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domingo, 18 de mayo de 2025

Domingo noche. 18-05-2025.

Este rincón conoció más otoños

Y ha vertido en la simiente su sentido

Añejo  de lo hondo y lo sagrado.

 

El arpa de los días ha marcado

De polvo y pesadez su luz ambigua

Y el vaso de sus noches deshojado.

 

Motas de polvo bailan con el alba dorada

Y un eco agudo de apresurados pasos

Roza la mansedumbre de la tarde.


Entre las horas, las hojas desecadas

mueren mientras el viento acarrea

silbidos tristes solitarios.

 

Callan dignos los libros de pieles malheridas,

El péndulo que exhala sus despojos

Las persianas que callan cuanto saben.

 

Ese rincón que ha vencido al otoño

Y ha muerto en él, desheredado

Guarda en su secreto corazón, que arde

El resto de mis restos congelados.






 

miércoles, 14 de mayo de 2025

El umbral de las cosas pequeñas. Catorce de Mayo.

Hay mañanas en las que el mundo parece resistirse al ruido. Las asocio a un sol cansado y agradable. Hay tardes lentas y luminosas en las que el silencio asciende con la luz y se transforma en un don, inmerecido, mas necesario. Todo respira en un sigilo antiguo, como si la calle, los pájaros, las ventanas mismas, se hubieran puesto de acuerdo para suspender la maquinaria del tiempo. En esos momentos, uno se descubre caminando más despacio, cuidando no perturbar con su sombra ese frágil acuerdo. Un susurro de hojas secas bajo los pies basta para recordarnos que también somos parte de lo que se rompe. Somos de aquel país siempre en un crepúsculo mortecino y suave, donde respira el silencio.

Me he preguntado muchas veces por qué nos (me) seducen tanto las ruinas, las grietas, los objetos olvidados. Tal vez porque ellos no luchan contra el desgaste, no temen desaparecer. Ya no sufren odio, rencor, la ambición desmedida de otros seres efímeros que en ocasiones parece todo lo que existe. Conllevan su desgaste con dignidad silenciosa. Una silla vieja, un libro mordido por la humedad, una fotografía desvaída... todos parecen decirnos: "Aquí estuvimos, y aunque ya no somos, aún vibramos". Que uno sepa sentir esa vibración o sólo perciba el silencio, poco importa. Hay música callada que construye paz de corazón.

A veces creo que vivimos demasiados días empujados por la prisa de ser alguien, de lograr algo. Pero el alma, pienso, tiene otro ritmo. Su respiración es lenta, circular, casi vegetal. El alma no construye imperios ni colecciona victorias; apenas murmura en los rincones donde los hombres olvidan mirar. Por eso, en días como hoy, me permito ser nadie: escuchar, tocar, pertenecer a las motas de polvo dorando la mañana.

He notado que los recuerdos más persistentes no son los grandes eventos, sino los detalles mínimos: el sonido de una cuchara en una taza de porcelana, el temblor de una hoja al caer, una mirada que duró apenas un latido. Somos esa suma de nimiedades, y en ellas, paradoja profunda que siempre nos traspasa, habita nuestra eternidad. La memoria no es un palacio, sino un jardín silvestre. No me pesará irme, pero sentiría pena de sentir al final que no lo cuidé como merecía, o que hubo días en los que no me esforcé en su cuidado. Porque afuera habitan todos los fuegos y la destrucción siempre parece pronta. Pero lo que existe es el momento de antes, el presente, donde respiramos, en el instante brillante cuyo fulgor ninguna eternidad sabe retribuir. 

Quizá, después de todo, la salvación esté en aprender a habitar esos umbrales invisibles: el borde entre la luz y la sombra, la frontera entre el olvido y la presencia. Allí donde nada es del todo seguro ni definitivo. Allí donde, por un instante breve y perfecto, somos verdaderamente nosotros mismos. Allá lejos en un umbral silente, un camino dorado o una presencia inasible, allá en el terreno misterioso donde se construye el umbral mágico de las pequeñas cosas.




miércoles, 7 de mayo de 2025

Las elecciones papales molan más. Siete de Mayo.

Esto lo escribí hace un (mucho) tiempo, pero bueno, recurro a él, levemente cambiado, porque el tiempo siempre apremia.


