experiencia personal a una escala universal, traduciendo su dolor y su gracia en la mirada de todos. En esa luz leve que agoniza e ilumina esa experiencia es donde pasa la mayor parte de la vida, si es que uno es afortunado.

Pasa con Vermeer, uno de los pintores más prodigiosos. Su luz tranquila parece salir de la pintura y esparcir en momentos cotidianos un fulgor sagrado, no de dioses, acaso no existen, sino de una luz interior que no sabemos describir. A veces, el aburrimiento puede ofrecer la sacralidad de un instante preciso bajo la luz adecuada. Estar vivos sabe bastarse a sí mismo la mayoría de las veces. Una claridad especial, inefable, a veces nos ilumina sin saber por qué. La olvidamos pronto.

El poder lenitivo del arte (decir curador o sanador parecen demasiado para nuestra precaria naturaleza) está ahí, humilde esperando. Me parece que cada vez es más despreciado, casi mirado con rencor en este edad del oro del resentimiento. Todo debe ser cínico y feo. Supongo que así podemos soportarnos mejor.

La noche ha caído hace ya unas horas. La brisa suave recorre su espalda, con las luces del puerto parpadeando contra su velo. Otras pinturas, palabras, momentos, recuerdos y esperanzas centellean tímidas contra la oscuridad y el sueño. Son una luz calmada bañando un instante que se agota en sí para dar paso a otra magia, una paz en los párpados que la siguen viendo cuando se cierran para ver mejor dentro, un silencio que se llena, una luz que parece agonizar para derramarse después con lentitud y sobrepasar todos los horizontes, esa claridad como un don de la altura que llena la visión de su fulgor y parpadea un segundo antes de inundarlo todo.




domingo, 26 de marzo de 2023

El cementerio monumental. 26 de marzo.

En Milán hay un cementerio monumental; quizá muchos lo habéis visitado. Como casi cualquier cementerio, transmite una atmósfera de irrealidad, de no-lugar. El tiempo ha dejado de existir, junta ya la mayoría en una eternidad sin instante. 

Hay algo, sin embrago, que me resultó distinto. El afán por el recuerdo, el esfuerzo por crear volumen, forma, grandiosidad parece una grata similitud con las vidas pasadas que imaginamos, que dejaron un fruto. Ángeles poderosos, escorzos abrumados, mazas de piedra, todo sugiere el mensaje de que la existencia que acarrea pequeños logros incesantes termina recogiendo un legado, privado, modesto si se quiere, pero perceptible. No es a los futuros a los que debemos su aprobación, sino que esperamos que al volver la mirada, podamos encontrar qué hicimos que mereció la duda. Nunca se sabe, pero al menos es un objetivo estimable. Hoy, todo parece orientado al olvido y levantar ruinas sobre ruinas. La sobreexcitación constante requiere una ductilidad infinita, que el espasmo inducido del ahora borre el del segundo anterior.

Acaso fue siempre así, pero uno no podía ser tan consciente. Sepultados por todo lo que existe a la vez, es fácil titubear y dejarse caer. No es que un arcángel temible sobre una lápida pueda cambiar eso, porque no puede cambiar nada. Pero precisamente esa es la idea: no se trata de cambiar por el reflejo futuro tangible, sino de ser por la realidad presente y brumosa. Y deberemos entender que no podemos dejar ser gobernados por impulsos que estallan y se marchitan, sino buscar en cada día, todos los días que pueden florecer en él, y elegir el camino. Al final, una estatua, una luna, una cruz o el fuego tampoco cambian nada. Es hoy, 17.34 de la tarde en el meridiano de un barrio inglés antiguo donde pasan las vidas y quizá haya ejércitos que nos miran desde un cielo inalcanzable, el de nuestras almas mas allá de lo que sabemos intuir.

La tarde es clara tras la lluvia. El silencio del domingo lleva una música futura y yo intentaré irme pronto, con el recuerdo de todo atesorado para mañana pelear mejor en otra nueva tierra. Si lo lograré, no lo sé. Pero hay que intentarlo.

domingo, 19 de marzo de 2023

Descansos. 19 de marzo.

Nada atestigua de forma más vehemente el poder de la cultura que la necesidad de encontrar narrativas. Nueva York, imagen real y ficcionada en unas vacaciones, que son un descanso para el alma que sueña otras vidas que ha vislumbrado en duermevelas cansadas. Uno comprende que la viva es corta, limitada, pero alivia saber que existe lo que trasciende, en el tiempo y el espacio, la imaginación de otros que nos une a una trama en la que podemos tratar de ampliarnos. Viajamos para descansar, cierto. Pero acaso los mejores momentos de descanso son aquellos en los que te olvidas un poco de ti.

Los iconos estilizan y simplifican; no hay nada fuera que no aparezca como tú eres, supongo. Al tiempo, cuando uno ve lo que ha imaginado ya, la superposición de lo visto y lo recordado en sueños pasados crea una imagen personal y atesorada. Es ahí, en el territorio entre lo real robusto y lo real difuso, donde uno puede elegir vivir en sus momentos más felices, cuando la amenaza de lo inaplazable no acucia a concentrarse en sus mandatos ni su esperanza permite olvidar las quimeras para renovarlas.

Llegué a la ciudad desde donde vivo hoy. Las luces ascienden alturas vertiginosas y un burbujeo humano estimula y agota. Cada calle es un mundo, cada esquina ha visto lo que todas las otras, pero estaba lejana y decidimos aceptar que son potencialmente alephs, como aquel otro en el que Borges vio todo lo creado desde Buenos Aires. Hermanadas por la desgracia y la oportunidad, separadas por el fiero anhelo de yo de imponerse sobre todo lo que existe, las ciudades llevan todas sus historias hacia un olvido reparador. Un avión surca la noche como si el mundo no hubiera nacido todavía, mientras la oscuridad y la luz bailan y se abrazan, los cuerpos de pasajeros, como los paseantes, santos, enardecidos, cautivos y buscadores se mueven pesadamante llevando en el alma su nueva esperanza. Nos movemos en espirales, buscando nuestro camino entre bosques de sombras. Todos buscamos la luz, en pedazo de paraíso en el que prosperar y descansar bajo luces amables. Los descansos despiertan también el alma cuando se llenan de tiempo gozoso. Todos peleamos, anhelamos, guardamos y olvidamos, buscando la alegría...y todos estamos intentando hacerlo lo mejor que podemos. 



viernes, 10 de marzo de 2023

Impresión de nada. Diez de marzo.

 Un segundo después del último suspiro

La seda encarnará de azul otra mañana 

Y en los montes de la infancia la retama

Junto al romero prodigarán, mudos testigos,

El aroma de vida que vibra y nunca acaba.


El arroyo de luz derramará fluyendo libre

Desde las cumbres de plata silenciosas.

Mis ojos deslumbrados serán entonces fosas,

Pues el presente ni sabe que está triste

Por la ausencia, ni la presencia goza.


Y pensar que mientras suenan alegres melodías 

La noche ya habrá invadido mis sentidos ávidos

Y la luna radiante lucirá entre la brisa

Con otras sonrisas y feliz el verano,

No recordará los momentos divinos

Cuando ajeno al temor, caminaba tranquilo...

Y el cielo surcarán inocentes los pájaros.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Antes de que el diablo sepa que has muerto. 8 de marzo.

El otro día estaba yendo una película y di con una frase muy potente, May you be in heaven a full half-hour before the devil knows you're dead (algo así como 'Que pases media hora completa en el paraíso antes de que el diablo sepa que has muerto'). Y que queréis que os diga, no parece un mal plan. Supongo que el truco es extender esa media hora, alargar el embrujo lo que sea posible, pelear contra las desgracias que acechan y ser libre. Nunca se puede ser todo del todo, pero siempre es posible persistir en la dulce agonía del olvido fugaz de todo lo que existe y abruma.

 Me gusta la idea del racionalismo optimista, una jovialidad que no enfoca solo en lo fallido para impugnarlo todo. Parece que la razón debe ser siniestra y turbia, el intelecto triste y las ideas gélidas. Bueno, es conveniente. Ya Hegel detectó que el mundo está poblado de almas bellas que renuncian a la persecución de su ideal para mantenerlo puro en su corazón en vez de problemático inserto en la complejidad de lo real. Tienen razón, desde luego, pero esa estancia en el paraíso no me parece tal. Es simplemente cerrar los ojos; ay, tantas veces quienes dicen que no sabían simplemente se negaron a poder saber...

Es lo que hay, pensamos que hay aventura, decepción, frío, esperanza, pero todo eso no es más que la vida. Creía que estaba peleando por lo que podría conseguir y no era más que la existencia, acrisolada tras cada experiencia. Sí, el diablo vendrá a por ti. Pero trata de conseguir, y no esperes que te será dada sin más, esa media hora antes de que sepa que has muerto. Lo que te puede dar el instante la eternidad no te lo devolverá. Aunque a veces sienta envidia de todos por no ser yo, hay algo en mí que reclama y anhela ese instante.

Cae la tarde pesada sobre un espacio tranquilo. Hace frío y los cuervos y las personas se ahuecan tras sus alas. El viento se levanta, hemos de intentar vivir. El mar confunde el horizonte con una neblina suave y más allá de su manto, otro mundo aguarda a que abramos los ojos.