El señor alcalde de Madrid, en su bondad y con la ayuda entusiasta de otras administraciones, ha gastado unos cuantos millones de euros de nada en su promoc... en el noble intento de que su ciudad fuera elegida para albergar la sede de los JJOO (aquí podrían venir todas las corruptelas y clientelismos de la democracia organica española,eh. Pero la metáfora es igual). No pudo ser, porque no podía ser, pero bueno, el procedimiento sorprende por su llamativa diferencia entre lo que pretende ser y lo que resulta. Por eso, podrían aprender de los grandes expertos, los altos cargos de la Santa Madre Iglesia, fuera de la cual no hay salvación posible. Hay muchas razones por la cual los espectáculos de masas que organiza son preferibles a los de la modernidad gris en la que boqueamos. Quizá los Padres podrían sacar un dinerillo extra como asesores de eventos, si no fuera porque viven ascéticamente alejados de los bienes de este mundo. Algunas de las razones por las que se impone su visión del espectáculo, en mi humilde opinión, son las siguientes:


1-La coherencia. Si quieres un proceso oscuro y para iniciados perfecto, pero tienes que dotarlo de una cierta liturgia,no puede ser simplemente un nido de vividores apenas camuflados en el que se pretende una seriedad sobria y moderna. Lleva el carácter opaco hasta sus últimas consecuencias y no lo mezcles con nuevas tecnologías, no hagas procesos de votaciones en base a apretar un botón, innova, busca en el druidismo o algo asín. O si no, de qué.

2-El enigma atrayente. Cualquiera de los electores papales a su vez puede salir elegido, el marketing nunca sale afuera, no se conocen candidaturas, nadie admite sus ganas, se ponen en manos del espíritu santo, que grande. Los únicos enigmas del COI que pueden despertar un poquillo la atención del respetable son todos relativos a Alberto de Mónaco, que tampoco es nadie.

3-El método de elección. Una fogata en la que sólo se cambia un poco de paja para distinguir si se produce el surgimiento del nuevo emperador (espiritual) o si la sufrida grey tendrá que esperar un nuevo conductor providencial tiene un punto de falsa modestia satisfecha de sí misma que sólo pudo concebirse en tiempos remotos (aparte de que la tecnología no daría para más, supongo). Los tejemanejes olímpicos son asquerosamente modernos, dinero, corruptelas, engaños evidentes...nada que no pueda pasar en un Ayuntamiento de una ciudad costera (o del interior, que coño) española cualquier día.

4- La liturgia y la terminología. Acorde con el rito, se adopta sin ningún tipo de complejo un intrincado ritual, absolutamente hueco y por eso mismo tan atractivo, golpear con un martillo la frente del difunto Papa, sellar sus estancias, los tañidos fúnebres de las campanas de la Basílica de San Pedro a las que se unen las de toda Roma... .

Habemus Papam, fórmula en la que cabe todo un mundo, un anuncio gozoso e inquietante a la vez, satán tendrá que esperar...pero portaos mal y ya vereís como se desatan las furias del inframundo.

La palabra Camarlengo. Camarlengo, camarlengo, camarlengo...es la palabra definitiva, sin duda, se queda en la boca, explota y queda su gusto después de pronunciada. Camarlengo, mmmmmm.

En lo de los juegos olímpicos, votar, eliminar, votar, eliminar, votar, coger. A todo esto, antes con el presidente diciendo la gente que hay, los votos emitidos, los nulos...parece una comunidad de vecinos votando si ponen parabólica, salvando las distancias económicas.

5- El latín. Mostrar el proceso y la elección al mundo en latín es elegante y tiene un ligero toque amenazante, algo así como "haremos un conjuro y resucitaremos las legiones de Teutoburgo si os portáis malamente" (ya, no se trata de emperadores romanos, pero sí de algo parecido). El anuncio de la "villa" elegida tiene un toque gris y burocrático, desganado. Abrir una carta, ya ves, cuando elegíamos delegado en clase había más ilusión.

6- La vestimenta. Por mucho que nos esforcemos, detalles leves aparte, vestir de traje y corbata no diferencia a un elector de unos juegos de un oficinista (con todos los respetos, obviamente). Esos capelos, esas casullas rojísimas...son una manifestación de poder y dignidad por la apariencia que no se adapta al gusto igualitario y decadente moderno, pero les da igual. Hacen bien.

7- La contención.
Celebrar algo dando brincos y con bebidas espirituosas está muy bien y es lo que haríamos todos, porque nos falta ese punto despectivo y aristocrático de quien va a elegir a un pastor para un rebaño. Aparecer en un balcón desde la oscuridad, para dar a una plaza impresionante con un leve gesto desdeñoso transmite poderío.

8- El escenario. Entre la Capilla Sixtina y la sala de convenciones de un hotel median siglos de poder y magnificencia, traiciones, secretos, perversiones, hipocresía, etc... todo eso forma un ambiente insuperable e intimidante, la historia como una roca inconmovible sentada al lado de la espiritualidad, una combinación explosiva.

9- La imprevisibilidad.
En cualquier momento puede darse la respuesta definitiva u otra que haga que haya que esperar más, nunca se sabe cuánto. Los miembros del COI, tan iguales a nosotros en todo, también viven presos del horario.

10- La irresponsabilidad.
Los electores están guiados por una fuerza sobrenatural, y quien sea elegido por ella tiene un poder que va más allá de lo humano. Lamentablemente, todo inclina a pensar que es mentira, pero...¿quién se arriesgaría a suscitar la ira divina, por improbable que sea?

11- La trascendencia en el tiempo.
Ser sede de unos juegos está bien. Ser Papa es entrar en la historia, con escudito propio, capacidad legislativa amplísima, poder absolutista, y quizá potestad para influir en el más allá.

12- La solemnidad. Los juegos, aparte de su capacidad para atraer dinero, transmiten una jovialidad clásica agradable y ligera. Un Papa es algo terrible, alguien que escudriña todo y nos censura, como ese Inocencio X que pintó Velázquez. Que miedo.

13-La separación aristocrática. Esa puerta que se cierra, dividiendo de la manera más elitista y genial el mundo en dos clases, para siempre, el cónclave y el resto del universo. Cuando el COI se enclaustra tiene circuito de televisión cerrado y la gente está bien modosita en sus asientos, con los auriculares para la traducción. Pero eso que es.

14- El anillo del pescador. Sería un título magnífico para cualquier obra de arte, lamentablemente está cogido. Aunque supongo que por un módico precio...

En definitiva, hay ciertas ventajas en los ritos de una teocracia orgullosa de haberse conocido a sí misma que en una democracia corrupta, a las cuales ya estamos más que acostumbrados. Propongo que la próxima elección del COI, de un gobierno o de una asamblea vecinal se realice con augures, ritos de iniciación y danzas tribales. Necesitamos ceremoniales memorables, algo que nos haga sentir enraizados en una historia, como un río que nos trasciende, antes y después nuestro. Supongo que si me eligieran Papa recordaría con cariño a aquel antecesor mío que desenterró a su inmediato precursor en el puesto, lo juzgó y lo condenó, por ejemplo. O los que excomulgaban a la mínima y vendían bulas e indulgencias, o con los que guerreaban a caballo. O uno, que insultó a Cristo y se declaró ateo, por lo que se ve (juro haberlo leído). Al papa fornicario, o a uno de los de la llamada “pornocracia” (aunque parezca mentira, no eran los mismos). Al que envió una carta en 1241 a un arzobispo del lejano norte para clarificar que no se podía bautizar con cerveza. Al que tuvo 683 sirvientes y declaró al ser elegido, “disfrutemos del Papado, ya que Dios nos lo ha concedido). A los que se codearon con Bramante, Rafael, Bernini, Miguel Ángel, Bob Dylan. O uno de los tres que excomulgaban y anatematizaban a todos los seguidores de los otros, haciendo que toda la cristiandad estuviera nominalmente excomulgada, la mayor parte de ella dos veces. Poca broma. U otros que eran así, divertidos o pendencieros, venales o decentes, poderosos, y temibles, y los amos. Humanos como nosotros revestidos de la liturgia más poderosa: la del tiempo. 

Así que habrá que seguir la ceremonia y pasar de los políticos, que por mucho que roben, y a fe mía que lo hacen, parecen una reunión de la sucursal del Banco Santander de algún sitio, no cómo el elegido por el Cónclave, que tendrá la sonrisita típica del "ahora me toca a mí" y feliz por su posición. ¿Quién le podría culpar? Al fin y al cabo, siempre está bien ser acogido en sitios prestigiosos.




martes, 29 de abril de 2025

Saludable desconfianza.

Vivimos en un mundo curioso. Cuanto mayor es la desconfianza, más exigen los poderosos habituales adhesiones y profesiones de fé. A la vez, siembran la desconfianza entre los ciudadanos entre sí y la de aquellos con todas las instituciones que no depredan aún.

No hay mucho secreto en encaminar la prosperidad y la convivencia: cultivar la confianza con los que compartimos los días. Mantener una saludable desconfianza en los pastores, guías y rectores institucionales, los oficiales de la verdad publica y sujetos a la tentación del abuso. Porque son, como nosotros, demasiado humanos. El único al que le dieron las llaves del cielo ya nos mira desde muy lejos.

No hay rendición de cuentas hacia los que castigan a los ciudadanos. Ese es el principio del consenso y su consecuencia hipertrofiada, la dictadura. Nadie da explicaciones reales de nada; nadie las pide; no hay consecuencias asumibles. En ese ambiente, la flor del ingenio humano se agosta, trastornada entre dudas. Sin fraternidad entre iguales ni rebeldía contra el poder la tiranía extiende sus raíces siniestras. No hay más.

Había comenzado esta entrada hace unos días porque había leído de alguien que profesaba una saludable desconfianza contra los fuertes y dominantes. Ahora no recuerdo. Quiso la providencia que ayer la luz se fuera en la península ibérica. Que puede pasar, supongo. Pero el asunto es que le da a uno la impresión que estamos a dos días de que se comunique oficialmente de que hubo un problema de hacerlo todo DEMASIADO BIEN y que la red eléctrica no pudo soportar la grandeza inmensa del gobierno, del país y de su gente. Es lo que hay. Hay que creer el oficialismo y rechazar lo que no venga con sello, porque es bulo, conspiranoia o Hitlerstalin. Sí, hay bulos, extremismo y mala fe. Pero hay otro problema especular. Como siempre, se tiende a pensar que no se puede hacer el mal si se declaran las buenas intenciones. Mas, ay, sin una saludable desconfianza y rendición de cuentas somos rebaños que sólo esperan que el amo sea amable. La noche cae, las luces recuerdan una comodidad apenas concebible y el rumor del río vaga hacia la mar en un murmullo rebelde y animado.




domingo, 27 de abril de 2025

Inútil confesión. 27 de abril.

Todo acontecimiento es la suma de recuerdos, anhelos e imprecisiones de cualquier multitud, supongo. Creo que todos llevamos una carga de imágenes ajenas en lo que percibimos de nuestra propia historia. Y lo que significan la Iglesia, la fe y una idea de Dios siempre han estado presentes en los días de casi todos nosotros.

Hay una parte más meditada, que oscila entre cierto anticlericalismo primario y la fascinación también básica por la Historia y el arte, de las que el catolicismo es una isla de tradición en un oceano siempre cambiante. Quien sienta mas devoción acaso la pueda explicar con el símil de un faro contra una tormenta. Yo creo que usaría la de un rompeolas. En todo caso, la imagen de un Papa es poderosa y carismática, la del vestigio del Imperio de Roma y los ejércitos medievales, y los eremitas y loes estilitas, y la imagen de una cruz sombría contra el crepúsculo, y ostentación y lujo, y belleza inconcebible y al final de todo una pregunta ardiente. En fin, supongo que todos podríais añadir bastantes otras, vuestras o cercanas.

Para mí, la imagen de la Iglesia más indeleble en la memoria se asocia a la de los pueblos de mis padres, sin más. La espadaña contra el cielo inmenso, los toques a muerto algunas mañanas frías y tenebrosas, tocar las carracas por la calle el sábado santo, subir la rampa a la iglesia, el lugar apartado antes de la entrada, los bancos separados para hombres y mujeres (y arriba un piso para los más jóvenes), las reuniones después de la misa y los aperitivos. Todo mezclado, en fin, con una imagen inocente por ignorante e idealizada de unos momentos que invocan un sentido de comunidad que hoy siento perdido. 

Los curas pedían por el Papa en todas las misas. Todas las señoras cantaban los salmos, desafinando y poniendo su esperanza en que el azar de la vida fuera protegido por el velo amoroso de la virgen, los santos, la voluntad inescrutable del creador. Para prosperar, para reducir, para arreglar, para aliviar o cesar el sufrimiento. No puedo dejar de pensar que esa aproximación a la espantosa realidad de la vida, hoy envuelta en idealismo rosado insatisfactorio y falso, era más pura y dejaba más resquicios a la paz que la chatarra moral e ideológica que hoy promete otros paraísos tangibles a cambio de la justa ira. Acaso podemos sustituir Papas, Iglesia, Dios y los milagros, pero nunca podremos sustituir el perdón.

Nunca me gustó confesarme. Entendía, y no he cambiado mucho, que era una admisión de humanidad a otro humano que deseaba usar una pretendida autoridad para despojarme de ella y ajustarme a su molde. Sigo creyendo que la religión tiene una gran parte de control grupal y censura social, y esa intención ha sido replicada con éxito hoy en otros ámbitos. Y sin embargo...también creo, y me parece la razón profunda de su pervivencia, que la religión ofrece un intento de respuesta razonable y pura al problema tremendo e insuperable del alivio de la insoportable soledad humana y el silencio indiferente del mundo a lo que nos ocurre. Y es esa confesión inútil de soledad y pérdida la que siempre he sentido mía y no he encontrado forma de reparar.

En fin, puede que sí o quizá que no. En cualquier caso, para mí el significado de la muerte de un Papa es el del interés en la liturgia y la ceremonia del paso del difunto a la elección del nuevo, que me apasionan (intentaré reescribir algo sobre eso pronto)  y el pensamiento sereno y difuso de unos seres borrosos que ya no existen, a los que desearía ver y la idea de un tiempo antiguo donde a su sombra la vida ocurría y de cuya herencia soy un fruto más.

Ahora, mientras las nubes mortecinas pasan por mi ventana y el silencio del domingo pesa contra el tiempo que va arrastrándose, recuerdo las iglesias de esos pueblos, sus cigüeñas en los nidos, rumores de río y las riberas verdes, poblada la memoria de seres a mi imagen que acaso se puedan parecer a lo que fueron, allá lejos, en un territorio misterioso y distante donde ya no pueden llegar los impulsos de las palabras que tratamos de llevar hacia ellos y que causa en el corazón el temblor mínimo y escondido de un recuerdo traído a cada uno por los grandes eventos del mundo, en una miríada de confesiones inútiles que corren borrosas por el tiempo hasta disiparse en humo.



miércoles, 23 de abril de 2025

Valor. 23 de abril.

En los cuentos de antaño hay un dragón

Poderoso guardando su tesoro

Y el brillo de las joyas nunca alcanza

El terrible fuego de sus malvados ojos.


Han pasado eras; ya no hay grutas misteriosas

Y el destino trae formas de destellos sinuosos

Donde el futuro ya ha llegado en una espera

Que hiere y ciega lo mejor en nosotros.


Dicen que para no morir mueras mil veces

En rendiciones diarias contra tu llama insomne 

Y pasando los días contra el lecho del tiempo

Calmes tus ansias y adormezcas tu nombre.


Dicen que para ser justo y respetado

Apagues tu voz contra el roble cansado.

Dicen que para domar a los demonios

Dejes caer las manos y cierres ya los ojos.

Te dicen que no batalles contra el tiempo

Y hagas de la resignación tu monumento.


Pero yo he conocido el coraje que llevas

Y el brazo valeroso, sin miedo y generoso

De tu poder dormido. Despierta y ve a su cueva

Para vencer en singular pelea a tu dragón furioso.





viernes, 18 de abril de 2025

Simón. 18 de abril.

Estaba allí, acaso sin saber por qué. Acaso es un artificio literario. No importaría; la historia que desvela es poderosa y más viva que la mayoría de las ficciones que necesitamos para seguir viviendo.

Entre callejuelas estrechas oyó los gritos. Vio cómo cargaba la cruz un líder de aquellos sediciosos, parte de la ejecución colectiva para escándalo y aprendizaje de su levantisca tribu. Lo hizo porque no sabía que uno pudiera comportarse de otra forma. Eso es lo extraordinario. Aprender a pensar de otras formas más cómodas es demasiadas veces el horror a la vida, a encerrarse en túmulos de costumbre y perder el vigor en la repetición de los infinitos días. Cuando alguien muestra que hay que pensar que cualquier acusado es un compañero, el universo entero adquiere un rostro amable y decisorio. Nunca ha ocurrido en toda su extensión. Si lo hubiera hecho, viviríamos en un mundo distinto.

Simón ayudó y no cejó de soportar la cruz ajena. Luego, se perdió entre las callejuelas y tinieblas del tiempo, mientras los personajes de poder y gloria pasan y resuenan...aún siguen pasando. Es viernes santo y la luz se desfigura contra la llovizna, el mundo es hostil a la paz y la esperanza, la bondad permanece como un misterio inconquistable y la amistad es un privilegio que viene como un presente desde otro mundo mejor.